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Rita Maestre (Madrid, 1988) fue la primera mujer en aterrizar en las sesiones Fuera de Contexto en el Teatro del Barrio. Iba siendo hora. Maestre es una pieza clave del Ayuntamiento de Madrid y, en consecuencia, una de las protagonistas de una nueva forma de gobernar que desembarco en los consistorios con prisa por abrir las ventanas y oxigenar el ambiente. Después de casi un cuarto de siglo de poder del Partido Popular, las instituciones de la capital olían a carcoma: eran carcomas célebres que se llamaban Gürtel o Púnica. Maestre representa bien los avatares que ha sufrido Podemos. En ella se ha cebado la lógica del fango del poder: escudriñaron en su vida en busca de munición e intentaron hacerla pasar por una criminal peligrosa por una protesta pacífica en 2011 en la capilla de la Universidad Complutense. Todavía hoy, entrevista tras entrevista, tiene que seguir explicando aquello. Le preguntamos: ¿Es necesario seguir excusándose? “La acción la defendía, la defendí y la sigo defendiendo, pero hay que explicarlo, sobre todo cuando las cosas no se quedan solo en el plano de la confrontación política sino que de repente toca sentimientos que no son los míos pero de los que, como representante pública, me tengo que hacer cargo”.

En aquel ambiente de la Complutense empezó a implicarse en política luchando contra la “mercantilización de la universidad pública del plan Bolonia”. “Allí nos dimos cuenta de que había mucha gente desencantada deseando hacer algo distinto”, contó. Entonces se activó “un clic generacional” que acabó fermentando en el 15-M y, más tarde, en Podemos. En poco tiempo se conformaron las confluencias de izquierdas que acabarían ganando, entre otras, las dos ciudades más emblemáticas del Estado: Madrid y Barcelona. En la capital, como decimos, se encendieron los ventiladores, pero hay quienes quieren cortarles la corriente.

Ahora Madrid conquistó el Ayuntamiento, pero ¿les deja gobernar el PP en la Comunidad de Madrid y en el Gobierno central?

Creo que la oposición al Ayuntamiento de Madrid y a Carmena no la hace el pleno municipal ni el nuevo portavoz del PP ni Begoña Villacís, la oposición son Cristóbal Montoro y Cristina Cifuentes que usan el Ministerio y la Comunidad para boicotear las políticas públicas del Ayuntamiento. 

¿Algún ejemplo de este marcaje?

La misma delegada del Gobierno que está investigada en el caso Mercamadrid por ser negligente y no ver cómo se iban 250 millones de dinero público, Concepción Dancausa, creo que se levanta por la mañana y dice ‘¿a ver qué ha hecho Carmena?’, y con cada una de sus decisiones se va a los tribunales a poner un contencioso administrativo y a tratar de paralizar por la vía judicial las decisiones ejecutivas. Por primera vez en la historia de la delegación, su objetivo fundamental es el boicot abierto y constante. Esto nos frena a veces un poco, pero creo que no vamos mal. 

En 2019 habrá elecciones municipales. Carmena dijo desde el principio que no se iba a presentar, pero parece que ahora hay dudas. ¿Se lanzará o no? 

Ella dijo que se iba a presentar para cuatro años, pero todos hemos aprendido al llegar que un proyecto de cambio que rompa la inercia de 25 años del PP no se hace en cuatro años, necesita muchos más. Tanto viendo las encuestas como yendo con Manuela por la calle, te das cuenta de que el nivel de apoyo y aprobación ciudadana es enorme. Esas dos cosas y que estamos haciendo muchas acciones que van cambiando poco a poco la ciudad creo que le están haciendo pensar que podría quedarse. Ha abierto esa posibilidad y tiene que ser ella la que decida.  

Echando la vista atrás, se advierte que Podemos Madrid ha sido la muestra a escala reducida del partido a nivel estatal: en él se han visto virtudes pero también los patinazos, las luchas y las colisiones más sonoras. Ella misma, tras las primarias que auparon Ramón Espinar, después de que se apartara hasta a una decena de errejonistas, insistió en que apartar a esa gran minoría no era el camino correcto.

 ¿Se han armonizado las relaciones internas en Podemos? ¿Hay mejor ambiente?

Hay una parte de la discusión política en Podemos (y también pasó en las primarias del PSOE) que fue de culebrón excesivo. Tenía que ver con la discusión política, pero también con cómo se contaba desde los medios. Las relaciones personales son importantes, pero importa más la construcción política. ¿Armonía? Sí, en la medida en que todos asumimos las decisiones colectivas que se tomaron y remamos en la misma dirección. No siempre estamos de acuerdo. Sería absurdo y falso negarlo, pero ya lo expusimos públicamente y se votó.

Sucede que ahora mismo en Madrid, mires hacia donde mires, está presente Cataluña. Una mañana, la capital despertó y se había llenado de banderas. Y entonces el vecino del 1ºA comenzó a mirar de reojo al del B al ver su balcón desnudo. El miedo había triunfado y la capital se tiñó de rojo y amarillo en un intento de demostrar quiénes eran unos y quiénes otros. Y, con el miedo y los colores, vuelve el odio. La opción del diálogo, en opinión de Maestre, “se ha desestimado de una forma muy oportunista y electoralista”. Y llegado este punto, la duda está en si se puede recuperar a los catalanes que ya han desconectado mentalmente de España: “Yo creo que sí, por supuesto. Uno de los problemas fundamentales es haber construido una idea de España según la cual lo español son los toreros, lo de derechas y una bandera, que es la del PP y la del bando Nacional. Esa construcción caricaturesca de España se ha hecho durante mucho tiempo. Creo que Podemos es el primer partido en muchos años en la historia de España que impugna esa idea y que trata de visibilizar otra idea de España y otro proyecto que pueda ser mucho más plural y por supuesto mucho más atractivo para los catalanes”. Pero no solo el PP opta por envolverse en la bandera.

La semana pasada vimos cómo un PSOE ya sin complejos se aproximaba al PP y acordaba la aplicación del 155. ¿Cómo ve este acercamiento? 

Creo que es problemático, es erróneo y es antiguo. Pretender solucionar los problemas nacionales con un pacto entre el PSOE y el PP podía valer hace cinco años, cuando ostentaban la representación de la mayor parte de los españoles... Esa escenificación de dos señores dándose la mano ha quedado muy antigua, no soluciona el problema. La herida, el desgarro no se va a cerrar con el 155.

Sin embargo, le han arrancado al PP una reforma constitucional que supuestamente en 6 meses comenzará a funcionar. 

Ya me gustará a mí ver aquello. No tengo muy claro cuánto va a cumplir el PP su promesa. Si es tanto como los acuerdos electorales con Cs, yo diría que el PSOE bien bien no ha hecho su apuesta... Creo que todavía hay tiempo, entre otras cosas, porque el PSC tiene una posición distinta y más razonable y, además, hay mucha movilización ciudadana y muchas referencias políticas. Por eso digo que es antiguo el pacto PSOE - PP. ¿Un pacto PSOE-PP sin la ciudad de Madrid, sin la ciudad de Barcelona, sin el 20% que ha votado una cosa diferente? Eso no vale. Por eso no tenemos que tirar la toalla ni tenemos que asumir la derrota.

La cosa iba de millennials hasta tal punto que la conversación se cerró hablando de Harry Potter: “Es un libro profundamente de izquierdas”, defendió Maestre y reflexionó sobre cómo es el Voldemort (el malísimo de la saga) de las instituciones: “Es esa política no solo vacía por dentro, sino profundamente desagradable en lo externo; de insultos, descalificaciones, agresividad”. Maestre cambió su rol y tomó el micrófono para presentar la actuación de La Otra, cantante feminista, ácida de concepto pero con voz suave y larga, que saltó al escenario e interpretó varios temas y una metáfora musical del patriarcado. Como ya se sabe, los Fuera de Contexto siempre acaban por fiestas.