También son el fuego que arde tu piel... Además de las drogas, otras adicciones comparten síntomas y objetivos ocultos. Si en Madrid las casas de apuestas han crecido un 304% o si hay jóvenes en terapia por la tecnología, existe un problema que @CervantesFAQs analiza en este hilo pic.twitter.com/W4FtQsSVYp

— El Mentidero (@Mentidero_ctxt) 17 de noviembre de 2018

Las adicciones se clasifican en dos tipos: de sustancias, y sin sustancias o de comportamientos. A la cabeza de las primeras están el cannabis y la cocaína, con España como el país de la UE con más decomisos de ambas, y con estos datos de su consumo pic.twitter.com/VRT0bR8IVE

— El Mentidero (@Mentidero_ctxt) 17 de noviembre de 2018

Los dos tipos de adicciones frecuentemente se combinan y están interconectadas. Proyecto Hombre explica, por ejemplo, que la adicción al juego suele venir a raíz de otras, como la adicción a drogas ilegales o legales. Muchas casas de apuestas ofrecen cerveza gratis a sus clientes

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No en vano el alcohol es la mayor causa de demanda de tratamiento (37,7%) También representa un doble problema para las mujeres: un 20% de maltratadores abusan de esta u otras sustancias, y ellas, las víctimas, tienen casi el doble de posibilidad de sufrir problemas con la bebida pic.twitter.com/ojXO5dB837

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Pero para las mujeres hay una sustancia aún más adictiva: los hipnosedantes, la única con más porcentaje de adictas (65%) que de adictos. Por el contrario, es aplastante la diferencia de género en la adicción a las apuestas: solo el 7% de apostantes habituales son mujeres

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Algo que no es de extrañar al observar que toda la publicidad de apuestas va dirigida a ellos. Aquí una muestra de hombres famosos que protagonizan anuncios de juego (algunos emitidos hasta en horario infantil), a los que parece no importarles ganar dinero a costa de la ludopatía pic.twitter.com/6jJVciBEbQ

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Se ve claro el patrón: todos son hombres de éxito, la mayoría del mundo del fútbol pero también de la TV, la radio, los negocios o el rap. Este último campo tiene un objetivo: atraer a un público joven, que ha sustituido los bares por las casas de apuestas como lugares de reunión

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Lugares donde no se es consciente del paso del tiempo (no hay ventanas, espejos o relojes) y todo es camaradería y testosterona. Por cierto, la única mujer que hemos podido encontrar anunciando un producto relacionado con las apuestas, un bingo online, es esta 🤦‍♀️ pic.twitter.com/SfIGfUxepa

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Que sea la apodada "princesa del pueblo" Belén Esteban no es casualidad. Buscan captar a la clase obrera. Las casas de apuestas en Madrid han pasado de 47 en 2013 a 190 en 2017, y en los barrios más pobres de la comunidad (Latina, Usera o Puente de Vallecas) han aumentado un 141% pic.twitter.com/ATiWzXLEER

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Un negocio de lo más redondo: el paro, la precariedad y la mal llamada crisis empobrecen a la población👉esta ve en el juego una opción para ganar dinero👉esto genera la necesidad de conseguir efectivo para apostar👉por lo que una lacra más aparece: las empresas prestamistas pic.twitter.com/DuaFdbK0TM

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Ese es el engranaje que te chupa toda la sangre, arrasando con tu estabilidad emocional y económica y de las de quienes están a tu alrededor. Según Proyecto Hombre, este es el patrón laboral que predomina en las personas que ingresan a terapia pic.twitter.com/in1A2xca00

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Así es como opera una adicción, asaltándote cuando las cosas no van mal y engulléndote, dejándote sin nada y con una buena cantidad de deudas y trastornos. Al capitalismo le interesamos vulnerables, indefensos y perdidos porque así seremos más moldeables y sumisos.

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De ahí que los reclamos publicitarios se basen en el éxito social y laboral. De ahí que las drogas o el juego se disfracen de reuniones ociosas con amistades. Y de ahí que el neoliberalismo agite su discurso de ganadores contra perdedores, de ambición contra solidaridad

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Eso sí, cuando has perdido, el sistema al completo te abandona, culpabilizándote y hasta poniéndose agresivo contigo, habiendo sido él quien te dio el empujoncito para meterte en el hoyo. Googleando encontramos con qué amenazas (ilegales) operan las empresas cobradoras de deudas pic.twitter.com/dCeA8z4Zso

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Evidentemente, esto genera estrés, ansiedad, depresión. Estados de salud peligrosos retroalimentándose con otras adicciones en las que hoy día es muy fácil caer y que generan esos mismos estados. Un ejemplo es una adicción de nombre muy ‘Black Mirror’: FOMO (Fear of Missing Out)

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Se trata, literalmente, de un miedo irracional a perderse todo lo que está ocurriendo, producido por el uso y abuso de las nuevas tecnologías. Hay que recordar que la OMS todavía no reconoce la adicción a estas, algo que sí hizo el Gobierno de España desde este mismo 2018

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De nuevo en Proyecto Hombre se dispararon los casos de jóvenes que pedían ayuda para tratarse esta dependencia, que se llama nomofobia cuando se trata de adicción al móvil. Los estudios muestran que España es el 5º país mundial en el que más horas diarias se usa este dispositivo pic.twitter.com/louQDy2clP

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El estudio PISA de la OCDE de 2017 concreta el tiempo diario que la juventud emplea en el móvil: 167 min. de media, que pasa a 215 en los fines de semana. Hay también un preocupante 22% que afirma engancharse 6 horas al día, y un 61% iniciado en redes antes de cumplir los 10 años

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Este último dato es alarmante por lo que conlleva. Es cierto que la tecnología puede estimular y fomentar la creatividad en niñas y niños, pero a ella pueden asociarse valores negativos como aislamiento, individualismo, competitividad, fomento de las apariencias... pic.twitter.com/sVTneN0bbE

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Por no hablar del síndrome de abstinencia que genera cuando saltan las alarmas de una posible dependencia y se priva a la persona, normalmente muy joven, del teléfono: surgen irritabilidad, ansiedad, nerviosismo, tristeza o agresividad. Mismos resultados del ‘mono’ de las drogas

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Como con ellas, existe una relativa aceptación social que no debería existir. La persona no cree tener un problema, y por eso el número de años desde que se inicia una adicción hasta que se pide ayuda es muy alto y ha aumentado, según el Plan de Acción sobre Adicciones 2018-2020 pic.twitter.com/CXOA0KkF6k

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Así que si las personas jóvenes se inician en cualquier tipo de adicción tardarán un tiempo considerable en admitir que necesitan ayuda. Quizá para cuando sean conscientes ya sea demasiado tarde y por el camino se hayan visto gravemente afectadas varias facetas de su vida

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Facetas físicas, psicológicas y emocionales, pero también económicas, laborales y de estigma social. Sumémosle que hasta 2016 no había medidas alternativas a la prisión para personas con adicciones a sustancias, y que aún no existen para adicciones comportamentales como el juego pic.twitter.com/ArAtba4Cj5

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Se da entonces una paradoja muy común en el capitalismo y de la que ya hablábamos en este hilo: ciertos mecanismos de la sociedad y la economía potencian la vulnerabilidad a las adicciones, pero una vez que todo estalla las personas adictas son culpabilizadas y dadas de lado

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Para que esto no ocurra se debe concienciar a la sociedad y legislar para regular aquellas prácticas que, a costa de hacer negocio, ignoran la problemática de las adicciones. Hablamos, por ejemplo, de limitar la publicidad del juego, cuya inversión se ha disparado en solo 3 años pic.twitter.com/BAoowDLcNu

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Si no toleraríamos publicidad sobre cocaína, y si en 2005 se prohibieron los anuncios de tabaco, ¿por qué no hacer lo mismo con el juego? En estos tiempos de boicot a todo lo que no nos gusta parece que se nos olvida afearles su conducta a esos ‘ídolos’ que banalizan la ludopatía pic.twitter.com/pESNW7Ei0t

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Banalización que, como ya vimos en la anterior temporada de El Mentidero https://t.co/vjlpwxVzCb, también se hace con las drogas. O con esa nueva droga que es el móvil y que nos parece inocua y únicamente producto de nuestra libertad de elección. Así, dejamos fuera otros factores

— El Mentidero (@Mentidero_ctxt) 17 de noviembre de 2018

Factores como el deseo de pertenencia al grupo, la constante invasión publicitaria, que ya no es solo a través de la TV, y las metas que el neoliberalismo nos impone: éxito, escala social, acumulación de bienes cuanto más novedosos mejor, competitividad...

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Al final todo forma una espiral que debemos desmontar si queremos ser una sociedad sana y responsable. Si, por el contrario, nos creemos la falacia de que mi tesoro basta con mirarlo y tuyo será, caeremos en las adicciones que nos narcotizarán, sin posibilidad de rehabilitación.

— El Mentidero (@Mentidero_ctxt) 17 de noviembre de 2018