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Occidentalidad frágil
¿Por qué extraño motivo somos sospechosos quienes señalamos comportamientos antidemocráticos sin mirar denominación de origen y nunca aquellos que gritan o callan según sople el viento?
Gerardo Tecé 26/03/2022

Lógica de ultraderecha.
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Tenemos suerte quienes vivimos en Occidente. El grado de bienestar y libertades que se disfruta por aquí es complicado de encontrar en cualquier otro rincón del mundo. Sería estúpido y naif decir lo contrario. A menudo presumimos de ello y, sin embargo, como dice el refrán sobre presumir y carecer, esos valores parecen desmoronarse con facilidad cuando son sometidos a la mínima contradicción.
Ante el mínimo reto, el mundo occidental aparca aquello de lo que presume para convertir el debate público en coto de caza de brujas contra todo aquel que se salga del relato oficial. Quien se atreva a señalar una contradicción, por evidente que sea, será automáticamente señalado como enemigo de la democracia y la libertad y acusado de colaboracionista con las sombras del mal. La invasión de Putin contra Ucrania es un buen ejemplo de cómo funciona el festival de la fragilidad de Occidente.
Si uno condena la salvaje invasión de Rusia contra Ucrania y cree necesario recordar en este contexto que EE.UU. no tiene el mejor historial para dar lecciones en materia de invasiones y derechos humanos, el Occidente de convicciones frágiles interrogará apuntando con la lámpara en la cara a quien señale la contradicción: ¿está usted defendiendo a Putin? ¿Cuándo viajó a Rusia por última vez? En un mundo occidental en el que la defensa de los derechos humanos y las leyes internacionales no fuese una simple pose, sino una actitud real, quizá deberían ser otros los colocados bajo el foco para responder algunas preguntas. ¿Cree usted que hay invasiones buenas y malas? ¿Considera que los asesinatos de civiles son aceptables o no en función de quién lanza la bomba? Hacemos bien solidarizándonos con Ucrania porque es evidente que la invasión rusa supone una atrocidad que debe repugnar a Occidente, pero, ¿por qué sospecho que la bandera palestina nunca aparecerá junto al logo de las principales cadenas de televisión en la próxima invasión sangrienta del ejército de Israel?
Nos alineamos con el pueblo ucraniano, exclaman orgullosos nuestros dirigentes, porque compartimos con ellos unos valores democráticos que están siendo atacados por el régimen autoritario ruso. Nadie miente cuando habla del autoritarismo en Rusia, un país en el que actualmente puedes ser encarcelado por mostrar un folio en blanco en la Plaza Roja. Todos hemos visto mil veces esa imagen y es maravilloso que desde el mundo occidental nos alineemos en ese sentido con Ucrania. Pero, si son los valores democráticos los que nos mueven, ¿alguien podría explicarme por qué la importantísima noticia de que el presidente Zelenski ha ilegalizado en los últimos días una decena de partidos políticos de la oposición si aparece, lo hace en páginas perdidas del periódico? ¿Tan frágil es nuestro convencimiento democrático que no podemos permitirnos, al mismo tiempo, condenar las atrocidades del autoritario Putin y denunciar el papel que juegan en Ucrania, con financiación gubernamental, poderosos movimientos neonazis como el batallón Azov? ¿Por qué extraño motivo somos quienes señalamos comportamientos antidemocráticos sin mirar denominación de origen los sospechosos y nunca aquellos que gritan o callan según sople el viento?
La lista de la occidentalidad frágil es interminable. Quienes se atreven a criticar estos días la enorme diferencia en el trato que Occidente brinda a los refugiados ucranianos con respecto a los refugiados de otras guerras –vetada su entrada o hacinados en campos de concentración– son acusados de insensibilidad. Toma ya. Mientras tanto, quienes se excusan en la cercanía geográfica a la hora de cumplir con las obligaciones de auxilio, pasean orgullosos su solidaridad. Recién estrenada. A propósito, ¿alguien podría mirar en el mapa si está mucho más lejos Siria que Ucrania? Si, al contrario de lo que sucede en Rusia, aquí disfrutamos de libertad de prensa, ¿por qué se siente tan atacado el frágil Occidente si algún despistado, precisamente creyendo en esa libertad de prensa, pregunta qué carajo hacemos censurando medios de comunicación rusos?
Tenemos suerte quienes vivimos en Occidente. El grado de bienestar y libertades que se disfruta por aquí es complicado de encontrar en cualquier otro rincón del mundo. Sería estúpido y naif decir lo contrario. A menudo presumimos de ello y, sin embargo, como dice el refrán sobre presumir y...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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