Estamos ante un magistral retrato grupal del pintor hiperrealista Antonio López. Óleo sobre lienzo de grandes dimensiones. El pintor de cámara retrata a la perfección una escena de corte asistiendo a campo de fútbol, en este caso en Barcelona, típica durante la España del Siglo del Ladrillo. En la obra, el genial artista manchego nos presenta a SM El Rey Felipe VI, en el centro de la composición, a punto de entrar en el segundo año de su reinado, acompañado a la derecha por Ángel María Villar, presidente perpetuo de los asuntos nacionales en lo concerniente al balompié, y Artur Mas, a la izquierda, presidente de la comunidad catalana en proceso de intento de secesión.

Los presentes en la escena escuchan el himno nacional español previo a la disputa de la final de la Copa a la que SM El Rey Felipe VI da nombre. La escena se desarrolla en una estancia del estadio de fútbol llamada palco de autoridades, lugar dedicado habitualmente en la España del ladrillo a cerrar contratos. En esta ocasión, sin embargo, Antonio López prefiere usar el pincel para dibujar un palco de autoridades en el que ocurre algo quizá menos trascendental que la concesión de una adjudicación pública para autopista de peaje o una recalificación de terrenos, pero no por ello menos habitual: el medido y estudiado gesto político de cara al público que observa al palco.

A pesar de haber terminado el encargo en tan solo cinco días, el pintor octogenario consigue reflejar a la perfección los gestos de los protagonistas, que van de la solemnidad con matices tristes del Rey Felipe El Preparado a la sonrisa de regocijo forzadamente evidente del Presidente de Catalunya, pasando por el gesto vacío de contenido del presidente perpetuo del fútbol nacional. Perfeccionista como es, el artista Antonio López no descuida la atmósfera y crea una sensación de profundidad en la cual en segundo plano del palco un militar acompañado de tres civiles lamenta con los ojos cerrados alguna que otra protesta que se escucha entre los asistentes al espectáculo deportivo en el momento en el que suena el himno. Estamos ante una obra cumbre del costumbrismo hiperrealista español.