SEÑALES DE HUMO
Fernando Guanarteme, el Boabdil canario
Ana Sharife 16/01/2019
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Para algunos fue un traidor, para otros el líder indígena que pactó con los Reyes Católicos y evitó la masacre de su pueblo. El último monarca grancanario coincidió con el rey granadino en la ciudad de los califas.
Aunque la conquista de Canarias duró siglos, la definitiva incorporación a la Corona de Castilla tiene lugar en poco más de diez años. Gran Canaria en 1487, La Palma en 1493 y Tenerife tres años después. Para entonces ya había sido conquistada Granada.
Durante este período Canarias tiene a un protagonista muy discutido entre los isleños: Tenesor Semidán (1448, Gran Canaria-1496, Tenerife), aunque la fecha de su nacimiento sigue siendo muy debatida. Un rey aborigen rebautizado con el nombre cristiano de Fernando Guanarteme al incorporarse a la Corona de Castilla y sellar el pacto que ponía fin en el siglo XV al conflicto en la Isla. Estamos ante una figura histórica muy controvertida, que genera continuos debates y publicaciones en las Islas. Pieza fundamental al colaborar con los castellanos en la conquista de estas tres islas, para algunos fue un traidor, para otros el Boabdil canario que libró a su pueblo de una masacre segura.
Para algunos Tenesor Semidán fue un traidor, para otros el Boabdil canario que libró a su pueblo de una masacre segura
Entre quienes lo ven como “un visionario” se encuentra Carlos González Sosa, autor de Sangre, una trilogía sobre la conquista de Canarias que se mantienen en el top de los libros más vendidos en los últimos tres años. “Pronto supo que era imposible luchar contra los conquistadores”, señala el escritor. A su juicio es fácil suponer que “cuando llevaron a Semidán hasta los Reyes Católicos, y vio aquellos ejércitos, tomó consciencia de que era imposible combatirles y prefirió negociar para salvar a su pueblo de una matanza”.
Gran Canaria no llegó a tener durante mucho tiempo una autoridad única. Sus reyes, llamados guanartemes, se repartían por toda la Isla. Algunos grupos rebeldes que lo consideraban un traidor se resistían a la conquista de los castellanos, con lo cual, estamos ante una historia difícil de contar en Canarias, que aún duele en la memoria histórica de los isleños, y levanta en bares y reuniones las mismas acaloradas discusiones que la más importante de las disputas deportivas.
La participación del líder indígena en la conquista de La Palma y Tenerife junto con las tropas castellanas sigue siendo imperdonable para una de las dos Canarias. Una parte le reprocha a Artemi Semidán que ayudara a los castellanos, mientras la otra defiende que fue hasta allí para persuadir a los menceyes (jefes) a que negociasen, pues consideraba un suicidio enfrentarse a Castilla.
Manuel Lobo Cabrera lo califica como “un hombre de Estado” en su libro La conquista de Gran Canaria. 1478-1483, “cuya figura no ha recibido el análisis que merece en toda su dimensión”.
El historiador confirma que es en Córdoba donde se sella con la paz entre Castilla y Canarias. Es allí donde comprueba el último rey grancanario que “Boabdil también es cautivo tras la derrota de Lucena”, relata Rumeu de Armas y, que, por tanto, no ha errado al pactar con los Reyes Católicos. Y es también en la ciudad de los califas donde pide ser bautizado para poder negociar. Fueron los reyes católicos sus padrinos, y recibió el agua de bautismo del arzobispo de Toledo. Pasa entonces a llamarse Fernando como el monarca, pero solicita conservar Guanarteme como apellido. Cuentan las crónicas que Fernando de Aragón le proporciona “ropa de grana y seda” como señal de cortesía y le da “trato de igual a igual”. Se convierte así, el último rey grancanario, en un aliado fiel a la Corona de Castilla.
El recorrido desde el Puerto de Santa María, donde desembarca Fernando Guanarteme, hacia Sevilla y después a Córdoba “causa una enorme expectación” a su paso, relata el historiador. Fernán Álvarez, que formaba parte de la comitiva, apunta en las crónicas de entonces que el rey canario “era un hombre elegante y de rasgos atractivos”, que iba “encabalgado como caballero”, al que “vistieron con las mismas ropas del Rey Católico”. Lobo menciona la coincidencia en el tiempo con el rey granadino a cuenta de las Capitulaciones de la Entrega de Granada, en las que el sultán renuncia a la soberanía nazarí a favor de los monarcas cristianos.
A este respecto existe un texto del diplomático Emilio Hardisson y Pizarroso que se detiene ante posibilidad de que Fernando Guanarteme y Boabdil el Chico pasearan juntos por las calles de Córdoba. “Si Boabdil cae prisionero de los castellanos en la batalla de Lucena (21 de abril de 1483)”, y “sella el Pacto con los Reyes Católicos el 28 de agosto de 1486”, por el cual Fernando el Católico le devolvía su libertad a cambio de que Boabdil gobierne en Granada como reino tributario del Reino de Castilla y ceda parte del territorio nazarí en poder de Muley-Hacén, “debió ser durante este tiempo cuando pudo tener lugar el paseo del guanarteme canario y el rey granadino por las calles de Córdoba”, dando así posible veracidad a las palabras de su hija Margarita (la princesa Guayarmina casada con el hidalgo y conquistador Miguel de Trejo Carvajal): “D. Fernando Guanarteme anduvo sierto tiempo en la Corte de Sus Altezas, é sus Altezas le traian consigo en su Servicio y junto con él á el Rey chiquito de Granada”.
A pesar del tiempo transcurrido, Fernando Guanarteme sigue siendo un personaje que goza de cierta animadversión por su papel en la conquista de Canarias. Sin embargo, algunos investigadores sostienen que los Reyes Católicos cumplieron con la palabra dada a Fernando Guanarteme, y luego a través de cédulas reales sobre áreas francas de impuestos y libertades.
A cambio de su lealtad, los reyes conceden al rey canario que pueda vivir en su antiguo dominio de Gáldar y recibe el tratamiento de don (reservado a nobles), cuyos honores se extendieron en Tenerife a los menceyes y sus familiares una vez acabada la conquista.
También logró Fernando Guanarteme algunos acuerdos que garantizarían la subsistencia en buenas condiciones de los indígenas. El último rey aborigen volvería en repetidas ocasiones a la Península para tratar de mejorar las condiciones de los canarios deportados, luchó por garantizar la subsistencia de los aborígenes, presionó para poner límites a la esclavitud de los cautivos, y logró establecer la libre circulación de los isleños en Gran Canaria, como así lo testifican documentos firmados por los Reyes Católicos, aunque no todo fue así, pues carecía de poder real en la Canarias postconquista, como le prometieron que tendría.
Fernando Guanarteme ha sufrido diversas valoraciones por los analistas. Traidor a la causa aborigen para unos, hábil negociador para otros
Entre los acuerdos pactados con la incorporación de Canarias a Castilla se estableció un marco legal diferenciado para las islas, de donde procede el régimen fiscal Canarias en España. La 'Conquista' de Tamarant (Gran Canaria) desde la perspectiva del derecho. Los pactos de anexión y Guayedra es otro de los éxitos en venta en Canarias. Un ensayo del abogado especialista en temas urbanísticos y del territorio Normando Moreno, que rescata los pactos de anexión establecidos por los Reyes Católicos con Fernando Guanarteme, y también sus incumplimientos posteriores. A su juicio, las exenciones fiscales y el territorio centran el enfoque jurídico de lo que “no fue una conquista, sino un pacto, un tratado internacional”.
Lo cierto es que la actuación de Fernando Guanarteme ha sufrido diversas valoraciones por los analistas. Traidor a la causa aborigen para unos, hábil negociador para otros, se trata de un capítulo de la historia que corre paralelo a la Entrega de Granada, donde los monarcas cristianos garantizaron una serie de derechos a los musulmanes a través de unas capitulaciones que sólo fueron cumplidas por la Corona hasta 1499, con la fiera política de cristianización del cardenal Cisneros, quien en 1500 mandó quemar en una hoguera todos los libros en árabe que encontró en la ciudad, salvo los de medicina.
Quizá fue en aquel paseo entre el rey granadino y el rey canario cuando se fraguó la rendición de ambos pueblos, en el deseo de evitar un destino aún más trágico para su gente. Y quizá también, algún día la historia los absuelva.
Para algunos fue un traidor, para otros el líder indígena que pactó con los Reyes Católicos y evitó la masacre de su pueblo. El último monarca grancanario coincidió con el rey granadino en la ciudad de los califas.
Aunque la conquista de Canarias duró siglos, la definitiva incorporación a la Corona de...
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Ana Sharife
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