En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Hacemos escenas mentales de las situaciones que nos conmueven. Siempre imaginé, por ejemplo, que el personaje de No hago otra cosa que pensar en ti, de Joan Manuel Serrat, reflexionaba acerca de todo lo que cuenta la canción, tendido sobre una cama. Nada en la letra lo dice, pero a ficción, ficción y media.
De espaldas, también, llegan algunos de los poemas más originales de esta temporada en librerías, que abordan una costumbre tan argentina como el mate amargo. Para mi padre el psicoanálisis era / una cosa de locos / para mis hijos es como ir al dentista / una rutina un poco dolorosa un poco lenta / a la que acuden porque su madre insiste. / Para mí el psicoanálisis todavía / es la obligación que tengo / de escandir estos versos.
Con esa llaneza sutil recorre la poeta y ensayista argentina Tamara Kamenszain (Buenos Aires, 1947) su relación de más de 40 años con la psicoterapia y la escritura en El libro de los divanes (Adriana Hidalgo). Ganadora reciente del prestigioso Premio Lezama Lima por La novela de la poesía, que reúne sus nueve libros anteriores de poemas, Kamenszain es una de las voces más personales y contundentes de la poesía argentina actual.
La familia, el judaísmo, el tango, los afectos y la política son algunos de los temas que reconoce como propios y que retoma a lo largo de los cinco capítulos de este libro breve, que impone con firmeza y dulzura, como las buenas piezas musicales, algunos leitmotivs. Los adjetivos salvaje y naíf para rememorar ciertos mapas personales -la juventud, la militancia política, la publicación de sus primeros poemas...- ("Hace falta ser a la vez bastante salvaje y bastante inocente para escribir poesía", define) y la idea, casi un salvoconducto, que surge del verso siempre hay otra línea de lectura, siempre hay otra.
¿Pero cómo llega uno a recostarse en un diván ajeno? Kamenszain habla de eso en el libro y lo rebobina ahora ante Ctxt, en el escritorio de su apartamento en el barrio de Palermo, rodeada de fotografías de autores amados: Juan L. Ortiz, Roland Barthes, Alfonsina Storni, Marguerite Duras, entre otros.
Empezó a psicoanalizarse muy joven "a los 16 o 17 años", cuando conoció al primero de sus cuatro terapeutas intentando curarse del asma, afección con un gran componente psicosomático, mal vista en esa época por su tenor invalidante: Con su pudor burgués mis padres habían traducido / enfermedad por cansancio asma por fatiga, escribe.
Llegó por el asma, ¿pero por qué siguió? "Supongo que por infelicidades varias", responde. "Por no poder soportar que la vida no es pura 'completud', como dicen los terapeutas. Por lo que el libro me cuenta, --Vallejo escribe: 'cuéntame lo que me pasa'-- el asunto de la escritura se me fue hilando con mi experiencia psicoanalítica como una instancia en la cual siempre hay otra línea, siempre hay otra línea. El análisis es para mí una vivencia parecida a la del verso porque en algún momento se escande y se interrumpe con el 'bueno, lo dejamos por hoy', creando suspenso acerca de lo que se hablará en la próxima sesión. Te vas sin saberlo. Hay un hilo pero no una línea causalista”.
Publicó su primer libro, De este lado del Mediterráneo, en 1973 y fue incluida por la crítica entre los neobarrocos argentinos, grupo que buscó escapar de los modelos rígidos y desplegar formas y maneras ilimitadas de decir para el género. De él formaron parte también Arturo Carrera, Héctor Piccoli, más tarde, Néstor Perlongher y, de modo más lateral, Osvaldo Lamborghini ("Algo así como un gurú que bajaba línea", dirá la autora).
"Leíamos mucho al estructuralismo y al grupo Tel Quel", recuerda. "Para nosotros lo importante era el texto, no el contenido, que no se vieran los referentes. Barthes dice: 'Mi generación padeció la tiranía del sujeto'. Yo creo que la nuestra también. Que si uno escribía 'mi abuela' se pudiera pensar que era en efecto la abuela propia muy era condenado",
El giro que le dio al grupo en los años 80 Néstor Perlongher bajo la noción de neobarroso es algo que Kamenszain celebra ("Hizo una operación desmitificadora muy importante: entraron el barro, la calle, y la cosa se empezó a ensuciar") y hoy juega ella misma con un concepto que apunta a diluir límites: el neoborroso. Lo explica: "Intento no ver forma y contenido como dicotomías problemáticas o polémicas. Algo que las nuevas generaciones asumieron. Nadie se pregunta hoy si lo que importa es la forma o el contenido o qué es más artístico."
Padres, hijos, psicólogos (Mi segundo analista me señaló el miedo a viajar...) y amigos (los escritores Margo Glantz, Arturo Carrera y Juana Bignozzi, entre ellos) desfilan por el diván y los poemas de Kamenszain, que ahondan en una lectura sociológica y generacional: la intensidad de los años 60 y 70 cuando el arte, la política y la militancia parecían exigir entregas cuasi heroicas, cobrando la vida de algunos (Lamborghini y Pizarnik, entre otros), que "relacionaron demasiado el arte con la entrega del cuerpo e hicieron una operación sacrificial".
Con la autoridad de quien estuvo allí, Kamenszain aporta su mirada no desprovista de autocrítica: ... y aunque muchos jóvenes se fascinen con nuestra época / es un hecho que nosotros / tenemos la cabeza quemada.
Ensayista lúcida, como lo demuestran los textos de Historias de amor y otros ensayos sobre poesía (2000) y La boca del testimonio (2007), está trabajando actualmente en un libro con un título tentativo inquietante: La intimidad inofensiva. "Inofensiva en el sentido de que no es escandalosa, no escandaliza a nadie. Trabajo con el concepto de extimo (utilizado por Lacan inicialmente), lo íntimo que está afuera".
Como ejemplo de algo extimo, la poeta señala la voz: nada más personal, nada más íntimo que la voz propia, y sin embargo, si no está afuera, si no se verbaliza, no expresa, no es. "Estas ideas son las que analizo en relación con lo que las nuevas generaciones llaman sinceridad u honestidad brutal. Son brutales pero no llegan jamás a ser Sade ni Baudelaire, porque no pretenden escandalizar", afirma Kamenszain.
¿Y qué se pretende? "Tocar más lo real, quizá. Un nuevo tipo de realismo que ya no se encuadra en lo que conocimos por tal. Si querés, un realismo salvaje y naíf”.
Hacemos escenas mentales de las situaciones que nos conmueven. Siempre imaginé, por ejemplo, que el personaje de No hago otra cosa que pensar en ti, de Joan Manuel Serrat, reflexionaba acerca de todo lo que cuenta la canción, tendido sobre una cama. Nada en la letra lo dice, pero a ficción,...
Autor >
Raquel Garzón
Raquel Garzón es poeta y periodista. Se especializa en cultura y opinión desde 1995 y ha publicado, entre otros libros de poemas, 'Monstruos privados' y 'Riesgos de la noche'. Actualmente es Editora Jefa de la Revista Ñ de diario Clarín (Buenos Aires) y Subdirectora de De Las Palabras, un centro de formación e investigación en periodismo, escritura creativa y humanidades.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí