En 1936, el general golpista Queipo de Llano proclamaba: “Todo afeminado o invertido que lance alguna infamia sobre este Movimiento, os digo que lo matéis como a un perro”. La víctima más conocida de la represión franquista contra lesbianas, gays, bisexuales y transexuales fue Federico García Lorca, asesinado el 18 de agosto de 1936. El poeta sigue enterrado en alguna fosa desconocida en el campo de Granada, mientras que el cuerpo de Gonzalo Queipo de Llano reposa con todos los honores en la Basílica de la Macarena de Sevilla. Después de Lorca, otras cinco mil personas fueron perseguidas y en muchos casos encarceladas, deportadas y torturadas por su orientación sexual o identidad de género, durante toda la dictadura y parte de la transición a la democracia. 

Más de cuarenta años después de la muerte del dictador Francisco Franco, los crímenes de la dictadura contra el colectivo LGTB siguen siendo poco conocidos en España y sus víctimas no han recibido la reparación que exigen por parte del Estado. Contra este olvido lucha Antoni Ruiz, que fue encarcelado en Valencia, Madrid y Badajoz por ser gay en los años setenta y hoy es presidente de la Asociación de Ex-Presos Sociales.

¿En qué consistió la represión de la dictadura franquista contra gays, lesbianas, bisexuales y trans?

Fue una infamia. La Ley de Vagos y Maleantes fue aprobada durante la Segunda República pero en esa época no se refería a la homosexualidad. En la reforma de 1954, la Iglesia interviene, y empiezan a perseguir homosexuales. El primer campo de concentración para homosexuales fue un campo de trabajos forzados en Fuerteventura.

En 1970 hubo una reforma y se aprobó la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, inspirada por el juez de uno de los juzgados especiales para tratar estos casos. Quería curarnos a los homosexuales. Con esta ley se crean supuestos centros de rehabilitación, que en realidad eran prisiones normales y corrientes donde los presos convivían con asesinos, ladrones y todo tipo de gente. Los dos centros estaban en Huelva y Badajoz. En uno, la rehabilitación era hacer cajas para la flota pesquera, y en otro, coser balones. Yo pasé por la prisión de Valencia, luego Carabanchel y Badajoz. Esto fue en el año 1976.

Además de la cárcel, estaba la pena de destierro a más de cien kilómetros de tu casa. Los condenados quedaban bajo la vigilancia de un miembro de Falange y del juzgado. A ver cómo encontrabas trabajo así...

¿Cuánta gente sufrió la represión de la dictadura contra el colectivo LGTB?

Nos encontramos casos de los años cuarenta, en los que metían a homosexuales y a lesbianas en manicomios

Se procesó a aproximadamente 5000 personas por estas dos leyes. Acabar en la cárcel o no dependía de la clase social, si tenías influencia entrabas por una puerta y salías por otra, hacían la vista gorda. Los que fueron a parar a prisión eran de clase obrera, humilde. Ahora se está haciendo un estudio de los archivos de los centros psiquiátricos, donde nos encontramos casos de los años cuarenta, en los que metían a homosexuales y a lesbianas en manicomios.

Las lesbianas pasaban más desapercibidas, porque con la mentalidad machista de la época, cuando vivían dos mujeres juntas se decía “pobrecitas, se van a quedar para vestir santos”. No pasaba nada. Cuando eran dos hombres, era peor. Sin embargo, hay casos de lesbianas que salieron del armario y también acabaron en prisión.

¿Qué ha hecho el Estado para reparar a las víctimas de estos crímenes?

María Teresa Fernández de la Vega se portó fatal y las indemnizaciones fueron insuficientes

El Estado prometió mucho. Hubo una declaración institucional votada por todos los partidos en 2004 pidiendo perdón. Con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero empezamos a negociar una partida de dos millones de euros para indemnizar a las personas que quedan vivas. Finalmente la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se portó fatal y las indemnizaciones fueron insuficientes. Por haber estado un mes en la cárcel te concedían 4.000 euros y luego iba aumentando la cantidad. Nosotros hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos para informar a todo el mundo de que existía este fondo para indemnizaciones, el Estado no. Se beneficiaron solamente 127 personas.

¿Qué falta por hacer?

Primero hay que retirar la constancia de los antecedentes del sistema informático de la policía. Aunque los antecedentes por condenas relacionadas con la Ley de Vagos y Maleantes y la de Peligrosidad Social están cancelados, si un policía te para, le sale que has estado en prisión.

Además, queremos que las personas que sufrieron represión por su orientación sexual o su identidad de género tengan una pensión digna. Muchos nos han tenido la oportunidad de tener un trabajo normal, por lo que no han cotizado lo suficiente. La mayoría tuvo que prostituirse y malvivir. Ya estamos en conversaciones con el nuevo gobierno. Este gobierno tiene otro talante y vamos a intentar hacer un fideicomiso para las pensiones. Ya hemos tenido contactos extraoficiales sobre esto. 

¿Las asociaciones por la memoria histórica le han dado el protagonismo necesario a las víctimas LGTB durante la dictadura?

De vez en cuanto se acuerdan de nosotros, pero poco. De ellos hemos tenido apoyo en el pasado, pero durante todo este gobierno de Mariano Rajoy iban a su rollo. Ellos se preocupan mucho más de las fosas comunes, que lo apoyo totalmente, y de los presos políticos. En su momento, los presos políticos nos dejaron tirados. 

¿Y el movimiento LGTBI?

cuando se hace el Orgullo, tenemos que obligarlos a que incluyan en el manifiesto una frase sobre los represaliados

Para nada. Cuando se hizo la ley del matrimonio igualitario, nosotros pusimos una placa conmemorativa en Huelva y se hizo el primer homenaje en Barcelona a las víctimas LGTB del franquismo. Pero cuando se hace el Orgullo, tenemos que obligarlos a que incluyan en el manifiesto una frase sobre los represaliados. Hemos dejado de acompañarles.

Ninguna asociación LGTBI se ha ocupado de esto, aparte de nosotros, y algunas en Huelva y Badajoz. Las negociaciones con el gobierno las hemos llevado nosotros. Invitamos al movimiento a que esté presente en las negociaciones, pero como era el gobierno de Zapatero, no querían.

¿Hay suficiente interés en España por la memoria histórica de las víctimas LGTBI de la dictadura?

En la Asociación de Ex-Presos Sociales hemos estado trabajando para que se les reconozca como represaliados y se les visibilice. Por ejemplo, estamos digitalizando los archivos históricos de las cárceles de Huelva y Badajoz, estamos organizándolo para que los historiadores que nos consultan puedan acceder a ellos a través de Internet.

He notado que desde hace un par de años ha habido gran interés por el tema; ya hay muchos libros en España sobre esto, muchos documentales, varias ediciones del programa Informe Semanal... Hasta Televisión Española va a emitir un documental. En todo el mundo están muy interesados, tenemos contacto con medios extranjeros, se hacen exposiciones de fotografías… Diría que hay más interés por el tema fuera del estado español que aquí.