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La City de Londres vuelve a ser la principal plaza financiera del mundo después de superar a Nueva York en el último Global Financial Centre Index (GFCI). Este informe, elaborado desde 2007 por la consultora Z/Group, es el estudio más reconocido para evaluar los centros financieros de todo el mundo, ya que analiza cien criterios de diversa índole (desde la tasación y la regulación, hasta la calidad del stock de oficinas) para ofrecer una radiografía detallada del clima de negocio de los centros financieros internacionales.
Respecto al volumen de las operaciones realizadas, no hay centro financiero que tosa a la City. Un tercio de las transacciones financieras globales se realiza desde la Square Mile, más del doble que en Wall Street. Para poner en dimensión este dato, basta con decir que solo en el mercado de divisas mueve diariamente 5 billones de dólares.
Anastasia Nesvetailova, directora del Departamento de Investigación Económica de la City University of London, asegura que gran parte del éxito global del distrito financiero es la fortaleza que éste tiene para generar una red de negocios interconectados que trascienden el sector bancario, pero totalmente complementario: agencias de rating, consultoras, aseguradoras y un enorme paquete de agencias de inversión. Toda esta industria emplea a 415.000 personas, según los datos de la City of London Corporation, que cifra en 16.580 el número de negocios implicados el sector financiero solo en la Square Mile.
Nesvetailova, que forma parte del equipo económico del nuevo líder laborista, Jeremy Corbyn, afirma que “a pesar de los problemas estructurales que evidenció la crisis económica, la City se ha mantenido como el agente económico más importante del Reino Unido”. Sin embargo, considera que la percepción social que se tiene respecto a la aportación de Square Mile al PIB del Reino Unido está “sobreestimada”, ya que no pasa del 3% del total.
Desde que el Global Financial Centre Index se comenzó a publicar, dos veces cada año, la City londinense había liderado dicho ranking sin excepción y con una potente autoridad respecto a sus competidores. Sin embargo, el año pasado Nueva York se impuso por la mínima. “La incertidumbre sobre la UE, el referéndum de Escocia y la lentitud y los fallos regulatorios” fueron las razones que el informe esgrimió para que Wall Street superara a Square Mile en el trono de las finanzas mundiales.
Perder esta distinción en el marco del sistema financiero global fue un jarro de agua fría para The City UK, el poderoso lobby que vela por la buena salud del centro financiero londinense. Una vez recuperado el cetro, The City UK aprovechaba la coyuntura y lanzaba un aviso para navegantes en The Financial Times: “Para mantenernos en lo más alto necesitamos ser flexibles y tener capacidad de adaptación”. En este sentido, Michael Mainelli, responsable del think-tank que elabora el informe, venía a decir en el mismo rotativo que la victoria de Cameron había hecho que la incertidumbre sobre la tasación se esfumase.
Estas manifestaciones hacían muy difícil no recordar uno de los grandes hándicaps a los que los conservadores se han tenido que enfrentar: las continuas críticas por recibir el grueso de su financiación de la City. En 2011 el Bureau of Investigative Journalism señalaba que más de la mitad del dinero que había recibido el partido de Cameron provenía de la Square Mile. Y antes de las elecciones de este año, The Financial Times publicó que durante este último mandato de Cameron, las donaciones procedentes de la City a los conservadores se habían duplicado con respecto al periodo 2005-2010.
El juego y sus reglas
En un momento de incertidumbre política en el seno de la UE y con el Reino Unido cuestionando su rol en el seno de la Unión, la posición de la City se coloca en una parte preponderante del debate. En su reciente carta a sus socios europeos para renegociar la posición del Reino Unido en la UE, David Cameron no menciona directamente el ámbito financiero, pero lo deja caer en un razonamiento más general sobre cómo debe funcionar el Mercado Común para que el Reino Unido no salte de la Unión. El propio primer ministro casi ha actuado como cónsul de la City en Bruselas, siempre intentando que las regulaciones europeas no incomodaran a la City de Londres.
Anastasia Nesvetailova, del equipo económico de Jeremy Corbyn: “A pesar de los problemas estructurales que evidenció la crisis económica, la City se ha mantenido como el agente económico más importante del Reino Unido”
Los expertos coinciden en señalar que la City no quiere que el Reino Unido salga de la Unión Europea, pero el lobby se mantiene expectante en este momento de impasse negociador. “La posición de la City no siempre ha sido lineal respecto a este asunto”, asegura Anastasia Nesvetailova, que viene a decir que según discurran los acontecimientos en el centro financiero de Londres podría empujar en una u otra dirección. Lo que parece claro es que la negociación de Downing Street con Europa se observa con mucha cercanía desde la City, que de momento presiona con fuerza para que desde Europa no se apliquen nuevas medidas regulatorias que puedan afectar a su actual funcionamiento.
Una de las medidas que se ven con preocupación desde la City es la imposición de la llamada Tasa Tobin (el impuesto sobre transacciones financieras), cuya aplicación viene siendo muy discutida en el seno de la Unión Europea. Ni oír hablar de la Tasa Tobin, pero sí buenos ojos para el TTIP, acuerdo marco global para las transacciones económicas que están negociando la UE y EEUU, que atenuará las barreras regulatorias y que enlaza perfectamente con la tradición de economía liberal que siempre ha defendido Londres.
Sin embargo, la presión sobre las actividades de la City ha sido mucho más potente desde la crisis financiera. El profundo secretismo con el que se opera en Square Mile ha sido ampliamente contestado, aunque la City ha sabido capear el temporal y se recuperó en tiempo récord del declive. En 2009, en plena digestión de la crisis, la City de Londres empleaba a 331.000 personas, mientras que en 2012 esta cifra ascendió a más de 400.000, demostrando un impresionante poder de regeneración.
La imagen del sector financiero quedó muy dañada y la corporación, que tiene 40 personas encargadas únicamente para la comunicación corporativa, tuvo que ponerse la pilas. Según un informe del Bureau of Investigative Journalism, City of London Corporation gastó solo en el año 2012 alrededor de 140 millones de euros en una campaña que incluyó el trabajo de 800 lobbistas en diversos ámbitos de acción.
Entre ellos, el bajo nivel de popularidad de la City, por los suelos tras estallar la crisis. En parte, azuzado por una bomba de relojería en forma de libro que despertó a gran parte de la opinión pública. Las Islas del Tesoro, escrito por el periodista Nicholas Shaxson y publicado en 2011, se convirtió en una sacudida en todo el sistema financiero. El texto es un demoledor análisis del uso de los paraísos fiscales por parte de las entidades financieras que operan en Square Mile (y en otros centros de finanzas) y se convirtió en una de las enseñas del movimiento Occupy London, que acampó en las escaleras de la Catedral de Saint Paul’s en 2011.
La City of London Corporation recoge en su página web que la totalidad de la industria de las finanzas aporta el 11,5% del total de la recaudación en materia de impuestos del Reino Unido. Siendo esta cifra considerable, no está de más ampliar la imagen y ver en qué países las compañías financieras operan más a través de paraísos fiscales. La Red de Justicia Fiscal publica todos los años el Índice de Secreto Financiero (Financial Secrecy Index o FSI), el mayor estudio llevado a cabo sobre secreto financiero global. La lista más reciente está encabezada por Suiza, mientras que el Reino Unido ostenta una engañosa decimoquinta posición, ya que seis de los territorios en las primeras veinte posiciones son antiguas colonias británicas que están bajo control de la Corona. Si toda esta red fuera computada conjuntamente, Reino Unido lideraría ampliamente la lista.
Shaxon cuenta que Square Mile no es únicamente el foco de negocio que más se aprovecha de esta situación, sino que actúa instigando “la promoción de nuevos paraísos fiscales”. La influencia de la Corporación en este asunto, según el autor de Treasure Islands, es definitiva, “pero sus manos están siempre escondidas”.
Una larga historia de poder en la sombra
La City de Londres está considerada como uno de los lobbies más influyentes de todo el mundo. Su poder es siempre subyacente y en muy pocas ocasiones sus posiciones emergen a los grandes medios de comunicación. Su fórmula de influencia tiene una receta muy particular: mantener un perfil bajo en los grandes medios respecto a los asuntos que realmente conciernen a sus intereses, pero ejecutar con gran pompa el cúmulo de tradiciones y rituales que han ido consolidando el poder de Square Mile durante más de un milenio.
La historia de Londres y la City es la historia de dos ciudades, que son al mismo tiempo la misma ciudad y dos diferentes ciudades: el gran centro cultural y multicultural que es la capital británica --la ciudad más influyente del planeta según Forbes-- y de la propia Square Mile, es decir, de los dos kilómetros cuadrados que ocupa la Square Mile, donde apenas viven 9.000 personas y está gobernada por el Lord Mayor. El Lord Mayor es la figura visible de The City Corporation, el aparato político y administrativo que rige las actividades de la City con un código de reglas medievales, que es muy poco conocido incluso dentro del Reino Unido.
En un momento de incertidumbre política en el seno de la UE y con el Reino Unido cuestionando su rol en el seno de la Unión, la posición de la City se coloca en una parte preponderante del debate
Michael Chanan es director de documentales y profesor en la Roehampton University. Londinense de nacimiento, él mismo tiene problemas para interpretar la dialéctica entre la City y el resto de Londres. Para desvelar la historia del distrito financiero y explicar cómo opera la City y cómo “sabe esconder su influencia tras todo su simbolismo”, dirigió el documental Secret City, una guía muy didáctica que explica el funcionamiento del centro de finanzas más importante del mundo, así como su controvertida evolución histórica.
Una de las voces más autorizadas en la cinta de Chanan es la de Maurice Glasman, historiador de la London Metropolitan University y fundador del Blue Labour, que se ha pasado gran parte de su vida estudiando la historia de la City. Glasman explica que “la City ha sido un cúmulo de interacciones históricas que han ido conformando uno de los núcleos de poder más incuestionables en todo el planeta”.
Fundada por los romanos hace casi dos mil años, la City ha sabido ir creando una organización político-administrativa que tiene una enorme capacidad de influencia para adaptar leyes y prerrogativas a la medida de sus necesidades. El historiador considera que la tradición de rebeldía frente a la monarquía por parte de la City, sumado a su siempre potente caudal económico, ha ido reivindicando su posición y cimentando su poder.
La City de Londres es fruto del mercado naval por el Támesis, que convirtió al lugar en un importante polo comercial donde los diferentes gremios fueron desarrollándose y se acabaron uniendo como un grupo de poder para defender sus intereses ante el establishment del Imperio Británico. La City tiene una larga experiencia a la hora de saber leer la historia, generar alianzas y “crear las reglas del juego”, según explica Glasman a esta publicación.
Para mantener dicho estatus, Square Mile se ha apoyado en una especie de excentricidad administrativa que la ha convertido “en una ciudad dentro de una ciudad”,como asegura el historiador. En 1066, la City ya tenía instituciones legales y democráticas: uno de los Parlamentos más antiguos de todo el mundo. Lo sorprendente es que esas primeras reglamentaciones son las que siguen imperando casi un milenio después, generando una suerte de situación extemporánea dentro del marco legal británico.
El Lord Mayor sigue siendo la figura que rige la City of London Corporation, es decir, la institución que ha gobernado el actual distrito financiero de Londres durante más de un milenio. Su elección es otra excentricidad, ya que surge de una democracia pervertida. A las elecciones pueden concurrir parte de los 9.000 habitantes de la City, eso sí, tienen que tener el aval de uno de los miembros de la Corporación, además de las propias compañías, que tendrán más o menos votos según el número de empleados que tengan.
El Lord Mayor es nombrado por la Corte de 25 Aldermen, el Consejo administrativo que dirige la City of London Corporation y que tiene su centro de operaciones en Guidhall. Es la Corte de Aldermen (una evolución de los antiguos gremios) la que es elegida por votación. El 75% de los votos para elegir vienen de las empresas y muchos de sus empleados desconocen estas estructuras, ya que las mismas compañías se encargan de gestionar su participación y sus apoyos sin informar a sus equipos de dicha decisión. “El hecho de que haya una extrema departamentalización hace que los empleados pierdan la visión conjunta del funcionamiento de la City como un todo”, asegura Michael Chanan, que actualmente prepara Money Puzzles, un documental sobre el concepto de la deuda.
Esta línea de acción casi milenaria sigue siendo el motor que impulsa los protocolos administrativos de la City. Walter Bagehot, ensayista británico del siglo XIX, ya aseguró que “el poder es la representación del poder”. Esta premisa ha sido muy interiorizada por la City de Londres, que ha sabido generar, a través de esa tradición invencible, una marca de ordeno y mando que se ha convertido en una “clase maestra de hacer lobby”, tal y como describió el diario The Guardian a la manera en la que la City de Londres llevaba sus asuntos.
La representación del poder
El acto de franquicia que mejor plasma en el imaginario colectivo la imagen de marca de Square Mile es el Lord Mayor Show, el famoso desfile extemporáneo que recorre las calles de la City para conmemorar al nuevo representante de la corporación. El pasado 14 de noviembre, un día después de los atentados de París, Jeffrey Evans se convertía en el Lord Mayor número 688. Durante todos estos años solo ha habido dos mujeres ostentando el cargo: la última, Fiona Woolf, hace solo dos años.
El Lord Mayor Show fue una de las primeras retransmisiones televisivas en el mundo. La BBC lo emitió por primera vez en 1937 y, desde entonces, con alguna intermitencia, siempre lo ha retransmitido año tras año. En el último desfile, por ejemplo, hubo 123 bandas de música, 173 caballos y 140 vehículos de todo pelaje, donde no faltó una versión del Batmóvil ni el último coche que conducía el mismísimo James Bond en la última entrega de la saga. La última edición se ha convertido en el 800 aniversario del Lord Mayor Show y la City of London Corporation encargó toda la iconografía artística del show nada más y nada menos que al artista pop Peter Blake, autor de la portada del mítico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles.
Esta puesta en escena demuestra algo que es esencial para entender cómo la tradición tiene una importancia capital a la hora de generar influencia: mientras el mundo se toma el desfile como una simpática extravagancia, la City reivindica su ingente influencia hilando un sinfín de emblemas centenarios que demuestra, sobre todo, la prevalencia de su poder.
Seguramente, pocos cargos demuestran mejor esta aseveración que la figura del Remembrancer, un emisario de los intereses de la City que tiene el derecho histórico adquirido de sentarse justo enfrente del Speaker’s Chair de la Cámara de los Comunes. Desde 2003 es Paul Double quien ostenta un cargo establecido en 1571. Su mera presencia ya ejerce un potente simbolismo. Pese a que no tiene derecho a intervenir públicamente en ninguno de los plenos, su enorme capacidad de influencia es incuestionable. Ya su propia presencia, como un vigía anacrónico en el Parlamento inglés, marca una línea invisible y simbólica entre el poder político y los intereses de la City.
Jeffrey Evans, el nuevo Lord Mayor, es sueco de nacimiento. Evans era el antiguo director general de Gas Division y es un gran aficionado a las expediciones polares, aunque no parece que este año vaya a tener mucho tiempo para irse de excursión al Polo Norte. Según datos de la propia Corporación, el Lord Mayor podría visitar hasta 90 países, siempre en representación del sector financiero y de promoción de Square Mile como un lugar óptimo para hacer negocios.
Michael Chanan considera relevante el hecho de que todos los años se renueve la cabeza visible de la City, ofreciendo la oportunidad de que el poder se reparta con celeridad “dentro de un grupo privilegiado”. Y, en cierta forma, alimentando las expectativas de un reducido grupo de poder que actúa como una de las castas más poderosas del mundo.
Llama la atención que en el marco de la economía digital, que permite mover enormes capitales en menos de un segundo con solo accionar una tecla, una institución con tintes medievales conserve su poder intacto. Ni la crisis económica ni el desprestigio social afectan al poder de la City. Un poder que, como recuerda Maurice Glasman, tiene mucho que ver con una de las gestas más celebradas en la iconografía de Square Mile: el apuñalamiento con su propia daga de un Lord Mayor, William Walworth, a Wat Tyler, líder pujante de la Revuelta de los Campesinos. Una sola puñalada con la daga del mismísimo Lord Mayor acabó con la Peasants’ Revolt en 1381.
La City de Londres vuelve a ser la principal plaza financiera del mundo después de superar a Nueva York en el último Global Financial Centre Index (GFCI). Este informe, elaborado desde 2007 por la consultora Z/Group, es el estudio más reconocido para evaluar los centros financieros de todo el mundo, ya que...
Autor >
Eugenio Blanco / Daniel Turi
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