Spanish terremoto
1. El búnker
El CNI convertido en Sálvame Deluxe. De tertulianos: Sáenz de Santamaría, Zoido y Sanz Roldán, con cameo de Rajoy
Gerardo Tecé 2/08/2017
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Cuando el responsable de Inteligencia perdió las formas dándole un manotazo al vaso de agua, ninguno de los presentes se inmutó. ¿Qué eran unos vidrios y un poco de líquido en el suelo comparado con el problemón que había sobre la mesa?
--¿Cómo coño ha podido pasar y cómo cojones no lo hemos sabido antes?, preguntaba a voces, vestido con su uniforme militar y caminando de un extremo a otro de la habitación, Félix Sanz Roldán, director del CNI, sin que ninguno de sus subordinados supiera darle una respuesta mejor que un lacónico “parece ser que fue en Candem”. Respuesta que, pronunciada por segunda vez en aquella sala, provocó un segundo manotazo del jefe máximo de los espías españoles, esta vez, por suerte para la moqueta, contra la pared de hormigón de tres metros de ancho. Además de la esperpéntica situación, el sofocante calor en aquella sala de crisis, situada en el búnker de la planta sótano del Palacio de la Moncloa, no ayudaba a que los presentes mantuviesen la frialdad mental necesaria.
Cuando el aire acondicionado de unas instalaciones clasificadas como “secreto oficial del Estado” se estropea en pleno agosto, uno no llama al primer técnico que encuentra en las páginas amarillas o en Google para que venga a arreglarlo. Esto lleva su tiempo y su cadena de mando. --Fue en Candem, fue en Candem, repetía con voz entre sarcástica y desquiciada Félix Sanz Roldán en el momento en el que un hombre, también uniformado, abrió la puerta desde fuera para anunciar la llegada en pocos minutos de los ministros convocados de urgencia. --Fuera de aquí todos, ordenó el jefe de los espías señalando hacia la puerta con el dedo, vaciándose así la asfixiante habitación en cuestión de segundos.
No forma parte del día a día que por aquel lugar reservado para ocasiones especiales como el famoso Efecto 2000 o la toma del islote Perejil pasen miembros del gabinete de Gobierno. Y menos para un asunto del corazón. Para Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior desde hace unos meses, era su primera vez allí abajo. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría sí conoció el lugar años atrás, en una de esas rutas que le hacen a una los altos funcionarios de La Moncloa al asumir la cartera de Presidencia. Tras recibirlos en la puerta y disculparse por el calor en el interior, el director del CNI entró en materia. Juan Ignacio Zoido reconoció que días antes le había llegado algún rumor proveniente del entorno policial, pero que, obviamente, lo tomó por un ridículo bulo. La vicepresidenta, cuya principal fuente de información es el propio CNI, no había ni oído hablar del asunto hasta ese preciso momento.
Juan Ignacio Zoido reconoció que días antes le había llegado algún rumor proveniente del entorno policial, pero que, obviamente, lo tomó por un ridículo bulo
Soraya Sáenz de Santamaría preguntó varias veces, saltándose todo tipo de protocolo en un lugar tan solemne y en una situación de emergencia como esta, si se trataba de una broma. La cara del director del CNI respondió a su impertinente pregunta. El impacto de la noticia pudo medirse en función del tiempo que la boca de Soraya permaneció abierta de incredulidad cuando su cerebro asimiló que aquella sala no estaba para bromas, sino para asuntos reales de seguridad nacional. Tan reales como aquellas fotografías que el director del CNI había dejado caer sobre la gran mesa. --¿Tiene alguien más esto?, preguntó la vicepresidenta cuando su boca volvió a recuperar la movilidad habitual. –-Sí, señora vicepresidenta, respondió cabizbajo el jefe de los espías. –-Puedo hablar con algunos comisarios a ver qué puede hacerse para pararlo, ofreció Juan Ignacio Zoido. –-Es tarde. Lo tiene ya demasiada gente, está a punto de salir. Y además los protagonistas quieren contarlo públicamente según hemos sabido, respondió Félix Sanz Roldán. En ese momento, por sus semblantes, a los dos ministros se les movió la tierra que pisaban.
Es tarde. Lo tiene ya demasiada gente, está a punto de salir. Y además los protagonistas quieren contarlo públicamente según hemos sabido, respondió Félix Sanz Roldán
--Informaré al presidente para que suspenda sus vacaciones en Sanxenxo y vuelva inmediatamente a Madrid, anunció Soraya antes de sacar su teléfono móvil y comprobar al marcar el número de Rajoy que en el búnker no hay más línea al exterior que la que proporcionan unos enormes teléfonos blancos con cifrado especial. La vicepresidenta marcó las extensiones necesarias según un protocolo escrito en unas cartulinas junto a cada uno de los enormes teléfonos. Cualquier despistado presente en la escena hubiera observado toda esa parafernalia que conlleva un asunto de seguridad nacional como algo ridículo, más aún tratándose aquello de un asunto del corazón, de un simple noviazgo. Por eso quizá los despistados no acceden a salas como aquel búnker y sí lo hacen quienes saben, como es el caso que tratamos, calibrar la verdadera gravedad de un asunto de Estado aunque este parezca una divertida anécdota. En aquel silencioso búnker, la voz de Rajoy, un leve sonido al otro lado de la línea, se escuchó sin llegar a entenderse a través del auricular que la vicepresidenta apretaba contra su oreja.
–-Buenas tardes, Mariano… Sí, calor por Madrid… Yo me alegro de que allí no… Escúcheme bien, presidente… Estupendo, diez kilómetros es un paseo impresionante, pero le cuento… Sí, perdone que le interrumpa, pero estoy llamándole desde el búnker… Sí, sí, el de Perejil… Escúcheme bien lo que voy a decirle: la reina Sofía tiene una relación sentimental desde hace meses con Juan Carlos Monedero… No, no se trata de una broma, presidente, usted sabe que yo no bromeo… Sí, el de Podemos… No, de verdad que no es una broma, ojalá lo fuera… No, de verdad que no lo es, presidente… Lo sé, lo sé… No lo sé, ella vive en Londres, él viaja a menudo y al parecer se conocieron allí, en un mercadillo, el CNI sigue investigando… Hace unos minutos ha propuesto lo mismo el ministro del Interior al que tengo a mi lado, pero al parecer es tarde, según Félix, que también está aquí… Así es, presidente, lo sabe más gente, pero eso no es lo peor: quieren hacerlo público… Ellos dos, sí… Sí, es mejor que se siente… Aquí estamos igual de impactados, no sabemos cómo ha podido pasar… Bien… Aquí le esperamos, siento que se le estropeen sus vacaciones… De acuerdo… Intentaremos tener listos en un par de horas a todos los asesores necesarios para analizar el impacto… Es imprevisible, lo sé, podría alterar todo tipo de estructuras del Estado, en esta habitación todos somos conscientes… Buen viaje de vuelta, presidente.
[Continuará...]
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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