García en el país favorito de la divina providencia
Capítulo VI. O 'summa theologica'
Guillem Martínez 8/08/2017
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RESUMEN DE LO PUBLICADO: García se entrevista en su despacho -un club de cannabis- con Estadella, que no ha venido en modo periodista, sino en modo CNI. Cuando, por los efluvios del canabis, Estadella se queda ceporro, se acercan hasta García dos miembros de la BURRA.
La cosa estaba así. Yo, sentado en la mesa de mi despacho, al lado de un Capitán Estadella, periodista y miembro del CNI -esa generación de mamones no sólo llevaba 40 años ganando pasta gansa escribiendo el mismo artículo sino que, además, el que no estaba en el Cervantes, estaba en el CNI o tenía un estanco-, completamente ceporro. Frente a mi, había un mosso y una mossa vestidos de negro.
El mosso se quitó las gafas ahumadas. Miró de arriba a abajo a Estadella y dijo:
-Mira al crack del CNI, durmiendo la mona a media mañana. Está claro que no seremos un país normal hasta que tengamos Estado propio.
-Curioso nombre, la BURRA -dije yo, para romper el hielo.
-Comenzamos llamándonos CIIC, o Centre D'Intel·ligència i Contra-intel·ligència Catalana. Era un nombre sexy. Pero cada dos días el TC nos declara inconstitucionales, por lo que tenemos que cambiar de nombre constantemente. En medio año llevamos 800 nombres. Mañana, a las 12 am, de hecho, nos llamaremos Viuda de Solano. ¿Qué le parece?
-Muy dulce.
-A mí empalagoso. Entre lo sexy y lo empalagoso, prefiero lo sexy. Hola, García. Le presento al agente Borinot. A mí puede llamarme Meritxell.
Como punto y aparte, la agente Meritxell se sacó las gafas de sol, regalando al mundo dos pupilas XXL del color de las avellanas. Siempre y cuando, claro, no se te ocurra pasar las avellanas por el túrmix con leche, cacao y azúcar. De manera sincronizada, también cruzó las piernas. Unas piernas que, la sensación era esa, le empezaban en el cuello, y acababan 100 metros antes que su tacones. Meritxell, esa mujer, tenía tantas curvas que los ingenieros de Abertis no tardarían mucho en ofrecer a la Generalitat una propuesta millonaria para hacerle una variante. En mi barrio, si hubiera habido una chica así, hubiéramos llegado a la Guerra Civil un año antes, en las navidades de 1935, y antes de abrir los regalos. Rayos. No podía parar. Era evidente que, snif, llevaba mucho tiempo solo. Descubría, con asombro, que podría pasarme 48h creando imágenes sobre Meritxell, ese dibujo animado, pero en eso escuché un golpetazo que me sacó de mis abstracciones. Era mi mandíbula inferior, que había chocado contra el suelo. Debía recuperar la compostura.
Meritxell, esa mujer, tenía tantas curvas que los ingenieros de Abertis no tardarían mucho en ofrecer a la Generalitat una propuesta millonaria para hacerle una variante
-¿Y qué quieren de mí? -Improvisé, mientras recogía mi mandíbula y me la volvía a encajar.
-Hablar de Dios.
-Tranquilo -dijo Borinot-. Será desde la theologia naturalis, sin aproximación alguna a la theologia supernaturalis.
Se notaba, en fin, que el cuerpo de Mossos era el cuerpo de policía mundial, posiblemente tras Irán o el Vaticano, con mas licenciados en teología (no es coña, N del A).
-Benedictus qui venit in nomine Domini -dije, a ver si picaban. Empezábamos a intercambiar latinajos, la cosa se desparrama y esto acaba, tan amigos, intercambiando teléfonos de confesores.
-Deus nobiscum, quis contra? -Borinot picó.
-Yo no estudié teología, sino ingeniería de telecomunicaciones -dijo Meritxell-. No soy una creyente meapilas como Borinot -Se giró hacia Borinot-, es un decir, Borinot.
-Tranqui, Meritxell.
-Y, por todo ello -Meritxell prosiguió- mi latín se reduce a frases triviales como esta...
Antes de pronunciarla, Meritxell sacó de su liga una pistola, con la que, discretamente, me apunto a la entrepierna.
-Ad praesens ova cras pullis suit meliora. Traduzca, García.
-Un aforismo clásico, si bien ocurrente. Vamos, que los huevos de hoy siempre son mejores que los pollos del mañana.
-¿Y quiere conservarlos, García?
-Sí y, si puede ser, no en tarro.
-¿Qué sabe de Dios, García?
-Conozco la canción, pero si me tararea, igual recuerdo la letra.
Meritxell volvió a guardar la pipa en su liga. Por cierto, era una La Perla Special 9 mm extrasilk Parabellum. La liga, que de pistolas no entiendo un pijo.
-Arriba están nerviosos. Creen que el referéndum del 1 de Octubre sólo es viable si contamos con alguna acción directa de Dios. O de Puigdecabanes. Usted conoce a Puigdecabanes, por lo que igual sabe algo de Dios.
Arriba están nerviosos. Creen que el referéndum del 1 de Octubre sólo es viable si contamos con alguna acción directa de Dios
Definitivamente, el día que empecé a escribir sobre Puigdecabanes hubiera sido más rentable que me hubiera caído encima un piano.
-¿Que saben de Puigecabanes? -Tercié
-Lo que ha vertebrado usted en su obra completa. Y lo que nos ha dicho nuestro agente de inteligencia en New York.
-No me lo diga. ¿Se llama Martínez?
-Veo que tiene contactos al más alto nivel -dijo Borinot. ¿Para qué agencia trabaja?
Por mi gusto, trabajaría para la NASA y estaría, ahora mismo, en Marte. No dije eso. Ni maldecí al tal Martínez, que con lo que se sacaba del coaching, del CNI y de la BURRA, ahora lo tenía claro, tenía que atar los perros con longaniza. En su lugar hice un quiebro:
-¿Y qué tiene que ver Dios con Puigdecabanes?
-Ambos son dos piezas claves de Processisme -dijo Borinot-. Y, sobre todo, ambos han sido relacionados por el CNI, como ya sabrá.
-Sabemos que Puigdecabanes tenía contacto directo con Puigdemont y Junqueras hasta hace unas semanas -Esta es Meritxell que, además, habla arrastrando la voz-, momento en el que se interrumpió su fluida comunicación. Lo que es preocupante, pues Puigdecabanes era la persona clave para obtener el censo del referéndum.
No le echaban cuento ni nada, Puigdemont y Junqueras.
-Hemos interceptado las comunicaciones de CNI, por lo que sabemos que Puigdecabanes está en Barcelona -Borinot dixit.
-El CNI, por cierto, da también por hecho que Dios también está en Barcelona. Quizás ambas dos presencias no son casuales y responden a un plan.
-De la Divina Providencia -ole por Borinot.
-¿Y qué quieren que haga?
-Si descartamos a Puigdemont y a Junqueras, sólo usted ha hablado con Puigdecabanes. Y será difícil que, estando nuestras comunicaciones tan intervenidas como lo están, Puigdecabanes intente ponerse en contacto con el President y el Vicepresident. Colegimos, por tanto, que lo hará con usted.
-Llámenos cuando eso pase. Simplemente, queremos contactar con Puigdecabanes.
-El CNI, aquí de cuerpo presente, me ha ofrecido un encargo parecido por un mazo de pasta. ¿Qué me ofrecen ustedes a cambio?
-La Generalitat está intervenida, no tenemos un duro. Le ofrecemos la posibilidad de participar activamente en un momento histórico -dijo Borinot.
-Y también, y sobre todo, le ofrecemos elegir si prefiere los huevos de hoy, o los pollos del mañana.
-El mañana está sobrevalorado -respondí.
-Bien, eso es todo.
Los de la BURRA se levantaron. Borinot miró a Estadella.
-No olvide cambiarle los pañales cada ocho horas.
Los de la BURRA ya salían cuando Meritxell se volvió hasta mí. Se sacó una tarjeta de visita de la liga -esa mujer lo guardaba todo en la liga; su liga era, tras la Liga BBVA, la más potente de Europa-. Me la puso en la boca.
-Y ten, García. Llama cuando tengas buenas noticias para la nena.
Meritxell acercó, peligrosamente, su rostro al mío.
-Por cierto, me ha alegrado no haberte trinchado las pelotas. Algún día igual las necesito.
Con la tarjeta en la boca logré articular una frase:
-La Mare de Déu.
Pero ya Meritxell no me oía. Se retiraba hacia la salida moviendo a cada paso su final de la espalda de una manera incompresible. En el desorden de mi mente aun llegué a pensar algo razonable mientras la contemplaba. Esto: si le pegabas con cinta americana un tetrabric de leche a ese final de la espalda a primera hora de la mañana, al atardecer seguro que tenías un kilo de mantequilla.
Seguí extasiado unos instantes, mirando en la dirección de Meritxell, aún sin Meritxell, hasta que noté una presencia a mi lado. Me giré. A mi lado estaba, sentado, un hombre de la edad de Estadella. Vestía venido a más, con marcas, pero sin combinar los colores, que tendían a una tonalidad diferente del pardo en cada prenda. En su muñeca blandía un peluco de chorrocientos mil euros. No cabía duda. Era un poli venido a más.
-Si aún no ha perdido la cabeza del todo por esa mossa, querría disponer de ella unos segundos.
-¿Quién es usted?
-Me llamo X. Y pertenezco a la Brigada Catalana.
-Rayos, los hombres de Villarejo.
-En efecto. Los hombres de Villarejo.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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