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La cita con Antonio de la Torre (Málaga, 1968) es a la hora del desayuno en un bar de Sevilla, en uno de barrio barrio. Bar de barrio barrio significa que el camarero saluda por su nombre a quien entra, que las mesas y sillas han vivido la Expo del 92, reloj de pared con publicidad de Cruzcampo, póster enmarcado de la virgen Macarena y patio interior en el que podrían haberse grabado escenas de la película Grupo 7. Sobre la mesa, una ración de churros, de los mejores de la zona, dice De la Torre. A los churros y los cafés, según cuenta el camarero, ha invitado un cliente de otra mesa que nos ha visto entrar y que es admirador del actor.
50 películas a la espalda, ganador de un Goya, nominado otras siete veces, Antonio de la Torre habla de forma atropellada y apasionada. “Verás tú para transcribir luego esto”, se ríe del entrevistador cada vez que pega un salto desde su última película a los pactos de gobierno, pasando por su infancia en Málaga. Tuitero y lector muy activo, tiene curiosidad y quiere abarcarlo todo, conectar puntos lejanos para entender cosas cercanas: para entender su vida, pero también para entender la vida en general. Seguramente por eso le gustan tanto las frases que contienen mensaje, porque encierran y acotan un poco esa realidad gigantesca que se esfuerza por entender.
Nos ha citado a las 09:05. ¿Ser actor de moda le hace a uno tener una agenda medida al minuto o es que viene de hacer recaos?
Me tengo que organizar la vida para que me dé. En segundo de la Complu me pidieron que le hiciera una entrevista a algún personaje conocido y yo elegí a Juanito, que era un futbolista malagueño que jugó en el Madrid, un mito del madridismo en los 70 y 80, era un tío muy peculiar, que tendría una buena peli. A mí cuando me preguntan qué personaje me gustaría interpretar, siempre digo que Juanito, porque era un coloso con pies de barro y a mí me trató de puta madre. Esto pasará mucho durante la entrevista, que tú me preguntes una cosa y yo me tire dos horas hablando de otra. Lo siento. No haber venido. Entonces, y esto es respondiendo a tu pregunta, a mí me llaman que si de la facultad de no sé qué, que si de la asociación de criadores de la zanahoria condemor de abajo, que me quieren dar el zanahorio de oro, y yo intento atender a todo el mundo por eso, porque yo he sido un estudiante que en su momento pensó: Juanito no me va a mirar a la cara; pero él me atendió.
Vamos, que la agenda de Antonio de la Torre la marca Juanito.
Hostia, ese sería un titular muy fuerte, pero claro, considero que todo el mundo merece ser escuchado. Y habrá gente que lea esto y dirá “qué mentiroso el cabrón, que a mí no me atendió”, pero hay veces que no te da la vida y cuidado con eso, porque te puedes convertir en un esclavo de la humanidad. Y es verdad que como, afortunadamente, tengo mucho curro, me tengo que organizar. Y por otro lado, el recao, 09:05, porque he dejado a la niña a la 09:00 en el cole que está aquí al lado.
Preparando la entrevista me he formado un juicio sobre usted. A ver si acierto. Es una de esas personas que están siempre en construcción y aunque lleva 20 años actuando, ha hecho 50 pelis, el Goya, etcétera, se siente un poco interino en el oficio.
Yo siempre he tenido el síndrome del pobre. Primero porque la generación de mis padres tenía muchos miedos; era la generación del franquismo, mi madre era un ama de casa casi analfabeta, mi padre trabajaba desde los 12 años... Por eso yo soy tan antifranquista, no porque lo viviera, para mí cuando murió Franco sólo supuso que no hubo cole ese día, pero sí vi los estragos que causó. Sobre todo en las mujeres. Y en los padres también. Y en Andalucía. Y había esa cosa del miedo… Mira, la última película que vi con mi niña es Zootrópolis, que es una peli de dibujos animados y habla del totalitarismo, de cómo el poder usa el miedo contra la gente para mantenerse en el poder. Hay dos cosas de esa peli que me gustaron. La denuncia sobre cómo se usa el miedo desde el poder y la conclusión de que, si quieres, puedes. Y tiene un poco que ver con esto que me preguntabas de la interinidad. Hay una anécdota buenísima. Manuel Martín Cuenca, director de Caníbal, que es de mi generación y que me identifica plenamente, decía que le contaba a su madre, que murió hace poco: “Mamá, he hecho de ayudante de dirección de tal, he hecho tal casting, he hecho tal corto”. Y cuando le terminaba de contar todas las cosas que había hecho, la madre le decía “vale, hijo, pero ¿cuándo te hacen fijo en lo del cine?”. Yo he vivido siempre en eso de “pero tú ten un trabajo”. Y de alguna manera se te va quedando. Hubo mucha gente que, con buena intención, te decía “hombre, Antonio, que está la cosa muy mala…”. Y es verdad que lo he pasado muy mal. Yo, realmente, vivir de ser actor, casi a los 40 años. Solo dejé Canal Sur en 2007. De hecho aún sigo en excedencia.
Salió de Málaga para irse a Madrid a ser periodista…
Sí. Recuerdo cuando en el instituto dije “oye, que me voy a Madrid a estudiar periodismo”, en el año 86. Aquello para la peña era brutal. Recuerdo que llegar a Madrid fue como llegar a Nueva York. ¡Qué cateto soy! Llegué y recuerdo que había una huelga de metro y me dejaron allí en Legazpi y entré a un bar y dije “¿me da un sombra?” Porque en Málaga los cafés son sombra, nube, mitad… Y me dice el camarero “chavalote, ¿tú de dónde eres?”. Yo llegué en camión, porque mi padre había currado en una empresa de transportes. Mis primeros viajes a Madrid fueron en cabinas de camiones porque si no tenía que pagarme el billete del autobús.
Han pasado 30 años de aquello, ya no es periodista, ahora es actor con actitud como de recién llegado. Eso hace que uno parezca más joven. Hasta corre maratones.
Corrí el primer maratón de mi vida el pasado febrero. Cuatro horas y un minuto. Cuando entré en el Parque de María Luisa, que era el kilómetro 35, recuerdo pensar “hostia, me estoy mareando”, empecé a comer plátanos como si fuera un mono y aquello empezó a convertirse en el boulevard de Walking Dead. Un refrán que me encanta es: “Quien quiere algo siempre encuentra una fórmula, quien no lo quiere siempre encuentra una excusa”. Yo creo mucho en la cabeza. Mi palabra favorita es “voluntad”. Cuando iba a la altura del Parque María Luisa recuerdo pensar “oye, yo me paro”, pero me había dicho mi mujer que iba a estar con mi hija en la Alameda. Mi obsesión era no caerme y que no me viera nadie. Porque además alguno me reconocía y me gritaba “Venga Antoniooo”. Me sentía tan agotado y tan hecho polvo que no quería que me vieran. Pasé por San Bernardo, la avenida de la Constitución, por la calle Tetuán, aquello era un peregrinaje, pero pensé “mi hija no me puede ver parado, venga, tienes que llegar”. Y cuando llegué a la Alameda levanté la cabeza, me puse así recto, y ni rastro de mi hija. Ya llego a la calle Calatrava, me iba a parar y aparece mi amigo Kiki Carvajal gritándome “Qué cabrón, Antonio, qué cabrón, vas a hacerlo, tío, y en menos de cuatro horas, qué cabrón, ¿corro contigo?”. Y yo por un lado quería, pero por otro pensé que debía hacerlo solo. Y pensé, joder, si ya estoy aquí cerca, estoy en el Puente de la Barqueta. Y no puedes, no puedes, pero puedes. A mí esa ecuación de “no puedes, no puedes, pero puedes”, me fascina.
Esa ecuación sirve para muchas cosas…
A mí me pasa actuando también. Hay una cosa, que creo que sólo me representa a mí mismo, y es que pienso que no se puede actuar sin ideología. Y no me refiero a ser de izquierdas o de derechas. Ideología es tener valores y aplicarlos al personaje. Y pensar que todo el mundo tiene una razón para hacer algo. A mí me dicen, por ejemplo, “haces de malo”. Y yo digo: “Espera, perdona, ¿te cuento las circunstancias de mi personaje?”. Yo, por ejemplo, a mi personaje en Balada triste de trompeta lo entendía. Mi ideario como actor y como ser humano es ver al otro como un yo.
¿Fuera de su profesión cómo lo aplica?
Hay que intentar despolarizar los debates. Yo soy fan de Juan Torres desde que leí su libro Los amos del mundo: las armas del terrorismo financiero. Es un libro de puta madre. Lo recomiendo siempre, lo he puesto en twitter y te ruego que lo incluyas en la entrevista. Pues Juan Torres me invitó a un acto, junto a Alberto San Juan, de presentación del libro de una trabajadora social hablando de las maldades del TTIP. Era una época en que lo veía en twitter hablando con Daniel Lacalle, habían hecho un acto los dos juntos. Y yo le pregunté “pero, tío, ¿tú con Daniel Lacalle?”. Y resulta que, como a él le daban mucha caña en twitter y al otro también, pues entonces empezaron a defenderse. Y me encantó eso. De hecho Daniel Lacalle me cae mejor desde entonces, y mira que pone cada cosa… Yo defiendo en ese sentido la bonanza de Juan Torres. Me gustó que los dos se aliaran en una dinámica anti agresividad, aunque pensaran de manera distinta. Y Juan Torres hablaba de Daniel Lacalle con cierto cariño. Y entonces noté que entre ellos había surgido cierta amistad. Y me pareció maravilloso. La dinámica de la polarización y la agresividad tiene peligro. Y no ayuda. Se necesita un cambio de mentalidad. Todo esto que está pasando con la corrupción tiene que pasar por un cambio de mentalidad. La historia nos ha enseñado que ninguna revolución violenta se ha logrado asentar de una manera permanente. La única revolución permanente es la de los valores. Hay que revisar las cosas. Que ser cobarde no merezca la pena, como dice la canción de Sabina.
Algo de eso hubo en el 15M.
Totalmente, porque sacó a la gente del letargo. Porque de alguna manera fue un decir que nos merecemos algo mejor. El miedo nos hace vivir por debajo de nuestras posibilidades. A mí me deprime un poco la idea de las dos Españas. En ese sentido me parece inteligente la estrategia de Podemos, que recogió de Julio Anguita, los de arriba y los de abajo. Yo leí el libro de Pablo Iglesias Disputar la democracia. Lo que creo que es interesante es cambiar las dialécticas. Yo lo intenté explicar en una entrevista que me hicieron en La Sexta Noche, que era así como muy mainstream y lo dije allí, mi enemigo no es la riqueza, mi enemigo es que haya pobres. En aquel debate en el que Rivera le ganó a Iglesias, cuando Rivera dijo aquello de “hay que generar riqueza”, apagué la tele. Ya hay riqueza.
¿Cómo ve Podemos?
Hay miedo a Podemos, hay miedo al cambio. Los medios de comunicación de una forma casi paranoica lo asocian que si a Venezuela, que si a… También tengo que reconocer que, aunque simpatice con el movimiento, ha cometido ciertas torpezas dialécticas y posicionales. Mira, yo Venezuela no la conozco. Cuba sí, he estado dos veces. El sistema ha conseguido cosas que están bien, pero por otro lado es un desastre. Claro, la realidad es compleja, son un desastre también por el bloqueo, pero yo pienso que es un régimen totalitario. Cuando escucho hablar a Maduro, no siento que ese señor sea un demócrata. Vi un vídeo de Lilian Tintori cuando ganaron las elecciones y me provocó ternura. No puedo negar mis sentimientos. Me dio ternura Rajoy cuando le pegaron. Y cuando le hicieron la broma de Puigdemont me dio una ternura… Se comportó como un caballero. Y me dije: “Qué me está pasando”. Pues que la realidad es compleja y ni somos tan malos ni somos tan buenos.
He grabado el spot de Unidad Popular, siempre he votado a Izquierda Unida, me defino como un hombre de izquierdas, pero ante todo me preocupa mi país y aunque mi situación económica me permite codearme con gente con una posición económica muy buena, me parece indigno que haya quien pase hambre, que haya gente que sea desahuciada; y además he podido llegar a donde he llegado por la educación pública.
¿Tendremos algún día Gobierno?
A lo mejor estoy confundiendo mis deseos con la realidad, pero hay 11 millones de votos ahí, entre los cuales está el mío, que son la fuerza del cambio. Esa suma entre PSOE, Podemos, Unidad Popular es mi apuesta de Gobierno. Creo que deben sumar fuerzas. Y creo que el nacionalismo, que me parece desde el punto de vista del siglo XXI absurdo, debe ser escuchado, tú no puedes negar la realidad. Yo le echaría un par de huevos: un Gobierno con esos once millones de votos.
Hablando de nacionalismo, ese Gobierno que le gustaría en parte depende del referéndum en Cataluña.
El PSOE no quiere porque está secuestrado. Está secuestrado por esas fuerzas centrípetas de los barones. Yo soy partidario del referéndum en Cataluña. Y cuanto antes mejor. Cuanto antes se haga, antes saldría un ‘no’. A mí, en pleno siglo XXI, el nacionalismo me parece cateto, lo digo así de llanamente, teniendo ahí al lado el drama de la gente siria… Pero por otro lado entiendo todo, entiendo lo de la cultura, què vols que et digui, a mi m'agrada parlar català. Me encanta Barcelona, me siento allí como en casa, entiendo su cultura, pero tío, en pleno siglo XXI, hagamos unos Estados Unidos de la humanidad de una puta vez. Por eso me toca tanto los huevos lo de la CUP, qué hace la CUP con Mas. ¿Qué hacéis ahí, cojones? Yo se lo digo a mis amigos más nacionalistas, más independentistas catalanes. ¿Qué hacéis ahí? Estáis con los corruptos. Yo, Antonio de la Torre Martín, suscribo aquel artículo de mi amigo Alberto San Juan: antes de izquierdas que español. Como dijo Hannah Arendt, mi patria son mis amigos. Mi patria es cualquier ser humano que mire a los ojos.
Me estoy acordando del vídeo de los aficionados del PSV…
Qué asco. Pero cuidado: eso y las deportaciones a Turquía es lo mismo. Uno lo hacen gañanes con cerveza y lo otro unos señores con corbata, pero es lo mismo. Es la misma medicina. Un cambio de modelo, insisto, pasa por empezar a ver al otro como un yo.
He leído una frase que usa a menudo y me llamó la atención: “el éxito me parece grosero”.
Tiene que ver con la mentalidad de la culpa. Este país adolece, en el sentido del dolor, de exceso de culpa. Tiene que ver con esa podredumbre moral de no considerarnos parte de un todo. Yo tengo dos hermanos muy sabios. Cada uno a su manera. Mi primer chat en prensa fue cuando Azul oscuro casi negro. A mí entonces sólo me conocían en mi casa a la hora de comer. Entonces me invitaron a hacer una entrevista digital y pensé, no va a escribir nadie, así que mandé un correo masivo a mi familia y amigos pidiéndoles que me mandaran preguntas. Yo era cateto a babor. Y me llevé el diploma de nominado y todo a la entrevista. Cuando te nominan para los Goya te dan un diploma de nominado. Bueno, pues en ese chat me preguntó mi hermano Javier: “¿Tú tienes ese carácter porque eres actor o eres actor porque tienes ese carácter?”. Y le respondí: “No tengo ni idea”.
Y luego el diploma no le hizo falta porque le dieron el Goya.
Yo pensaba, hostia, no me lo van a dar, porque hay tres actores de verdad, Juan Diego Botto, Juan Echanove y Leonardo Sbaraglia. Yo me planté allí con toda la familia, en plan Farruquito, porque pensé “a saber cuándo vuelvo yo aquí”.
Bueno, tan convencido no iría, porque llevaba un papelito preparado…
Hombre, una opción había. Técnicamente, un 25% de opciones había.
¿Qué le parece la Ley Sinde?
Aprecio a Ángeles González Sinde. Y obviamente soy partidario del acceso a la cultura universal. Tú me nombras ministro de Cultura y yo tendría ocurrencias. Suprimir el doblaje por decreto. Otra ocurrencia que tendría sería facilitar el acceso a la cultura a quien tenga un bajo nivel de ingresos. Pero el todo gratis no puede ser. Hay un diógenes digital… Hay quien tiene 3.000 películas descargadas y ni las ve. En ese sentido, lo siento, pero soy un poco Sinde.
Dice que cree mucho en las personas. Es una frase que lleva tatuada en su discurso. ¿Qué le parecen, como persona, los principales líderes del país? Empezando por Rajoy.
Rajoy me parece un señor que probablemente se cree lo que dice, que es lo más preocupante. Él probablemente piense que lo que está haciendo es lo mejor para el país. Un señor conservador que se está creyendo su propia historia. Probablemente sea buena persona, pero le falta altura moral para darse cuenta de que está metido en un pozo. Ese sé fuerte Luis. Yo entiendo las lealtades, y es verdad que uno piensa eso de “si mi mejor amigo hiciera algo terrible, yo cómo lo afrontaría”. No me da la sensación de que sea alguien que ha estado ahí beneficiándose o enriqueciéndose. Es un señor de posición acomodada. Yo no diría que es un mangante, Rajoy, pero sí que claramente su tiempo ha pasado.
Pedro Sánchez.
Con todo me está sorprendiendo un poco para bien, pero, desde el más absoluto respeto, creo que le falta altura intelectual, moral y política para liderar un partido tan grande como el PSOE. Abiertamente creo que Eduardo Madina es el mejor candidato que podría tener el PSOE. Yo cada vez que veo a Pedro Sánchez pienso en Eduardo Madina.
Pablo Iglesias.
Cuando lo conocí me pareció un chaval, totalmente alejado de esa imagen mesiánica o radical que quieran dar. Entiendo también que cuando estuve en La Tuerka y me entrevistó me miraba un poco como uno de los suyos. No sentí que fuera alguien que está metido en esto para quedarse. Evidentemente es una impresión, no puedo hablar de él como si lo conociera. Hay una frase de mi hermano Javi, que es: “Uno es lo que es y lo que los demás quieren que seas”. No somos tan dueños de nuestro destino.
Alberto Garzón.
Alberto Garzón es tan bueno… Me parece una buena persona.
Albert Rivera.
Albert Rivera es un tío que sale ahí y se coloca (hace un gesto colocándose una corbata y ajustándose el traje). No pienso que sea un mal tío. No me parece demasiado oscura su mirada. Bueno, ni tan siquiera me parece oscura, voy más allá. Pero se coloca bien la corbata y da un discurso líquido. No hay discurso más líquido que el de Albert Rivera. La verdad es que cuando Pablo Iglesias dice que Albert Rivera es de lo que haga falta, acierta. También ese ser de lo que haga falta lo vemos en Podemos, porque esa transversalidad es difícil de encajar, pero hay algo de Albert Rivera que no me acaba de gustar. Veo una estética y nada más. Ciudadanos es un Podemos del poder.
Como periodista empezó trabajando en Málaga en El Independiente, un periódico que desapareció, y ahora tengo entendido que lee cada mañana El País. Eso podría ser un resumen de lo que ha pasado con la prensa, ¿no?
Los periódicos son empresas. Es que es tan complicada esa fórmula entre la financiación y la libertad… Hay que luchar por buscar la información, por no adocenarse. Siempre hay que estar vigilante. Los periodistas tienen que ser como los médicos, debería haber una especie de juramento hipocrático. Conquistar la libertad tiene que ser una lucha vital. Por eso pienso que no podemos esperar a que nos traigan la democracia, hay que salir a buscarla. Estaba pensando en CTXT. Yo doné para CTXT. CTXT ha surgido y es maravilloso. Y no lo ha montado ningún gobierno, ningún poder. Pero si mañana llega Amancio Ortega y dice “quiero fundar un periódico” es legítimo también. ¿Dónde está ese equilibrio? Pues leyes que limiten la concentración, leyes que eviten que haya régimen de monopolio, etcétera. Se trata de fomentar la competitividad. El otro día tuiteé una cosa de un experto que decía “el clientelismo y la corrupción matan la competitividad”. Por eso creo en un equilibrio entre lo público y lo privado. Yo soy muy defensor de lo público, pero ojo, me lo he currado tela. Te voy a soltar un titular superchungo: soy un poco Donald Trump. Es decir, sí creo que sería un peligro eso de que papá Estado te salve las castañas.
¿Cómo trata España a su cultura? ¿La cuidamos?
No. Cómo te voy a decir que cuidamos nuestra cultura si tenemos el 21% de IVA. En Francia sí pasa, en Francia la cultura es política de Estado.
No me refiero sólo al Gobierno, me refiero a la calle.
A nivel calle sí. Ahora mismo nos acaba de invitar un señor mayor, que estaba ahí sentado con otros seis señores, todos jubilados, y le he dicho gracias. Y me ha dicho, “no, gracias a ti”. Y he sentido que amaba la cultura. Me parece que iban por ahí los tiros.
¿Quienes integran su gran coalición, su unidad popular a nivel humano?
Mis hermanos, Alberto San Juan… Yo creo mucho en la amistad, la lealtad, tengo una cosa ahí conservadora… No te puedo decir nombres porque quisiera tener un millón de amigos, como Roberto Carlos. Tengo en el mundillo fama de eso. Cuando me invitan a un evento tengo fama de “a ver este tío cuántas invitaciones va a pedir”. Rollo Farruquito. Mira, me dieron el premio del Festival de Cine de Málaga, me convertí en el primer malagueño al que se lo daban. Suele haber luego una cena con 10, 15 personas. Pero yo llegué a un acuerdo con el festival para esto, porque no me parecía bien que ellos pagaran, y acabé montando un picnic con 70 personas. Me hice una boda...
¿Siendo padre de una niña pequeña, a la hora de mojarse tanto públicamente, hay más de encabronamiento por la situación general o es esa responsabilidad de buscar un futuro para los que vienen?
Si te digo la verdad no estoy demasiado preocupado por el futuro de Martina. Supongo que porque a mí me va más o menos bien. No creo que mi hija me haya cambiado el pensamiento político o que al haber nacido ella yo esté más preocupado por esto. Es sólo que no podemos permitir que haya tanta gente pasándolo mal.
La cita con Antonio de la Torre (Málaga, 1968) es a la hora del desayuno en un bar de Sevilla, en uno de barrio barrio. Bar de barrio barrio significa que el camarero saluda por su nombre a quien entra, que las mesas y sillas han vivido la Expo del 92, reloj de pared con publicidad de Cruzcampo, póster...
Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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