EDITORIAL
Rajoy prefiere jugar al dominó
2/12/2015
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Se supone que las campañas electorales sirven para que los candidatos expongan sus intenciones, a ser posible bajo el formato de debates cruzados, a fin de que los electores puedan emitir un voto informado. Con más o menos convicción todos asumen esta regla salvo Mariano Rajoy, que prefiere jugar al dominó o transmitir partidos de fútbol aunque estén en juego cuestiones tan fundamentales como la guerra y la paz. A tres semanas de los atentados terroristas de París que causaron 130 muertos y que llevaron al presidente Hollande a invocar la asistencia de los socios de la UE, ignoramos qué es lo que haría Rajoy en el supuesto de que siguiera habitando en La Moncloa después del 20 de diciembre.
Ciudadanos y Podemos se han pronunciado claramente al respecto. Rivera cree que Europa debe abanderar una coalición militar internacional para combatir al ISIS, como hizo en su día contra el fascismo, y que España debe incorporarse sin reservas con el previo apoyo del Parlamento. Iglesias entiende, por el contrario, que los bombardeos y la guerra alimentan el terrorismo, como ya se ha visto en Afganistán, Irak, Libia y Yemen. Propone una mayor integración de los servicios de inteligencia, incluso mediante la creación de una CIA europea, para cortar los canales de financiación y suministro de armas. En todo caso, la decisión de participar en una hipotética guerra debería someterse a referéndum. El PSOE se perfila con mayor ambigüedad y Sánchez elude pronunciarse sobre una eventual participación española en la alianza bélica que se está configurando: Francia puede contar con la solidaridad española, es necesario poner al día los mecanismos comunes de lucha antiterrorista…
¿Y Rajoy? Convencido de que el protagonismo de Aznar en la guerra de Irak, con el terrible corolario de los atentados del 11-M, le llevó a la derrota en 2004, huye de cualquier pronunciamiento y convoca a su pacto antiyihadista incluso a los partidos en estado de coma, con la sola excepción de los seguidores de Artur Mas, como si la desconexión se activara esta vez desde La Moncloa. El ministro de Exteriores ha merecido una corrección pública de la vicepresidenta por el solo hecho de aventurar que España podría sustituir en Malí a unos cientos de soldados franceses. La consigna es: nada nos ha pedido Francia y nada hemos ofrecido, hablaremos después del 20-D.
Mientras tanto Alemania acude en apoyo de Francia con el envío de 650 soldados a Malí y otros 1.200 a Oriente Próximo, además de seis aviones Tornado y una fragata, y la Cámara de los Comunes da luz verde a Cameron para intervenir en Siria. El líder laborista Jeremy Corbyn se opone a la intervención porque considera insuficiente la resolución del Consejo de Seguridad del 20 de noviembre, que insta a los países miembros a combatir al ISIS con todas las medidas necesarias, pero se ha visto forzado a dar libertad de voto a sus diputados para evitar una insurrección.
Es difícil suponer que Rajoy pueda eludir la senda que ya están siguiendo sus partidos afines en Alemania y Reino Unido. Pero en cualquier caso los electores tienen derecho a saber antes de depositar su voto cuál va a ser su política en esta materia. Muchos expertos ponen en duda que una guerra patrocinada por Europa pueda cerrar la multitud de conflictos de Oriente Próximo y su proyección hacia el mundo en forma de terrorismo. Hace un siglo Inglaterra y Francia se disputaron en los pasillos de Versalles los despojos del imperio otomano en la cuenca mesopotámica. Las intervenciones sucesivas en la región han contribuido con demasiada frecuencia a empeorar lo que pretendían resolver.
Europa no puede quedarse cruzada de brazos ante los embates de un terrorismo cada vez más agresivo. Pero tampoco puede lanzarse a una guerra de resultado incierto ni alterar su modo de vida hasta hacerlo irreconocible en aras de una seguridad total inalcanzable. Con ocasión de la cumbre del clima París ya ha probado las limitaciones que el estado de emergencia impone a la libertad de manifestación. Por lo demás, nuevos bombardeos sobre el territorio sirio se convertirán inevitablemente en más refugiados que llaman a las puertas de una Europa que se las cierra.
¿Tiene algo que decir Rajoy respecto a todo esto? ¿O prefiere seguir jugando al dominó hasta el 20 de diciembre?
Se supone que las campañas electorales sirven para que los candidatos expongan sus intenciones, a ser posible bajo el formato de debates cruzados, a fin de que los electores puedan emitir un voto informado. Con más o menos convicción todos asumen esta regla salvo Mariano Rajoy, que prefiere jugar al...
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