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Crónica parlamentaria

El rasca-sutra

Dos parlamentarios andaluces explicaron en el Parlament una propuesta rupturista que muy pocos entendieron. Puigdemont está descubriendo que el cargo no le viene grande y avanza la refundación de CDC

Guillem Martínez 7/05/2016

<p>Carles Puigdemont.</p>

Carles Puigdemont.

Luis Grañena

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Hola. Parlament. Un Parlamento del Sur al uso, en ese tramo de la Historia en el que el Estado del Bienestar, la forma de democracia en Europa desde 1945, se ha ido al garete. Cuando las cosas se van al garete siempre se tarda en percibirlo. El garete es, por tanto, un concepto extraño. Tan extraño como que, ahora que me fijo, yo nunca he visto un garete. Igual los garetes son verdes. O a topos. Ni idea. En todo caso todo se ve más tarde desde, sea lo que sea, un garete. Cuando te reformulan la democracia sucede, así, como cuando Neville describía la amputación de una pierna. No tienes pierna, pero te pica. Duermes, sientes un picor en la pierna y, cuando te vas a rascar la pierna, vuelves a descubrir que la pierna no existe. Puedes pasarte años de esta guisa. Bueno. Parlament. Aquí, rascándonos una pierna que no existe. Otro parlamento, a 600 kilómetros de aquí, tras tres meses rascándose la pierna, se ha disuelto. En breve habrá campaña electoral. Y todo el mundo hablará de piernas. Como si existieran. Luego, con un poco de suerte, o sin ella, se formará un parlamento como éste que estoy viendo ahora mismo. Y un gobierno como éste. Las funciones de un gobierno en el Sur parecen ser promulgar un presupuesto al año, sin grandes posibilidades de juego. Y, mientras tanto, ir emitiendo, desde el parlamento, propuestas no de ley. Estamos viviendo una edad de oro de la propuesta no de ley. Es decir, de la nada, de cosas que no se traducen en realidad, pero sí en algo muy parecido. Titulares, tertulias, oficios del siglo XXI en el Sur. Quizás se traduce en simples picores en la pierna, que crean la sensación no ya de que tienes piernas, sino que llevas liguerazo y taconazo, y que todo el mundo te las mira haciendo chiribitas. La política se parece, en fin, a la filatelia en que es una pasión autosuficiente. Y en que no sirve para nada, si no eres filatélico.

Anyway. Antes de pasar a enumerarles picores ficticios, les cuento algunos picores reales, científicos, que han surgido desde que hablamos, hace 15 días, con el motivo, siempre entrañable, del anterior pleno. Han sucedido, en fin, varios picores, que dibujan la dermatitis efectiva que se vive en el Sur.

El Gobierno Central, en funciones, se ha pelado la Ley Contra la Pobreza, una ILP de la PAH. Era, ciertamente, una ley avanzada. En otros Estados de Europa se han interesado por este cacharro, al parecer con posibilidades efectivas de limitar la violencia de los desahucios y los cortes energéticos y vitales. Es una ley tan avanzada que, posiblemente, ha existido porque el legislador sabía que era una propuesta no de ley. Es decir, algo que se enfrentaba a las últimas tendencias IBEX, que sería recurrido, y que no tendría tramo. Las propuestas no de ley, y las leyes que serán enviadas, sin pasar por la casilla de salida, a un TC chocho, sometido a un Ejecutivo, a su vez sometido al Ejecutivo Real --que carece de rostro y de centro; no se le puede hacer escrache, como no se le puede votar--, se parecen en que permiten al Legislativo simular que se rasca una pierna invisible. Quizás explican las razones por las que partidos como CDC apoyan leyes en verdad avanzadas y que suponen una respuesta a la que está cayendo. Lo hacen porque todo indica que nunca se traducirá en ley efectiva. Ahora que ha dejado de ser una ley efectiva, el Govern parece querer elaborar otra, que burle al TC, dicen. Es decir, que sea tan metafórica que no sirva para nada, salvo para decir que se ha hecho. La PAH está contemplando esta posibilidad, al parecer, con cara de póquer, esa cara de cuando te pica la pierna y sabes que no tienes pierna.

Por otra parte, estos días ha cundido la noticia de que, en los tres meses anteriores a esta fecha, la Gene ha fichado 20.000 nuevos empleados. Es una noticia inconexa, una seta informativa, que no se sabe lo que significa. Puede significar que, tras el periodo de congelación iniciado en 2007, el Estado vuelve a contratar empleados. De hecho, en todas las autonomías se ha iniciado ese fenómeno, si bien no tan por todo lo alto como en Catalunya. Es posible que la noticia explique, por tanto, cierta recuperación. Si no fuera porque tal recuperación no existe, o es tan sólo momentánea. Quizás lo que explica es que la Gene, un Govern intervenido, sin capacidad de decisión, ha podido convencer al Estado, que es quien controla las cuentas, de que le contrate 20.000 pollos. Lo que indicaría cierta mejora en las relaciones Estado-Gene --es decir, en las relaciones Estado-Estado; Estado consigo mismo--, y un indicador de que la Gene y el Gobierno han vuelto, por debajo de las apariencias y picores, a una relación típica y tópica Autonomía-Estado.

Lo que nos lleva a evaluar las novedades en el Procés en los últimos 15 días. Ninguna, si exceptuamos que el Presi Puigdemont ha anunciado su voluntad de presentarse a las próximas elecciones autonómicas como candidato. Es decir, el Presi que, en un primer momento, iba a independizar Catalunya y, en un segundo momento, iba a dejar la independencia a huevo en 18 meses, el Presi que le dejaría a Mas volver a ser Presi para apretar el botón rojo del maletín de la desconexión, ve, en fin, que todas sus teorías improvisadas pueden dilatarse ya de forma oficial y en público. Puigdemont, un tipo de pueblo y, al parecer, sin mucho mundo, un tipo que vive en Girona --es decir, que no se atreve a vivir en Barcelona, esa suerte de Babilonia para el catalanismo agrario, esquemático y sustentado en la repetición de mitos--, está descubriendo que el cargo no le viene grande. O lo que es lo mismo, que es, básicamente, pequeño, y que se puede mover en él con comodidad. Ha descubierto, vamos, lo de los picores en ninguna pierna. Esta semana lo ha ejemplificado en el pleno, a cuento de su ulterior gira europea.

El Presi, en efecto, la semana pasada fue a Bruselas, donde no fue recibido por ninguna autoridad del ramo. Ese fracaso comunicativo fue solucionado con la declaración oficial de que no fue a ser recibido por nadie. Vamos, fue el único mamífero que, en toda la Historia de la Humanidad, fue a Bruselas a la playa. Cuando la Brunete mediática local estaba concentrada en difundir ese notición consistente en que el Presi no vio a nadie porque no quiso, el gabinete de Juncker comunicó que no, que Puigdemont le había pedido audiencia. Zasca. En la sesión de esta semana, el Presi fue sometido a pitote por ese hecho. Pero solucionó la cosa con cierta soltura, cierto conocimiento del mecanismo pierna-picor. Anunció que sería recibido por Juncker cuando quisiera, y que para ello sólo tendría que hacer una proclamación unilateral de independencia. Sí, es muy poco probable que lo haga, pero sus palabras ocasionaron picores de gusto, o de irritación, en las piernas que ya nadie posee en este hemiciclo. Y todos se sintieron vivos/unos piernas.

No hace falta mucha chicha para ser dirigente en el Sur. Sólo existir. Puigdemont sabe existir, a través de picores en sitios que no existen, a través de cosas que jamás ocurrirán. Este bajo perfil del líder me trae a colación esta anécdota que me ha explicado esta semana un señor que cuenta con toda mi credibilidad. En ella aparecen dos dirigentes hablando, en 2007, sobre la crisis. Uno es Artur Mas, líder de la oposición y futuro Presi de la Gene, y el otro es Fainé, líder de los pesos pesados y Presi de La Caixa. La escena se inicia en un despacho, con ambos hablando del inicio de la crisis, en los USA, a través del pufo de la Lehman Brothers, hasta que de pronto Mas va y dice: "Escolta, Fainé, això de la crisi, no vindrà a Europa, oi?", a lo que Fainé responde: "Pots estar segur, Artur. Això quedarà a Amèrica". En el Sur nos gobierna, en fin, el único tipo de indocumentado que puede llegar a las manos: el carente de preparación e información. Es decir, el único peligroso. Lo que nos lleva al estado de la cuestión de la refundación de CDC, la única región del Procés que ha avanzado algo esta semana, y la más relacionada con el factor seguir-con-vida, único mecanismo de poder en el Sur, esa cosa sin poder.

Mas ha anunciado que habrá primarias para elegir al número 1 de las listas de las próximas Generales. No es mucho, pero en los medios públicos y concertados ha ido a tutiplén. Se quiere ilustrar con ello el carácter democrático de la futura CDC, que tira de espaldas. La cosa se cerrará en un congreso en julio, que lo cambiará todo en CDC, salvo sus caras y sus políticas. Y salvo el nombre --un sector de CDC quiere que en el nombre futuro aparezca el palabro Convergència--. La refundación --cambiar poco y rogar que todo siga igual-- es la gran baza de los grandes partidos, si bien no todos lo saben aún. En el caso de CDC la apuesta es de riesgo. El Periódico, de hecho, ya ha publicado encuestas en las que, de presentarse sola, CDC sería arrollada por ERC, un partido que ofrece iguales piernas y picores, pero una menor corrupción y trayectoria.

Por lo demás, me estoy aburriendo tanto en esta sesión que les voy a explicar lo único apasionante y divertido que he visto en ese Parlament y en esta legislatura. Sucedió hace algunos meses --no había Govern, y Puigdemont, por entonces, sonaba antes a una marca de embutidos que a un Presi de la Gene Restaurada--, cuando dos parlamentarios andaluces vinieron a explicar a este parlamento una idea que habían tenido. Les explico la cosa, a su vez.

Dos personas --se las presento, se trata de Juan Moreno Yagüe, abogado, activista en el 15M, vicepresidente del Parlamento Andaluz, y Francisco Jurado, jurista, investigador en la UAB, 15M & Democracia Real Ya; ambos dos son miembros de Podemos, si bien se ubican en esa cosa desafiante del centro y a su bola, denominada Podemos Andalucía, y en su opción mas cyber15M y radicalmente democrática; rayos, qué paréntesis más largo-- presentaron en el Parlament, en sala cerrada, ante un público compuesto por un representante de JXS, CSQEP, PSC, CUP y PP --C's no acudió/estaba regenerando España--, una propuesta que, sucintamente, es el único movimiento rupturista que ha habido en las instituciones durante décadas. Se trata, sencillamente, de cambiar la representatividad. Quizás la ruptura es, sencillamente, eso tan bestia. Quizás nos hemos hecho la XXXX un lío y la ruptura no sólo es sencilla como un botijo, sino que consiste, únicamente, en cambiar la representatividad. En devolver la democracia a quien quiera manosearla.

Les resumo la exposición de Moreno-Yagüe y de Jurado. Parten de la idea de que la representatividad, la delegación, no es un derecho, en tanto que es una obligación. A lo largo de la vida, una persona sólo puede optar por esa posibilidad. Materializa esa posibilidad a través del sufragio, que no del voto. Los representantes son, así, los que votan. En los parlamentos. En Catalunya suponen 135 votos. La propuesta Moreno-Yagüe-Jurado consiste en ampliar el derecho al voto, de manera que la sociedad, que practica el sufragio cada cuatro años --en los glory days, que no ahora, claro--, pueda también practicar el voto a través de la pantalla web del Parlament. ¿Es posible? Lo es. Los parlamentos nacen en el siglo XVIII a través de la idea de que es imposible reunir a toda la sociedad en un salón. Ese salón/hemiciclo es el único lugar del Estado en el que se vota. Pero eso, a fecha de hoy, ya no es así. En el País Valencià, en 2007 se deslocalizó el voto. A través de un cambio en el reglamento, representante enfermo o en baja maternal o paternal podía votar desde su casa. En el Congreso también se puede votar desde otro topos desde 2011. Es decir, ya no es sagrado votar en la habitación de votar. ¿Debe de seguir siendo sagrado también que voten sólo los representantes?

No tiene que serlo, desde que existe un espacio-tiempo/un hemiciclo en el que ya caben millones de personas. La Red. Los reglamentos de los parlamentos especifican quién vota. Unos parlamentos especifican que 135 personas. Otros, 40. Otros 190. ¿Por qué no reglamentar que pueda votar el censo/6 millones de personas? Es constitucional. Es decir, el artículo 148 de la consti con cuyo lomo se nos arrea periódicamente en la cabeza especifica que cada comunidad autónoma puede reglamentar sus instituciones. Pueden, en fin, reglamentar su parlamento. Con un sencillo cambio en el reglamento --incontestable por parte del Estado, que ha renunciado a ese negociado, por lo que no puede convocar al guarda jurado del TC--, el censo, que ejerce el sufragio votando a partidos, podría ejercer también el voto, votando las leyes que proponen esos partidos.

La verdad, yo me quedé de pasta de boniato al escuchar todo eso. Era una propuesta fabulosa, sexy, cargada de futuro. Un tute a la democracia, ahora que le están dando para el pelo non-stop. No obstante, la mayoría de los diputados asistentes a la reunión no demostraron comprender mucho lo que habían escuchado. Supongo que les parecería la ocurrencia del día. Fueron amables y no hicieron ninguna pregunta extraña. En plan chascarrillo, alguno bromeó con que esa sería una forma de votar la candidatura de Mas a Presi, en aquellos momentos previos al Momento CUP. Al parecer, muchos no acabaron de comprender que, con parlamentos con ese cambio en el reglamento, es muy posible que leyes como la reforma laboral, la energética, la Ley Mordaza, la Ley de Estabilidad, o la Ley Ómnibus nunca se hubieran promulgado. Sorprendentemente, pocos pillaron --sólo el de CSQEP; el de la CUP, ni lo olió, el de CDC ni olió los tres olores previos-- que esa reforma en el reglamento supondría no sólo realizar ese referéndum negado por el Estado --reclamado por el 80% de la sociedad catalana, y cuyo carácter vinculante y claro fue negado con tecnología propia y nativa--, sino hacer del referéndum, de la democracia directa, una cotidianidad. Supondría un cambio de 180 grados en la Democracia. Incluso, su existencia desarrollada y de calidad.

Para mi gusto, y para mi entendimiento, esa propuesta es la esencia de la ruptura democrática, de la intensificación de la democracia a niveles y consecuencias cotidianas, que es lo que una parte de la sociedad viene formulándose desde 2011. Moreno-Yagüe-Jurado fueron despedidos con sonrisas del Parlament. Aún están esperando que alguien les llame y les diga algo. No pasará. Ni en este parlamento ni, presumiblemente, en otro, abocados a la forma más sencilla de la democracia. El rascado de pierna.

Hola. Parlament. Un Parlamento del Sur al uso, en ese tramo de la Historia en el que el Estado del Bienestar, la forma de democracia en Europa desde 1945, se ha ido al garete. Cuando las cosas se van al garete siempre se tarda en percibirlo. El garete es, por tanto, un concepto extraño. Tan extraño como que,...

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Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).

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