El Metropolitano, el DeLorean del Atleti
Crónica de un día histórico en el que el club rojiblanco estrenó la casa que le permitirá dar un salto en el tiempo
Ricardo Uribarri Madrid , 18/09/2017
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Estamos produciendo una serie de entrevistas en vídeo sobre la era Trump en EE.UU. Si quieres ayudarnos a financiarla, puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.
Las mudanzas siempre mezclan sentimientos. Añoranza por lo que dejas atrás, especialmente si has vivido momentos felices, e ilusión y un punto de incertidumbre ante la nueva etapa que se abre. Cuando alguien decide trasladarse de casa, con todo lo que ello conlleva, es porque sus expectativas de vida han cambiado y busca algo mejor. Ocurre que no todos los miembros de una familia asumen igual los cambios. Unos lo llevan mejor que otros. Lo mismo pasa en el fútbol que, como tantas veces se ha demostrado, no deja de ser un reflejo de la sociedad.
El que haya dado el paso de mudarse de hogar sabe lo raro que es el día en el que llega el momento. Esa extraña sensación se podía ver en las caras de los aficionados que me rodeaban en el atestado vagón de metro que nos llevó el sábado por la tarde al Metropolitano. (Por cierto, señora Cifuentes, no estaría mal poner wifi en todo el tramo de la línea 7 que lleva al estadio). Echaban de menos el camino al Calderón, ese recorrido tantas veces realizado, pero al mismo tiempo sentían la excitación de saber que iban a vivir un día histórico.
Allí íbamos apiñados familias enteras, matrimonios mayores, padres con niños pequeños, como ese Alonso que con tres añitos iba en las piernas de su padre y con la bufanda del Atleti al cuello. Él no era consciente de lo que iba a vivir, pero el día de mañana también podrá decir que estuvo presente. Era un vagón teñido de rojiblanco, con pocas camisetas de la actual temporada, pero extrañamente en silencio, donde no se oían cánticos. Quizá podía más la expectación de lo que nos esperaba cuando saliéramos del subterráneo.
El exterior del campo resulta desangelado por los solares que tiene alrededor. Es de suponer que la zona mejorará cuando el ayuntamiento los arregle, como se ha comprometido. Los bares quedan algo lejos y de ahí que los responsables del club instalaran puntos de bebida y comida alrededor. Servicio al aficionado, pero haciendo negocio, claro. Como con el aparcamiento. Aquí hay 3.000 plazas que no existían junto al Manzanares, pero sólo para que las disfruten los pudientes que pueden pagar 300 euros al año.
Como era el primer día, todo el mundo quería dejar constancia de la ocasión. Fotos individuales, en pareja, en grupo, selfies... Las miles de personas que estaban allí congregadas iban de un lado a otro para reconocer todos los rincones de la nueva casa: el famoso Paseo de las Leyendas, donde la placa de Hugo Sánchez sufría la ira de muchos, el letrero de “Coraje y Corazón”, la gran bandera con ese escudo al que todavía cuesta acostumbrarse, o la nueva tienda, que debió hacer el agosto con unos días de retraso. Había cola para entrar porque no dejaban acceder por las personas que había dentro. Falta por abrir más tiendas y las taquillas exteriores. Es evidente que fuera del campo es donde más se acusa la precipitación del traslado.
La marquesina del estadio es lo que da algo de personalidad, sobre todo por la noche con los juegos de luces, a un diseño exterior que saca peor nota que el interior, al que no hace justicia. Lo primero que llama la atención cuando entras son las dimensiones del recinto. El recinto es enorme, mucho más grande que el Calderón. Desde fuera no se aprecia su magnitud porque el nivel de la calle está a la altura de la mitad del campo. Es decir, que el terreno de juego junto al primer y segundo anillo de la grada está construido hacia abajo. Es cierto que se parece a otros que ya existen en Europa, como el del Benfica, pero la impresión es magnífica. La palabra que más se escuchaba era “espectacular”.
Una de las preguntas más repetidas estos días ha sido: ¿suena igual que el Calderón? La respuesta es no
Una de las preguntas más repetidas estos días ha sido: ¿suena igual que el Calderón? La respuesta es no. Es imposible que suene igual por las dimensiones y por la cubierta que rodea las gradas. Produce un efecto eco que también impresiona, pero de otra manera. “Suena tormentoso, grave, profundo”, decía un seguidor en nuestra cuenta de Twitter, @la_colchonería. “Parece que se oye menos al Fondo Sur”, han comentado otros. La realidad es que al ser el estadio más grande, mucho más grande, hace falta que canten más personas. Pero hay que darle tiempo y sacar conclusiones dentro de un tiempo.
También ayudaría a calentar el ambiente antes del partido que la megafonía no sea tan invasiva, ni con las reiteradas locuciones del speakerni con la atronadora música, tan alta que cuesta hablar con tu vecino de asiento. Si una parte del estadio no oye lo que canta la del otro lado, es difícil que se unan todos. Esperemos que haya sido cosa del primer día y de la necesidad de presentar los actos conmemorativos.
Uno de los aspectos que más llama la atención es la cubierta, que impresiona por sus dimensiones y por sus llamativos juegos de luces. Los videomarcadores me parecen algo pequeños en comparación con el tamaño de la instalación. Además, dejaron de funcionar un rato durante la segunda parte del partido. Me hubiera gustado tener la perspectiva del césped desde varios puntos, pero al menos, en la tribuna de prensa, situada en el anillo superior de la grada de tribuna, la visibilidad es perfecta. Eso sí, por lo menos en ese lado, nos acordamos del Calderón y del aire que entraba por los huecos de los lados. Aquí no son tan grandes pero en horario nocturno, el frío se dejó sentir. Nos tememos lo peor en invierno.
Hay quien se sigue preguntando si al Atleti le hacía falta embarcarse en esta aventura y endeudarse como lo ha hecho. No se puede olvidar que la decisión se tomó al margen de los aficionados y que la operación ha terminado siendo muy distinta a como se vendió hace unos años. Pero este salto al futuro, porque indudablemente lo es, parece la consecuencia lógica de la progresión que está llevando a cabo la entidad, arrastrada por los éxitos de la etapa Simeone, no lo olvidemos, en los últimos años. Si a nivel deportivo, el equipo se ha posicionado entre los mejores de Europa y económicamente va adquiriendo mayor potencial, ahora ya puede presumir de tener una instalación de primer nivel.
El estadio, además, obliga, y mucho. Obliga a tener miras ambiciosas, a mantenerse en la lucha por los títulos. Para estar en la segunda o tercera línea europea no hace falta tener esta instalación. ¿Se corre peligro de perder la identidad propia? No tiene por qué. Todo dependerá de la afición. De si se aburguesa o decide darle al campo el sello que siempre ha tenido. Roberto Solozábal lo expresó perfectamente en Onda Cero: “No podemos actuar como nuevos ricos porque ahora estemos en la élite o tengamos este nuevo estadio tan moderno. Hay que trasladar el alma del Calderón al Metropolitano y seremos el Atlético de verdad. Puedes tener una gran casa y ser un gilipollas”.
Hay quien se sigue preguntando si al Atleti le hacía falta embarcarse en esta aventura y endeudarse como lo ha hecho
Lo mismo pasó cuando el Atleti se mudó del antiguo Metropolitano al Vicente Calderón. Conviene recordar que al partido de inauguración apenas fueron 20.000 espectadores. Miren lo que ha dicho el que fuera portero rojiblanco, Rodri, al diario AS, de aquel momento: “Al Calderón fuimos en precario de todo. Precario el campo, precaria la zona... Se descolgó mucha gente. Venían de un barrio donde el Atleti estaba muy arraigado, al río, donde nada había”. Fíjense lo que años después ha terminado siendo el Calderón para la hinchada rojiblanca.
Fue un día inolvidable, eso es seguro. No se estrena un campo, y menos como ese, todos los años. Para muchos atléticos será el último que conozcan. Posiblemente no sea el caso de Alonso, al que, a la vuelta, le volví a ver en el metro, ya dormido en brazos de su padre. Él, quizá, pueda vivir otra mudanza. Curiosamente, al día siguiente emitieron Regreso al futuro en la tele y lo vi claro. El Metropolitano es el DeLorean que ha hecho avanzar al Atleti varias décadas en el tiempo. Ahora le queda saber aprovechar el viaje para labrarse el futuro sin estropear el pasado.
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí
Artículos relacionados >
Las sombras del traslado al Wanda Metropolitano
Del Calderón al Metropolitano: un traslado plagado de anomalías
El milagro de los panes, los peces y la Peineta
El alma del Calderón
Adiós, Calderón, adiós
Lo que dejamos atrás
La deuda amenaza el crecimiento del Atlético
1 comentario(s)
¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario
-
banderita
pues a mi lo que me sorprendio fue el despliegue militar y el predominio de la bandera de españa a la del atletico en los actos.....no soy colchonero y me da hasta igual pero me llamo la atencion muy mucho.....sobretodo queriendo destacar los origenes del atletico, que si no estoy mal informado son anteriores al atletico aviacion y no tenian nada que ver con militares.
Hace 6 años 6 meses
Deja un comentario