Análisis
El ‘Brexit’ pone en apuros al Santander
El impacto de la salida del Reino Unido de la UE sobre el gigante español es importante. La entidad, que es una de las más afectadas, tiene un plan de contingencia y lo está aplicando
Javier Santacruz Cano 29/06/2016
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La decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea sigue siendo (y lo será por mucho tiempo) el riesgo más importante tanto a corto como a medio plazo para el sistema financiero y político. Aunque es muy probable que termine siendo un “Brexit light” –Reino Unido no sería miembro de la UE pero disfrutaría de un régimen especial equivalente a si lo fuera–, el sector bancario no parece convencido de que vaya a ser una solución fácil, ya que pone en riesgo no sólo la salud de sus cuentas sino también la estabilidad financiera en la UE.
Especialmente relevante es esto para España, ya que es el quinto inversor europeo más importante en Reino Unido, según los últimos datos de Inversión Directa Exterior publicados por la Oficina de Estadísticas británica. Esta inversión está concentrada en cuatro sectores donde están presentes las más importantes empresas españolas; de todas ellas, la más importante es el Banco Santander.
Según las cifras de cierre de 2015, Reino Unido supone para el Santander en términos de estructura operativa el 13,34% de la plantilla y el 6,6% de las sucursales. En términos de negocio, Reino Unido aporta el 36% del crédito (es el área que más clientela aporta), el 31% de los depósitos (también la que más aporta) y el 23% del beneficio neto atribuido. A su vez, el banco tiene en Reino Unido la menor tasa de morosidad con respecto al resto de áreas geográficas (1,52%) y es una de las divisiones más rentables (ROE del 11,5%) pero de las que más riesgo tienen (coberturas inferiores al 40% sobre crédito dudoso o potencialmente dudoso, y una ratio de créditos sobre depósitos del 122%).
A la luz de estos datos, Santander es una de las empresas españolas más afectadas por el Brexit y una de las que más riesgo concentrado afronta. La buena marcha de la economía británica hasta hace unos meses, cabalgando una burbuja inmobiliaria astronómica, ha hecho que Santander baile al compás de una música cuya letra es peligrosa, ya que se sostiene en las avalanchas de liquidez del Banco de Inglaterra; las transacciones inmobiliarias siguen al alza, hasta 1.250.000 en 2016, con un crecimiento proyectado de los precios de la vivienda nueva de un 5% anual.
A pesar de que el Santander se ha mimetizado con el ambiente bancario británico –incluso consiguió que los británicos consideraran Santander como una marca propia–, sorprende que salga a la opinión pública asegurando que no va a haber ningún problema con el Brexit, que todo está controlado y que no necesitan un “plan B”. Si esto fuera cierto, sería de una enorme irresponsabilidad por parte de sus gestores no tener un plan de contingencia ante el Brexit. Sin embargo, la realidad es muy distinta: claro que Santander tiene un plan de contingencia, y desde luego que lo está aplicando.
Lo primero que ha hecho el banco es calcular su exposición total a libras tanto en su activo como en su pasivo. Es un trabajo similar al que han hecho otras entidades (incluida la propia Santander) en países como Venezuela en medio de procesos acelerados de inflación y de devaluación de la divisa nacional (el gran riesgo macroeconómico que tiene en este momento Reino Unido).
La segunda parte de un plan de contingencia ante el Brexit pasa por cubrir la cartera con exposición a libras. Para ello, hay dos opciones: una, provisionar por ajuste de divisas, o dos, recurrir a un swap o contrato de permuta a través del cual se fija el valor de la cartera en libras frente a otra divisa, la cual puede ser euro, dólar o cualquier otra. El swap más utilizado y más adecuado en esta ocasión es un swap de tipo de interés: fijar un tipo de interés para toda la cartera.
En tercer y último lugar, la siguiente cuestión vital es el suministro de liquidez, vigilando que no se produzcan pánicos bancarios ni tensiones de liquidez. Esto es clave porque de ello depende que los cajeros automáticos tengan dinero suficiente cada día y las cajas de los bancos también para afrontar las retiradas de efectivo que quieran hacer los depositantes. Aquí, el plan de contingencia se establece en términos de cuánta liquidez extra hay que pedir al Banco de Inglaterra y al Banco Central Europeo (BCE) y a qué precio. La acción coordinada entre estos bancos centrales ha permitido que por el momento no haya tensiones de liquidez en el mercado interbancario pero está introduciendo más presión a los precios en Reino Unido y alimentando el posible proceso de escalada de la inflación.
Con estas coordenadas (y algunas otras más), Santander tiene un “plan B” que no pasa en ningún caso por salir de Reino Unido. Ningún banco ni gran empresa, y mucho menos del tamaño y peso de Santander, pueden deshacer sus inversiones en UK de la noche a la mañana. Tampoco les interesa. Simplemente tienen que medir cuánto esfuerzo les va a suponer “aguantar el tirón” asumiendo los costes que tiene la ruptura del mercado único a corto plazo.
El inventario de estos costes se puede resumir en lo siguiente: una depreciación de la libra hasta el entorno de 1,1 euros por libra (ahora está en 1,21) supondría una merma de entre el 3% y el 4% del beneficio neto atribuido del Banco Santander. También se vería afectado por una subida de la tasa de morosidad debida a una menor actividad económica en Reino Unido y el parón del crecimiento de la renta disponible, además de la subida de los costes laborales y la inflación.
En resumidas cuentas, el impacto (que corrobora UBS en su último informe sobre Santander) del Brexit sobre Santander es importante y en ningún caso despreciable. Si quiere seguir siendo rentable, el banco tendrá que ampliar mercados y diversificar riesgos. No es hora para que los banqueros jueguen a ser trader, sino para dar los pasos adecuados que alejen las amenazas para la estabilidad financiera de España y de la Zona Euro.
La decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea sigue siendo (y lo será por mucho tiempo) el riesgo más importante tanto a corto como a medio plazo para el sistema financiero y político. Aunque es muy probable que termine siendo un “Brexit light” –Reino Unido no sería miembro de la...
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Javier Santacruz Cano
Es economista y socio de China Capital.
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