Los resultados en innovación de la Unión Europea dependen de la capacidad de los estados miembro de hacer llegar su desarrollo e investigación en I+D a los mercados. Esto supone crear correas de transmisión solidas entre universidades, centros científicos, empresas y el sector público. Una suerte de cadena de montaje que implica todas las fases de la innovación y que va desde la producción de las ideas hasta su forma final en el mercado. 

El indicador de Resultados de la Innovación evalúa esta cadena en base a cuatro componentes principales para entender cómo llegan las ideas al mercado: la innovación tecnológica, el empleo en actividades intensivas en conocimiento, la competitividad de los bienes y servicios intensivos en conocimiento y el empleo en empresas de sectores I+D.

Según datos del Join Research Center publicados el año pasado, España está a la cola de la Unión Europea en eficiencia innovadora: la valoración del Indicador de Resultados de la Innovación es de 83,7 puntos, lejos de la media regional, que tiene 103,6. De esta forma, España se sitúa al nivel de países como Polonia y cerca de 40 puntos por debajo de otros como Suecia y Alemania. 

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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Indicador de Resultados de la Innovación (2014) publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.