Las técnicas de manipulación de la ultraderecha, como pasa con cualquier virus, no dejan de mutar. La mentira, materia prima de quienes tienen en la intoxicación su única arma y apuesta política, ya no solo se dirige contra dirigentes de izquierdas o colectivos vulnerables como los migrantes. De un tiempo a esta parte han decretado un nuevo enemigo, pequeño pero muy molesto para sus objetivos: quienes, desde las redes sociales, se muestran activos a la hora de señalar y desmontar las trampas que diariamente perpetran las alimañas del miedo y el odio. Una de las últimas víctimas de esta mutación del virus ultra ha sido @Doc_Hannibal. Hannibal Lecter para los amigos, que no son pocos. Más de 150.000 personas siguen al alter ego tuitero de J.A.S.M., un tipo nacido en Huesca que en 2013 abrió esta famosa y activa cuenta que hoy intentan desprestigiar mediante un método tan repugnante como sus mentes, pero efectivo por las dudas que puede llegar a provocar: aseguran que tras esta popular cuenta se encuentra un tipo condenado por pedofilia. Incluso dan su supuesto nombre y apellidos, que no coincide con el nombre real del dueño de esta cuenta. El mensaje es claro: si combates nuestros bulos, acabarás siendo víctima de ellos.

J.A.S.M. es un tipo normal con una cuenta popular en redes sociales que lleva un año sufriendo el señalamiento desde centenares de cuentas vinculadas a la ultraderecha como un supuesto pedófilo de nombre J.C.H.C. (sólo reproducimos las iniciales del nombre, ampliamente difundido en redes). Solo en una ocasión denunció uno de los muchos tuits difamatorios que recibe en ese sentido. El autor borró el contenido por miedo a que sus injurias tuvieran consecuencias. Pasado un tiempo, cuando se vio fuera de peligro, volvió a escribir públicamente que tras @Doc_Hannibal se esconde un pedófilo. Lejos de amedrentarse por la campaña de acoso que sufre, J.A.S.M. ha querido combatirla poniéndose en contacto con CTXT. Mediante un mensaje directo en Twitter, y pidiendo que protejamos su identidad, nos ha enviado fotografías personales y una copia de su DNI que desmiente las falsedades que sobre él se vierten en los últimos tiempos. Todo empezó, nos cuenta, con una acusación lanzada por Alberto Pugilato. ¿Les suena? Es el neonazi que agredió el pasado junio al cómico Jaime Caravaca. El tipo, al que los medios presentaron poco más que como el padre del año, fue el primero que, en el verano de 2023, decidió que si sus mentiras se chocaban con las réplicas inteligentes de cuentas como @Doc_ Hannibal, la solución sería deslizar una injuria contra él. Y la pedofilia fue lo primero que se le vino a la cabeza al padre del año. Autodeclarado el tipo como un neonazi, poco más hay que añadir. Desde entonces hasta hoy, el número de miembros del rebaño ultraderechista que se han apuntado a difundir la falsedad de que tras la cuenta de Twitter de Hannibal Lecter escribe un pedófilo, ha ido en aumento. 

En la conversación privada mantenida con J.A.S.M., desde CTXT le hemos pedido una prueba irrefutable, algo que nos permitiera asumir su defensa ante esta campaña de acoso con absoluta contundencia y tranquilidad. Una prueba que demostrase, sin ningún espacio para la duda, que quien nos escribía pidiendo ayuda no nos estaba mintiendo. Le pedimos a J.A.S.M. que, por mensaje privado y desde la cuenta de @Doc_Hannibal, nos hiciese llegar una fotografía de sí mismo sujetando de manera visible su DNI delante de un ordenador en el que apareciese la edición actualizada de esa misma tarde de la revista CTXT. Treinta segundos después de hacerle esta petición, J.A.S.M. nos hizo llegar exactamente la foto que le acabábamos de pedir. Podemos decir con total seguridad que es falso que detrás de @Doc_Hannibal se encuentre, como aseguran numerosas cuentas del entorno ultraderechista, un supuesto pedófilo cuyas iniciales son J.C.H.C. Hemos certificado que la cara de J.A.S.M. no coincide con la del supuesto pedófilo que cientos de usuarios de ultraderecha están difundiendo. Tristemente podemos asegurar también que es muy probable que esto no servirá para que la campaña de difamación cese. Podrán salir de dudas, si alguna vez las tuvieron, las personas razonables y de buena fe que hayan podido ser intoxicadas por quienes vomitan mentiras y odio. Pero quienes son capaces de utilizar crímenes repugnantes como la pedofilia para atacar a quienes desmienten sus bulos no van a frenarse por esto. Al contrario. Sería desconocer absolutamente la lógica de las alimañas no prever que el siguiente paso, por qué no, podría ser acusarnos a quienes hacemos nuestro trabajo de encubrir a un pedófilo. Ya los conocen.