Redes de poder para privatizar la democracia
2. El gobierno del 'cambio' que trajo más élites: los 'zorros' de ZP
Las intenciones de administrar el poder ejerciendo una dominación legal y controlando los grupos sociales más influyentes fueron prácticamente las mismas que tiene el PP
Madrid , 17/06/2017
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Vilfredo Pareto fue un brillante economista y un sociólogo especialmente productivo a finales del siglo XIX. Inspirado en el pesimismo de Maquiavelo, Pareto distinguía entre dos tipos de criaturas políticas: por una parte, los leones, que imponían la dominación mediante el miedo y la coacción y, por otra, los zorros, para los que la persuasión, combinada con algunas cesiones, podía llegar a ser suficiente. En la realidad española, los leones han sido tradicionalmente los miembros del Partido Popular –descendientes de otros aún más fieros–, mientras que al PSOE le ha correspondido el papel de los zorros. Para el estudio de esta última especie, los gobiernos constituidos por José Luis Rodríguez Zapatero, especialmente el primero de ellos, representan el mejor ejemplo del ladino animal cuando este opta por el disfraz de cordero: el supuesto cambio progresista de 2004 –asediado, recordemos, por una derecha que no había aceptado los resultados del 14 de marzo– consistió en un conjunto de políticas sociales que ocultaron la progresiva venta del país a los acreedores de una burbuja de deuda inmobiliaria negada hasta la saciedad.
Como en la primera entrega de la serie “Redes de poder para privatizar la democracia”, dedicada al gobierno del PP en 2012, el aspecto de este mapa de redes desvela las conexiones del gobierno socialista de 2004. ¿Qué ha pasado aquí? La cohesión del Ejecutivo de Zapatero es casi la mitad de la del primer Rajoy. Esta imagen de relativa desorganización muestra una red escasamente madura en 2004: el PSOE o bien no esperaba gobernar, o bien no tenía a demasiadas personas con quienes hacerlo. Para entender esto último hay que remontarse a la celebración de su XXXV Congreso en el año 2000. Al contrario de Rajoy, que hereda en 2004 una red creada y alimentada por Aznar, el Congreso que elige a Zapatero como secretario general supone una verdadera ruptura con la élite del pasado. La falta de experiencia política, parlamentaria y ejecutiva de la nueva generación al frente del partido priva al Gobierno de ZP de una estructura relacional con la que construir un gobierno homogéneo y fuerte, una característica que será perceptible a lo largo de las dos legislaturas.
Al contrario de Rajoy, que hereda en 2004 una red creada y alimentada por Aznar, el Congreso que elige a Zapatero como secretario general supone una verdadera ruptura con la élite del pasado
El presidente Zapatero figura en una facción en rojo en el mapa, acompañado mayoritariamente por los miembros de la antigua corriente Nueva Vía, vencedora en el cónclave de 2000: el juez Juan Fernando López Aguilar, el economista del Estado Jordi Sevilla, la sindicalista de UGT Consuelo Rumí, la exdirigente de Juventudes Leire Pajín, el parlamentario Jesús Caldera y la diputada Amparo Valcarce, amiga y compañera de Zapatero en el socialismo castellanoleonés. Nueva Vía subraya la importancia de las políticas de la identidad (género, raza, orientación sexual...) sin ocultar la adaptación de la socialdemocracia a la ideología neoliberal, dominante. Como tantas veces ha criticado el catedrático Vicenç Navarro, Jordi Sevilla, exjefe de gabinete de Pedro Solbes (1991-1996), rechaza en su libro De nuevo, socialismo (2002) las subidas de impuestos y de gasto público como señas de identidad de la nueva socialdemocracia. Una extrema moderación que llevará a Sevilla a ocupar, tras su salida del gobierno, un puesto directivo en la auditora PriceWaterHouseCoopers, en la que otro economista del Estado, Luis de Guindos, andaba ya haciéndose un nombre.
Solbes y los tecnócratas del euro
La mencionada facción en rojo colinda con una coloreada de rosa formada por un conjunto de tecnócratas encabezados por el exministro de Felipe González Pedro Solbes Mira. Solbes, histórico economista del Estado procedente de UCD, representa como nadie el mito del euro y el de la convergencia europea como destinos inevitables a los que supeditar toda política económica. Este halcón del gasto social procedía del Alto Comisariado de Asuntos Económicos Monetarios de la UE (1999-2004) –por el que después pasará Joaquín Almunia– y había sido miembro de la Comisión Trilateral –club elitista fundado en los años setenta por John D. Rockefeller, preocupado entonces por los “excesos de democracia”–. Solbes se marchará en 2009, exhausto tras un largo combate político con Miguel Sebastián, dirigente del segundo brazo económico del gobierno, y recalará en puestos directivos en la eléctrica Endesa-Enel, en Barclays España, en la empresa de conferenciantes Thinking Heads, así como en el patronato del think tank bipartidista “para la acción global” Fride, con Ana de Palacio, Gustavo de Arístegui, Eduardo Serra y Guillermo de la Dehesa como algunos de sus compañeros.
Pero Solbes no está solo, sino rodeado de economistas del Estado (TECO) y de inspectores de Hacienda. Especialmente, de Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), TECO, ex secretario de Economía con Miguel Boyer y de Comercio con Carlos Solchaga, directivo del FMI y del Banco Mundial y, antes de su nombramiento como segundo de Solbes en Economía y Hacienda, principal comunicador económico del Grupo PRISA, donde había expresado su preocupación por una supuesta burbuja inmobiliaria que se disparará tras ser integrado en el gobierno y, después, nombrado gobernador del Banco de España. Junto a MAFO destaca otro TECO, Manuel Conthe, excompañero ministerial de Solbes, de Solchaga y de Boyer. Conthe dará portazo en 2007 a la CNMV tras la polémica por la OPA de Gas Natural sobre Endesa, e ingresará en el Consejo Editorial de Unedisa, en Thinking Heads, en el bufete jurídico Bird & Bird y en la siderúrgica Acerinox. Como sucesora de Solbes en la cartera de Economía, cabe destacar a Elena Salgado Méndez, ingeniera industrial vinculada previamente a Abertis, a Sacyr Telecom, a Telefónica (en su etapa semipública), a Arthur Andersen y, de manera posterior a su gestión política en el gobierno central, a la eléctrica Endesa Chile-Chilectra (lo que la salvará de la Ley de Incompatibilidades), a Abertis Telecom, a PRISA Radio, a Nueva Pescanova, además de a su propia consultora, Elsa and Partners.
El grupo de Sebastián controla buena parte de los puestos económicos y lo hará aún más cuando este pase a ser ministro de Industria y promueva a David Taguas a la Oficina Económica
Sebastián y el neoliberalismo progresista
Solbes y sus economistas ortodoxos colisionarán con un conjunto de camarillas que se superponen y que representan un segundo brazo económico y empresarial. Se trata –en azul– de los ejecutivos procedentes del bróker español Intermoney, liderados por el profesor titular de universidad y exdirector del servicio de estudios del BBVA Miguel Sebastián Gascó, que ingresa en 2004 como director de la Oficina Económica del Presidente. De Intermoney también procede Manuel Arenillas, promovido a la vicepresidencia de la CNMV y esposo de Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, profesora universitaria y gestora de varias Sicav familiares que será nombrada ministra de Educación en el año 2006. Con Sebastián y con Arenillas llega también el catalán David Vegara, exdirectivo del Banco Sabadell y expresidente de Intermoney, que había sido reclutado por la Generalitat de Pasqual Maragall (también exmiembro de la Trilateral) en 2003. El grupo de Miguel Sebastián controla buena parte de los puestos económicos decisivos y lo hará aún más cuando este pase a ser ministro de Industria y promueva al también ex del BBVA David Taguas (futuro presidente de la patronal de las constructoras, SEOPAN) a la Oficina Económica.
Empresarios, diplomáticos y sindicalistas
Otros importantes grupos de influencia cobran relevancia con este gobierno. En primer lugar, los directivos mediáticos, encabezados por Miguel Barroso Ayats. Barroso, directivo de la FNAC y de diversas productoras y empresas entrelazadas que darán lugar al consorcio empresarial promotor de La Sexta, saldrá del gobierno tras haber impulsado el nacimiento de dos cadenas televisivas con posturas afines al Ejecutivo socialista. Barroso, posteriormente directivo, de nuevo, de la FNAC, de Young and Rubicam (Grupo WPP) y de Logista, contraerá matrimonio en 2007 con la entonces ministra de Vivienda, la tristemente fallecida Carme Chacón.
En segundo lugar, los representantes de los sindicatos mayoritarios, sobre todo de la Unión General de Trabajadores –el más próximo al Partido Socialista–, al que se encuentran vinculados tanto la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración Consuelo Rumí, el secretario general de Agricultura Fernando Moraleda –futuro secretario de Estado de Comunicación–, el secretario general de Empleo Valeriano Gómez –promovido a ministro de Trabajo para acallar el descontento social tras la reforma laboral del año 2010– y una gran revelación, el ex secretario general de las Juventudes Socialistas en los años ochenta Francisco Javier de Paz, reclutado como director general de la empresa pública Mercasa, dependiente del Ministerio de Agricultura. La carrera de De Paz, amigo de Zapatero próximo a Moraleda y a Cándido Méndez, será meteórica: exconsejero de Panrico y de la patronal del Pan y la Bollería Marca, entrará en 2007 en el Consejo de Administración de Telefónica. Precisamente de Telefónica proceden dos importantes cargos del gobierno de 2004: el abogado del Estado Joaquín Fuentes de Bardají, y el ingeniero Francisco Ros, un directivo enormemente cotizado en el círculo de las grandes empresas de tecnología, reclutado como secretario de Estado de Telecomunicaciones.
En tercer lugar, la élite gubernamental del primer ZP se completa con el importante papel de un grupo funcionarial de excepción, el de los diplomáticos, que figuran en negro en el mapa. De este grupo administrativo de altísimo nivel –sin restar importancia a los profesores universitarios, a los administradores civiles del Estado y a los jueces, muy tenidos en cuenta por Zapatero, con el caso singular del ministro José Antonio Alonso– procede el ministro de Exteriores y Cooperación Internacional Miguel Ángel Moratinos Cuyaubé. Experto y enviado especial a Oriente Medio, Moratinos mantiene fuertes nexos con la Junta de Andalucía y con una serie de diplomáticos que, como Bernardino León Gross (admirado por el Club Bilderberg), terminarán haciendo carrera en el Ministerio de la Presidencia. La gestión de Moratinos y la gran cantidad de contactos establecidos como ministro de Exteriores le asegurarán una carrera posministerial como asesor del Emirato de Qatar en la lucha contra la pobreza y, mucho más lucrativo, como consultor y lobista (ICP Consulting) encargado de facilitar la internacionalización de determinadas empresas y el establecimiento de contratos entre instituciones públicas y privadas de numerosos países anteriormente visitados como titular de la cartera. Para este último cometido contará con otro adalid de la diplomacia internacional, precisamente el presidente Rodríguez Zapatero, además de con buena parte de su equipo de Exteriores, un modelo similar al concebido en 2006 por el entonces exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, al crear la asesoría fiscal Montoro y Asociados (después, Equipo Económico).
las élites nacionales se encuentran permanentemente conectadas con los dirigentes de las comunidades autónomas en las que el partido que forma el gobierno tiene mayoría
Gobernar España es gobernar las autonomías, y viceversa
No solo hay puertas giratorias de las empresas privadas a la Administración. Un último rasgo destacado del Gobierno del PSOE en 2004 es la transferencia del poder territorial al Estado: las élites nacionales se encuentran permanentemente conectadas con los dirigentes de las comunidades autónomas en las que el partido que forma el gobierno tiene mayoría. Un ejemplo es el nombramiento del presidente castellano manchego José Bono como ministro de Defensa. Bono, representante del poder regional, diputado en la legislatura constituyente y peso pesado del partido desde la transición, reclutará para su cartera a cuatro de sus consejeros en el gobierno autonómico: dos de estos serán secretarios de Estado, el tercero, subsecretario, y el cuarto, secretario general de otro ministerio, el de Sanidad (en gris en el mapa). Andalucía y Extremadura están ampliamente representadas, con Magdalena Álvarez y con Carmen Calvo, exconsejeras de Hacienda y de Cultura de Manuel Chaves, respectivamente, y ministras de Fomento y de Cultura (en verde), y con María Antonia Trujillo, consejera de Vivienda de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que será nombrada titular de un ministerio con el mismo nombre. Cataluña, con José Montilla como ministro de Industria –y, después, con Chacón como titular de Vivienda y de Defensa– y Aragón, con representantes de menor rango en varios ministerios, representan otros casos de autonomías con gobierno socialista que quedan fuertemente conectadas con la élite estatal. El dato relevante para la comprensión del ejercicio del poder, lejos de ser las características de las personas, reside en el conjunto de las relaciones establecidas entre las posiciones sociales determinantes, como son las presidencias autonómicas, las de las empresas, las redes de altos funcionarios y otros grupos de influencia.
Todo este análisis lleva a dos conclusiones significativas: la primera, que el PSOE solo se diferencia del PP en los grupos que recluta al dirigirse a un espacio del electorado ideológicamente distinto. A pesar de ello, sus intenciones de administrar el poder ejerciendo una dominación legal y controlando los grupos sociales más influyentes son prácticamente las mismas. La segunda conclusión emerge de la enorme amenaza a la separación de poderes que esto supone: el reclutamiento de numerosos miembros del grupo parlamentario, del poder judicial, de las grandes empresas y de los medios de comunicación indica una clara intención de establecer contactos y, por tanto, fuertes lazos de influencia con las instituciones en las que nuestra democracia se basa. Por estas razones, lo que está sucediendo y se está publicando hoy día no es sino una excrecencia, una consecuencia negativa de redes de poder que solo han aparecido en el debate público en fechas relativamente recientes y que deberían llamar a una acción periodística con perspectivas escasamente abordadas hasta ahora.
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Andrés Villena es economista, doctor en Sociología y acaba de publicar ¿Cómo se gobierna España? (Editorial Comares).
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