Ganas de quemar cosas
Xi y Joe
Sobre el simbolismo que rodeaba a los líderes de las dos potencias mudiales durante su videollamada
Alicia Ramos 22/03/2022
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Si la guerra fuera en realidad una batallita subrogada de una guerra mayor entre las “civilizaciones” que representan estos dos señores de la foto, a lo mejor valdría la pena detenerse un momento a analizar el simbolismo del que cada uno se rodea para intentar entrever qué les diferencia. Y qué les une. A lo mejor es una pérdida de tiempo, también te digo.
Ambos son hombres, solo faltaba, y ninguno de los dos es joven ya. Xi tiene 68 y Joe 79. Podrían estar jugando al dominó en un centro de mayores. Y quizás sea lo que están haciendo en realidad.
Ambos representan también el canon fenotípico “correcto”, hegemónico, de sus respectivas culturas. Xi es un han de manual, pero además es alto. O de mi altura casi. Joe es blanco en un país fundado por blancos a base de exterminar a la gente que se le había ocurrido el disparate de vivir allí antes que los blancos y a base de poner a trabajar a otras minorías étnicas gratis para los blancos. Y es de mi altura también.
El fondo desnudo de Joe, si quitamos los símbolos, es plano, diáfano, salvo por un zócalo de madera más bien bajo, de unos setenta centímetros. El color de la pared es neutro, cálido, acogedor. La pared detrás de Xi parece un muestrario del Brico Dépôt: estrías, cenefas complicadas, cenefas más complicadas, cornisas, molduras y diferentes tonos de pintura que no me acaban de pegar mucho, aunque ya se sabe que los colores pierden en la foto.
Pero todo cambia cuando se trata de los símbolos. Xi muestra un único símbolo. Una bandera roja con unas cuantas estrellas doradas dispuestas de una manera peculiar en la esquina superior izquierda de la enseña. Es la bandera de un país muy grande que alberga una cultura milenaria. En realidad alberga más de una cultura milenaria, pero da la impresión de que solo hubiera albergado una durante milenios. Porque esa una inventó un sistema de escritura, y el papel para soportarlo, y dejó apuntadita su versión de la historia.
Pero la bandera sencilla de Xi representa por analogía mucho más que un país. Representa un país que hasta el final de la II Guerra Mundial estuvo mangoneado por todas las potencias que pasaban por allí y que eligió para su emancipación un método que partía de una forma de analizar la realidad que no había nacido en China, sino muy lejos de allí. El método fue desarrollado por un señor alemán burgués y ocioso que tuvo que irse a vivir a Londres porque al gobierno prusiano de entonces le caía regulinchi. Luego fue implementado por otra gente cuyo territorio sí que hacía frontera con China y lo petaron. Para muchos pueblos mangoneados por la historia esa bandera se convirtió en el símbolo de una esperanza de liberación. Pero luego no. Ahora el relato es que el comunismo es el mayor fracaso económico de la Historia. También ese mismo relato nos dice que China es un país comunista. Así que no sabe una cómo conjugar ambos axiomas, sobre todo cuando plantear sanciones al gigante asiático es como cerrar una puerta y no saber si te estás quedando por el lado de dentro o por el de fuera. Va a ser que uno de los dos axiomas es falso. O los dos, a lo mejor.
¿Y los símbolos de Joe? Un no parar, un festival de significantes cargados de tradición, historia y propaganda.
No contento con colgar una bandera, llena de barras con los colores del Atleti y con un montón de estrellas blancas sobre fondo azul en el ángulo superior izquierdo también, es el sitio de las estrellas desde la estela de Naram-Sin, Joe tiene dos. La otra bandera, que es la Bandera del Presidente, representa un águila con cara de mala hostia y mirando para su derecha, rodeada de muchas estrellas y con un haz de flechas en la garra izquierda y un manojo de algo que a mí me parece albahaca fresca, pero no creo que sea eso, en la otra. ¡Y una leyenda en latín! E pluribus unum. Que no necesita traducción en EE.UU. porque toda la población tiene un nivel de latín que lo flipas cuando termina la enseñanza pública gratuita y obligatoria que el Estado garantiza. Supongo.
Pero a Joe no le basta con dos banderitas así a secas, y les coloca a ambas sendos cordoncitos de esos gordos que se usan ahora para colgarse el teléfono del cuello, pero entorchados. Los cordones cuelgan como a plomo, imagino que para simbolizar el sistema de contrapesos que garantiza la independencia de los poderes y tal.
Xi aparece más erguido impidiendo ver el respaldo de su silla, simbolizando la pujanza de una potencia emergente. O a lo mejor es que su silla es más pequeña, que también puede ser. Biden, por su lado, parece hundido en su sillón de cuero del bueno, que le saca una cuarta por encima de los hombros, dejando descolgado el escudito circular que sobrevuela su testa y que reproduce otra vez el águila de la albahaca pero con el título de Joe circundándola en un molde dorado, otro símbolo más, y que da la impresión de haber sido colocado para que funcionara como aura, como el nimbo de los iconos bizantinos. Pero Joe está hundido en su sillón como expresión de una potencia que no es emergente, sino más bien “submergente” y el escudito parece tal que un satélite.
Y luego está el texto. Lo que hace que el inglés requiera cincuenta y seis letras, dos puntos y diez espacios para ser enunciado, el chino lo resuelve en dieciséis caracteres.
Así que la conclusión es que, si las cosas siguen así, nos espera una etapa con una hegemonía de simbolismo escueto, pocos caracteres y muchas molduras y cenefas.
Si la guerra fuera en realidad una batallita subrogada de una guerra mayor entre las “civilizaciones” que representan estos dos señores de la foto, a lo mejor valdría la pena detenerse un momento a analizar el simbolismo del que cada uno se rodea para intentar entrever qué les diferencia. Y qué les...
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Alicia Ramos
Alicia Ramos (Canarias, 1969) es una cantautora de carácter eminentemente político. Tras Ganas de quemar cosas acaba de editar 'Lumpenprekariat'. Su propuesta es bastante ácida, directa y demoledora, pero la gente lo interpreta como humor y se ríe mucho. Todavía no ha tenido ningún problema con la Audiencia Nacional ni con la Asociación Española de Abogados Cristianos. Todo bien.
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