Reportaje
Sevilla, mucho calor y pocas fuentes
Este artículo resultó finalista del Premio de Periodismo de Investigación convocado por Libros.com y CTXT
Violeta Blanco / Marta Aguado Sevilla , 12/11/2016
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En el sur se vive más fuera que dentro. Las temperaturas de Andalucía invitan a su gente a salir a la calle, y a los de fuera a visitarla. Pero, a veces, estas temperaturas se convierten más en un inconveniente que en un atractivo, y para ello debe estar preparada la ciudad. Sin embargo, en Sevilla este deber de acondicionamiento se cuestiona tanto por grupos políticos como por habitantes y visitantes. Sorprende que la capital andaluza sea una de las ciudades españolas a la cola en cuanto al número de fuentes de agua potable, pero extraña más todavía el hecho de que en los últimos años se haya procedido al “desmantelamiento” de algunas de ellas. ¿Por qué es tan difícil encontrar una fuente para beber? ¿Intereses comerciales? ¿Intereses ocultos vecinales?
Falta de equipamientos para combatir el calor
Sevilla, ciudad de la Giralda, de la Feria de abril, urbe del Guadalquivir, cuna del calor. Desde tiempos inmemoriales, Sevilla ha sido el corazón de Andalucía por su gran atractivo turístico, sus gentes y su cultura, pero también ha sido protagonista de numerosos partes meteorológicos. Por ejemplo, a principios de septiembre de 2016, los termómetros de la ciudad alcanzaron los 44’6ºC, la temperatura más alta alcanzada en este mes desde 1988.
Las calles hispalenses desprenden durante el verano un calor digno del averno. En algunas zonas, el pavimento de la ciudad ha llegado a sobrepasar los 60 ºC. El catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla (US) Enrique Figueroa analizó el comportamiento de cinco tipos de pavimentos en las zonas más céntricas tomando mediciones con un termómetro a diferentes horas del día. La cifra más elevada fue de 60,3ºC registrados en la losa de la Avenida de la Constitución a las 16,00 horas. Estas cifras hacen que la sola idea de salir a pasear o a hacer algo de deporte durante el día sea todo un disparate. “Estamos hablando de salud y calidad de vida”, declaraba Figueroa para El Diario de Sevilla, a la vez que reconocía que “la solución pasa por instalar toldos, generar zonas de sombra, y por el agua, cómo no”. “También hace falta agua”, apuntaba.
Encontrar una fuente no ornamental en la que poder beber y refrescarse se convierte en una ardua tarea. Sorprende que la capital hispalense cuente sólo con 172 puntos de agua potable, y que, de estos, 107 se encuentren en parques, jardines y plazas de la ciudad a los que en muchos casos no se puede acceder a cualquier hora por sus limitados horarios de apertura al público.
La rehabilitación de algunas fuentes siempre dividía al Consejo en dos bandos enfrentados
Hagamos cálculos. El hecho de que sean unas 698.994 las personas inscritas en el padrón municipal a principios de 2016 supone que hay una fuente para cada cuatro mil personas. Esta cifra coloca a Sevilla muy por detrás de otras urbes incluso de menor tamaño, como Córdoba, que en 2009 contaba con 337 fuentes repartidas por toda la ciudad.
Al problema de la insuficiencia de fuentes de agua potable en los espacios públicos se suma el “desmantelamiento” de algunas de ellas. No hay más que dar un paseo por las calles de Sevilla para darse cuenta de que desde hace unos años existe una tendencia al cierre y desaparición de fuentes de agua potable. Ejemplo de ello es la que se situaba junto a la muy frecuentada Basílica de la Hermandad de la Macarena.
La opinión pública se pronuncia
El descontento con la gestión pública es generalizado. Tanto los vecinos de Sevilla como los turistas reclaman más fuentes de agua potable, sobre todo porque algunos establecimientos se aprovechan de este desabastecimiento de agua pública para cobrar precios desorbitados por apenas medio litro de agua envasada.
Esta teoría se refuerza al hablar con el catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla Leandro del Moral Ituarte, que formó parte del Consejo de Administración de la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa) años atrás, y que explica que “la rehabilitación de algunas fuentes de agua siempre dividía al Consejo en dos bandos enfrentados”.
“Por una parte, los técnicos de la empresa eran reticentes a esta iniciativa, ya que implicaba un alto coste, además de que conllevaría después su mantenimiento, especialmente agravado por los problemas de obstrucción y pérdidas de agua”, apunta. Por otra parte, afirma, “eran los consejeros de izquierdas los que defendían la idea del agua para todos”. En palabras del profesor, podría haber un “telón ideológico de fondo”, considerar el agua como “un bien que hay que pagar”.
El agua, ¿derecho de todos?
La Resolución 64/292 adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de junio de 2010 recoge que tanto el agua potable y limpia como el saneamiento son derechos humanos esenciales para todos. Además, en septiembre de 2016 la ciudad de Sevilla se sumaba al Pacto por el Agua que estipula que todo el mundo debe poder tener acceso a recursos potables, pues se trata de un derecho “inalienable e inviolable”.
Pero este derecho no parece ser tan “inviolable” para el poder público. En 2010 se publicaba una noticia por el diario El Mundo en la que Emasesa apuntaba a las "quejas vecinales" como motivo del escaso número de fuentes. "Hace poco tuvimos que quitar una fuente en la calle Castilla por petición vecinal", sostenían desde el organismo público. El motivo de esta solicitud, según la empresa, se remitía a "la aglomeración de indigentes en las fuentes de agua pública”. Paradójico cuanto menos. La actuación de esta empresa pública no parece ajustarse a su declaración de intenciones.
El portavoz municipal de Izquierda Unida (IU), Daniel González Rojas, ha criticado en numerosas ocasiones esta justificación esgrimida por Emasesa por ser “inaceptable”. Así, señala una “doble insensibilidad” del Gobierno de Juan Espadas (PSOE) ante “el drama de las personas sin hogar, por un lado, y el derecho que tenemos todos y todas a disfrutar de nuestra ciudad y de sus espacios públicos, por otro”.
Este panorama se agrava cuando hay familias enteras que viven sin suministro de agua en sus viviendas y su único abastecimiento de agua potable es acudir a una fuente pública.
Reorganización como solución
En julio Izquierda Unida y Participa Sevilla presentaron una moción en el pleno municipal pidiendo que se restituyan las fuentes de agua “eliminadas” como son las de Cartuja, Plaza de Armas, Camino de los Descubrimientos o Barqueta. Además, incluían propuestas para “luchar contra los golpes de calor y reducir el consumo de plásticos”.
González Rojas alega que “no hay justificación aparente para este desmantelamiento”, al mismo tiempo que critica que “no exista ningún punto donde beber en todo el paseo de Torneo salvo en los parques infantiles”. "Nos parece un disparate esta carencia para una ciudad que soporta elevadísimas temperaturas", señala el portavoz.
En respuesta a las peticiones de estos grupos municipales, la teniente alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, Carmen Castreño, ha aclarado que estos puntos de agua potable que se desmantelaron entre mayo y julio “se han habilitado en otras zonas de la ciudad con más demanda”, lo que lleva a pensar sobre la forma de actuar del gobierno local. Zanja una cuestión cubriendo la demanda existente de una zona, a la vez que desabastece otra.
Castreño explicó en un comunicado emitido en julio, publicado por Europa Press, que “el traslado de estos bebederos forma parte de un plan de reordenación de las fuentes de agua potable que están llevando a cabo Emasesa y la Gerencia de Urbanismo de forma conjunta para garantizar así este servicio al mayor número de ciudadanos posible”. Un proyecto que, según Castreño, ya fue anunciado por el propio alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Pero nada más lejos de la realidad: nadie sabe nada sobre ese plan conjunto al preguntar en Urbanismo.
Las ordenanzas municipales son un instrumento de gran utilidad para una correcta gestión del agua. Entonces, si su ámbito de actuación es amplio y debe ser responsable, ¿por qué esta falta de actuación o de interés? ¿Qué intereses hay detrás?
Por ahora, el proyecto de reorganización se queda en cruces de palabras políticas, una reubicación de la que pocos detalles se conocen y unos vecinos sin apenas fuentes
Transparencia cero
Por ahora el proyecto de reorganización de las fuentes de agua potable se queda en cruces de palabras políticas, una reubicación de la que pocos detalles se conocen y unos vecinos sin apenas fuentes de agua potable cuando salen a pasear, a correr o simplemente a disfrutar de su ciudad.
Emasesa no se pronuncia sobre el proyecto de reorganización que dicen “tener en marcha” y difícilmente facilita información al respecto, dejando en evidencia tanto su carácter público como su responsabilidad social corporativa, que según ellos se basa en “potenciar la relación con los ciudadanos, la administración e interlocutores varios”.
El periodista anglosajón Claud Cockburn decía que nunca hay que creerse nada hasta que lo nieguen oficialmente, y quizás aquí no haya una negación (por parte de Emasesa ni respuesta), pero sí que hay promesas por parte de los organismos públicos que terminan de cumplir. Intereses comerciales, intereses políticos, intereses vecinales. La polémica está servida y, mientras tanto, los sevillanos sin agua.
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