La (no tan) extraña pareja Syriza-Anel
Tsipras ha vuelto a pactar con los nacionalistas ortodoxos porque son el único partido que considera que Grecia es un protectorado alemán
Hibai Arbide Aza Atenas , 22/09/2015
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El principal problema de analizar la cuestión griega a partir de equivalencias españolas es que, en vez de arrojar luz sobre la política helena, muestra las carencias de quien lo hace. Ni Syriza es Podemos, ni Potami es Ciudadanos, ni ANEL es --como ha dicho el líder del PSOE, Pedro Sánchez-- la Falange.
ANEL (Griegos Independientes) fue fundado, tras la aprobación del segundo rescate en 2012, por Panos Kamenos. Kamenos fue, hasta entonces, militante de Nueva Democracia. Fue expulsado de la formación conservadora junto a otros veinte diputados por votar en contra del programa de ajuste junto a Syriza y el KKE.
Su programa se centra en la oposición a las medidas de austeridad desde una perspectiva nacionalista. Considera que los memoranda evidencian que Grecia no es soberana porque no puede decidir su política económica. Tiene un marcado carácter anti-alemán; a diferencia de Syriza, el objetivo de sus ataques no son tanto los mercados financieros como Alemania. Considera que Grecia es, de facto, un protectorado de los germanos, que dictan en beneficio propio las leyes de la república helena.
Kamenos sostiene que los acreedores "utilizan la deuda pública como un medio de control", y que Grecia es, como consecuencia de las políticas alemanas, el laboratorio de la austeridad en Europa". "Alemania no trata a Grecia como un socio sino como a su criado", es una de sus frases más célebres. La otra es "Alemania no quiere una Europa unida sino volver a dominar Europa".
Anel considera ilegales los memoranda y proponía juzgar por traición a los políticos responsables de los mismos. Tras haber cedido al chantaje de la Troika junto a Syriza, no se les ha vuelto a oír esta propuesta.
De las plazas al gobierno
Durante 2011 y 2012, las plazas de Grecia vivieron la efervescencia de un movimiento que trastocó el panorama político de arriba abajo. Mejor dicho, desde abajo contra los de arriba. La composición de la coalición Syriza-Anel responde, mutatis mutandis, a la imagen que proyectaba aquel movimiento.
La plaza Syntagma tiene dos alturas. La más alta es una amplia explanada situada frente al Parlamento en la que se realiza el famoso cambio de guardia que filmamos todos los periodistas cuando no sabemos con qué imágenes acompañar nuestros reportajes sobre política griega. Bajando unas escaleras que dan acceso al metro se encuentra la zona arbolada; el espacio que es, en el sentido estricto del término, la plaza. Mientras duró el movimiento, en estas dos zonas había manifestaciones simultáneas pero diferentes. En la parte de abajo la gente hablaba de detener la austeridad, imponer la democracia, acabar con la represión y conseguir la redistribución de la riqueza.
En la explanada de arriba, por el contrario, se situaba un grupo más reducido portando banderas griegas que lanzaba un discurso contra la austeridad desde una óptica nacionalista o soberanista. De alguna manera, Syriza quiere representar lo que decía la gente de abajo mientras Anel representa a los de la explanada.
La legislatura pasada, el único pacto posible de Syriza era con Anel. Era el único partido con el que compartía diagnóstico respecto a lo más importante de su programa: las políticas de austeridad y la deuda. ND, Pasok y Potami están a favor del pago íntegro de la deuda y los intereses, el KKE nunca va a pactar nada con Syriza y Amanecer Dorado está excluido de la vida política. Sólo era posible con Anel.
Tras la imposición por parte de la Troika del tercer rescate, Syriza y Anel han conseguido una representación ligeramente menor que la que tenían pero, juntos, cuentan con mayoría absoluta. Simplemente no han encontrado motivos para romper el pacto, porque no han tenido ningún gran conflicto entre sí durante la legislatura pasada.
Anel ha votado a favor de los derechos de la comunidad LGTB. Votó a favor de la creación de un registro de parejas de hecho. También ha votado a favor de leyes contra la represión.
El único punto en el que no ha votado junto a su socio de gobierno ha sido la ley de Syriza que da la nacionalidad a los hijos de los migrantes. En este punto han puesto su nacionalismo por delante de la coalición. La ley fue aprobada a pesar de su oposición.
Defensa sin recortes
Anel ha ocupado el Ministerio de Defensa y ha conseguido que esa sea la partida con menores recortes. El gasto público militar en Grecia disminuyó 521,8 millones en 2014, es decir, un 11,48%, hasta 4.012,0 millones de euros, con lo que representó el 4,54% del gasto público total. Esta cifra supone que el gasto público en defensa en 2014 alcanzó el 2,24% del PIB, una caída de 0,25 puntos respecto a 2013, cuando el gasto fue el 2,49% del PIB.
Esto se debe a varios factores. Por un lado, porque es el único ministerio que tenía. Si hubieran gobernado la educación habrían tratado de que no hubiera recortes en las escuelas. Su voluntad de no recortar a los militares se enmascara bajo el patriotismo, pero su principal objetivo era aparecer ante sus votantes como el partido que mantiene sus promesas y se resiste a los recortes de Bruselas y Alemania.
Dimitris, un militante de Syriza que aún no sabe qué cargo ocupará en el nuevo organigrama de gobierno, explica por qué, según Syriza, no se ha recortado más en ese área. “Grecia no tiene ejército profesional. Nuestra estructura operativa es la de un ejército basado en el servicio militar obligatorio. Creo que nos gustaría recortar por ahí, pero nos pasa como cuando quieres cambiar tu vieja cocina eléctrica por una nueva de gas para ahorrar: primero tienes que hacer una fuerte inversión que luego recuperas a medio plazo. Nosotros ahora no tenemos el dinero para hacer una inversión que modernice nuestro ejército”.
Los militantes de Syriza consideran que Anel representa a una Grecia antigua y casposa que también sufre los efectos de la austeridad. Los valores culturales que defienden cada una de ellas están muy alejados, pero --siempre según Syriza-- los intereses de clase que defienden juntas son los mismos.
Grecia atraviesa un periodo en el que las imposturas ideológicas no son precisamente útiles. Basar las alianzas en etiquetas tiene el riesgo de eclipsar los verdaderos retos de la legislatura que comienza. A la mayoría de los votantes de Syriza --y a la mayoría de los griegos, a la vista del resultado-- les da igual que Anel sea “de derechas”. La prioridad para ellos es encontrar la manera de cumplir con el tercer rescate y, al mismo tiempo, aprobar leyes que atenúen los efectos de las políticas de austeridad.
Es un reto muy difícil, casi imposible. Aplicar la austeridad y luchar contra la austeridad es ponerle una vela a Dios y otra al Diablo. Quizá por eso Tsipras --ateo y primer mandatario que asume el cargo sin acto religioso-- cree que necesita a su lado a los cristianos ortodoxos.
El principal problema de analizar la cuestión griega a partir de equivalencias españolas es que, en vez de arrojar luz sobre la política helena, muestra las carencias de quien lo hace. Ni Syriza es Podemos, ni Potami es Ciudadanos, ni ANEL es --
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Hibai Arbide Aza
Hibai Arbide Aza era abogado en Barcelona hasta que se fue a vivir a Grecia. Reside en Atenas, donde trabaja como periodista freelance para diversos medios, trata de acabar la escritura de un libro que se resiste, pincha tropical bass y monta en bici.
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