La cooperación internacional en huelga
La forma en que la AECID trata a su personal es directamente proporcional al interés que el Estado demuestra por el desarrollo de los países empobrecidos
Miquel Carrillo 8/09/2017
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El día 8 de septiembre es el día de los cooperantes internacionales, una efeméride que se celebra desde hace ya varios años, para reconocer su trabajo y su compromiso. Solemos pensar en el vecino o la vecina, buena gente, que se fue con aquella ONG, de la que no recordamos el nombre, a no sabemos exactamente qué hacer. Joven y desorientado, quería cambiar el mundo y volvió mucho más delgado, ¿verdad? Hablaba muy extraño y tenía la cabeza todavía allí, con la mirada perdida. Vete a saber para qué le sirvió todo aquello en el currículum.
Damos por hecho que quien se mete en un sarao de estos, abre una etapa en su vida y la cierra, como quien da un sorbito a la pócima de la felicidad o comete la travesura que todo el mundo tiene en la cabeza. En realidad, a la mayoría del personal le cuesta pensar que pueda ser una carrera profesional más y que, incluso, tenga que contar con ciertas garantías para ser desarrollada. ¡Sí, hombre, encima que están todo el día viajando, querrán cobrar! Supongo que la gente normal tampoco conoce que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores tiene una Agencia de Cooperación, la AECID, y su propio cuerpo de cooperantes y cooperantas, por decirlo de alguna manera. Como si fuera una ONG pero infinitamente más oficial y serio. O no tan serio, al parecer.
La forma en que la AECID trata a su personal es directamente proporcional al interés que el Estado demuestra por la propia cooperación. Es un comentario recurrente cuando se entabla conversación con alguien de su plantilla, ninguna cooperación nacional de ningún otro país u organismo internacional desprecia así a quien, en la práctica, es la responsable de ejecutar una política pública y ser la cara visible en el exterior, o por lo menos no se tienen noticias. Marca España en estado puro.
Si no, ¿cómo se explica que el 40% del personal laboral haya abandonado la AECID durante los diez últimos años, o quiera hacerlo para irse a otra agencia u ONG? La Agencia española no actualiza sueldos desde que comenzó la crisis, lo que significa que en países con dos cifras de inflación anual, el poder adquisitivo se haya visto considerablemente reducido para sus empleados, en algunos casos hasta un 60%. Ninguna exención fiscal (de las que sí disfrutan los expatriados de las ONG españolas) a cambio de no tener acceso a ningún servicio (lo que es especialmente grave con la sanidad), aplicándoles rotaciones periódicas, entre los países donde está presente la cooperación española, que los tribunales ya han declarado como abusivas. Tampoco se mantienen ‘privilegios’ como los viajes periódicos a España, a profesionales que en muchos casos llevan distanciados de sus familias y su entorno social bastantes años. Y de las medidas de conciliación familiar con respecto a cónyuges no nacionales, ni hablar. Ni están ni se las espera.
Conozco personalmente a personas que han pasado una década trabajando a escondidas para la AECID, contratados directamente por el ministerio del país con el que España cooperaba, para que ésta se ahorrara un contrato laboral fijo más. El Estado haciendo trampas y luego dando lecciones para modernizar la administración a medio mundo ‘subdesarrollado’, a costa de sus trabajadores y trabajadoras. Es lógico que no entienda de ninguna manera el concepto de coherencia de políticas, ni en este campo ni en ningún otro. Pese a las amenazas que los secretarios o secretarias de Estado del ramo proferían siempre que pasaban por las oficinas en el exterior de la AECID, cuando alguno de esos cooperantes osaba recordarles los derechos y obligaciones de ambas partes, la justicia les ha dado la razón sistemáticamente cada vez que han recurrido a ella. La vocación es una cosa y la legislación laboral otra muy diferente.
Hartos de tanta dejadez y poca consideración, la gente que trabaja para este trocito del Ministerio de Exteriores ha decidido ponerse de huelga en este día del cooperante de 2017. Seguramente nada cambie, pero ya es una cuestión de dignidad hacer frente a una administración que ve en ellos bien unos privilegiados, bien elementos subversivos con una visión muy diferente a la internacionalización que impulsa España durante los últimos años, y que de ninguna manera necesita para llevar a cabo sus planes.
La AECID, tocada de muerte por la derogación de la Ley de Agencias estatales, y su personal, han sido una víctima más en la guerra para modernizar la política pública exterior en el Estado. Una batalla ganada por el cuerpo diplomático, ya en tiempos socialistas, que no ha permitido crear un cuerpo profesional dedicado a la cooperación, o que todavía no entiende qué tienen que ver los derechos humanos en todo el mundo con lo que nos pasa en casa. Como tantas cosas en este país, que parecen atrapadas en 1978 para siempre.
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Miquel Carrillo es consultor en Educación y Cooperación al Desarrollo
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Miquel Carrillo
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