Renovables
Entre la imposición y la democracia, su majestad escoja
Los autores del artículo apuestan por la celebración de la primera asamblea ciudadana sobre energía en España
Juan Bordera / Antonio Turiel / Irene Calvé Saborit / Alejandro Pedregal 9/03/2023
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“Energía eólica sí, pero no así”. Con eso bastó. De repente, con una simple frase en medio de su discurso de agradecimiento en los Goya, el aclamado director español Rodrigo Sorogoyen había confirmado a todo el mundo que entraba a formar parte de los sospechosos. De los que ponen palos en las ruedas hasta de las bicicletas (eléctricas). De los malvados retardistas.
Al menos, eso es lo que nos han querido indicar muchos textos que se han ido concatenando para avisarnos de los peligros de semejante expresión. Comenzó el ingeniero químico Eloy Sanz, quien durante la misma noche de la gala avisaba de que para él “limitarse a decir…” –la frase maldita– implica, entre otras cosas, sostener “gasolina o carbón sí”. Es decir, todo el que cuestiona el modelo actual de implantación masiva y acelerada de energía renovable con esa frase, para Sanz, le está haciendo un favor a las empresas fósiles. Es difícil encontrar un argumento que se sostenga menos.
Aumentó la apuesta inmediatamente el ex director general de Transición Energética de la Comunidad Valenciana, Pedro Fresco, quien literalmente escribía: “La frase ‘Renovables sí, pero no así’ es una frase horrible que debemos desterrar del debate sobre renovables”. Esta aportación es muy interesante porque al menos va de frente, y desvela el objetivo real: desterrar esa frase (y a todo el que la diga).
Parece que el objetivo es aplastar cualquier debate. No se trata de entender las reclamaciones cada vez más extendidas por todo el territorio. No. Simplemente, toda discusión debe cesar porque hay unos que tienen toda la razón y quien no opina igual está equivocado y debe callar. Esa posición no puede solucionar ningún conflicto.
La cosa ha seguido. Hace unos pocos días, Xan López publicaba otro texto en el que analizaba, entre otras cosas, “la fuerza del retardismo, condensado en el eslogan ‘renovables sí, pero no así’”. Personas ya más significadas políticamente, como Héctor Tejero (Más Madrid), han aportado al debate apuntando en la misma dirección.
Quizá lo que nos es más llamativo es que estas contribuciones, de expertos o gente preocupada por la transición energética, hayan decidido priorizar la denuncia del peligro que para ellos supone una simple frase en vez de, por ejemplo, protestar por el atropello que es que desde Europa se pasen directivas para rebajar las declaraciones de impacto ambiental de las instalaciones renovables, hace apenas un par de meses.
Siempre ha habido intentos de abortar los debates, sobre todo los más necesarios, empezando por evitar que algunas expresiones indebidas sean dichas. Pero en muchas ocasiones el efecto conseguido es el contrario. El efecto Streisand existe desde siglos antes de que Barbara siquiera pisara la Tierra.
Es conocida la anécdota atribuida al escritor Francisco de Quevedo con la Reina Isabel, esposa de Felipe IV. La reina sufría cojera y odiaba que se lo hicieran notar, así que todo el mundo se abstenía de ello. Un día, Francisco de Quevedo apostó con sus amigos una cena a que lo haría, y además sin ser castigado. Se acercó a la reina y, mientras le ofrecía una flor en cada mano, le recitó el famoso calambur: “Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja”.
Es magnífico que todo esto ocurra, porque es evidente que necesitamos un debate. Todo el mundo está hablando del tema, gracias a As Bestas, a Alcarrás y a tantas otras obras, y la cosa no va a parar. Porque esa es la función del arte: provocar. Sugerir. Preguntar.
En el fondo, lo que hay aquí es algo muy viejo: es mucho más fácil ser implacable con los débiles que con los poderosos. Eso explica muchas posiciones. Si no sé cómo enfrentarme al oligopolio mafioso, directamente lo obvio, como si no existiera. Y así muchos de los ataques acaban dirigiéndose por impotencia contra la pequeña resistencia popular, la de las personas que pueblan nuestro país, y que generalmente no entienden cómo pueden representar semejante amenaza. ¿Cómo puede ser que muchas voces ataquen más a esas pequeñas asociaciones de gente voluntaria que a, por ejemplo, Endesa o Iberdrola? Rizando el rizo, al tiempo que se soslaya la necesidad de poner coto a los desmanes de esas grandes empresas, se insinúa que existen vínculos entre las asociaciones de defensa del territorio y las grandes eléctricas (cosas peores hemos leído): es de una ceguera (o mala fe) sin parangón.
Hay muchos aspectos que aclarar en esta transición: ¿quién pilota el proceso? ¿Dónde deja los beneficios?
Cada vez más personas comprenden que hay muchos aspectos críticos en esta transición que hay que aclarar: ¿renovable eléctrica industrial, sí o no? ¿Quién pilota el proceso? ¿Dónde deja los beneficios? ¿Cómo se van a dirimir los posibles conflictos? ¿Dónde queda el bien común? ¿Alguien va a poner límite a los beneficios obscenos de las eléctricas?
Y entre todas estas preguntas cabe aún una posibilidad imposible. La cuadratura del círculo. ¿Es posible poner de acuerdo a todas las posiciones que estamos participando en este debate? Sí, debería.
No nos pondríamos de acuerdo en algunos contenidos, obviamente; pero deberíamos estar de acuerdo en que este debate no solo ha de tener lugar, sino que ha de hacerlo en las mejores condiciones posibles. Deberíamos poder pactar algún tipo de formato, algo que ayude a que estos debates salgan de Twitter y puedan ir encontrando lugares más fértiles donde suceder.
Se han hecho ya unas cuantas asambleas ciudadanas por el clima y han demostrado ser más atrevidas que los partidos políticos, por razones obvias. ¿Y si consiguiésemos realizar la primera asamblea ciudadana por la energía en nuestro país? ¿Cuántas dudas aclararíamos? ¿Cuánta pedagogía sería capaz de generar el proceso en la población?
¿Cuántas más saldrían adelante gracias a esa iniciativa, igual que pasó con la francesa? Alguna ha de empezar. En el clima hay un consenso abrumador. Sobre cómo efectuar la transición energética, no lo hay. Bien, pues trabajemos para comprendernos mejor entre todos y todas las que estamos en estas cuestiones con posiciones legítimamente discrepantes, y con argumentos que deben ser oídos y discutidos. Y, sobre todo, potenciemos el diálogo, porque, sin él, ganan los malos.
Entre la prisa y la reflexión, entre la imposición y la democracia, al final, como a la reina, también nos va a tocar escoger.
“Energía eólica sí, pero no así”. Con eso bastó. De repente, con una simple frase en medio de su discurso de agradecimiento en los Goya, el aclamado director español Rodrigo Sorogoyen había confirmado a todo el mundo que entraba a formar parte de los sospechosos. De los que ponen palos en las ruedas hasta de las...
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Juan Bordera
Es guionista, periodista y activista en Extinction Rebellion y València en Transició. Es coautor del libro El otoño de la civilización (Escritos Contextatarios, 2022). Desde 2023 es diputado por Compromís a las Cortes Valencianas.
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/ Antonio Turiel / Irene Calvé Saborit / Alejandro Pedregal
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