Acogida
España solo aceptó un 5% de las peticiones de asilo durante 2020
La cifra está muy lejos del 33% de media que se registró en la Unión Europea. 850 personas murieron durante el año pasado tratando de llegar a las costas de nuestro país
ctxt 20/06/2021
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Ni un país de acogida, como se dice desde un lado, ni un Estado incapaz de defender sus fronteras, como se dice desde el otro. En el contexto de la Europa fortificada, España es punta de lanza cuando se trata de frenar, dificultar y denegar el derecho a la migración y el asilo. Esto es lo que se puede comprobar si se repasan los abundantes datos que recoge el último informe anual de CEAR, donde, entre otras cuestiones, se advierte que nuestro país solo aprobó un 5% de las solicitudes de protección internacional que se resolvieron en las oficinas de la Administración.
La cifra es paupérrima si se compara con la media comunitaria, del 33%, pero resulta todavía más preocupante si se atiende al complicado contexto que se vivió el año pasado con la pandemia. Un momento en el que, pese a que se redujeron significativamente las solicitudes de protección –un 25% menos– y a que se agilizaron los trámites de resolución de expedientes –diez veces más que en 2018–, España siguió mostrando su carácter eminentemente refractario.
De un lado, el informe de CEAR demuestra cómo España ha acabado con prácticamente cualquier vía de migración legal y segura: “Apenas el 3% de las solicitudes se formalizaron en un puesto fronterizo, CIE o a través de extensiones familiares en embajadas, frente al ya exiguo 9% en 2019”, dice el informe. Es decir, las pocas opciones para optar a la protección internacional pasan por jugarse la vida, entrar de forma irregular en el país y exponerse a los procesos de expulsión. Según CEAR, las devoluciones en caliente volvieron a aumentar en 2020, con al menos 212 “rechazos sumarios” en nuestras fronteras.
Del otro lado, aparece precisamente el terrible drama humano que se vive en el Atlántico y el Mediterráneo. España es el destino más peligroso en la ruta más peligrosa del planeta: durante 2020, cerca de 850 personas murieron tratando de alcanzar las costas españolas, más de la mitad de los fallecimientos registrados en todas las vías marítimas que llegan a Europa.
En total, algo más de 40.100 personas atravesaron el mar tratando de alcanzar España durante el año pasado, la mitad con destino a las Islas Canarias. Son 14.000 personas más que en 2019.
De entre todas las cifras, la única lectura positiva que se puede extraer del informe tiene que ver con la concesión de permisos de residencia por razones humanitarias, que durante el año pasado ascendieron a cerca de 41.000. En este caso, sin embargo, también existen limitaciones destacables. Por un lado, el reconocimiento de este estatus ha sido prácticamente unidireccional, ya que el 99% de los permisos se concedieron a personas provenientes de Venezuela. Por otro, se trata de salvoconductos temporales que no permiten el acceso a ayudas.
A nivel europeo, los datos recopilados por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado muestran un panorama que solo mejora ligeramente lo que sucede en nuestro país. Por primera vez desde 2017, la UE ha registrado más solicitudes de asilo resultas que presentadas. En parte, esto ha llegado motivado tanto por el descenso en el número de solicitudes como en el de llegadas al continente que ha provocado la pandemia, pero también “por el endurecimiento de los controles fronterizos y los acuerdos con terceros países de origen y tránsito”.
Sin embargo, la disminución de flujos migratorios y de asilo no ha evitado que, de nuevo, cerca de 100.000 personas migrantes “tuvieran que arriesgar su vida para entrar en la Unión Europea”, y que la tasa de mortalidad en la ruta de acceso al continente siga en los mismo niveles que otros años.
A nivel de reconocimiento de la protección internacional, destacan, por encima del resto, Grecia y Alemania, donde se aprobaron casi la mitad de los expedientes que se resolvieron en sus administraciones. En el extremo contrario, CEAR advierte sobre la tramitación, por parte de la Comisión Europa, del llamado Nuevo Pacto de la UE sobre Migración y Asilo, que “hará especial hincapié en continuar con la estrategia de externalización de fronteras”y en que se reforzará el papel de FRONTEX y de los retornos.