Pikachu Iglesias y Pichu Errejón
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Mucho se ha debatido en el pasado sobre si este politikémon gozaba del don de la ubicuidad, pues era visto por cientos de miles de personas a la vez en sitios distintos, de muy distinto jaez. Quizá por ello fue objeto de desaforadas operaciones de captura por parte de cazadores, encuadrados en medios o por libre. En la actualidad, aun siendo uno de los politikémon más famosos y conocidos, sus apariciones se han atemperado e incluso se esboza una teoría que le atribuye una fase de letargo en época veraniega no estrictamente electoral. Es el Pikachu Iglesias (Pikachu, de pikapika, la onomatopeya japonesa para las chispas eléctricas, y chuchu, la que describe el sonido de los ratones. Iglesias, del latín tardío ecclesĭa, que a su vez proviene del griego ἐκκλησία, asamblea. O sea, asambleas en las que surgen chispas y crujir de dientes).
Los Pikachus son seres del tipo eléctrico y crecen “en áreas con altas cantidades de actividad eléctrica natural”. En el caso que nos ocupa, el Pikachu Iglesias, en Facultades de Políticas, agrupaciones de IU, asambleas abiertas de cualquier género y hábitats similares en los que se registran tensiones de alto voltaje y alguna que otra electrocución. Pese a su apariencia ingenua y aspecto afable, lleva su interior toda una dinamo. Los redondeles colorados de su rostro no son fruto del rubor, sino polos eléctricos. “Almacena una gran cantidad de electricidad en sus mejillas. Estas parecen cargarse durante la noche mientras duerme. A veces suelta unas pequeñas descargas cuando se acaba de despertar”. Por ello, en esas ocasiones, no es aconsejable someterlo a entrevistas matutinas.
“Las mejillas son las que generan electricidad, pero esta es conducida y descargada por la punta de su cola produciendo descargas, que aumentan de poder dependiendo de su estado de ánimo”, describe la Wikidex. En estos casos controla o no los latigazos de energía que produce su coleta, y disparara rayos a diestro y siniestro. Por la banda de siniestro, chamuscó sobremanera a los Stariu (unos politikémon “con forma de estrella de mar. En el mismo centro de su cuerpo tienen un órgano exterior que se asemeja a una joya roja llamada ‘la base’) a los que llamó “politikémon gruñones” y les aconsejó seguir refugiados “en los sitios oscuros y en las profundidades del mar” donde suelen habitar.
Igual que a las evoluciones de Scolipede González (un politikémon mítico, ya desaparecido, pero no del todo: su sombra sigue en activo y puede congelar todo lo que cobija bajo ella). A estos, los Pscolipedistas les arreó una descarga inmisericorde, cuando únicamente pretendía, al parecer, provocarles un pequeño estímulo para evitarles compañías poco recomendables, los Charmeleons, (C’s), que hoy tienen la cola naranja, ayer la tenían rosa y mañana azul. “Por otro lado”, se lee en la Wikidex “es totalmente incapaz de descargar electricidad si está en presencia de campos magnéticos poderosos, lo que le causa síntomas semejantes a los de un resfriado”. Al contrario, resulta muy peligroso cuando se saturan y tiene demasiada energía en su cuerpo que no puede ser liberada en poco tiempo. “Cuando eso pasa hay que rápidamente quitarles la electricidad en exceso antes de que en el peor de los casos el Pikachu se sobrecargue y explote”. De momento, no se ha dado el caso.
Pikachu Iglesias va permanente acompañado de Pichu Errejón, al que unos consideran una preevolución tranquila y otros un alter ego bajado de revoluciones. “Pichu tiene una piel de color amarillo pálido, con las mejillas rosadas, una cola corta negra y orejas grandes, con bordes de color negro. Su pequeño tamaño puede despistar a cualquier entrenador novato, pero puede paralizar incluso a humanos adultos. La energía eléctrica que se concentra en sus pequeñas mejillas es muy fuerte y al igual que Pikachu la electricidad que se almacena en ellas es conducida hacia su cola, la cual es muy corta y por esa razón suele lastimarse a sí mismo, ya que la energía no es conducida correctamente. No tiene mucha habilidad en el almacenamiento de electricidad, y muchas veces la libera sin querer cuando está feliz o cuando es asustado”. El fenómeno se conoce como “núcleo irradiador”.
Mucho se ha debatido en el pasado sobre si este politikémon gozaba del don de la ubicuidad, pues era visto por cientos de miles de personas a la vez en sitios distintos, de muy distinto jaez. Quizá por ello fue objeto de desaforadas operaciones de captura por parte de cazadores, encuadrados en medios o por libre....
Autor >
Xosé Manuel Pereiro
Es periodista y codirector de 'Luzes'. Tiene una banda de rock y ha publicado los libros 'Si, home si', 'Prestige. Tal como fuimos' y 'Diario de un repugnante'. Favores por los que se anticipan gracias
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