Jodie Whitaker, la nueva Doctor Who.
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“La historia del fantástico no sería la misma sin Doctor Who”. Javier Olivares, creador de El ministerio del Tiempo
No se preocupe si no sabe quién es este doctor sin nombre, ni que una cabina de policía color azul oculta la TARDIS o no distingue un Dalek de un Ángel Lloroso. Tiene tiempo para ponerse al día: hablamos de la serie más longeva de la Historia de la televisión.
Creada para la BBC por Sydney Newman, C. E. Webber y Donald Wilson en 1963 (el mismo día del asesinato del presidente Kennedy), sobrevive a todos los accidentes de un negocio tan inestable como el televisivo durante 26 temporadas hasta que es cancelada en 1989. Los 90 -esa década no prodigiosa- se tragan al doctor más famoso de la ciencia ficción después de sus colegas Frankenstein y Moreau. Pero resulta muy difícil matar a un alienígena milenario adorado por varias generaciones de espectadores. Tenía que volver y de la mano de dos fans que además son extraordinarios guionistas: en 2005 Russell T. Davis y Steven Moffat convencen a la BBC para continuar la serie que les encandiló de niños.
Toda una institución nacional en Reino Unido, verdadero icono de su cultura popular, Doctor Who es tan, pero tan británica, que nunca consiguió triunfar del todo en los EEUU, aunque Steven Spielberg y Matt Groening -hay homenajes en Los Simpson y Futurama- sean fans confesos de la serie. A pesar de no haberse emitido en España hasta fechas recientes, no se fíen, los whovian también están aquí. Para sus seguidores, Doctor Who representa mucho más que una serie: es pura devoción, como la que todos tenemos por esos primeras películas, libros o cómics que nos arrebataron de emoción infantil. Esa felicidad pura, verdadera, inolvidable.
Incluso con sus propias leyendas, como la de Isabel II, Royal whovian, haciendo maratones de las últimas temporadas de Doctor Who en sus veranos de Balmoral. Cuando Scotland Yard interpuso una demanda a la BBC por el uso de la TARDIS como merchandising, argumentando que la nave espaciotemporal en la que viaja el doctor es una cabina de policía azul típica de las calles del Reino Unido en los años 60, el juez -quizá un whovian- falló a favor de la cadena con el argumento de que la imagen de la cabina está más asociada a Doctor. Who que la propia policía. Por no hablar del spin off de la serie: Torchwood, acrónimo de Doctor Who y nombre con que la BBC titulaba las cintas grabadas de la serie original para impedir que fueran robadas o filtradas por fans ansiosos.
El artista plástico Oscar Seco (Madrid, 1964) subraya la capacidad icónica del personaje y su universo: “Doctor Who es un referente fundamental en la cultura pop británica. A finales de los años 80, unas amigas inglesas me la recomendaron fervientemente y pude ver algún capítulo antiguo de la serie clásica en VHS. Al descubrir la serie moderna de 2005, me enamoré del Doctor y su TARDIS, esa nave azul espacial imposible que viaja a través del espacio y el tiempo. Capítulos casi para niños se mezclaban con historias metafísicas, planetas imposibles, alienígenas extraños y parafernalia psicodélica. Su sentido de lo maravilloso, su ética y moralidad, sus viajes en el tiempo y espacio, lo enigmático del propio personaje y como no, sus adversarios: los Daleks, los cybermen,o mis favoritos, los ángeles llorones, absolutamente aterradores… Hacen que espere ansiosamente la siguiente temporada.”
Little Nemo in Secoland (Oscar Seco, 2016). Acrílico sobre tela con la TARDIS muy presente.
El Doctor no solo es un héroe: es el amigo que todos querríamos tener. Inteligente, divertido, compasivo, justo y libre. El último de una raza destruida por la guerra. Un superviviente que lucha contra la violencia y la injusticia a través del tiempo y el espacio. Un alienígena inmortal, capaz de cambiar de aspecto y personalidad, dueño de la máquina más sofisticada y fantástica de todos los tiempos: la TARDIS (Time And Relative Dimensions In Space). Un científico que plantea constantes preguntas, cuyas armas son la improvisación, la experiencia y la empatía. Y un destornillador.
“Al final todos somos historias. Hagamos que sea una buena, ¿eh?”. Undécimo Doctor
Solo una historia. Pero capaz de atrapar, emocionar, hacer reír, llorar e incluso aterrorizar, en una celebración de la vida que no tiene miedo a enfrentar a la muerte.
Lea Vélez (Madrid, 1970) escritora y guionista, también es seguidora de la serie. “Mi teoría sobre el éxito de Doctor Who es que tiene mucho que ver con sus diálogos brillantes, el humor inglés, sus viajes en el tiempo y sus tramas auto resolutivas, pero he decidido preguntarle a los verdaderos expertos, mis hijos de 9 y 11 años, fanáticos de la serie. Me aseguran que el secreto es la “regeneración". Cada nuevo doctor -el mismo alienígena- muere y se convierte en otro actor nuevo, con distinta forma de hablar, de sentir y de vestir. Ahí está la clave. En que la serie, como el propio doctor, ha sabido regenerarse para ser inmortal.”
El respeto y sensibilidad para con los personajes y tramas infantiles convive en armonía con las poco veladas críticas al racismo y clasismo de las clases poderosas en cualquier tiempo y lugar; a la xenofobia, al colonialismo, a la intolerancia. Doctor Who puede mostrar una mujer siluriana casada con una humana en el Londres del siglo XIX (matrimonio homosexual y entre especies); o convertir a una mujer negra declaradamente lesbiana (Bill, temporada 10) en la viajera acompañante del Doctor.
Beso lésbico entre especies con Madam Vastra y Jenny Flint.
No hay prejuicios en Doctor Who: Jodie Whittaker se convirtió en la primera doctora el pasado 7 de octubre ante más 8 millones de espectadores de la mano del nuevo showrunner Chris Chibnall (Broadchurch). Pero sin duda el despegue contemporáneo del Doctor se debe al apabullante talento de Steven Moffat, creador del Sherlock televisivo junto a Mark Gatiss: incluso a Conan Doyle le hubiera hecho feliz esta brillante adaptación del más famoso de sus personajes, aún más inmortal que el mismísimo Doctor.
Sherlock (Steven Moffat, BBC).
Eterna olvidada en el ranking de las mejores series, casi relegada a producto para frikis, –el género fantástico, como la comedia, carece del marchamo de prestigio del drama– una ficción como Doctor Who puede plantar cara y ganar a casi cualquier producto televisivo pasado o actual. Porque no hay nada más honesto ni conmovedor que reivindicar la diversión inteligente sin las pretensiones del sci-fi más sofisticado. Porque hay más filosofía (en sentido estricto) en un solo capítulo de Doctor. Who que en todos los libros de autoayuda del mundo. Porque hay amor por la ciencia y la Historia (sobre todo británica, of course). Por William Shakespeare, a quien el Doctor considera "el mejor y más humano de los humanos que han existido". Y por sus grandes actores y actrices, no solo los 13 doctores, entre ellos el mítico Peter Cushing que protagonizó dos versiones para el cine; también invitados especiales como el Doctor anciano encarnado por el inmenso John Hurt. Todo bajo una decidida premisa ética y estética: aquí mandan la historia y sus personajes.
Para Javier Olivares (Madrid, 1958), creador de “El ministerio del Tiempo” serie que revoluciona el panorama televisivo español -y que homenajea a la serie británica en alguno de sus capítulos- es un referente. “Doctor Who se creó para hablar de fantasía, del tiempo y la Historia (y de ética) a un público joven. Más allá de los vaivenes de la serie, creo que los que la amamos y seguimos viendo es porque nos sentimos unos críos cada vez que nos ponemos delante de la pantalla a verla. Es un ejemplo de televisión pública que ahora, desgraciadamente está en desuso (salvo la BBC y locuras puntuales como El Ministerio del Tiempo). Una ficción transgeneracional que no necesita que le recuerden qué es un millennial. Pero no estaría mal que los millennials la vieran.” Y añade: “Es un universo que genera una relación tan personal con sus espectadores que, a veces, le perdonamos todo; aquellos monstruos tan zarrapastrosos, el destrozo de Capaldi y el excesivo tiempo que un grande como Moffat –creador de sus mejores capítulos cuando no era su showrunner- estuvo a su mando”. El Doctor que asumía a todos los anteriores y lo llevó a la excelencia fue David Tennant. El que mostró como nadie las costuras de la amargura y la ternura fue Matt Smith. Ahora, Joddie Whittaker asume, en un tono menos histriónico, muchas cosas del mejor Tennant. Buena señal”.
Los Whovians de todo el mundo, fanáticos de la imaginación, del humor, de la bondad, la justicia y la libertad, forman una verdadera secta, de las escasas que traen al mundo un poco de felicidad y enseñan a ver el mundo con otros ojos, nuevos, mejores. (Recuerde: Don't Blink)
Y si no le gustan la fantasía ni la aventura ni la poesía, si no quiere compartir el elixir de la eterna juventud, si no quiere jugar con el tiempo en el universo, no se preocupe: solo mire la cara de un niño, de una niña, que esté viendo un capítulo de Doctor Who. También usted será feliz.
“La historia del fantástico no sería la misma sin Doctor Who”. Javier Olivares, creador de El ministerio del Tiempo
No se preocupe si no sabe quién es este doctor sin nombre, ni que una cabina de policía color azul oculta la TARDIS o no distingue un Dalek de un Ángel...
Autora >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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