La situación socioeconómica de los jóvenes que viven con sus padres ha cambiado significativamente en los últimos diez años en España. El marcadísimo impacto de la crisis sobre el colectivo, unido a otros factores laborales históricos relacionados con la precariedad, han provocado un cambio de dinámica en los indicadores de actividad de la población más joven aún no emancipada.

Entre 2005 y 2015, el porcentaje de personas de entre 18 y 24 que vive con sus padres y trabaja a tiempo completo se ha desplomado, pasado del 34,5% al 11,1% en una década. Este descenso del empleo joven ha llevado a que la mayoría de ellos continúen con los estudios, dejando la tasa de estudiantes jóvenes no emancipados en cerca del 60% con un crecimiento de más de 15 puntos entre 2015 y 2015. El peor de los casos, aquel en el que los jóvenes se encuentran en paro, también ha crecido debido al desplome del empleo: 11,3% en 2005 frente al 20% de 2015.

Las consecuencias de esta situación se pueden observar en la cada vez más tardía emancipación de los jóvenes. En 2016, la media de edad masculina para abandonar el hogar familiar se encontraba en España en 30,1 años, casi tres más que la media de la Unión Europea de los 28. En el caso de las mujeres, si bien la edad media de emancipación es menor –28 años–, también se encuentra alejada del valor regional –25,1 años–.

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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Jóvenes y relaciones familiares, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.