Tim Robbins / Actor
“El cambio tiene que hacerse con razón y corazón”
A su paso por el festival Clásicos en Alcalá, CTXT entrevista a Tim Robbins, que pasea a Shakespeare con su compañía ‘The actor’s gang’ mientras aguarda el estreno de la nueva película de León de Aranoa
Raúl Losánez 8/07/2015
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Colabora con presos y con niños de manera solidaria; le interesa el arte, ante todo, como vehículo de transformación social; se muestra contestatario en la industria cinematográfica, y sigue haciendo ese mismo teatro imaginativo –combativo para muchos-, modesto económicamente, que hacía en su juventud, cuando empezó en esto de la interpretación. Sin duda, Tim Robbins no es la típica estrella de Hollywood. El simple hecho de que le guste tanto nuestro país le hace un poco diferente. Ha venido en varias ocasiones para hacer cine y teatro; y ahora, cuando falta poco más de un mes para que se estrene Un día perfecto, la película que ha protagonizado a las órdenes de Fernando León de Aranoa, se encuentra en Almagro presentando El sueño de una noche de verano, el último montaje teatral que está dirigiendo con ‘The actor´s gang’, su compañía de toda la vida.
(Recibe con desenfado y cercanía; pero sin que resulte forzado. Se siente uno cómodo a su lado, a pesar de que su físico, tan enorme como aparenta en la gran pantalla, pueda intimidar un poquito).
Creía que lo suyo era hacer teatro comprometido y vanguardista. El sueño de una noche de verano… ¿no es una comedia algo tontorrona para una compañía como la suya?
Bueno, creo que el acto más radical es recordarle al hombre que tiene la capacidad de amar, y esa capacidad es lo que le hará sobrevivir. Vivimos en una sociedad en permanente conflicto, y no creo que sea bueno ahora agitar más esos conflictos y generar más violencia.
Así que, ¿el amor es una buena arma en la lucha social?
Es muy posible. Desde luego, a mí no me interesa una revolución en la que haya un conflicto violento. Aquellos que piensan que el cambio puede venir mediante la humillación o la destrucción de los que piensan distinto se equivocan. Las cosas hay que cambiarlas con razón y corazón, logrando que tu oponente escuche lo que tú le estás proponiendo. Yo en California he conseguido dinero para un proyecto que tenemos de rehabilitación de presos; y lo hemos hecho, precisamente, reuniéndonos con nuestros oponentes, mostrándoles nuestro trabajo e implicándoles en él. Yo huyo de los dogmas, y eso de diferenciar entre derechas e izquierdas me pone muy nervioso. Si hablas de destrucción, no cuentes conmigo.
Le he oído referirse con asiduidad a la crisis financiera en EEUU. Igualmente, en Europa estamos muy pendientes ahora de nuestra propia crisis económica y de la de Grecia. Parece que la preocupación es tan global como el mundo de hoy. ¿Cree que podríamos estar ante una crisis esencialmente humana y, por tanto, moral?
¡Vaya, debería escribir eso! (risas). ¡Claro que sí! ¡Es muy bueno relacionar lo que ocurre en Grecia con la moralidad! ¡Es así exactamente!
Volviendo a la escena: ¿de verdad, después de haber ganado un Oscar y ser famoso en todo el mundo por su trabajo en Hollywood, sigue dedicando al teatro el mismo esfuerzo e interés?
Pues sí; el teatro sigue siendo muy importante para mí. Puedes trabajar con libertad, y la forma de llegar al público es mucho más poderosa. Es el único lugar hoy en el que puedes contar una historia sin que la gente esté distraída con el teléfono; en el teatro hay que apagarlo y hacer caso solo a lo que tienes en la mente. En el cine, además, ya no se pueden contar las historias que se contaban antes. Los mejores guiones ahora están en televisión. Una película como Pena de muerte hoy sería imposible; nadie la financiaría en Hollywood. Llegan a hacerse películas independientes interesantes, pero la financiación es tan baja que no hay capacidad siquiera para que se estrenen. Por eso acepté hacer Un día perfecto, porque conocía a los productores y sabía que iban en serio, que sacarían la película como fuese.
Ha hablado de libertad y de dinero. ¿Cree que el poder político y el económico no afectan también al teatro?
Creo que no; que cuanto menos dinero hay para gastar, más libertad tienes. La comedia del arte recorría Europa en el siglo XVI sin dinero; trabajaban para comer, y eso funcionaba. ¿Dónde está el dinero hoy en los teatros? ¿En Broadway? ¿Y qué teatro se hace allí? Desde luego no el que a mí me interesa. Para desarrollar tu talento como artista no necesitas cientos de dólares, ni necesitas ir a Broadway; lo puedes hacer cuando quieras en el lugar que quieras. Una cosa está clara: tienes muchas más posibilidades de contar una buena historia en el teatro que de convencer a una entidad corporativa para que te financie una película.
(Avisan de que hay que ir concluyendo)
Una última cuestión: parece que le ha cogido usted cierto cariño a nuestro país; ¿cómo definiría al público español?
Cálido y acogedor; nos acogen con mayor calidez que en cualquier otra zona del mundo. Admiramos mucho, además, a los niños de aquí; nos parecen inteligentes. Verlos jugar y corretear en las plazas públicas a las tantas es maravilloso; nos parece sorprendente y genial; no están en casa a resguardo. Eso no ocurre en EEUU. Aquí los niños están educados en libertad, con amor; se los ve felices. ¡Eso nos sorprende mucho!
(Me despido y me dispongo a marcharme, pero antes de abandonar la sala me llama y me pregunta si voy a ver la función. Le digo que sí, que por supuesto, que esta noche la veré. Me dice que sigue pensando en la primera pregunta que le he formulado, y que, si voy a verla, es indispensable que no vaya solo; que debo ir acompañado de alguien a quien ame; que entonces comprenderé por qué han decidido hacer El sueño de una noche de verano. Nos despedimos de nuevo, entre risas, y me marcho, esperando impaciente a que la noche levante el telón para entender el misterio de esa elección).
Colabora con presos y con niños de manera solidaria; le interesa el arte, ante todo, como vehículo de transformación social; se muestra contestatario en la industria cinematográfica, y sigue haciendo ese mismo teatro imaginativo –combativo para muchos-, modesto económicamente, que hacía en su juventud, cuando...
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Raúl Losánez
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