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Antes de todo, un pequeño inciso. La conjura con la que el balonmano español prometió enmendar sus pecados hace dos años y medio. En Barcelona, en un Palau Sant Jordi abarrotado, Alberto Entrerríos, capitán de la selección, levanta la copa que acredita a España como campeona del mundo. Es enero de 2013 y la obsesión se concentra en un solo objetivo: no puede repetirse lo ocurrido ocho años atrás.
Entonces, tras negociar año tras año con la gloria, se ponía fin a un doloroso vacío conquistando el Mundial de Túnez. Después llegarían otros grandes triunfos del deporte español. Pero primero, antes que los del baloncesto y el fútbol, fuimos nosotros, reivindican en el balonmano. Llegar antes no sirvió de nada. No se supo rentabilizar ese gran logro. Ahora, otra vez en lo más alto y después de haber paseado el Mundial por todo el país, vuelve a llegarle el turno al balonmano, el turno de remendar aquella oportunidad perdida: la de rescatar a este deporte de una marginalidad de la que no lograba salir en nuestro país.
Volvemos al año 2015. A Colonia, Alemania. Más concretamente al LANXESS Arena, donde 20.000 personas asisten cada año a la gran fiesta del balonmano europeo. Allí, el último fin de semana de mayo, los cuatro mejores equipos del continente (o del mundo, ya que en este deporte lo referido a Europa se hace extensivo al resto del planeta) se disputan el cetro de campeón. Tres de los cuatro entrenadores son españoles y todos los clubes presentes allí cuentan con al menos un jugador de nuestro país en sus filas.
El representante español en la Final Four, el FC Barcelona, acaba proclamándose campeón de un torneo que pone en liza el valor del balonmano patrio. Pero su triunfo, el éxito de una plantilla que reúne la práctica totalidad de los mejores talentos de este deporte, ganadora de cada competición disputada (siete en total), tiene que verse a través de Internet. Ninguna cadena nacional, ni siquiera la temática Teledeporte, apuesta por el mejor partido del año. Ni la calidad ni los éxitos han reflotado el balonmano en España.
El dilema del Naturhouse, un caso revelador
En la Liga Asobal no existe un rival capaz de perturbar al gigantesco Barça. Treinta partidos, treinta victorias. Campeón con cinco jornadas por disputarse. El resto de equipos aprieta los dientes y optimiza sus recursos para seguir la estela que deja la locomotora blaugrana. Quitando a los de Xavi Pascual, los demás equipos ven difícil su encaje en la élite. El que más cerca ha estado, el Naturhouse La Rioja, se ha visto estos días ante la disyuntiva de participar o no el próximo año en la máxima competición europea, la EHF Champions League. La misma que defenderá el propio Barça.
¿El problema? La competición exige la retransmisión de sus encuentros, ponderando ese factor incluso por encima de los méritos deportivos. El Barça tiene garantizada la retransmisión de esos partidos; el Naturhouse, no. Y deshojando la margarita sobre qué sería lo mejor para el club, sobre La Rioja planeó la posibilidad de renunciar y competir en la ‘segunda división’ europea.
Esta decisión habría apartado de Europa a uno de los equipos españoles clasificados (el Frigoríficos Morrazo gallego) e irremediablemente plantearía a los propios organizadores la conveniencia de reducir la representación española en un futuro. Ya el año pasado, el club riojano tuvo que asumir los gastos de la explotación televisiva pues, tal y como relatan en la entidad, el acuerdo para la retransmisión se trastocó a última hora. Naturhouse fue el único equipo del continente cuyos partidos no fueron televisados.
Tras haber descartado prácticamente la participación en Champions, el canal temático de TVE Teledeporte acabó respondiendo a la acuciante situación del club. Naturhouse volvería a asumir los gastos de producción de la señal televisiva pero la cadena se haría con los derechos para emitir los partidos. La solución al embrollo pasa por tanto por el acuerdo en la negociación a tres bandas entre Teledeporte, EHF Marketing y la empresa que gestiona los derechos televisivos de la competición, MP & Silva.
“La situación de este año es distinta a la del pasado. Pero no somos optimistas ni pesimistas. Más que nada porque no estamos en el despacho donde tienen lugar las negociaciones. No depende de nosotros”, despacha el gerente de la entidad riojana, Jaime González. Acuciado por los plazos de la EHF (el sorteo de la edición 2015/16 tendrá lugar a finales de junio), el Naturhouse se vio obligado a tomar una decisión de cara a la próxima temporada, y tan solo horas después de remitirse a la negociación de los derechos, anunció que se lanzaba a la competición, aun a riesgo de acabar pagando todos los gastos en caso de no llegarse a ningún acuerdo.
A pesar de tener pocas posibilidades de llegar a la Final Four y batir a los gigantes europeos, en La Rioja tienen claro que el crecimiento del club pasa por jugar al máximo nivel. Eso es lo que ofrece Europa y su Champions League: un escaparate, jugar contra los mejores… y gastos. Participar el año pasado costó a la entidad 278.000 euros, según informaciones del Diario de La Rioja, que estima que más de la mitad ese dinero se invirtió en la obligada difusión televisiva. En el club, evidentemente molestos por la incómoda situación a la que se enfrentan, optan por no dar ninguna cifra. “Preferimos no hablar de dinero porque cuando hablas de dinero se ‘enmierdan’ las cosas”, zanja González.
Una vez que la participación del Naturhouse está confirmada, ahora queda resolver la inversión de la mejor manera posible. La participación de Teledeporte desahogaría al club de esos costes y, además de promocionar el club y el deporte en los televisores de todo el país, ofrecería a los patrocinadores (firmados y potenciales) un reclamo por el que apostar.
Un reclamo que se asoma periódicamente sin esperanzas de volver a aquellos tiempos en los que más equipos españoles, además del Barça, cosechaban triunfos. Los tiempos del Teka Santander, el Portland San Antonio o el Ciudad Real; los tiempos en los que los mejores jugadores del mundo elegían España para jugar al máximo nivel.
La voz del balonmano en las retransmisiones de TVE durante esos años, Luis Miguel López, cree que esos tiempos pueden volver, pero “a muy muy muy largo plazo”. “No pensemos que en dos tres años vamos a poder compararnos con los franceses, por ejemplo. Nos va a llevar ocho o diez. Y eso si hacemos las cosas muy bien”, calcula.
López entiende que a las televisiones les cueste apostar por el balonmano. “¿Cómo vendes la Liga Asobal? Para poder crecer necesitas inversiones millonarias. ¿Qué retorno les puedes ofrecer? ¿Qué televisión va a pagar por la actual Asobal si la estrella se va al extranjero, si la media estrella también se va y hasta las futuras estrellas se buscan la vida fuera?”, se pregunta el periodista, que participó en la aventura en Madrid del Ciudad Real con el escudo del Atlético de Madrid. “Ahora en la Asobal hay clubes con un nivel inferior al que podía encontrarse hace unos años en la División de Honor B”, lamenta López.
Pero, ¿cómo van a llegar patrocinadores o afición si no se retransmite balonmano? El problema del Naturhouse, en concreto, no reside estrictamente en su capacidad económica. “El problema no es el que los clubes españoles estén bien o mal. El problema es que este país es un monocultivo de fútbol y todo lo que no sea fútbol no interesa”, reflexiona González. “En Macedonia, los clubes estarán peor que los españoles pero su televisión está como loca por retransmitir la competición. La economía de sus clubes será peor que la nuestra, digo yo. O la ucraniana, por poner un ejemplo”, abunda.
“Del deporte minoritario se acuerdan cada cuatro años y todo lo que no sea fútbol no interesa. Interesa solo cada cuatro años que son los Juegos Olímpicos. Entonces se exigirán resultados y medallas. Y al año siguiente, si te he visto no me acuerdo”. El día antes de que González alertara junto al presidente de la entidad, Ángel Rituerto, de las dificultades para poder disputar la Champions League, el 14 de junio, la selección femenina certificaba su clasificación para el Mundial que se celebrará este año en Dinamarca. El día 10 hacía lo propio el equipo masculino para el Europeo del próximo año. Ambos partirán en el vagón de los favoritos para hacerse con el triunfo final.
La calidad del balonmano español queda fuera de toda duda. Eso sí, muchos han tenido que recurrir a la ya habitual práctica del trabajador cualificado español: la emigración. De los dieciséis jugadores de la última convocatoria masculina, ocho juegan en ligas extranjeras. En el caso de las mujeres este número asciende a diez.
El mundo apuesta por nuestro balonmano. Para que apueste por nuestra Liga todavía no es suficiente. Y sin televisión que ilumine el escaparate, pensar en competir en la élite acabará siendo una quimera, un recuerdo de los aficionados más mayores a un deporte condenado a la marginalidad. El objetivo del balonmano español sigue siendo el mismo. El escenario, mucho peor.
Antes de todo, un pequeño inciso. La conjura con la que el balonmano español prometió enmendar sus pecados hace dos años y medio. En Barcelona, en un Palau Sant Jordi abarrotado, Alberto Entrerríos, capitán de la selección, levanta la copa que acredita a España como campeona del mundo. Es enero de 2013...
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