Testimonio
A palos contra la democracia en Sevilla
El pasado miércoles 7 de junio varios agentes de la policía local impidieron la entrada al Ayuntamiento hispalense a varios concejales de Participa Sevilla e Izquierda Unida y a trabajadores eventuales de la empresa municipal de limpieza
Julián Moreno 13/06/2017
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En junio de 2011, mientras se desalojaban a palos las plazas tras el 15M, nos dijeron: “Si queréis protestar, montad un partido y presentaos a las elecciones”. Y eso hicimos. En junio de 2014 entramos en el Parlamento Europeo contra viento y encuestas y en junio de 2015, en los ayuntamientos. Fui elegido concejal del Ayuntamiento de Sevilla pero a junio de 2017 los palos no han cesado.
El pasado miércoles 7 de junio llegué al Ayuntamiento de Sevilla y cuál fue mi sorpresa al ver que varios agentes de la policía local estaban impidiéndoles la entrada a las dependencias de los grupos municipales de Participa Sevilla e Izquierda Unida a trabajadores eventuales de la empresa municipal de limpieza, quienes querían entrar en las dependencias municipales para reunirse con los concejales de ambos grupos políticos con motivo de las reivindicaciones laborales que mantienen.
Los trabajadores municipales de la limpieza ejercían su legítimo derecho a protestar por una situación extremadamente alargada en el tiempo y dramática en términos sociales
Nada más entrar por la puerta, un agente policial me estampó la palma de su mano con fuerza en el pecho y me preguntó con exceso de abuso de poder: “¿Dónde vas tú?”. No me lo podía creer, de la sorpresa inicial había pasado a la absoluta perplejidad. Es cierto, no tengo ‘pinta’ de concejal: soy joven, llevo el pelo rizado algo despeinado, tengo barba, iba en pantalón corto, sandalias y camisa de flores de colores, pero soy un concejal tan legítimo y decoroso como el engominado que viste traje y corbata. Fui elegido por 30.000 sevillanos y sevillanas y represento a una parte importante de la sociedad hispalense que piensa, viste y sueña con un modelo de sociedad como el que yo defiendo.
Rápidamente, otro agente policial que me conocía se apresuró a indicarle al que me puso la mano en el pecho, con inusitada violencia, que era concejal y se me permitió avanzar, aunque no me dio tiempo a llegar a las oficinas de mi grupo municipal. Mientras a mí me dejaban pasar tímidamente, a unos doce trabajadores del servicio de limpieza se lo impedía un cordón policial formado por un cuerpo especial de antidisturbios locales. La situación era cada vez más tensa y la violencia policial, más inexplicable.
Le pregunté al mando policial qué ocurría y me dijo: “No les vamos a permitir la entrada por orden del delegado de Seguridad”, el socialista Juan Carlos Cabrera, quien había dado la orden de cargar contra los trabajadores que pacíficamente pedían entrar a una reunión con los concejales de Participa Sevilla e IU. Sólo unos segundos después, el cordón se convirtió en una media luna que nos rodeaba a todos, concejales, técnicos de los grupos políticos y a los trabajadores. Parecía que estábamos en una institución antidemocrática y no en un país que tiene en el frontispicio de su Constitución el derecho de reunión y de representación política.
Todo fue muy rápido y dantesco: la primera fila policial empujaba con fuerza y la segunda daba patadas y puñetazos desde atrás. A medida que nos acercaban a la puerta de salida, más gente iba cayendo al suelo como si fueran fichas de dominó y más caótica, desagradable y surrealista se volvía la situación.
Parecía que estábamos en una película de ciencia-ficción y no en la sede del Ayuntamiento de la capital andaluza. La coordinadora del grupo municipal de Participa Sevilla recibió un estruendoso puñetazo en el pecho que aún tiene morado y dolorido. Las concejalas de Participa e IU, Susana Serrano y Eva Oliva, respectivamente, estaban tiradas en el suelo con la bota de un policía encima de sus cabezas. El portavoz de IU, Daniel González, fue empujado y cayó de espaldas al suelo de una manera que, de haberse dado un golpe en la cabeza, estaríamos hoy hablando de consecuencias impredecibles. Los trabajadores municipales estaban siendo pisoteados y les sangraban las espinillas de las brutales patadas que recibían por un ejército de antidisturbios. El parte fue que varios trabajadores de la empresa municipal de limpieza y concejales tuvieron que ir directamente al centro médico por las lesiones provocadas por la policía municipal.
Iremos a los tribunales a defender el derecho de representación pública y también el derecho de reunión de los trabajadores. Sin libertades públicas no hay democracia
El PSOE de Sevilla, con la aquiescencia de Juan Espadas, alcalde de la ciudad que lo es gracias a los votos responsables de Participa Sevilla e IU para impedir que gobierne el PP, ha traspasado una línea muy peligrosa, la que separa a los demócratas y defensores del Estado de Derecho de quienes abogan por sistemas autoritarios más cercanos a Marruecos que a democracias europeas de nuestro entorno.
Los trabajadores municipales de la limpieza ejercían su legítimo derecho a protestar por una situación extremadamente alargada en el tiempo y dramática en términos sociales: no tienen empleo, no pueden mantener a sus familias, de algunos pende una orden de desahucio, tienen problemas para pagar los recibos de la luz y el agua y esperan una respuesta de sus gobernantes en el umbral de la exclusión social. Necesitan que se les escuche, que se les dé una respuesta a sus problemas vitales de pura subsistencia y lo que menos merecen es ser tratados como si fueran terroristas.
Lo ocurrido el pasado miércoles 7 de junio es gravísimo. Echar a representantes públicos, elegidos por la ciudadanía, tan legítimos como los representantes de cualquier otro grupo político, es una violación del derecho fundamental de representación pública, consagrado en el artículo 23 de la Constitución Española. Iremos a los tribunales a defender el derecho de representación pública y también el derecho de reunión de los trabajadores. Sin libertades públicas no hay democracia.
No podemos consentir que, mientras nos empobrecen vilmente hasta tener a un tercio de la población en el umbral de la exclusión, la respuesta de los partidos que han provocado tanto dolor social sea liarse a patadas y puñetazos contra la gente sencilla que exige sus derechos y contra los representantes públicos que nos presentamos a las elecciones para defender una salida a la crisis justa y democrática.
No vamos a tolerar que el uso de la fuerza bruta sea la manera de tratar a la gente que pacíficamente reclama sus derechos, no vamos a tolerar tampoco que nos golpeen a los representantes públicos como cuando irrumpimos en las plazas y les sacamos los colores a un sistema y a unos políticos que creen que la ciudadanía es enemiga de las instituciones y las apalean para impedirle la entrada a la vida real. Desde aquel día, no dejo de preguntarme qué hubiera ocurrido si hubiera ido engominado con traje y corbata y los trabajadores municipales fueran directivos de las empresas del IBEX-35.
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Julián Moreno es concejal de Participa en el Ayuntamiento de Sevilla.
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Julián Moreno
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