‘Upgrading’ Perú con Christine Lagarde
La directora gerente francesa del FMI compara los ajustes con los cebiches, un plato popular peruano ya conocido por sibaritas de elevado poder adquisitivo
Andy Robinson 14/10/2015
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Era una de las metáforas menos logradas de los discursos de inauguración del FMI. Y, como encargado de cubrir esas asambleas desde hace 15 años, le puedo asegurar que eso es mucho decir. El primer día de la reunión del Fondo y el Banco Mundial celebrada en Lima la semana pasada, Christine Lagarde, la directora gerente francesa del Fondo, llegó a comparar los programas de ajuste del FMI con un plato de la nueva cocina peruana, esos cebiches de élite como en el restaurante Astrid y Gaston, ya conocido por sibaritas de elevado poder adquisitivo desde Miraflores en Lima hasta la Castellana de Madrid. “Los gobernadores y los ministros van a ser totalmente seducidos por la cocina peruana y me gustaría ultimar la analogía de la cocina peruana para explicar nuestras recomendaciones. Porque se ha hecho un upgrade de la cocina tradicional y hay que hacer un upgrade de las políticas”, llegó a decir Lagarde. Pocos de los participantes en la cumbre paraban para comer en los comedores populares en la calle Aviación al lado del centro de convenciones donde los cebiches son sencillos y tan ricos como antes de que los gastrónomos globales descubriesen le New peruvian cuisine y la convirtiesen en otro símbolo de estatus (la palabra de Lagarde, upgrade to business, resume esta nueva clase de cocina neoliberal).
Para Lagarde, que insiste en buscar la reelección en 2016 pese a que todos creen más justo que el próximo director sea de un país en desarrollo, Perú es un ejemplo modélico de un país latinoamericano. A diferencia de los insumisos de izquierdas en Venezuela, Ecuador, Bolivia, incluso ahora Brasil, ha hecho una excelente política de upgrading y ha aprendido el modus vivendi con el FMI... Tras ganar las elecciones presidenciales de 2011 con un programa propio de los herejes de la izquierda latinoamericana, el presidente Ollanta Humala, dio marcha atrás y mantuvo tal cual la política de los presidentes anteriores, el execonomista del Banco Mundial, Alejandro Toledo y el veterano del "paquetazo" ortodoxo, Alan García. Toledo y García, nada queridos por su pueblo, habían logrado un crecimiento medio anual del 6% entre 2000 y 2011, impulsado por la exportación de materias primas minerales. La pobreza cayó del 52% en 2000 al 20% ahora. De modo que, según los tecnócratas de Washington, los votantes debieron de equivocarse al votar la alternativa de izquierdas y rechazo al FMI. Humala rectificó y, en esta asamblea del FMI y el Banco Mundial, el Perú se califica como la estrella latinoamericana, objeto de elogios en cada presentación frente a los desastres de la izquierda.
El upgrading de un país como Perú consiste en su adaptación a un mundo dominado por los mercados financieros y la sociedad del 1% y el resto, de experiencias temáticas de lujo en los Andes, por un lado, y, por el otro, la eliminación de salarios mínimos, incluso los irrisorios salarios mínimos de América Latina. Para un trabajador de la limpieza peruano, por ejemplo, el modus vivendi con las instituciones de Washington en el complejo del Museo de la Nación (Banco de la Nación) incluye cosas como escuchar al economista jefe del Banco Mundial Augusto de la Torre --de salario en torno a 200.000 dólares al año, pagado por el contribuyente de los 188 países miembros-- proponer la eliminación del salario mínimo mientras estás limpiando los wáteres del centro de convenciones por unos 700 soles al mes (200 euros), precisamente el salario mínimo peruano.
Otro ejemplo del upgrading bajo recetas del FMI se ilustró durante la visita de Lagarde al yacimiento inca de Machu Picchu. Lagarde viajó desde Cuzco al cloud forest andino en un tren temático cuyo propietario es Belmond, la multinacional británica dedicada a crear un entorno retro para que la élite global del siglo XXI pueda sentir cómo sería pertenecer a la alta sociedad de la élite del antiguo régimen cuando los británicos contrataron mano de obra esclava china para la construcción de los ferrocarriles en los Andes. Los herederos de aquellos pioneros del imperio ya en el consejo de Belmond califican su empresa como “el connaisseur y comisario definitivo que crea experiencia inolvidable Word Wide”.
En el caso de Machu Picchu esto consistió en comprarle al Estado el servicio de tren entre Cuzco y la ciudad perdida de los Incas y convertirlo en un servicio de lujo temático en el cual todos los productos consumidos – prendas de baby alpaca de la marca Michel Group o sándwich de queso y salsa de tomate al pesto-- deben ser comprados en el tren mirador mientras las cholas miran desde fuera con sus telas y papas rellenas. Un ejemplo perfecto del nuevo turismo de contemplar una realidad de extrema pobreza sin necesidad de contacto, que, según Lagarde, es un excelente ejemplo de las estrategias de desarrollo y combate de la pobreza de la estrella peruana. Lagarde eligió uno de los trenes más lujosos gestionado por Belmond, con lámparas de estética colonial en las mesas.
Lagarde --cuyo salario de 750.000 dólares anuales, también a cargo del contribuyente, complementa un patrimonio estimado en cuatro millones de dólares-- combina el estilo de la madre Teresa de Calcuta con Anna Wintour, directora de la revista Vogue y jamás se le olvida lucir un modelito de Hermes o Prada a 3.000 dólares la pieza. Si Davos es la cumbre del filantrocapitalismo, Lagarde ha convertido las asambleas del FMI y el Banco Mundial en reuniones de filantrobanqueros y filantroburócratas. “El FMI ya no es lo que era; América Latina no es lo que era”, dijo Lagarde cuando un periodista le preguntó qué le parecía el hecho de que muchos latinoamericanos aún consideren al FMI como el demonio. Con Lagarde --que expresó su intención de permanecer al mando del fondo-- el FMI tiene una líder que cree que es santa.
De vuelta a Lima, la filantrofuncionaria presentó a los 12.000 asistentes a María, una campesina quechua de Ayacucho retratada en una imagen enorme en la pantalla. “María ya es emprendedora”, dijo la managing director. El mismo día, el presidente estadounidense coreano del Banco Mundial, Jim Yong Kim, inició su propia conferencia de inauguración con un vídeo en el cual se explicó la historia de un niño peruano al que Kim salvó la vida cuando era médico. El vídeo terminó con el reencuentro de los dos en Lima a principios de semana, en el que el joven de 20 años le agradece aquel gesto. Este es el nuevo estilo Oprah Winfrey del FMI y del Banco Mundial
Pero a Lagarde no se le olvidó la Santa Inquisición y sus métodos de tortura y escarmiento, exhibidos en el museo de la inquisición de Lima, que incluye las primeras técnicas de waterboarding (Yanis Varoufakis dixit). Los países de izquierdas serán castigados por una fuga de capitales bíblica en cuanto la Fed empieza a subir tipos y China se desacelere más hundiendo aún más los precios de las materias primas. Esto es justicia para la ortodoxia de Lagarde. “Hay dos países en territorio negativo, Venezuela y Brasil (ambos en recesión), y es verdad que ellos tienen una historia diferente frente al éxito de las reformas que han transformado economías como Chile, Perú o Colombia y México”, sentenció Christine Lagarde, la directora gerente del Fondo en el inicio de la asamblea. Se le olvidó incluir a Bolivia que, incluso en la difícil coyuntura actual, crecerá el 4,1% este año, más que ningún otro país de la región. Ha reducido la desigualdad más que ningún otro país desde 2000. Pero Bolivia, como resaltó el mes pasado su presidente, Evo Morales, es “de esos países que vamos mejor porque nos hemos librado del FMI”.
Era una de las metáforas menos logradas de los discursos de inauguración del FMI. Y, como encargado de cubrir esas asambleas desde hace 15 años, le puedo asegurar que eso es mucho decir. El primer día de la reunión del Fondo y el Banco Mundial celebrada en Lima la semana pasada, Christine Lagarde, la...
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Andy Robinson
Es corresponsal volante de ‘La Vanguardia’ y colaborador de Ctxt desde su fundación. Además, pertenece al Consejo Editorial de este medio. Su último libro es ‘Oro, petróleo y aguacates: Las nuevas venas abiertas de América Latina’ (Arpa 2020)
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