1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

¿El problema catalán tiene solución?

Si en Cataluña ninguno de los bloques tiene mayoría para imponer al otro su proyecto político, pero España pretende mantener y mantenerse pacíficamente allí queda solo el camino estrictamente político

Sofía Royo Andreu 4/04/2018

J.R. Mora

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes. Aporta aquí

El discurso de José Ortega y Gasset ante las Cortes Generales de la IIª República el 13 de mayo de 1932 en la discusión sobre el proyecto de Estatuto para Cataluña es considerado una clase magistral. En este venía a decir que el problema catalán no tenía solución. Como tal, entendía Ortega, había que conllevarlo. Para ello proponía una solución relativa. En esencia consistía, de un lado, en aislar del problema la “porción insoluble”, lo que amenazaba y disociaba la convivencia, identificado en el anhelo soberano de Cataluña; del otro, en reformular la cuestión en términos de autonomía, ergo cesión y retracción de poderes. De ahí el intenso debate para determinar la figura concreta que se le podía otorgar.

La Constitución de 1978, de una forma quizá eufemística, permitió eso. De tal forma que, durante treinta años (aproximadamente), la siempre conflictiva relación entre Cataluña y España ha transcurrido dentro de los límites conllevables que él preconizó. Así, la última pudo asentar la necesaria democracia y la primera disfrutar del ansiado autogobierno. Si esta experiencia ha sido un éxito o no habrá que valorarlo en otra ocasión, en la medida también que pueda o no renovarse y flexibilizarse ese pacto. Porque la realidad es tozuda y el tiempo pasa y todo vuelve y desde la Reforma de l’Estatut d’Autonomia de 2006 no nos conllevamos. Buena muestra de ello es que ochenta y seis años después, este debate podría ser el propio de cualquier diario de sesiones de las últimas tres legislaturas. Digo tal vez podría serlo porque eso requeriría obviar algunas cuestiones relativas a ese enigma que se hereda sin perder complejidad y que es la integración de Cataluña en España.

La adhesión a las tesis independentistas no solo es creciente, sino que está hoy en máximo histórico

La primera, al matizar la posibilidad de que Cataluña cambiara su estatus jurídico-político y consecuentemente su relación con el Estado español. Ha mutado la tradición catalanista. La sociedad catalana se ha polarizado y, por ahora, no se vislumbra alteración destacable de fuerza entre bloques (sí dentro de ellos). Por un lado, la adhesión a las tesis independentistas no solo es creciente, sino que está hoy en máximo histórico. Enfrente, encontramos un sentimiento antagónico, igualmente respetable, con una fuerza ligeramente inferior, que sigue, entiendo, la línea de la España que siente Cataluña como un trozo esencial de esa unidad histórica e inquebrantable que dice ser. En medio una porción indefinida, excepto en lo relativo al derecho de autodeterminación.

Y, la segunda, no encontramos la forma de encauzar el conflicto. Las reivindicaciones nacionales de Cataluña, y en menor medida del País Vasco –distinto es el tema gallego–, y la subsecuente reacción, básicamente en forma de bloqueo o desnaturalización, no sólo demuestran que el problema no está resuelto, sino que han hecho aflorar contradicciones e insuficiencias hasta el punto de que estamos inmersos en la mayor crisis constitucional de la historia democrática de España. Y, no hay propuestas concretas para resolverla.

Como antídoto, se acude a la experiencia comparada y se habla en general, básicamente en el marco académico –por cierto, desde la propia elaboración de la Constitución–, de unitarismo y federalismo, de centralismo o autonomía, de la lengua y la cultura, algunas veces incluso se apunta a una nación simbólica… Pero, sobre el problema catalán, sobre lo que hoy es propiamente eso que se llama problema catalán –que a la vista está también es español–, estoy por decir que no he oído mucha parte del discurso orgánico que lo aborde. Por ello, independientemente de la opinión que merezca la situación actual o cómo hemos llegado hasta aquí, en las siguientes líneas analizo la posibilidad de dibujar realidades racionales que puedan traducirse y materializarse jurídicamente para canalizar el conflicto.

Si vamos a lo más inmediato, concreto y primero con que topamos del problema catalán, vemos que, en términos de presupuestos constitucionales, el problema reside en esa facultad de las últimas decisiones, el poder que crea y anula los otros poderes: la soberanía. El conflicto es que las posiciones del Gobierno de España y del Govern comparten la premisa jurídico-política: consideran que la existencia y organización del Estado tiene su origen en un pueblo soberano, indivisible e ilimitado jurídicamente. El Govern apela al derecho de autodeterminación de los pueblos reconocido en el Derecho Internacional mientras que el ejecutivo sostiene que el pueblo soberano es la nación española y, al parecer, le asiste la razón jurídica, el artículo 1.2 de la Constitución.

Es decir, nuestra democracia no permite que iniciativas de este tipo estén excluidas del debate público

Cataluña no cumple con los requisitos que avalan el ejercicio del derecho a la autodeterminación. Así pues, la cuestión entonces sería si el artículo 1. 2 permite neutralizar esta opción política. En ese sentido, no puede negarse la modificación del artículo 1.2. de la Constitución. Según ha manifestado el Tribunal Constitucional, es posible que Cataluña cambie su relación jurídico-política con el Estado español (eso incluye la posibilidad de independizarse por completo de España). La razón: en la Constitución no hay cláusulas de intangibilidad. Esto significa que al menos formalmente todo el texto puede someterse a revisión. Es decir, nuestra democracia no permite que iniciativas de este tipo estén excluidas del debate público. Menos apelando al imperio de la Ley pues todo Derecho tiene un origen político. Además, una vez ejercida, la soberanía muta su naturaleza, de pre-jurídica a política, limitada y dividida. A partir de entonces no es más que la exigencia de adecuación entre la Constitución y la conciencia jurídica. La garantía de que aquella sea el cauce adecuado de expresión de la voluntad popular y no su obstáculo.

Por tanto, cualquier cambio, incluyendo, si llega el caso, la independencia solo podría ser fruto de una voluntad clara y suficientemente mayoritaria de los catalanes. Para que ello pueda darse, la traslación jurídica requiere la reforma de la Ley Orgánica de las distintas modalidades de referéndum. O, según ha manifestado nuestro Alto Tribunal, la reforma de la Constitución. Acto en el que, de una forma u otra, participarían también el resto de españoles. En todo caso, solo el respeto escrupuloso a la legalidad podría dotar de legitimidad democrática a una decisión de esta trascendencia. No obstante, a la vista está que estos caminos no parecen hábiles.

Y es que seguimos planteado el conflicto cual Ortega como algo insoluble –la soberanía o se tiene o no se tiene, se gana o se pierde, pero en todo caso no se discute– lo que significa que aislamos hoy a la mitad de catalanes. Efectivamente, podríamos entrar a valorar qué mitad de la población sacrificamos y ahondar en las razones históricas, políticas, jurídicas, etc. Un debate que olvida quitar el zoom para analizar con precisión y exactitud el estado de correlación de las fuerzas que integran la opinión pública. No se trata de ensueños politológicos (certeros y necesarios en otros ámbitos), sino de una realidad fáctica que es el segundo obstáculo con el que topamos al tratar de encauzar el debate en términos jurídicos.

Pues, lo verdaderamente trascendente es que el 47% de votos independentistas en Cataluña dificulta, considerablemente, imaginar mayorías de consenso que apoyen elaboraciones y categorías jurídicas que aíslen las razones nacionalistas. Aritmética: el independentismo no tiene base social para implantar la República de Cataluña, pero tiene apoyo suficiente para bloquear al Estado, cualquier iniciativa jurídica, bien adopte forma de reforma constitucional o estatutaria –que por cierto quedó muy tocada tras la última experiencia– o bien pretenda resolver el problema sin tener en cuenta sus anhelos. Lo mismo sirve también para el doble referéndum o la multiconsulta, las alternativas que ahora se proponen como solución.

Si en Cataluña ninguno de los bloques tiene mayoría para imponer al otro su proyecto político, pero España pretende mantener y mantenerse pacíficamente allí (entiendo por ello que en términos generales las nuevas generaciones de catalanes formarán parte del Estado español por libre voluntad), queda el camino estrictamente político. Una senda por ahora intransitada que tuviera por objetivo diluir los bloques siempre y cuando los pros de mantener la polarización fueran inferiores a los contras de salir de esta dinámica. Ello nos sitúa en el plano político, lo que requeriría un estudio adicional.

También queda la opción, nada descartable como vemos, de no hacer nada y ver qué pasa

A grandes rasgos, podemos decir aquí que el estado de correlación de las fuerzas en la opinión pública española en este momento tampoco invita al optimismo. El debate territorial parece auspiciar que el centro-derecha español, Ciudadanos y PP, se recompongan. Todo ello en detrimento, y esto es importante desde el punto de vista de la resolución del conflicto, de PSOE y Podemos. Es clave porque son justamente los partidos que podrían tender puentes entre Catalunya y España los que rehúyen el debate por las tensiones internas que provoca en ellos y por el calendario electoral. Además, dada su posición minoritaria será complicado que logren introducir nuevos temas en la agenda. Me refiero a iniciativas que busquen crear coaliciones entre bloques y diluirlos. En todo caso, en ese marco, también queda la opción, nada descartable como vemos, de no hacer nada y ver qué pasa. Lo que nos sitúa en un debate puramente especulativo, en el que por ahora solo cabe advertir tendencias.

Es evidente que estamos ante un escenario, al menos en el corto plazo, poco favorable a resolver el problema catalán. Lo que no significa que no tenga solución. Más allá de las aventuras y desventuras del Procés, de la inacción o reacción del Estado, con independencia del nombre de la alternativa que se proponga (autonomismo corregido técnicamente, Estado federal cooperativo, competitivo, confederación, Estado unitario), desde todas las perspectivas se llega a la misma salida que, incluso si se retrasa por el contexto judicial en Cataluña, pasa por la Política. Así que ya veremos. Recordemos que la historia demuestra que se nos da mejor echarlo a perder que hacer eso. Lo que abocaría a algo de lo que los constitucionalistas no quieren ni oír hablar: un proceso constituyente o una solución específica para Cataluña. Habría que cambiar entonces las coordenadas.

-----------------------

Sofía Royo Andreu es politóloga.

 

CTXT necesita un arreglo de chapa y pintura. Mejorar el diseño, la usabilidad… convertir nuestra revista en un medio más accesible. Con tu donación lo haremos posible este año. A cambio, tendrás acceso gratuito a El...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Sofía Royo Andreu

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Se levanta el telón

    Lo primero que habría que señalar a la autora del texto es que estar por la independencia de Cataluña no necesariamente supone ser nacionalista. Los motivos por los que muchos catalanes desean independizarse no es otro que el deterioro de sus condiciones de vida y el lógico rechazo a seguir vinculados a un Reino de España que pese a la “gloriosa transición” ha seguido manteniendo una estructura de raigambre franquista en cuya perpetuación el papel del PP y PSOE ha sido y sigue siendo clave. Si yo fuera catalán también me querría ir de España no por razones histórico-culturales o folclóricas sino por simple higiene democrática. Que en pleno siglo XXI no se pueda realizar una consulta democrática en Cataluña para ver que piensan sobre cómo quieren organizarse sus habitantes, lo dice todo. Tampoco entiendo por qué para independizarse los catalanes han de demostrar “una voluntad clara y suficientemente mayoritaria” como señala la autora del texto. Mientras, que yo sepa, para seguir en España no se exige esa misma “voluntad clara y suficientemente mayoritaria”. Convendría no marear más la perdiz. La solución es más sencilla de lo que muchos “expertos” nos quieren hacer creer, consiste en poner sobre la mesa todas las opciones y proyectos sobre Cataluña para que la población pueda elegir y votar. Aunque fuera solo por un voto, la opción ganadora es la que habría que respetar. Así de simple. Para acabar, José Sacristán y el coro de los de la ceja zapateril podrán decir misa, pero la realidad es clara: la derecha catalana ha hecho más por democratizar España que la “izquierda española” en 40 años. Quién lo iba a decir.

    Hace 5 años 11 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí