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El Mentidero

Ni patriotas ni ciudadanos con banderas; son fascistas

@PabloMM 5/03/2018

J.R. Mora

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El primer acto oficial de los presidentes electos de la república francesa es un homenaje a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. En la tumba al soldado desconocido, instalada bajo el Arco del Triunfo de París, el nuevo dignatario entrega una corona de flores mientras por la megafonía suena "Le Chant de Partisians", el himno de la resistencia francesa contra la ocupación nazi. A pesar de que el país vecino parece convaleciente de la peligrosa enfermedad de la desmemoria, la cultura antifascista permanece latente en el ideario popular.

Algo similar sucede en los países del resto de Europa, donde la sombra de la ultraderecha planea de nuevo espoleada por la crisis económica y el discurso anti inmigración como canalizador del enemigo común. Para la esperanza, al otro lado del río, el dique de la resistencia continúa firme y es que, aunque en la ciénaga del posfranquismo pueda resultar sorprendente, hay lugares donde las heridas del fascismo no se olvidan.

Para ser justos no podemos obviar que España es un caso particular, donde en ocasiones es complicado separar el grano de la paja. Al fin y al cabo, uno de los dos grandes partidos es en sí mismo una operación de lavado de cara; un grupo de neofranquistas que tras la muerte del General se reciclaron en demócratas para seguir porfiando en la vida pública. Sería más que necesario que 40 años después hubieran depurado sus rémoras de la dictadura pero debe resultarles difícil limpiar la mala sangre que les corre por las venas.

Mientras Mariano Rajoy no sabía por qué le quitaron una calle a Salvador Moreno, Ministro franquista y responsable del bombardeo de la carretera que unía Málaga y Almería durante “la desbandá” (más de 100.000 civiles huían de las bombas), el holandés Guus Hiddink ordenó a su equipo, en 1992, que no saltara al campo hasta que se retirase de las gradas del estadio del Valencia una pancarta con simbología nazi. El primero es un presidente de Gobierno. El segundo, un mero entrenador de fútbol.

En este nuevo advenimiento de la barbarie, los camisas pardas se visten con pantalones de pinza y se tratan las cabezas rapadas con píldoras contra la alopecia. Más jóvenes y más guapos, se esconden ahora en ese espacio indeterminado llamado "el centro" (o "ni de izquierdas ni de derechas”) y han moderado el lenguaje con el discurso del trilero que le susurra a la Europa deprimida el romancero del Valhalla. Sus líderes, por lo general viejóvenes entrados en la cuarentena, han encontrado acomodo en unos medios de comunicación prostituidos por el temporal de la crisis financiera. Con los tradicionales grupos mediáticos cercanos a la bancarrota, los que no hace mucho se autoeregían como guardianes de las esencias democráticas están ahora dispuestos a dar pábulo a cualquier cosa que apuntale el sistema hegemónico que les permite sobrevivir mamando de la teta del Estado, y ya de paso, alejar de unos ciudadanos precarios, pobres y amordazados las fantasías subversivas y revolucionarias.

Winston Churchill nunca dijo aquello de…”Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas". Lo que sí dijo fue: "Dejad, pues, el pasado a la historia, pues yo tengo la intención de escribirla”. El premier británico es un buen ejemplo de cómo se puede tergiversar el relato de los acontecimientos cuando se tiene al cuarto poder acariciándote el lomo. Ha conseguido ser recordado como uno de los grandes demócratas de la política europea, a pesar de ser un racista confeso, responsable del asesinato de dos millones de personas en Bengala, en los inicios de la década de los años 40.

"Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Ésta tampoco es de Churchill.

El maquillaje sirve para ocultar imperfecciones y resaltar zonas específicas de la piel. En este país, donde los Borbones llevan capa de superhéroe y la Transición fue modélica y ejemplar, nos hemos especializado en los relatos edulcorados, echándole colorete a nuestros pómulos adolescentes y unas cuantas capas de base en las arrugas de la historia. Ahora, con brocha fina y un sutil trabajo de difuminado, la prensa se afana en transformar a la vieja ultraderecha de siempre en un atractivo mancebo de 20 años. Parten para ello de una premisa falsa; en España no ha habido un crecimiento de los partidos de ultraderecha. Es cierto que, a diferencia de lo que sucede en el resto de Europa, ninguna formación propiamente ultraderechista ha conseguido representación parlamentaria, y tan solo en unos pocos ayuntamientos su presencia es residual. Lejos de explicaciones buenistas sobre el excelente pedigrí democrático de los españoles, la realidad es que la ultraderecha se siente cómoda votando al Partido Popular y lo seguirá estando mientras que desde la calle Génova no abandonen la convicción de la indisoluble unidad nacional.

Los fascistas están en las calles de Madrid, de Barcelona, de Valencia y de Sevilla, tanto como en las de Berlín o Viena, con la diferencia de que aquí cuentan con el colaboracionismo de los medios para disfrazarse con el traje de lo políticamente incorrecto. ¿Se imaginan una revista en Alemania donde la nieta de Heinrich Himmler posara junto a una de las propiedades robadas por su abuelo durante el Aryanising?

Imagínense ahora a un nazi rindiéndole honores a la figura de un judío muerto. Dejando a un lado la estupidez del susodicho, al que no se le presuponen grandes capacidades intelectuales, en 2011, el diario La Gaceta, del grupo Intereconomía, borró la esvástica de un legionario que portaba al crucificado del Cristo de la Buena Muerte en la Semana Santa de Málaga.

En otra encomiable labor de blanqueamiento, en enero de 2017, la prensa trazó el perfil de una joven indefensa agredida por un grupo de salvajes de extrema izquierda a la salida de un bar en Murcia. Lucía, que así se llama, se convirtió en un icono de esa supuesta ola de Españafobia de la que los medios han hecho bandera, los mismos medios que obviaron que Lucía es también "la intocable", una neonazi con un amplio historial delictivo, miembro del grupo Ultras Murcia, conocidos en la región por organizar "cacerías" contra jóvenes de izquierda, homosexuales e inmigrantes.

Otro caso similar sucedió hace apenas unos meses. El titular del periódico El Español fue impactante: "Han intentado quemarnos, a mí y a mi familia, sólo por colgar la bandera de España en el balcón". Cristina Arias, vecina de Balsereny, en la provincia de Barcelona, denunció ante los medios cómo había estado a punto de morir entre las llamas por hacer alarde público de su españolía. En un directo con Espejo Público, Susana Griso, visiblemente consternada, trasladó sus condolencias a la afectada e incluso Mariano Rajoy se puso en contacto con ella: "Emotiva conversación con Cristina, una mujer con una gran fortaleza. Su familia en Balsareny ha sufrido un terrible golpe, han intentado quemar su vivienda por tener colgada una bandera de España en su balcón. Nos tienen a su disposición para lo que necesiten", escribió el Presidente en su cuenta de Twitter.

Pocas horas después de que saltara la noticia se descubrió que el incendio se había producido en el portal del bloque (nadie quemó su casa ni su bandera) y que además, Arias pertenece a una organización neonazi llamada Hermandad de los Hermanos Cruzados, que en 2015 llevó a cabo un asalto a un centro de menores en la localidad de Bages con el resultado de tres detenidos acusados de delitos de odio.

El patrón del ultraderechista que se esconde bajo el paraguas del patriota acosado por las hordas antiespañolas también se sucede en el relato de Doris. De nacionalidad austriaca, Doris Burgstaller acudió a los medios de comunicación para denunciar que había tenido que abandonar Mallorca, donde residía desde hace más de 20 años, para que "mis hijos puedan aprender español". En sendas entrevistas con El Español, El Mundo y La Nueva España, Doris, ya a salvo desde su nuevo refugio en Gijón, aseguraba que "es muy difícil vivir con dignidad cuando los nacionalistas imponen su fanatismo".

Bastó con rascar un poco en la superficie para descubrir que esta supuesta víctima del supremacismo catalanista era la gerente de la Fundación Círculo Balear, un lobby de extrema derecha, similar a la extinta Manos Limpias. El periodista Antonio Maestre publicó en Twitter una foto de Jorge Campos Asensi, presidente de la organización, en el que se le puede ver haciendo un particular homenaje al monolito fascista de Sa Feixina.

Ha sido a propósito del auge del soberanismo en Cataluña cuando la extrema derecha ha encontrado pretexto para cruzar la barrera de la clandestinidad y presentarse como garantes de las libertades. Incluso un conocido político que no hace mucho prometía "asaltar los cielos" culpó al independentismo de haber contribuido a "despertar el fantasma del fascismo". Se equivocó Pablo Iglesias porque "el chico del polo azul" no tuvo la culpa de que la Delegación de Gobierno de Valencia autorizase una concentración de "ciudadanos con banderas".

En el contexto de la actualidad política en Cataluña, Sociedad Civil Catalana es la formación fetiche que la prensa –y la clase política– utilizan para desautorizar el mensaje independentista. Habituales en las manifestaciones españolistas de Barcelona, donde han desfilado junto a PP y PSOE, sus vínculos con la extrema derecha quedaron al descubierto en el libro Desmuntant Societat Civil Catalana, del periodista Jordi Borràs. Esto no ha sido inconveniente para que sus dirigentes se hayan paseado por platós de televisión y emisoras de radio autoproclamándose como el sentido común entre el dislate soberanista.

La desmemoria también ha sido generosa con otra astilla del mismo palo. Los Ciudadanos de Albert Rivera suben en las encuestas auspiciados por el buen trato que les dispensan algunas de las figuras más relevantes del periodismo. De sobra es conocida la simpatía de Carlos Herrera o Pedro J. Ramírez (éste último llegó a acudir como invitado en primera fila a un mitin del partido) por la formación naranja, de la que parecen haber olvidado que concurrió a las elecciones europeas de 2009 en coalición con Libertas, una formación ultra conservadora y anti inmigración fundada por el multimillonario irlandés Declan Ganley y financiada por contratistas militares estadounidenses, seguro que para hacer cosas buenas.

El jugador de fútbol Roman Zozulya, mecenas de la guerrilla fascista ucraniana "Narodna Armiya", Melissa, líder de "Hogar Social", o Serrano Súñer, ministro nazi de Franco al que Telecinco le dedicó una enternecedora serie de amor, son otros de los personajes que han pasado por la lavadora de los medios de comunicación.

El tiempo y la historia nos han enseñado que trivializar el mensaje de la extrema derecha es contribuir a su ascenso y camuflarlos entre la normalidad política y social es legitimar su discurso. Lo contrario también es igual de temerario. Tienen, o mejor dicho, tenemos, la tendencia de calificar de fascista a todo el que piensa diferente, flaco favor para la causa si diluimos hasta el absurdo la sinrazón de la extrema derecha.

No, no son patriotas ni ciudadanos con banderas, pero tampoco es fascista tu vecino del cuarto por querer que salga el sol por Antequera.

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21 comentario(s)

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  1. Reiko

    Es muy curioso que en España defiendan más a las banderas que a las personas. El nacional socialismo de derechas que estuvo en Alemania apoyado por Franco y Mussulini hizo mucho daño dentro de nuestras fronteras y hoy en día la historía se repite, con proclamas democraticas pero igual de fascistas. Precisamente España salió perjudicada de una guerra civil que mató a más 150 mil personas después de la guerra, fusiladas y torturadas, personas que solo buscaban la libertad que les quitaron con el golpe de estado contra la República Española. Hoy en día los libros de historía todavía protegen al régimen nacional socialista de derechas y muchos piensan que el pueblo o las personas no significan la verdadera esencia de la propia tierra, si no los poderes gubernamentales que dicen representar.

    Hace 6 años 1 mes

  2. LUIS

    Gracias por el articulo. Y a los que se escuzan ajo agua y resina. Aqui no se ha llamado facista a nadie que no lo sea. Simplemente se han dado ejemplos de unos ciudadanos que se hieronn los viztimas y luego pertenenecia a organizaciones de extrema derecha a las que se les puede denominar de facista. ¿O no es facista aquel que lleva una svastica o el yugo y las flechas?

    Hace 6 años 1 mes

  3. 18 de julio paga extra

    La leche...no he llegado ni a la mitad. Dios mio que me quede como este. Miedito me da este tio con lo escrito.

    Hace 6 años 1 mes

  4. LUIS

    Gracias por el articulo. Y al los que se escuzan ajo agua y resina

    Hace 6 años 1 mes

  5. Javier

    Lamentable que bien entrado el siglo XXI sigamos en las mismas de siempre. Me dan pena todos aquellos que limpian sus conciencias acusando a quien piensa diferente que ellos de cometer los mismos crímenes que han cometido: que los comunistas formarán chekas no convierte a los fascistas en pobres víctimas y viceversa. Solo asumiendo la parte de culpabilidad que a cada correligionario le corresponde podremos entablar un diálogo honesto y veraz. Toda ideología cuyo fin es exterminar al oponente se convierte en la misma secta asesina que culpa a su antagonista. Para mayor ignominia la ausencia de autocrítica en vosotros mismos os convierte en carne de cañón de esa caterva de cobardes que ordenan e instruyen desde sus poltronas. Seguid así y acabaremos como siempre en un ciclo sin fin. Borregos que sois unos borregos que os creéis toda la mierda que os meten los de un lado y los del otro sin llegar a cuestionar que de cierto hay en lo que os instruyen

    Hace 6 años 1 mes

  6. koyikabuto

    Y el Fer este ¿Que se ha fumao?, Coño cambia de camello primo que te lo está dando muy chungo

    Hace 6 años 1 mes

  7. Pedro

    Fer, Juanma, Carnuz. La tres patas del mismo banco. Así parecen muchos.

    Hace 6 años 1 mes

  8. Fermi

    Magnífico artículo. Considero que te dejas algún movimiento fuera. Para mí, cuando la gente sale a la calle blandiendo muchas banderas, al final no se manifiestan por algo sino que se están manifestando contra algún colectivo. De nacionalismo a fascismo no hay tanta distancia, aunque algunos se empeñen en ignorarlo.

    Hace 6 años 1 mes

  9. Juanma

    El grave problema de los izquierdistas es que ven "fascistas" por doquier y creo que los necesitan como el aire para respirar. En la "sociedad ideal" del izquierdista NO hay sitio para la discrepancia: Si NO comulgas con la ideología de género, abrazas la multiculturalidad o abominas de la inmigración, primero se ríen de tí, luego te insultan y si NO te rindes terminas siendo agredido. Por que para quienes NO se hayan dado cuenta: NO hay nada más totalitario que la izquierda.

    Hace 6 años 1 mes

  10. mikel

    Otro artículo que nos explica los cientos de miles de millones de fachas nazi franquistas que hay en España. La extrema izquierda no existe como tal, puesto que el articulista les llama "los eternos héroes luchadores por la libertad" Artículo 100 % imparcial y nada sesgado.

    Hace 6 años 1 mes

  11. Pepejota

    Muy interesante el artículo. Propongo, para tener una indicación del estado de fascismo en el país, realizar una encuesta entre los inmigrantes y refugiados pidiendo su opinión sobre, no solo las políticas del gobierno, sino también de las actitudes de la gente de la calle hacia ellos.

    Hace 6 años 1 mes

  12. Javi_RMCF

    Cuando la izquierda española vuelva a defender España, volveré a ser de izquierdas. Mi clase social y el pasado republicano de mi familia me acerca a ella, pero no puede compartir espacio con los que reniegan de mi patria y se alían con los antiespañoles catalanes y vascos (obviamente no hablo de los catalanes y vascos en general, que son compatriotas como cualquier otro español).

    Hace 6 años 1 mes

  13. freedom is anarchy

    Buenisimo, la ha clavado.

    Hace 6 años 1 mes

  14. Carnuz

    Qué divertido ver cómo se califica a Ciudadanos como fascista (calificación que curiosamente no recibe en ningún medio o país extranjero) y sin embargo al movimiento más etnicista, racista, totalitario, insolidario y supremacista (es decir, puramente nacionalsocialista) que ha surgido en los últimos tiempos, éste sí, desautorizado por todas las fuerzas democráticas de Europa excepto -qué casualidad- la ultraizquierda y la ultraderecha, le llama inocentemente "soberanismo". Ahí se ve la objetividad del artículo, que mezcla sin ningún rubor datos que nada tienen que ver con el partido al que descalifica como pruebas de su supuesto "fascismo". De todos modos, os compadezco; en realidad sois unos pobres diablos. Tiene que ser muy duro vivir en vuestra burbuja de odio y frustración, donde todo el mundo que os rodea es fascista, menos vosotros. Dos datos más que os harán seguir rabiando: (1) a la gente que recibimos vuestros rebuznos (más del 70% del electorado español) nos resulta absolutamente indiferente que unos muertos de hambre iletrados nos llaméis "fascistas" y (2) os queda fascismo para rato. Os recomiendo una cosa: duchaos, desparasitaos y poneos a trabajar, vagos.

    Hace 6 años 1 mes

  15. Pedro

    Yo aprendí a torturar a disidentes en los sótanos del juzgado..., no cuela verdad? Como lo de la pistola del demócrata Fer.

    Hace 6 años 1 mes

  16. Marta

    Pablo, impecable, como siempre.

    Hace 6 años 1 mes

  17. fer

    Panfleto: aplicado a este artículo es aquella difamación de algo o la apología de una determinada ideología. Este escrito es un panfleto contra un partido politico, Ciudadanos, recubierto del chocolate espeso de siempre. Luego los churros los pone cada uno en su casa y listo. A comer intolerancia. Si no hubiera fascistas habría que inventarlos. Yo por ejemplo aprendí a disparar una pistola en las juventudes comunistas de mi ciudad, qué tiempos.

    Hace 6 años 1 mes

  18. fer

    José: Companys era un genocida, aunque veo que incluso en un tema así se pueden hacer listas. En Irlanda, por ejemplo, la empezarían por el ejército británico.

    Hace 6 años 1 mes

  19. jose

    Fer: cuando no se esta de acuerdo con algo hay que razonarlo, no simplemente descalificarlo llamandole panfleto.Ya que haces un pupurri, de genocidas, naciones y banderas,mira y ve quienes estas en los primeros lugares en el siglo XX en Europa de genocidas , Arriba mi nacion, y ondear banderas

    Hace 6 años 1 mes

  20. Javi

    Hacen falta más artículos como este. Que recuerden que las denuncias de un fascista son el cáncer de nuestra sociedad y no han de caer en saco roto. Si fuera por ellos, todos los que no les gustan, estarían exterminados. Porque para ellos no hay disidencia: solo ellos y sus amigos, los demás son ratas de alcantarilla. Confunde la bandera con el colchón de sus derias supremacistas con las que sin ninguna vergüenza acusan a sus víctimas de "enarbolarlas", como el maltratador que justifica su ignominia culpabilizando a la víctima. Los nazis así poco a poco engañaron a todos con la eliminación de judíos y homosexuales. Buscan símbolos para confundir a personas honradas con su causa que nada tiene que ver con lo que representan. Les gusta la bandera española porque durante cuarentas representó la opresión que admiran. Ahora, como hay otras banderas, vuelve la española para utilizarla como ariete, no para representar a un país. Y eso les va.

    Hace 6 años 1 mes

  21. fer

    Vaya panfleto. Solo molestan las banderas españolas. Hace tiempo que los fascistas salen por millones a las calles con sus esteladas. Hace muchos años que un genocida como Companys, recibe flores en el día de Cataluña de parte de sus autoridades y en nombre del volk, del pueblo catalán. Ahora que salen las banderas que nos unen, que son de todos, sin echar a nadie, ahora se critica la libertad, la libertad de mostrar tus sentimientos. Si no te gusta la bandera española, su himno, te aguantas, respetuosamente, como cualquier demócrata haría con algo de lo que no se siente parte. Insultar puede cualquiera, por eso, si tienes que quemar alguna bandera, quema primero la tuya.

    Hace 6 años 1 mes

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