Herejes o ignorantes: la econocracia
Las propuestas para reformar la economía anunciadas por un notable grupo de académicos críticos provocan una ácida respuesta de los neoclásicos, que opinan que son sólo lloriqueos de keynesianos agraviados
Joaquín Estefanía 10/01/2018
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Hecho: los estudiantes de las facultades de Ciencias Económicas de muchas partes del mundo protestan por el enfoque de la enseñanza, alejado de la realidad. Hecho: entre los responsables de la larga crisis económica figuran, junto a los golfos apandadores que estafaron y los reguladores que no regularon, las ideas falsas económicas que hicieron creer a los ciudadanos que estaban seguros y que no se volverían a cometer los abusos del pasado. Hecho: la aplicación de las teorías de la “austeridad expansiva” que inventaron algunos economistas convirtieron una crisis cíclica más en la Gran Recesión.
¿Están los tres hechos concatenados? Hay economistas críticos que sostienen que sí. A principios del siglo XVI Lutero cambió el mundo cuando clavó sus 95 tesis a favor de una reforma de la iglesia católica a las puertas de una capilla. Imitándole, hace aproximadamente un mes un grupo de economistas muy notables (entre ellos, por ejemplo, Steve Keen, autor de La economía desenmascarada, o Mariana Mazzucato, autora de El Estado emprendedor) presentaron en un acto en el University College de Londres el documento “33 tesis para una reforma de la disciplina de la economía”, y luego se trasladaron a la sede de la London School of Economics, donde lo pegaron a la puerta, blandiendo un martillo hinchable.
Entre los presentes estaba Larry Elliott, responsable de la sección de Economía del periódico The Guardian, que ha escrito un artículo en él (“¡Herejes bienvenidos! La economía necesita una nueva reforma”), en el que se describen las principales ideas defendidas por los economistas críticos. A saber:
- La economía necesita su propia Reforma, igual que la iglesia católica hace 500 años.
- La economía ortodoxa cree tener todas las respuestas. Las matemáticas se utilizan para mistificar la economía. La economía neoclásica se ha convertido en un sistema de creencias incuestionado. Hereje todo aquel que pone en tela de juicio su credo de los mercados autocorrectores y consumidores racionales.
- Es irónico el monopolio intelectual de la economía neoclásica, que hace de la competencia el centro de su pensamiento. Domina la enseñanza, la investigación, la asesoría política y el debate público.
- Las revistas científicas siguen en manos del viejo establishment de los economistas.
- La economía ha de hacer más por alentar el pensamiento crítico y no premiar simplemente la memorización de teorías.
- La economía no es una ciencia formal. Una ciencia formal implica probar una hipótesis con la evidencia disponible. Si la evidencia no apoya la teoría, un físico o un biólogo desecharía esa teoría y trataría de agenciarse otra que funcionase empíricamente. La economía no funciona así.
- La economía tiene que aprender de otras disciplinas [hay quien dice que es la ciencia social matemáticamente más avanzada pero la más atrasada humanamente].
Victoria Chick, profesora emérita de Economía en el University College de Londres, resumió todo en tres frases: “La corriente dominante en economía tiene el sello distintivo de ciertas religiones. Creen que poseen la verdad. Pero lee por ti mismo y piensa por tu cuenta. Ha habido cambios y puede volver a haberlos”.
Pocas semanas después de este artículo llegaba la respuesta en España a través de otro publicado por un profesor del departamento de Economía en el University College de Londres y doctor en Economía por la Universidad de California, San Diego. Eran expresivos tanto su título como el lugar en que lo publicó su autor, Antonio Cabrales: “¿Econo-ignorantes o algo peor?”, en el blog Nada es Gratis, que hoy goza de autonomía pero que fue creado en 2009 por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), entre cuyos patronos están el Banco de España, Caixabank, BBVA, Bancos Sabadell y Popular, Fundación ACS y Ramón Areces, Iberdrola, Grupo March, Telefónica, … Se puede decir que en Nada es gratis publica habitualmente una buena parte del mejor establishment de los economistas españoles.
¿Qué dice Cabrales, un economista que participa en el proyecto Core, para rediseñar el currículo básico de economía?:
- Critica amargamente el artículo de Larry Elliott (“infame articulillo”) por estar lleno de fake news, y por repetir de “manera goebbelsiana una cantinela que recorre las redes”: los economistas son una banda de neoliberales que se dedican a hacer teorías abstractas sin ningún respeto por la realidad.
- Quien reitera esta idea es, en el mejor de los casos, un ignorante (un econo-ignorante) y quizá algo peor. Alguien mal informado puede hacer caso a los econo-ignorantes.
- Desde los años 90 la economía es una ciencia empírica. “O sea que los econo-ignorantes no han leído una revista científica de economía en el último cuarto de siglo al menos”.
- Dense un paseo por cualquiera de las revistas de economía y muestren a los “críticos” una selección aleatoria de lo que verdaderamente hacemos. Podrán concluir que la ciencia económica es actualmente más empírica, tiene mayor credibilidad, está menos aislada del resto de las ciencias sociales y, por tanto, es más útil que nunca.
- No somos una banda de teóricos abstractos dispuestos a defender el libre mercado por encima de lo que sugiere la evidencia.
Hace unos años, cuando Antonio Cabrales presentó en Nada es gratis el Proyecto Core, dio la palabra a una de sus mayores impulsoras, Wendy Carlin, catedrática del University College de Londres, que había escrito un sugerente artículo en el Financial Times: la actual podría ser una edad de oro para la economía; los avances recientes en la teoría, la historia económica y los métodos cuantitativos han proporcionado herramientas para abordar los acuciantes problemas de la desigualdad de oportunidades, la inestabilidad financiera o el cambio climático. Sin embargo, ¿por qué a pesar de ello los economistas tienen tan mala prensa?: porque perdieron el tren de 2008 (el inicio de la Gran Recesión) y porque algunos economistas abogaron por políticas que contribuyeron a la aparición de la crisis y exacerbaron el desempleo resultante y la inseguridad económica. Estos fracasos pueden atribuirse a la complacencia entre los economistas ante la doctrina de que la economía de mercado poco regulada se haría cargo de sí misma.
El jefe de Economía de The Guardian recuerda que cuando sorpresivamente llegó el Brexit los ciudadanos no se creyeron los males que pronosticaban los economistas del Tesoro británico, el Fondo Monetario Internacional, el Banco de Inglaterra o la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, todos ellos pura ortodoxia. Hay neoclásicos que opinan que protestas (“activismo”, lo denominan) como las protagonizadas por Keen, Mazuccato, Ha-Joon Chang, Kate Raworth, Elliott y otros son sólo lloriqueos de keynesianos agraviados. Es más profundo. Lo que es seguro es que el avance científico sólo progresa a través de debates como éste.
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Joaquín Estefanía
Fue director de El País entre 1988 y 1993. Su último libro es Estos años bárbaros (Galaxia Gutenberg)
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