Chase Madar / Autor de ‘The passion of Bradley Manning’
“Manning filtró menos del 1% de lo que Washington clasifica como secreto cada año”
Álvaro Guzmán Bastida Nueva York , 16/05/2017
Chase Madar, en una imagen reciente.
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El 5 de abril de 2010, el por entonces desconocido portal de WikiLeaks publicó un vídeo del Ejército de EE.UU. que mostraba el asesinato de una docena de personas, incluidos dos reporteros de Reuters, en un barrio a las afueras de Bagdad. Posteriormente se supo que el vídeo había sido filtrado por un joven analista de inteligencia llamado por aquel entonces Bradley Manning, cuya identidad fue revelada cuando confió su secreto en un chat de internet a un hacker convertido en confidente del Gobierno. Manning, que después se reconoció como transgénero y ahora se llama Chelsea, acabó filtrando cerca de 750.000 documentos clasificados sobre las guerras de Irak y Afganistán, así como cables del Departamento de Estado de EE.UU. Pasó once meses en régimen de aislamiento antes del consejo de guerra que la condenó a 35 años de prisión. ¿Qué fue lo que llevó a Manning a efectuar la mayor filtración de la historia de EE.UU.? ¿Cuáles fueron las consecuencias, tanto políticas como personales, de las filtraciones? El abogado y escritor Chase Madar, autor de The passion of Bradley Manning, (OR Books, 2012), se reunió con CTXT en su casa de Brooklyn para discutir la trayectoria de Manning, el aspecto político que rodea a este asunto y el último acontecimiento ocurrido en esta historia: la decisión de última hora de Barack Obama de conmutar su sentencia, que hará que salga de la cárcel antes del 17 de mayo.
Usted defiende que Chelsea Manning merece la Medalla Presidencial de la Libertad, una idea contraria a la mayoría de la opinión pública. ¿Cuál es su argumento para honrarla con ese premio?
Creo que su filtración es algo bueno para el mundo y, sobre todo, para EE.UU. La mayoría de los periodistas y políticos presuponen sin reflexionar que las filtraciones son, por definición, un perjuicio para la seguridad. Esa es una definición de seguridad bastante defectuosa. La seguridad tiene que medirse en términos de riesgo, sangre y dinero. La catastrófica decisión de política exterior que fue la invasión de Irak, una de cuyas causas principales fue el secretismo del gobierno, además de la distorsión y las mentiras, demuestra que el secretismo no es siempre un beneficio para la seguridad nacional. También puede ser un gran perjuicio. Con demasiada frecuencia, el argumento en todas las discusiones sobre seguridad nacional relacionadas con la información gira en torno a encontrar un equilibrio entre seguridad y transparencia. Esto supone que cuanta más transparencia tengamos, menos seguridad tendremos, pero esto es absolutamente falso. Lo que hay que hacer en realidad es sopesarlo en términos de transparencia contra secretismo. Ahora mismo, la política del gobierno está muy, muy inclinada del lado del secretismo. Incluso aunque la filtración de Manning fuera la mayor en la historia de EE.UU., sigue representando menos del 1% de lo que el gobierno federal clasifica como secreto cada año.
Retrocedamos un poco y volvamos la mirada hacia Manning y sus motivos. Usted escribió que ella era lo menos parecido a un soldado. ¿Qué le motivó para alistarse en medio de dos cruentas guerras?
Una gran parte de los periodistas se han centrado en las motivaciones psicológicas de Manning, y son incapaces de entender lo que significa una motivación política
Creo que la falta de alternativas. Hablamos de alguien que estaba perdido, alguien a quien probablemente le hubiera ido muy bien en la universidad si hubiera estudiado ciencias, física o informática, pero que realmente no tuvo la oportunidad. Tuvo que arreglárselas sola desde que tenía 17 años. Ni el Estado, ni su padre, que tenía dinero, sintieron la obligación de ayudarla a pagar una matrícula. Tras un par de años de indecisión, se alistó, con la esperanza de adquirir experiencia, viajar un poco y también de conseguir algo de dinero para pagarse la universidad. Una historia común y corriente.
Manning sufrió acoso y abusos desde casi el principio de su carrera militar y, sin embargo, consiguió salir adelante hasta que la destinaron a Irak, una misión con la que usted dice que que tenía muchas esperanzas. ¿Por qué había depositado tantas esperanzas en su despliegue en Irak?
Cuando mides 1,57, eres visiblemente gay y tienes una forma de pensar independiente, eres objeto de todo tipo de abusos durante el campamento inicial de adiestramiento. Se metían con ella el sargento de entrenamientos, los otros soldados, y en la fase de formación específica tampoco le fue mucho mejor. Pero aguantó. Mucha gente realmente pensó que la Operación Libertad Iraquí iba a estar relacionada con la libertad iraquí. También hay que decir que el ejército conservó a Manning porque necesitaba desesperadamente a gente con conocimientos informáticos. Esto sucede en un momento en el que estaba bastante claro que la guerra de Irak era un caos absoluto. Como cualquier persona que realiza una formación, estaba ansiosa por entrar en acción.
Usted pasó cierto tiempo examinando la confesión de Manning en un chat de internet a Adrian Lamo, quien trabajaba como informador del gobierno. Concluyó que sus motivos eran de índole política. ¿Cómo pasa de albergar esperanzas por su nuevo destino en Irak a entregar a WikiLeaks material clasificado sobre la guerra?
Una gran parte de los periodistas que han escrito sobre Manning se han centrado en las motivaciones psicológicas, y son incapaces de entender lo que significa una motivación política. Esa es una respuesta muy habitual hacia las personas que tiran de la manta: “¿Cómo puedes decir que filtras por principios? Algo debe estar fallando en tu cabeza. Hay que estar loco”.
Hablamos de una persona que, en lugar de ver un loable esfuerzo por reconstruir la sociedad iraquí, parecido al que realiza el Cuerpo de Paz estadounidense, lo que ve es que hay es una cruenta guerra contrainsurgente en la cual colaboran las tropas estadounidenses, y mientras tanto las autoridades iraquíes cometen actos de tortura y capturan a disidentes políticos. Ese es el ejemplo que da en los registros del chat. Su punto de inflexión se produjo cuando descubrió que las autoridades iraquíes habían arrestado a un grupo de iraquíes normales y corrientes por repartir folletos que criticaban la corrupción dentro del gobierno de Maliki. Manning corrió a avisar al oficial al mando y le dijo: “Oye, tenemos que acabar con esto”. El oficial al mando, según Manning, le contestó: “Cállate y regresa a tu trabajo. Tenemos que cumplir unos objetivos y unos cupos”.
Ella tenía acceso a esta visión de conjunto en parte como consecuencia de su trabajo como informática. ¿A qué clase de material estaba expuesta allí?
Al trabajar en la inteligencia militar, era muy fácil tener acceso a todo tipo de información que el gobierno consideraba bueno compartir entre departamentos a raíz del ataque del 11 de septiembre, ya fuera esta información de índole diplomática o sobre las guerras. Esta gente tenía acceso a pornografía bélica en el SCIF (Centro de Información Confidencial Clasificada, por sus siglas en inglés), la habitación donde estaban todos los oficiales de inteligencia del ejército que disponían de una acreditación de seguridad en la Base Avanzada de Operaciones Hammer en Irak. Veían películas snuff sobre el conflicto de Irak o escenas de Afganistán. Estas se retransmitían en una gran pantalla que estaba de fondo o a veces en el ordenador individual de cada persona. Imágenes iguales a la más famosa de WikiLeaks: la mirilla que apunta a un pequeño grupo de personas que un helicóptero Apache abatió a tiros en 2007.
Con tanta gente expuesta a este tipo de cosas, ¿qué hacía diferente a Manning para que solo ella las hiciera públicas?
Su punto de inflexión se produjo cuando descubrió que las autoridades iraquíes habían arrestado a un grupo de iraquíes normales y corrientes por repartir folletos contra la corrupción
Eso es, ¿por qué no hay más personas haciendo esto? Es absurdo lo sencillo que es filtrar la información. En cierto sentido, da escalofríos saber que nadie más lo hizo. En cuanto a por qué Manning, pues porque es una persona con conciencia que está dispuesta a respaldarla y actuar de manera consecuente. Creo que esa es una de las razonas por las que Manning merece la Medalla Presidencial de la Libertad.
Más allá de la vez aquella en que contó a sus superiores que unos disidentes iraquíes habían sido capturados, se especula mucho cada vez que alguien divulga secretos sobre los canales internos que podrían usar en lugar de realizar filtraciones a la prensa. ¿Qué podría haber hecho de forma diferente?
Absolutamente nada. La ley sobre la protección a los filtradores es completamente nula, un chiste inútil. Están perdidos y por muchos motivos. Hay un espacio enorme según las leyes actuales para condenar cualquier cosa relacionada con la seguridad nacional. Cualquier cosa que suceda en un escenario real de guerra podría entrar dentro de esa definición sin problemas. En segundo lugar, el gobierno puede interpretar de forma muy estrecha lo que es ilegal, lo que es un fraude o un delito. Muchas de las peores cosas que suceden en una guerra son perfectamente legales. Si volvemos al video del helicóptero, el más famoso de los documentos filtrados, la gente lo ve y dice: “Guau, eso tiene que ser un crimen de guerra”. Pero, en realidad, de acuerdo con las leyes que rigen los conflictos armados, es posible hacer eso. Ni el Observatorio de Derechos Humanos ni Amnistía Internacional emitieron ninguna queja o crítica al respecto. Cuando hablaba con gente que trabaja en estas organizaciones, me decían: “Pues sí, la ley a ese respecto es vaga. La ley internacional está en el extremo más etéreo de la ley, y las leyes de guerra están en el extremo etéreo de la ley internacional”.
Ha mencionado el vídeo del helicóptero, pero Chelsea entregó varias tandas de documentos, entre ellos los registros de guerra de Irak, de Afganistán y los papeles del Departamento de Estado. ¿Qué se revelaba en ellos y cuáles fueron las consecuencias de sus revelaciones?
Los registros de la guerra de Irak y Afganistán son un mosaico de la realidad diaria de la guerra, compuesto de instantáneas. Son informes de campo individuales sobre operaciones militares, que ofrecen una sensación de conjunto sobre lo que estaba sucediendo en la guerra con los 1.000 pequeños elementos que la conformaban. Cuentan una verdad muy importante sobre la guerra, que difiere mucho de la versión extremadamente procesada que se ofrece en las conferencias de prensa. Lo que se ve es un montón de cosas que salen mal, mucha trivialidad. En Afganistán hay incursiones que salen mal, que acaban con los soldados de EE.UU. y de la coalición atacando el pueblo equivocado, matando a la gente equivocada. Tienes puestos militares de avanzada que costó mucho construir y que luego se abandonan sin más. Parece ser que la CIA construyó el puesto que acaba de ser destruido por la MOAB, la madre de todas las bombas. Es un retrato muy realista y poco favorecedor de una guerra contrainsurgente que está yendo bastante mal. Sobre Irak, supimos que se estaban produciendo numerosos tiroteos en los puestos de control, o que las autoridades iraquíes todavía estaban cometiendo actos de tortura bajo las mismas narices de las fuerzas de ocupación. Luego están todos los cables del Departamento de Estado. De nuevo, es muy difícil de justificarlos con la ley sobre informadores: todo lo que revelaban era legal, aunque puede que al mismo tiempo también fuera totalmente repudiable. Son cosas repugnantes, como que EE.UU. ejerza presión sobre Haití, el país más pobre del continente americano, para empujar los salarios a la baja, o presionar con fuerza para conseguir una legislación sobre patentes en Europa occidental que favorezca a la poderosa industria farmacéutica.
Manning era consciente de la importancia de muchas de estas cosas. Le dijo a Lamo que esperaba que estas revelaciones sirvieran para cambiar las cosas. ¿Fue así? ¿Cuál ha sido el impacto político?
En el chat de internet ella habla sobre cómo la gente iba a alucinar cuando viera estas cosas. En cierto modo así fue, pero han sido muy pocos los cambios radicales y duraderos que han afectado a la política exterior de EE.UU.
Usted señala que las revelaciones provocaron un gran impacto en Oriente Próximo, que incluso dieron como resultado muchas de las protestas que inflamaron la Primavera Árabe; los cables del Departamento de Estado produjeron indignación en otros lugares como Latinoamérica, ¿por qué fue tan distinta la acogida en EE.UU.?
La política exterior de EE.UU. es mucho más importante fuera de Estados Unidos que dentro. Los estadounidenses están muy aislados de las consecuencias
La política exterior de EE.UU. es mucho más importante fuera de Estados Unidos que dentro. Los estadounidenses están muy aislados de las consecuencias. Hasta una guerra como la de Irak, que mata a 4.500 estadounidenses y que deja heridos a muchos más, vino con una reducción fiscal bajo el brazo. Es un ejército formado completamente por voluntarios. Para las clases medias y altas, la guerra no es más que una cosa que se ve por televisión.
Volvamos a Manning, ¿qué sucedió después de que Lamo la delatara?
La tratan de manera espantosa, yo lo llamaría tortura. Pasó once meses en régimen de aislamiento antes del consejo de guerra. Se buscaba quebrantar su fortaleza, pero lo justificaban diciendo que era para evitar que se suicidara. Fue uno de los peores momentos de Obama, cuando le preguntaron sobre ello en una conferencia de prensa y respondió: “Entiendo que pueda parecer duro, pero es por su bien en realidad”. Ahora sabemos que el médico militar decía lo contrario: “No, no es por su bien, es increíblemente perjudicial. No hay ninguna necesidad médica de hacerlo”. Se trataba de un castigo en sí mismo, un castigo muy severo. Obama se libró de sufrir las críticas por perseguir a muchos filtradores solo porque es demócrata.
Con respecto a ese tema, Obama llegó al poder diciendo que su presidencia iba a ser mucho más abierta, que no iba a procesar a los que filtraran documentos. Sin embargo, procesó a más personas que todos los presidentes anteriores, ¿por qué?
No es más que la configuración predeterminada del aparato de seguridad nacional, algo que las ramas legislativa y judicial apoyaban sin fisura. El precio a pagar era mínimo: pasara lo que pasara, la minoría molesta con el duro tratamiento que se estaba profesando a los filtradores no iba a dar un giro radical y votar al partido republicano.
Más allá de la exacerbada retórica sobre cómo debería ser ejecutada, la respuesta oficial en el caso de Manning fue que había violado la ley y, más concretamente, su juramento militar. ¿Lo hizo?
Sí, así es. Creo que no hay duda de que Manning incumplió la ley como se demostró más adelante. Fue condenada por infringir la Ley de Espionaje de 1917, que se aprobó durante la psicosis bélica que rodeó a la I Guerra Mundial y que estaba diseñada en realidad pensado no en los filtradores nacionales, sino en los espías de verdad. El gobierno de Nixon la readaptó para procesar a Daniel Ellsberg, que había filtrado los Papeles del Pentágono. Pero, sin embargo, esa acusación contra Ellsberg fue considerada errónea por la mayoría de las personas, incluso por los buenos liberales.
Los presuntos crímenes que había cometido Ellsberg son muy parecidos. ¿Por qué los liberales lo consideran a él un héroe, mientras que Manning ha tenido que sufrir en silencio la mayor parte del tiempo?
Hay entre 70.000 y 100.000 personas en cárceles de Estados Unidos sometidas a regímenes de aislamiento de larga duración
En primer lugar, las personas con convicciones en Estados Unidos, los que trabajan en organizaciones sin ánimo de lucro, en universidades, en abogacía, en medios de comunicación, etc., estaban mucho menos aislados durante la Guerra de Vietnam que ahora. Aunque era relativamente sencillo conseguir una prórroga del servicio militar por motivos académicos, en teoría todavía existía una pequeña posibilidad de que el pequeño de la familia acabara siendo reclutado para ir a los campos de arroz a matar y morir. Hubo una reacción real y visceral en contra de eso, pero hoy en día la guerra de Irak se lleva a cabo con un ejército formado por voluntarios y además se produjo una reducción de impuestos cuando comenzó. Muchos liberales están a favor de la guerra. Por otra parte, a Ellsberg lo acusaba un republicano que un gran número de personas detestaba. Nixon se comportó como un criminal, en comparación con un tranquilo demócrata como Obama, alguien disciplinado, no corrupto, que no infringía la ley, sino que la aplicaba de una manera rigurosa y cruel. Las personas con convicciones no van a ir en contra de un demócrata que haga estas cosas tan horribles. No quieren hacerlo, sencillamente.
Algunas personas han dicho del tratamiento que se ha dado a Manning que era poco digno de EE.UU. ¿Está de acuerdo?
No, yo no. Algunas personas dicen: “Oh, dios mío, la guerra contra el terrorismo está llegando otra vez a nuestra propia casa. El tratamiento que damos a los detenidos en Abu Ghraib, Guantánamo y Bagram, ahora se lo estamos dando a personas en nuestro país”. Esa es una pequeña parte, pero para ser más precisos también se podría decir: “No, el pésimo tratamiento que damos a los prisioneros en las cárceles estadounidenses lo llevamos Abu Ghraib, lo llevamos a Bagram”. Tratamos a la gente en nuestra propia casa igual de mal. Hay entre 70.000 y 100.000 personas en cárceles de EE.UU. sometidas a regímenes de aislamiento de larga duración y eso hace que las personas pierdan la cabeza.
Aun así, los acontecimientos cambiaron radicalmente: dos días antes de que acabara la presidencia de Obama, se conmutó la pena de Manning. ¿Se lo esperaba?
Para nada, me quedé completamente helado. Me parece genial que Obama hiciera eso. Un indulto completo habría sido más apropiado porque un perdón borra los antecedentes penales, y la conmuta solo significa que se conservan los antecedentes aunque se sale antes de la cárcel. Obama hizo lo correcto y demostró tener el coraje político para hacerlo ¿Por qué lo hizo? En parte, creo que Obama no quería ser recordado como el presidente más hostil hacia las filtraciones y los filtradores de la historia de EE.UU. y eso influyó mucho.
Ha descrito la cantidad de factores que estaban en contra de Manning, teniendo en cuenta el aspecto político de la guerra contra el terrorismo. ¿Se ha producido algún cambio en la opinión pública sobre el caso de Manning que haya permitido que Obama conmutara su sentencia?
Así es, se ha producido un cambio gradual muy lento. Incluso mucha gente dentro de la ortodoxia de la seguridad nacional moderó su opinión sobre Manning y decía: “Lo estaba pasando mal cuando lo hizo, estaba confundida”, en referencia al tema de reconocerse como transgénero. En mi opinión, esa sigue siendo una forma equivocada de pensar en los motivos que la llevaron a filtrar los documentos, pero ellos se compadecían y lo usaban como excusa para decir: “Al menos asumió las consecuencias de sus actos, la estaban tratando muy mal, con una dureza innecesaria”.
Entonces todo se centra en ella, no en el aspecto político que la motivó.
Totalmente, y me parece increíble. Hace seis meses habría pensado que para poder conseguir algo de clemencia habría hecho falta un debate, no necesariamente con Manning presente, pero sobre las filtraciones y los beneficios que aportan a la seguridad nacional. Al final no hizo falta nada de eso. El hecho de que Manning fuera transgénero expandió el alcance de esta historia a una audiencia mucho mayor. La primera entrevista que concedió después de la sentencia no fue a un autor o a una revista de izquierdas, sino a la revista Cosmopolitan. Me pareció una idea brillante. Apenas si se mencionaban las filtraciones, casi todo era sobre: “Guau, hace falta ser muy valiente para admitir tu condición transgénero en una cárcel y enfrentarse a todo lo que conlleva”. En lugar de suponer una desventaja, acabó siendo una gran ventaja en su caso. Era imposible ignorarlo.
¿Cómo puede esperar Manning que sea su vida a partir de ahora? ¿A qué tipo de desafíos y oportunidades se enfrenta?
He leído en alguna parte que va a vivir con su tía, que parece una buena persona y muy estable. La pobre Manning nació en una familia muy dura cuyos padres eran unos alcohólicos empedernidos. En la zona de las afueras de Maryland en la que va a vivir, creo que dispondrá de oportunidades para trabajar en periodismo o en el tercer sector, puesto que la gente sabrá que la acusaron de todas estas cosas y que la condenaron, pero también será capaz de ver más allá. Es muy complicado para una persona volver a adaptarse después de haber estado en prisión y ella ha pasado siete años dentro. Sinceramente, le deseo lo mejor.
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Traducción de Álvaro San José.
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Autor >
Álvaro Guzmán Bastida
Nacido en Pamplona en plenos Sanfermines, ha vivido en Barcelona, Londres, Misuri, Carolina del Norte, Macondo, Buenos Aires y, ahora, Nueva York. Dicen que estudió dos másteres, de Periodismo y Política, en Columbia, que trabajó en Al Jazeera, y que tiene los pies planos. Escribe sobre política, economía, cultura y movimientos sociales, pero en realidad, solo le importa el resultado de Osasuna el domingo.
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