1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Análisis

La estrategia del desarraigo

Un 11% de la humanidad está ya en guerra pero hacen falta más refugiados para reventar las costuras del mapa del mundo y minar la cohesión y la conciencia de las sociedades

Pedro Olalla Atenas , 17/01/2017

<p>Poder destructivo.</p>

Poder destructivo.

Carlos Brayda

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí

----------------------------------------------------------------------------------------------------- 

Un año acaba, otro comienza, y, entre buenos deseos de paz y de concordia, los desarraigados siguen llegando en botes a las playas de Grecia. El desarraigo es el signo de nuestro tiempo. Nunca, en la historia de la humanidad, ha habido tanto tránsito de refugiados y migrantes forzosos como en la actualidad. Pese al cinismo del FMI y a la complicidad de la propia ONU –que quieren ver en estos movimientos una prerrogativa natural del ser humano “en busca de oportunidades económicas y nuevos horizontes” y una “herramienta primordial para la lucha contra el paro”–, la causa verdadera de este desarraigo ha de buscarse únicamente en la guerra y en las exigencias de la doctrina de la globalización: esto es, en la ambición de una reducida oligarquía sin patria y sin alma.

En estos dos últimos años, una de cada 113 personas que viven en el mundo se ha visto obligada a abandonar su casa. La mayor parte de ellas (66%) no ha logrado siquiera salir de su país; quienes lo consiguieron permanecen casi todos en un país vecino; sólo el 1,6%, haciendo frente a los peligros del camino, a las olas del mar, a las mafias y a la guardia de fronteras, ha conseguido poner el pie en Europa.  De cuantos han llegado hasta aquí cruzando las aguas del Mediterráneo, el 80% han entrado por Grecia, y, a raíz del cierre de fronteras y de los onerosos acuerdos con Turquía, más de 60.000 personas siguen hoy atrapadas en tierras helenas. Esta prolongada y peligrosa situación viene poniendo a prueba, día a día, la solidaridad y la templanza de un país esquilmado por las maniobras financieras de la Troika, sometido a la “troika geoestratégica” del control de sus aguas por la OTAN, con su riqueza nacional empeñada de por vida en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con el 25% de la población bajo el umbral de la pobreza, con una controvertida deuda que nunca conseguirá pagar y con un doloroso éxodo de migrantes jóvenes y cualificados (más de 600.000) que acuden a mendigar trabajo a los países más beneficiados por la desgracia financiera del suyo.

En estos dos últimos años, una de cada 113 personas que viven en el mundo se ha visto obligada a abandonar su casa

Es evidente que, en esta tragedia de refugiados y migrantes, Grecia está cargando con un peso muy desproporcionado a sus posibilidades de soportarlo y, lo que es más grave, en nada acorde con su responsabilidad en el asunto. Europa, EE.UU. y otras naciones poderosas de Occidente, sin embargo, reciben en su casa un número de “víctimas” en absoluto acorde con su responsabilidad histórica y actual en las causas de la existencia de refugiados y migrantes en el mundo. Por eso, en este tiempo de solemnes memoranda, sería bueno hacer un breve memorandum –en su sentido etimológico de recordatorio– de algunos hechos sucedidos en Oriente Medio en el último siglo, absolutamente necesarios para comprender y enjuiciar el estado actual de las cosas y las responsabilidades de cada uno en el mismo.

Sin ir más lejos, este año que acaba de cerrarse, el 2016, deberíamos haber “celebrado” el primer centenario del acuerdo secreto de Sykes-Picot (1916), en virtud del cual, en plena efervescencia de la I Guerra Mundial y en vísperas del derrumbe del Imperio Otomano, Gran Bretaña y Francia, con el consentimiento de Rusia, se repartieron el futuro control sobre los territorios de Oriente Medio. Creo que, si queremos entender, rudimentariamente incluso, la situación del mundo en que vivimos, hay que tener en cuenta la existencia, durante la última centuria, de un continuo Sykes-Picot en las regiones petrolíferas de Oriente Medio y en África del Norte: un proceso que ha generado guerra y odio, ha provocado millones de muertos y de refugiados, ha motivado la radicalización del islam y ha reportado pingües beneficios a la industria petrolera, armamentística y de seguridad.

En aquel acuerdo secreto, pues, Gran Bretaña se adjudicó el control sobre los actuales territorios de Irak, Jordania e Israel-Palestina, quedando para Francia Siria y el Líbano. Ambas potencias basaron entonces su estrategia común en el potencial militar de sus colonias, en la financiación de los Rothschild y el sionismo (con sus miras puestas en la creación del Estado de Israel), y en el apoyo de los pueblos árabes, a los que sedujeron con la falsa promesa de la creación de “una gran nación árabe” (Husain Ibn Ali, Lawrence de Arabia). Así nació, sentados a una mesa, el mapa artificial de Oriente Medio, y así se echaron los cimientos del eterno conflicto Israel-Palestina. Poco tiempo después, los vencedores de la Guerra impusieron la supresión del Califato –tan invocado hoy día–, institución histórica viva desde los tiempos de los primeros sucesores del profeta Mahoma (s.VII).

En el acuerdo de Sykes-Picot, en 1916, Gran Bretaña y Francia, con el consentimiento de Rusia, se repartieron el futuro control sobre los territorios de Oriente Medio

Llegado el año 1930, Francia reconoce la independencia de Siria y del Líbano; al año siguiente, Gran Bretaña se la otorga a Irak, aunque conservando para sí la rica y estratégica región de Kuwait, región que desde entonces lleva reclamando el gobierno de Bagdad. En 1949, la recién fundada CIA se estrena organizando un golpe de Estado en Siria, que pone fin al régimen democrático de Shukri al-Kuwatli y otorga el poder a la junta militar de Husni al-Za'im, favorable a los planes de EE.UU. para la construcción del oleoducto Tapline. En 1961, Gran Bretaña se aviene finalmente a conceder la independencia a la región de Kuwait, si bien bajo la forma de un emirato independiente, cosa que no resuelve, sino que complica, el conflicto con Irak.

Por otro lado, en el marco de la Guerra Fría, el presidente de EE.UU., James Carter, instado por su consejero polaco Zbigniew Brzezinsky a “crear un Vietnam para los rusos” en la frontera con Afganistán, firma un decreto secreto (3 de julio de 1978) que autoriza a destinar financiación a los guerrilleros musulmanes de la zona. Así, cuando, al año siguiente, las tropas de la URSS entran en territorio afgano para construir un oleoducto, los EE.UU. reaccionan con la puesta en marcha de la llamada Operación Ciclón para el reclutamiento, adiestramiento y armamento de guerrilleros yihadistas (soldados de la guerra santa) con los que mantener en vilo a los rusos. Son los llamados mujāhidīn, que alaba la película Rambo III. La Operación Ciclón se prolonga durante más de doce años (1992). Participan en ella los servicios secretos de EE.UU., Gran Bretaña, Israel, Pakistán, Arabia Saudí y China. Los Estados Unidos proporcionan recursos y armamento, y adiestran a las tropas musulmanas en campos militares de Pakistán. Durante estos años, la CIA recluta a más de 35.000 “estudiantes” (en árabe, “talibán”) de las escuelas coránicas (madrasas) de 34 países para que combatan en Afganistán. Uno de ellos es el entonces joven y acaudalado Osama Bin Laden (22 años), quien, con los guerrilleros mujāhidīn –y con el apoyo de los servicios secretos mencionados–, fundará una organización militar llamada La Base y conocida por su nombre árabe Al Qaeda.

Durante estos años, la CIA recluta a más de 35.000 “estudiantes” (en árabe, “talibán”) de las escuelas coránicas de 34 países para que combatan en Afganistán

Al mismo tiempo, entre los años 1980 y 1988, tiene lugar la guerra entre Irak e Irán. Los EE.UU. apoyan a Sadam Husein contra el ayatolá Jomeini. Mueren un millón de personas. Durante ocho años, 37 países suministran armas a ambos bandos, ignorando el embargo decretado por Naciones Unidas. La guerra termina sin que las fronteras se muevan un palmo.

Dos años después, en 1990, Sadam Husein, tras sesenta años de reivindicaciones, decide penetrar militarmente en Kuwait. Una Alianza Internacional de 33 países, encabezados por George Bush y con autorización de la ONU, acude a “liberar” el rico emirato del Golfo Pérsico. La Operación Tormenta del Desierto dura cinco semanas: en ella pierden la vida 392 soldados aliados y más de 35.000 nacionales iraquíes. A la liberación siguen trece años de oneroso embargo a Irak (hasta 2003), a resultas del cual pierden la vida un millón y medio de personas, en su mayoría niños menores de cinco años.

El 11 de septiembre de 2001, tiene lugar la destrucción de las Torres Gemelas (muchos testimonios e investigaciones hacen dudoso afirmar que se tratara de un “acto terrorista” y no de un “casus belli” como otros en la historia norteamericana). Comienza entonces, de manera oficial, la Guerra Mundial contra el Terrorismo, declarada por el Gobierno Bush. EE.UU. procede al bombardeo de Afganistán, supuestamente para neutralizar a Bin Laden, combatir el tráfico de heroína y liberar a las mujeres afganas de la represión de los talibanes; pero, en realidad, para el asentamiento de tropas en la zona, el control del petróleo del Mar Caspio (Oleoducto de Bakú, Halliburton, Dick Cheney), y el avance del establecimiento del estado policial y de los mecanismos internacionales de control y seguridad.

En 2003, los Estados Unidos, presididos entonces por George Bush Jr, deciden invadir Irak en busca de armas de destrucción masiva y en persecución de Sadam Husein, acusado de colaboración con Al Qaeda y con el terrorismo. En la invasión participan nuevamente numerosos países de Occidente, decisión que provoca las mayores manifestaciones de la historia de la humanidad en contra de la guerra (recordemos a Aznar en la famosa foto de las Azores). La ocupación de Irak por las tropas estadounidenses se prolonga durante nueve años (hasta diciembre de 2011), pero las armas de destrucción masiva nunca aparecen. El propio Alan Greenspan, padre de la filosofía de la globalización y expresidente de la FED, declaró que el verdadero fin de la guerra y de la ocupación no había sido otro que el petróleo.

La ocupación de Irak por las tropas estadounidenses se prolonga durante nueve años (hasta diciembre de 2011), pero las armas de destrucción masiva nunca aparecen

Entretanto, en 2003, nace el Estado Islámico de Irak y de Levante, conocido también como ISIS y DAESH, surgido de las filas de los yihadistas de Al Qaeda, fruto, a su vez, de los mujāhidīn creados por la CIA y los otros servicios secretos en 1979. Dicho Estado Islámico tiene por objetivos primordiales la refundación del Califato (suprimido por Occidente tras la I Guerra Mundial) y la creación de un Estado confesional salafista en Irak, Siria y otros territorios de Oriente Medio. Su financiación procede, en gran medida, del petróleo de las zonas ocupadas (que vende a EE.UU. y a Turquía) y de los fondos que recibe de la dinastía real saudí (salafista, es decir, promotora del fundamentalismo islámico), la cual es copropietaria, junto a inversores norteamericanos, de la compañía petrolera ARAMCO (Arabian-American Oil Company) y aliada tradicional de Occidente.

Y así llegamos a la Guerra de Siria (saltándonos, por razones geográficas y de espacio, la farsa de Libia y de Egipto): una guerra que ya dura seis años y que “nadie comprende”. Todos están contra el Estado Islámico (pero, en 2011, la OTAN y Turquía reclutaron y adiestraron mercenarios de ISIS para apoyar a la resistencia al régimen de Assad); Gran Bretaña, Francia y Turquía se declaran en contra del gobierno de Assad; Rusia en contra de ISIS, pero a favor de Assad; ésta y EE.UU. vuelven al clima de la Guerra Fría; y las fuerzas del Estado Islámico, supuesto objetivo de los bombardeos de EE.UU. y la OTAN en el marco de la Guerra Mundial contra el Terrorismo, siguen recibiendo financiación oculta por parte de Occidente.

La guerra contra el terrorismo es, en realidad, una guerra de conquista, movida por intereses económicos y estratégicos. Por eso, los servicios secretos de Occidente promueven ya, en la sombra, movimientos de combatientes de Al Qaeda en Mali, Níger, Nigeria, Somalia, República Centroafricana, Yemen, Libia, Indonesia e, incluso, China (región de Ugur). Hace apenas unos días, el presidente saliente Obama anunció que las operaciones de EE.UU. contra el Califato se desplazarán a quince nuevos países, en su mayoría del África Subsahariana. Podemos esperar, sin duda, decenas de millones de nuevos desplazados.

Un 11% de la humanidad está ya en guerra, pero se seguirá sembrando el caos para justificar la posterior intervención y alumbrar un nuevo statu quo

Un 11% de la humanidad está ya en guerra, pero se seguirá sembrando el caos para justificar la posterior intervención y alumbrar un nuevo statu quo. Así lo requiere la doctrina de la globalización y el interés de las oligarquías dominantes. Sobran las fronteras tradicionales como garantía de jurisdicción y de soberanía. Sobran las fronteras y las leyes que controlen los flujos de bienes y dinero. Pero hacen falta muros y alambradas. Hace falta una nueva Frontex con más presupuesto, más independiente, más privada y con potestad para intervenir de inmediato incluso cuando los países miembros de la UE no otorguen su consentimiento. Y, sobre todo, hacen falta más desarraigados. Millones de desarraigados. Porque ellos serán utilizados para reventar las costuras del mapa del mundo, para socavar en todos los países de la tierra las conquistas laborales y sociales, para minar la cohesión y la conciencia de toda sociedad, y para neutralizar por completo su fuerza política, convirtiendo a los trabajadores y a los ciudadanos –allí donde los haya– en una masa ingente de nómadas apátridas, apolíticos y sin vinculación al territorio ni fuerza colectiva para reivindicar, mentalizados a vivir en la precariedad, y a merced de la oferta y la demanda de un mercado desregulado por completo. Atractivo panorama para unos pocos.

Si realmente queremos poner fin a esta locura, a este continuo Sykes-Picot entre gente sin patria y sin alma, hay que dejar de prestar oídos a la “guerra contra el terrorismo” y declarar la guerra a sus causantes, de todos los “bandos”. Guerra a ellos y paz entre los pueblos. Guerra a la migración y al desarraigo, y paz con los migrantes y los desarraigados.

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Pedro Olalla

Es autor, entre otros libros, de Grecia en el aire. Herencias y desafíos de la antigua democracia ateniense vistos desde la Atenas actual (Acantilado, 2015), Historia Menor de Grecia. Una mirada humanista sobre la agitada historia de los griegos (Acantilado, 2012) y Atlas Mitológico de Grecia (Lynx Edicions, 2002), y de las películas documentales Ninfeo de Mieza: El jardín de Aristóteles y Con Calliyannis. Reside en Grecia desde 1994 y es Embajador del Helenismo.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

10 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. David

    Si muchos reconocen ahora que las élites persiguen conseguir ahora unidas y sin fisuras, lo que no consiguieron en su momento con Adolf Hitler; y se mofan de poderlo conseguir sin guerra mundial si fuera posible (así son las nuevas guerras silentes: FMI, troika, etc), o, por lo menos, sin que parezca una guerra mundial (con múltiples guerras de control de recursos que masacran millones fuera de occidente). Decía Churchill, que en el fondo “lo peor de los alemanes” entonces era “su carácter”, lo que interpreto que venía a decir que sus guerras e intereses coloniales y manera de concebir la geopolítica, no diferían en el fondo de la de otros poderes coloniales pues todos trataban de conseguir el monopolio del control de los recursos del planeta y tomando a otras naciones como inferiores y susceptibles de ser explotadas. Su único objetivo es el robo y control de los últimos recursos del planeta, con guerras mediante, terrorismo o lo que haga falta, aprovechándose de las catástrofes y cataclismos naturales provocados por el cambio climático, continuando sus desenfrenadas fiestas, y aumentando sus orgías antes de que se hunda el “Titanic”, subiendo la música aún más y cerrando las escotillas de la 2ª clase para no oír los alaridos de los que se ahogan.

    Hace 5 años 10 meses

  2. David

    La Carta Universal de los Derechos Humanos es la que está en juego… frente a la explotación esclavista del hombre como mercancía o mano de obra, con el único fin de conseguir la máxima productividad, sin límites ni regulación, en aras al beneficio máximo de unos pocos y de la concentración continuada, como si de un agujero negro se tratase, de toda la riqueza en cada vez menos manos. La resistencia popular en la defensa de nuestros derechos humanos, laborales y sociales, y democráticos, y de la soberanía popular, del barrio, la familia y los valores básicos de cohesión social, la lengua, la historia, la cultura, el patrimonio, la educación y sanidad públicas, y de los estados-nación, frente al expolio y la sinrazón de la tiranía feudal, es lo único que puede impedir que impongan su Nuevo Orden Colonial Imperial Neofeudal (lo de Neoliberal que venden es una farsa), cosa que pretenden conseguir haciendo “que parezca un accidente: el del control de los recursos del planeta, de las tierras y de las autopistas de la alimentación, de la información, de la reescritura de la historia, del ocio, de los drones, de los transgénicos y de la industria tecnológica, farmacéutica y de la salud de las personas .

    Hace 5 años 10 meses

  3. David

    No es casual que empleen grandes esfuerzos en leyes “mordaza”, mecanismos de represión y manipulación de masas, y control de la libertad de expresión… Y que tengan atontadas a las masas para que no veamos lo que cuecen… Porque, lo único que no pueden comprar son los valores, la dignidad, y el amor (“erotas”) que mueve el mundo de la tierra (Gea), que desprende su calor, aire y aliento de vida de su atmósfera en su giro en el frío del imprevisible universo-cosmos, haciendo habitable el caos, y abriéndose paso en el con valentía en sus penumbras... El poder de esa rebeldía por la defensa de los más simples valores inmutables de lo que debe ser (ejemplificados en Antígona, la luz de Prometeo o la vuelta a la caverna de Platón para mostrar y compartir lo que es la luz), del ideal. de lo inmutable e imperecedero, de la belleza platónica, de la crítica y de la razón, de la democracia, que se ejemplifica en nuestras raíces griegas más fuertes de la civilización occidental europea, frente al dogmatismo del orden feudal post-bárbaro de los Años Oscuros del Medievo, y del mercantilismo esclavista posterior de ultraje y piratería sin límites, ni fronteras, ni valores… todo lo primero es lo que se está atacando al atacar a Grecia, en este bárbaro pulso geopolítico mundial…

    Hace 5 años 10 meses

  4. David

    Del monopolio sin frenos trasnacional de dichas élites que auguran tras la caída del muro de Berlín y tras la compra, destrucción o desbandada de cualquier rémora de la socialdemocracia que no hubiera vendido su alma ya a satanás, como cómplice en aras del “progreso y de la globalización”, como los policías buenos de la sala de tortura, como Bartolomés de las Casas detrás de la espada, la cruz y el fuego de la Inquisición, o como misioneros vendiendo condones para suavizar el ultraje, pero bendiciendo la violación… Nos lo venden, como si fuéramos tontos, como una nueva guerra fría… que esconde la lucha por conseguir el “Único Anillo” que controlará el mundo (en palabras de Tolkien), o “el control de Eurasia”, para la supremacía mundial de estas élites trasnacionales, generando guerras y discordias étnicas allá donde hiciera falta (en palabras de Brzinsky), y sus consecuentes flujos de refugiados y de emigración que permitan minar de los derechos de los trabajadores y los valores de patria-nación. En un intento de destruir Rusia y China y de arrodillar y debilitar a Europa. Lo aún más alarmante, es ver cómo se lo toman a la ligera (1º Rusia y luego China; después de destrozar y hundir sus conexiones con lo BRICS), llegándolo a pensar como unas nuevas guerras púnicas que volverán a hacer prevalecer el Imperio y la Pax Romana sobre la competición de Cartago, pero llegando hasta la irresponsabilidad máxima de no importarles jugar con el botón nuclear y con meternos a todos en una nueva glaciación que pueda extinguirnos como especie como otrora pasara con los dinosaurios.

    Hace 5 años 10 meses

  5. David

    La resistencia popular, parafraseando a Brzinsky, es la única cosa a la que temen y a la cual tienen verdadero pavor los “sin patria ni alma” (o al menos, sin otra que el diablo y el dinero)… los que generaron la crisis-estafa de 2008, que, siguiendo las premisas básicas del ABC de criminalística, probablemente, no sean otros, como primeros sospechosos, sino aquellos que más se están beneficiando de ella (los Rotschield, los Goldmann Sachs, los Monsanto-Bayer y los Rochefeler boys, siguiendo las pautas de los Brzinsky, Kissinger y sus lacayos del Bildenberg)… y que tratarán de impedir a toda costa que puedan tener un contrapeso (llámese BRICS o cualquier mínimo control democrático, popular o legal, nacional o internacional) de su monopolio sin frenos trasnacional.

    Hace 5 años 10 meses

  6. David Rabinad

    "Tiene lugar la destrucción de las Torres Gemelas (muchos testimonios e investigaciones hacen dudoso afirmar que se tratara de un “acto terrorista” y no de un “casus belli” como otros en la historia norteamericana)" Hasta aquí he leido. Este panfleto disfrazado de artículo es infumable. Verguenza debería daros publicar esta cosa.

    Hace 7 años 2 meses

  7. invitado

    Gracias.

    Hace 7 años 2 meses

  8. Gloria

    Hacen falta recordatorios a nuestra historia reciente para comprender porquè pasan las cosas. Gran lección de historia, capacidad de análisis y conclusiones terribles. O nos movemos, o esto acaba muy mal. Gracias por este artículo, Pedro Olalla!

    Hace 7 años 2 meses

  9. Ferran

    μπραβο, excelente artículo

    Hace 7 años 2 meses

  10. Ferran

    μπραβο, excelente artículo

    Hace 7 años 2 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí