Crónica parlamentaria
Una sesión muy mona
Las sesiones de investidura fueron copadas por dos temas no propuestos por el candidato: la corrupción y el problema territorial. Aunque Rajoy, ese derrotado, vendió su producto inmerso en una realidad propia, confirmada por los medios
Guillem Martínez 3/09/2016
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Bueno, el rajoycidio se ha consumado. Un candidato que no tenía posibilidades de ser elegido no ha sido, en efecto, elegido. ¿Por qué un candidato sin posibilidades se presenta en el Congreso a hacer el mono? En el mejor de los casos, cabe suponer, para hacer un gran spot sobre monos. Para vender el concepto mono, de manera que sea determinante en la siguiente casilla, sea otra intentona parlamentaria de crear gobierno, sean unas terceras elecciones. La derrota de Rajoy, cantada, por lo tanto, sólo es evaluable en términos reales ante ese hecho. Rajoy, ese derrotado, ¿ha conseguido vender su producto? ¿El mono está más caro que hace 48 horas? ¿Se ha depreciado el mono?
Observemos el producto a vender. Rajoy ha potenciado varias ideas motoras. A) España necesita un gobierno, y no tenerlo es un drama catastrófico. B) Ese gobierno sólo lo puede ejercer él. Él es C) la moderación. C's, un partido ultranacionalista, también es la moderación. D) Quien obstaculiza ese gobierno es E) la radicalidad. Al obstaculizar ese gobierno, la radicalidad, por cierto, F), también obstaculiza la economía y en, general, España, la entidad que, al parecer, se resquebraja o se obstaculiza con mayor facilidad en todo el mundo mundial. G) Ese Gobierno moderado, centrado y no nacionalista tiene el cometido de realizar "las reformas que España necesita". Es decir, continuar con las políticas de austeridad dictadas desde instancias exteriores. Esas políticas son las causantes de que H) España esté en trance de recuperación. Rajoy también proponía otra política para encauzar todo el pack de problemas no contemplados por la UE. Se trata de I) la defensa de la Constitución y de la Unidad Nacional.
Observemos el producto a vender. Rajoy ha potenciado varias ideas motoras. A) España necesita un gobierno, y no tenerlo es un drama catastrófico. B) Ese gobierno sólo lo puede ejercer él
Este es el marco mono. ¿Se vendió? Se vendió mucho y muy bien a quien, previamente, lo había comprado. Ha sido el marco de los medios públicos y concertados. A lo largo de las sesiones de investidura, ha ido ganando en dramatismo y gravedad. Ha culminado con Pedro Sánchez cumpliendo el rol que cayó en la frente de la CUP, cuando en Catalunya sucedió lo mismo, en los mismos términos y con la misma, y escasa, cultura democrática, compartida por gobiernos y medios peninsulares. Ese punto de vista gubernamental sobre la cosa ha sido exportado en algunos casos, siendo el eje de la información en algunos medios extranjeros. Por ejemplo, apareció a escala 1:1 en un editorial del New York Times. Lo que es un éxito comunicativo gubernamental. Visto lo visto, ¿el marco gubernamental ha tenido, por tanto, éxito? Sí. Y, sin duda, mucho. Pero matizable. El éxito se circunscribe a la realidad que conforma gobierno y medios clásicos. Es decir, a una serie de generaciones que, por lo común, exceden de los 50 años, que son los consumidores de esos medios y de esa realidad, por lo que son los únicos que pueden ver esos marcos como reales y preocupantes. Es decir, los que llegaron a creer que fue ETA y no Al Qaeda. El éxito gubernamental, en fin, ha consistido en disponer aún de una industria de la comunicación consumida por una sociedad envejecida, y que, más que explicar lo que ha pasado, ha explicado lo que molaría que hubiera pasado, lo que el Gobierno en funciones desearía que hubiera pasado.
Porque, para acabarlo de liar, han pasado más cosas. Me temo que sólo perceptibles para regiones de la sociedad --empiezan a ser llamativas--, que ya no atienden a la prensa española ad-hoc, esa joya creativa. Se ha asistido, así, a la vertebración de una derecha más autoritaria, y no dispuesta al diálogo. Es decir, a la política. Las sesiones fueron copadas, además, por dos temas no propuestos por el candidato --lo que es un fracaso para el candidato--, y no expuestos en los medios en su importancia. La corrupción y el problema territorial. Sobre la corrupción: quedó claro que es un problema más determinante y grave de lo expuesto en los medios, al punto de que es el causante básico de que no haya gobierno, esta mañana a primera hora. Es posible, de hecho, que Rajoy nunca llegue a ser votado como Presidente, en este ciclo o en el próximo, si no surge un cambio de mayorías extrapolítico --que, por cierto, es lo que están pidiendo los grandes medios; que el PSOE puentee/tamayee a su líder--. Sobre el problema territorial: no lo leerán en ningún sitio, pero la aparición del tema, la lógica, la densidad y el espacio ocupado en los dos días de intervenciones dibujan un Parlamento austro-húngaro, yugoslavo o soviético en sus últimos días. Tomen nota de ello, porque el tema está siendo gestionado por PP --y PSOE, me temo-- de manera que, zas, algún día implosionará. A través del tema territorial se dibujó una crisis democrática, del modelo de Bienestar --casi nada, el modelo de democracia europeo-- y, con todas sus letras, una crisis de Régimen. Es decir, otras portadas de diario, no editadas y que dibujan otras problemáticas más acuciantes y cotidianas que las propuestas.
El éxito gubernamental ha consistido en disponer aún de una industria de la comunicación consumida por una sociedad envejecida, y que, más que explicar lo que ha pasado, ha explicado lo que molaría que hubiera pasado
Es posible que los grandes partidos no lo sepan, pues no leen una prensa que se lo comunique, pero si vuelven a hacer un spot de monos tan largo, autoritario, ultranacionalista y alejado de la percepción de la realidad para el grueso de la sociedad --sin corrupción, sin crisis democrática, territorial, económica, social y de Régimen--, la erosión del juguete sólo puede ser mayor. Que los temas-eje de un debate de investidura no sean los planteados por el candidato no sólo es una derrota, sino un fracaso para algo más amplio que el candidato. Es, definitivamente, un fracaso también para los medios que han reproducido la realidad gubernamental deseada. Es un fracaso para la cultura que une a medios, partidos y accionariado de los medios.
Pero la buena noticia es que lo van a repetir. Sea en octubre, o sea tras otras elecciones, se va a reproducir otra sesión de candidato emitiendo mitos que ya no son compartidos o percibidos por el grueso de la sociedad. Es imposible que no sea así. El PP, ese problema democrático que no aparece en portadas, vuelve a estar en fase autosuficiente. Algo normal, en un país con un pasado como este, y en el que no hubo Núremberg. Parece que ha dejado de recibir emisiones del exterior. Ayer, Hernando --ese pollo, cuando habla, me lo imagino con correajes, negándole a su esposa un aval de buena conducta a su cuñado, que está preso en la plaza de toros de San Sebastian-- no solo repartió leña a todos los grupos, siguiendo ese sentido del humor vertical y falangista que sólo les hace gracia a ellos, sino que tuvo tiempo para emitir insultos, incluso, a Ciudadanos, su socio futuro y pasado. El segundo día de sesiones, un grupo de senadores PP se sentó en el hemiciclo en unas sillas destinadas a senadores del pack Podemos. No sólo se negaron a devolverlas. Insultaron a los usuarios de las sillas y plantearon una solución violenta. Son indicios, en fin, de que el PP tiene una realidad propia, confirmada por los medios, por lo que no necesita la realidad.
En condiciones normales, esto explotaría en breve. Pero este no es un país de condiciones normales. Ayer, por ejemplo, Pedro Sánchez aportó la única propuesta concreta: "Tener altura de miras". ¿Propuso un candidato independiente? ¿Otro candidato del PP? ¿A él mismo? ¿Propuso un referéndum territorial? ¿O --en castellano, "altura de miras" suele significar "mirar para otro lado"--, al no decir nada, apuntó que la solución era inconfesable?
Bueno, el rajoycidio se ha consumado. Un candidato que no tenía posibilidades de ser elegido no ha sido, en efecto, elegido. ¿Por qué un candidato sin posibilidades se presenta en el Congreso a hacer el mono? En el mejor de los casos, cabe suponer, para hacer un gran spot sobre monos. Para vender el...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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