1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Huelga de hambre contra los recortes en la Renta General de Ingresos vasca

63.000 personas reciben la ayuda mínima que el Gobierno vasco instauró hace casi tres décadas. Los presupuestos de 2017 contemplan una subida del 1,5%, y no del 8% aprobado para el SMI.

Isabel Camacho Bilbao , 9/04/2017

<p>Los huelguistas se distinguen por sus camisetas rosas en un acto público de apoyo</p>

Los huelguistas se distinguen por sus camisetas rosas en un acto público de apoyo

I.C.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

Han pasado 37 años desde que las aguas de la ría de Bilbao arrastraron a sus profundidades el  nombre Puente de la Victoria que la dictadura le impuso para devolverle el histórico de Puente del Arenal.  Los miles de ciudadanos que lo atraviesan a diario se topan desde el 24 de marzo con una gran carpa blanca de las que suelen acoger mercadillos artesanales pero en la que ahora dos hombres y una mujer, de ocho que fueron al principio, siguen una huelga de hambre dispuestos a  salir victoriosos o en ambulancia. El motivo se lee en las camisetas rosas que visten, en las pintadas y en las palabras que los altavoces repiten como un mantra en euskera y castellano: “Huelga de hambre contra el recorte de la RGI (Renta General de Ingresos). No tragamos”.

Josu Balmaseda, de 46 años; Isa García Durán, de 43, y Alberto Diez (como el número, remarca), de 49, son los huelguistas. Cuatro han abandonado por enfermedad y uno  encontró un trabajo que no podía rechazar.

Los tres tienen empleo. Son sus ideas y militancia en causas sociales las que les ha llevado a adoptar una medida altruista que puede poner en peligro su salud y su vida. En el momento del encuentro, llevan 13 días sin comer y se ven bien. “Estamos muy cansados pero con el ánimo de mucha hambre de derechos sociales. Con todas nuestras fuerzas en la lucha contra los recortes. No abandonaremos hasta que nos escuchen o nos saquen en ambulancia”, cuenta Josu Balmaseda, quien se muestra tan activo que se preocupa cuando le pedimos unos minutos para la entrevista. Luego, responderá amablemente durante el tiempo necesario.

Los huelguistas han dejado temporalmente sus empleos para reclamar al Gobierno vasco que retire de sus presupuestos el recorte de un 7% en la partida destinada a la ayuda y aplique el incremento del 8% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Luchan por los derechos de toda la ciudadanía, dicen, porque quien hoy tiene trabajo mañana puede  necesitar la renta.

Los presupuestos vascos para este año, pendientes de aprobación parlamentaria, incluyen una subida en torno al 1,5%, en la misma medida que el IPC, y no el 8% aprobado para el SMI. Si se aplicara esta subida, el Ejecutivo de Euskadi estima que necesitaría 40 millones de euros y “colocaría en riesgo la sostenibilidad del sistema”. Los perceptores recibirían entre 50 y 80 euros más al mes.

Los presupuestos vascos para este año, pendientes de aprobación parlamentaria, incluyen una subida en torno al 1,5%, en la misma medida que el IPC, y no el 8% aprobado para el SMI

La RGI son tres letras cargadas de polémica. Con el 12% de la población en paro, su solo pronunciamiento genera en el País Vasco una tormenta de opiniones que chocan como asteroides en una sociedad en la que actualmente 63.000 personas perciben una ayuda mínima de 625,58 euros mensuales, a los que se pueden sumar 250 para la vivienda y otras, hasta percibir un máximo en torno a los 1.100 euros, dependiendo de diversos factores. Uno cada cuatro perceptores es inmigrante. Euskadi es la comunidad autónoma que cuantitativamente más invierte en rentas mínimas de inserción: el 42% del total estatal.

Daniel Raventós, profesor universitario de Economía, presidente de la Red Renta Básica y uno de los mayores expertos internacionales en el tema, acaba de llegar a la carpa para apoyar a los huelguistas y a quienes les acompañan. Algunos son viejos conocidos y le reciben con abrazos. “La huelga es muy razonable. Hay que ser muy crítico con los recortes y con la RGI, que es cierto que es la más generosa del  Estado junto a Navarra, y estoy dispuesto a admitir que tiene niveles de los más avanzados de la Unión Europea, lo que nos da una idea de cómo estarán en Murcia o La Rioja. Pero el balance de los últimos 27 años desde que se instauró, aunque con distintos nombres, es muy insuficiente con respecto a los objetivos”, explica.

La RGI es una especie de bestia negra social. Pocas iniciativas han suscitado tanto rechazo por motivos tan diversos como estos.

-Hay gente que la necesita pero muchos se aprovechan. Conozco a alguien que se lo gastaba todo en cocaína nada más cobrar el último día de mes.

-No acaba con la situación de pobreza y trata de dejar fuera del sistema a los más desprotegidos. Los controles estigmatizan a quienes la cobran.

-Los inmigrantes se aprovechan y a los de aquí no nos dan nada.

El propio lehendakari se vio sacudido hace unos días por la lluvia de quejas en torno a la RGI. Coincidiendo en el tiempo con la huelga de hambre por los recortes, Iñigo Urkullu respondió  las 20 preguntas más votadas que le planteó la ciudadanía desde las redes sociales. La mayoría de ellas se centró en la prestación y representaba esa idea que parece abundar fuera de las declaraciones políticas.

Estas fueron textualmente algunas de las cuestiones:

-¿Cuál es la razón de que a un extranjero solo por el hecho de serlo se le concedan ayudas, en muchos casos vitalicias, y sin nunca haber aportado nada al mantenimiento de nuestro sistema, mientras que les son negadas a cientos de autóctonos con casos con sangrantes de necesidad?

-¿No cree que al igual que en otros países europeos sería justo pedir un mínimo de cotización y no solo que sean aforados (deben estar empadronados en Euskadi) para que tengan derecho a acceder al sistema vasco de ayudas? Se supone que Lanbide-Servicio Vasco de Empleo es un servicio vasco de empleo. ¿No dice que el mejor servicio social es el empleo?  Pues hasta ahora no cumplen con ello.

-¿Cuándo se va a reformar la RGI? ¿Cómo es posible que un inmigrante perceptor de RGI pueda cobrar más que un pensionista que ha pagado siempre sus impuestos y que ha trabajado y aportado a este país? No lo entiendo.

-¿Por qué no se controlan las ayudas mediante huella digital o iris? Con esos métodos se quitarían muchas de las estafas y al que se le pille que no se le vuelvan a dar. Además, ¿por qué son vitalicias las ayudas sin ningún tipo de contraprestación, como que se presenten todos los días para hacer trabajos sociales para los que no hay dinero (limpiar montes, ayudar a gente mayor, etc.)?

-¿Por qué señor Urkullu los vascos no tenemos derecho a una vivienda y a cobrar los 900 euros al mes, más ayudas por hijo, por colegio, etc., así como para poner un negocio, y en cambio sí tienen los musulmanes, paquistaníes, etc...? ¿No hemos trabajado toda nuestra vida para mejorar un país como Euskadi para nosotros y nuestros hijos?

Un tercio de los perceptores es pensionista y otro tercio cobra para complementar el salario que recibe por su trabajo. Las personas extranjeras representan una minoría

Este cuestionario es una plasmación de lo que resulta ser uno de los factores más polémicos: el número de personas inmigrantes que percibe la RGI. Los datos concluyen que un 27% del total de los beneficiarios es extranjero, es decir, más de uno de cada cuatro.  

En números relativos, no son mayoría, como sostienen muchos. Pero, frente a esta tesis que recuerda que el perfil medio del perceptor es mujer vasca, mayor de 50 años, que vive sola o con familia a su cargo, se coloca la que argumenta que ese porcentaje es muy alto teniendo en cuenta que la población inmigrante en Euskadi es del 9%. 

Josu Balmaseda explica las deficiencias del sistema vasco que “pone dificultades” a quienes más lo necesitan y se detiene en el colectivo extranjero, sobre el que cae la lluvia de quejas de la sociedad vasca. “Detrás de los mensajes está la xenofobia. A las personas inmigrantes se les ponen más trabas que a nadie, se les quiere echar del sistema aunque tengan el mismo derecho y cumplan los requisitos que se les exige. Es  falso que sean ellos los que se aprovechen. La RGI es un derecho subjetivo al que todos tenemos derecho, es como la educación o la sanidad, y la piden las personas que cumplen unos requisitos. Un tercio de los perceptores es pensionista y otro tercio cobra para complementar el salario que recibe por su trabajo. Las personas extranjeras representan una minoría”, sostiene Balmaseda, que colabora con el colectivo social Argilan-ESK en el asesoramiento y ayuda a migrantes.

“Hacemos un llamamiento al Gobierno vasco para  que de manera urgente abra un diálogo con la sociedad civil. No es justo ni solidario que las personas empobrecidas de nuestra sociedad sean las que vean recortados sus derechos y condiciones de vida en estos momentos de crisis”, leyeron en un comunicado cuando se cumplían 13 días de huelga de hambre.

La tormenta de quejas ha llevado al lehendakari  a anunciar que el Gobierno vasco llevará el 15 de mayo al Parlamento vasco un informe completo sobre la RGI, con propuestas de medidas estructurales para mejorar este servicio básico.  “Intentando huir de todo tipo de demagogias y de debates innecesarios. Lo que tenemos que perseguir es que nadie se quede atrás y garantizar la cohesión social buscando el  mayor consenso posible en el Parlamento”. El Gobierno ha  presentado un decálogo de medidas para evitar el fraude o los cobros indebidos. Una de esas  medidas será exigir a los perceptores su huella dactilar.

El Ararteko-Defensor del Pueblo vasco advierte del riesgo de que se “estigmatice” a los perceptores. Ante la avalancha de quejas recibidas por la institución en relación con la mala gestión de la RGI, presentará próximamente una propuesta de mejora. Reconoce que cuando Lanbide asumió la gestión de la renta los problemas y protestas aumentaron pero cree que se han ido corrigiendo. Advierte, no obstante, de que la sostenibilidad del sistema exige “actuar de manera resuelta sobre los casos de fraude”.

Así las cosas, es difícil concluir a quién satisface el sistema de renta vasco. Desde el punto de vista de los partidos y grosso modo, las críticas por insuficiente están representadas en EH-Bildu y Elkarrekin Podemos, que reclaman más presupuesto y más facilidades. Sus propuestas abogan por rebajar la edad de los beneficiados, duplicar el presupuesto o una renta básica como alternativa.

En el otro extremo y en solitario, se encuentra el PP, que hace tiempo emprendió una batalla contra los extranjeros, a los que acusó de no querer trabajar y vivir de las rentas. Una idea que generó el rechazo del resto de fuerzas parlamentarias pero la aquiescencia de una parte de la ciudadanía y no solo de la que le vota.

Y, en medio, se sitúa el PNV y su socio de Gobierno el PSOE.  Fue durante el Gobierno  socialista entre 2009 y 2012 cuando se creó Lanbide-Servicio Vasco de Trabajo y el Ejecutivo  se hizo cargo de la RGI hasta entonces a cargo de las diputaciones. Y, con ello, problemas de gestión y control que aún siguen sin resolverse, critica Isa García Duran, en huelga de hambre. “Hay un incumplimiento sistemático de la ley, el funcionamiento es un desbarajuste y todo va dirigido a  cansar a la gente para que no pida la ayuda”, asegura rotunda.

No se le nota en el rostro cansado pero sus palabras expresan indignación ante la “criminalización” de los inmigrantes. “El fraude de la RGI es de un 1%  del que un tercio es imputable a los perceptores, a todos, y otro 0,6%, al propio Lanbide”. Se refiere a los cientos de casos en que el beneficiario informa de que ha conseguido un empleo pero la máquina burocrática sigue ingresándole la renta durante meses. “Y luego exige que se le pague todo ese dinero que no tenía que haber ingresado. Traslada su error al ciudadano”.

Otro de los factores que conocen bien quienes acuden a pedir ayuda es que, mientras antes eran asistentes sociales quienes ayudaban en la gestión, ahora son funcionarios que desconocen los detalles del demandante y a veces se limitan a sellar la documentación. Ello puede conllevar un alargamiento innecesario en la tramitación y la consiguiente dilación en el cobro de la renta, coinciden los tres huelguistas.

Solo hay que acudir a una oficina de Lanbide-Servicio Vasco de Empleo para comprobar las dificultades que encuentran los solicitantes. Mensajes contradictorios por parte de los funcionarios, documentación que puede resultar difícil de lograr --especialmente, en el caso de los demandantes extranjeros y personas mayores-. y un lenguaje críptico en las notificaciones. Al final, un proceso largo cautivo de un sistema que no siempre es justo.

“Debería haber una ventanilla en la que informen sobre qué debo entregar. Que revisen la documentación y en 15 días me respondan. Y los pensionistas no deberían ni pasar por Lanbide, ya que la propia Administración sabe quiénes son y quiénes necesitan ayuda. Lanbide es como un gran muro que solo lo puedes saltar dependiendo de si hay personas que te ayudan a hacerlo”.

Frente a este sistema, se resalta el buen funcionamiento del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, antiguo Inem), que tiene más de un millón de perceptores. “Si no eres capaz, no cojas la competencia”, sentencia Isa García Durán.

Una realidad que oficialmente se cuenta menos es aquella en la que los protagonistas son perceptores que no trabajan porque ante un salario basura prefieren conformarse con la RGI. O cuando llevan años cobrando sin buscar un empleo. Otros son los que realizan trabajos pagados en negro para así seguir percibiendo la renta. Incluso personas que viven en la calle y les empadronan en los albergues para que puedan disponer de una ayuda que les saque finalmente de la calle. La casuística es variada. Los datos oficiales remachan que solo se detecta un 1% de fraude. Pero es conocido que muchos de los beneficiados, aunque teóricamente cumplen los requisitos, se aprovechan del sistema. Son quienes no entran en la estadística.

“Estoy dispuesto a asumir el coste de que una mínima parte se aproveche. Siempre habrá un porcentaje de personas que puedan hacerlo. De todas formas, siempre pensamos que los pobres malgastan y nunca qué hacen los ricos con su dinero. Es impresionante”, reflexiona Raventós,

Raventós, como los huelguistas de Bilbao, aboga por la Renta Básica Universal (RBU), financiada  través de una reforma fiscal y por la integración de la política fiscal en la política social. “Significaría que el 80% de la población gane frente a un 5% de ricos, que pierde. Y, además, favorecería la búsqueda de empleo. La RBU no desincentiva el trabajo como pueden hacer otros subsidios condicionados, como la misma RGI. Un subsidio condicionado lo pierdes cuando aceptas un trabajo quizá mal pagado y con una temporalidad de dos meses”, argumenta.

¿Vagos los extranjeros, aprovechados todos quienes sobreviven de los subsidios? Su perfil de licenciada en Historia y posgrado en Derechos Humanos choca contra el que dibujan quienes se quieren “cargar” la RGI. Durante tres años, Asun Merinero, 42 años, y  actualmente miembro del grupo de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia (el equivalente al Gobierno de este territorio), cobró la RGI. No se recuerda  políticos que hayan tenido que recurrir al subsidio por falta de medios para subsistir. “La huelga es una demostración de responsabilidad frente a los recortes. La situación de la RGI se está complicando desde 2008. Hay que insistir en que es un derecho subjetivo que no se puede usurpar”. Sus compañeros de partido en el Parlamento Europeo han expresado su apoyo a los huelguistas. Ella no tiene la menor duda de que el objetivo final es la RGB y, en el camino, aumentar el presupuesto. “Por lo menos, cumplir la ley”.

Más de 2.500 personas les han apoyado estos días en una manifestación celebrada por las calles de Bilbao.  Arnaldo Otegi y otros dirigentes de EH-Bildu  se han acercado para respaldarlos

Cada día, en uno de los carteles situados en el exterior, junto a la carpa blanca del Arenal, alguien borra un dígito y suma otro. Hoy domingo, la cifra es 17. Los días que llevan en huelga una mujer y dos hombres que han abandonado temporalmente sus empleos para defender un derecho. Más de 2.500 personas les han apoyado estos días en una manifestación celebrada por las calles de Bilbao. Arnaldo Otegi y otros dirigentes de EH-Bildu  se han acercado para respaldarlos; Sólo Bildu y Podemos han mostrado su apoyo. Los huelguistas y quienes les secundan se han concentrado durante estos días frente a  Sabin Etxea, la sede del PNV, en las cercanías de la carpa. Nadie les recibió y tampoco han obtenido aún respuesta a la carta que enviaron al lehendakari.  Son solo tres pero no están solos. Numerosos colectivos sociales y de pensionistas les prestan su apoyo así como todos los sindicatos vascos. Y todos esos ciudadanos que estampan su firma a la entrada de la carpa.

Alberto Diez nació en Bilbao pero lleva la mitad de su vida viviendo en Barcelona, en donde, dice, la renta no alcanza el nivel de Euskadi. Está tranquilo y convencido de que la huelga de hambre, la segunda que sigue en su vida, merece la pena. Uno de los motivos de su decisión es demostrar que es consecuente con unas ideas que le han costado mil discusiones. Otro, no menos importante para él, es poner rostro a todos los damnificados a quienes no se puede pedir luchar por falta de conciencia. Jubilados, extranjeros, personas con menos preparación… la lista es larga. “Muchos de quienes solicitan el subsidio se meten en un laberinto del que es difícil salir. Ni siquiera saben que existe la posibilidad de pelear. “Nadie cuestiona el derecho al paro y sí a percibir la renta. La RGI es un derecho, no un subsidio”. ¿Que hay gente que prefiere percibir la renta que trabajar por un salario basura? Repite la pregunta y responde: “Tenemos derecho a decir tú no me vas a explotar, y eso dignifica como persona”.

Se aleja con su sombrero de paja, un cigarrillo liado y la inseparable botella de agua. Quizá esté pensando en telefonear a su hija de 20 años para decirle que sigue bien. Es lo  único que le ha pedido. Sabe que su aita no traga “con la condena a la miseria y la exclusión social de miles personas”.

Necesitamos tu ayuda para realizar las obras en la Redacción que nos permitan seguir creciendo. Puedes hacer una donación libre aquí 

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Isabel Camacho

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

4 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. matt

    Qué bien, un tipo que colabora con asociaciones de inmigrantes llamando xenófobos a los que cuestionan que un inmigrante que ha saltado la valla ayer, cobre más que un pensionista vasco. Imbecilismo sin fronteras.

    Hace 7 años 7 meses

  2. Carlos

    #1 ¿Maravillosa herramienta antipobreza? ¿Acaso no has leído que sigue generando trampas de pobreza? La renta básica incondicional y universal es la única que puede acabar con la pobreza, con el estigma de recibir dinero por existir, porque la recibirá todo el mundo. Pero además permitirá crear nuevas organizaciones sociales, modelos de sociedad, de economía, de trabajo, etc. La seguridad y las necesidades fisiológicas son los dos primeros peldaños de la pirámide de Maslow. Si uno no los tiene garantizados, poco espacio queda para mejorar la sociedad. Ya está bien de limpiar la fiesta de los ricos con "pobres ayudas para pobres". Ánimo con la huelga y a pedir lo imposible. RBUI YA!

    Hace 7 años 7 meses

  3. Carlos

    #1 ¿Maravillosa herramienta antipobreza? ¿Acaso no has leído que sigue generando trampas de pobreza? La renta básica incondicional y universal es la única que puede acabar con la pobreza, con el estigma de recibir dinero por existir, porque la recibirá todo el mundo. Pero además permitirá crear nuevas organizaciones sociales, modelos de sociedad, de economía, de trabajo, etc. La seguridad y las necesidades fisiológicas son los dos primeros peldaños de la pirámide de Maslow. Si uno no los tiene garantizados, poco espacio queda para mejorar la sociedad. Ya está bien de limpiar la fiesta de los ricos con "pobres ayudas para pobres". Ánimo con la huelga y a pedir lo imposible. RBUI YA!

    Hace 7 años 7 meses

  4. Antoine

    Entre estos cantamañanas bienintencionados de la huelga y los xenófobos del PP se van a cargar esta maravillosa herramienta antipobreza. Que el espíritu de Sir Atkinson nos ayude.

    Hace 7 años 7 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí