ALBERTO SAN JUAN / GUIONISTA, DIRECTOR Y ACTOR DE ‘MASACRE’
“Los ciclos políticos siempre acaban construyendo un modelo para el poder económico”
Vanesa Jiménez Madrid , 15/09/2017
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Si se pasea la calle Zurita desde Atocha, cuesta abajo, en un día de cielo limpio en Madrid, y se levanta la vista, el horizonte son azoteas infinitas. A los lados edificios de tres o cuatro alturas, geranios y bombonas de butano en los balcones, y persianas de palillos. Penúltima en el callejero de la capital, esta costanilla sombría desemboca en la Plaza de Lavapiés y, desde hace cuatro años, acoge en el número 20 al Teatro de Barrio. La sala es una cooperativa que arrancó con 10 socios y hoy cuenta con más de 400. Alberto San Juan (Madrid, 1968) es su cara más conocida.
Cuando te haces asiduo del lugar, como lo somos ya los de CTXT --nuestros ‘Fuera de Contexto’ se celebran en el teatro--, los rostros habituales son nombres y vidas, y el sitio es algo parecido a un hogar. Lucía, Katia, Nepo, Toni, trabajadores del teatro, gente lista y que abraza, tienen mucho que ver con lo que pasa allí. La tarde de esta entrevista Alberto San Juan y Marta Calvó hacen el ensayo general de Masacre. Una historia del capitalismo español. La obra es un relato de las élites económicas y del poder en España, un puzle de ficción e historia que enseña e invita a pensar. Algunos pudieron verla entre febrero y marzo en un puñado de funciones para amigos. Después pasó por el Teatre Lliure de Montjuïc. Ahora llega al Teatro del Barrio para quedarse. Sin fecha de caducidad.
“Masacre --cuenta San Juan-- está dentro de la línea de producciones del Teatro del Barrio, cuya materia prima es nuestra historia, política, económica, social, la historia de los habitantes de este territorio que conocemos como España. Este acercamiento no pretende contar lo que ha pasado, pretende compartir preguntas que nos ayuden a pensar de forma distinta lo que ha podido pasar, lo que está pasando hoy y lo que podría pasar mañana”. Con la misma intención nacieron obras muy diversas, como Ruz-Bárcenas --sobre la corrupción política--, El Rey --una disección sobre la monarquía que se ha convertido en película--; La Sección --las mujeres en el fascismo español--, Las guerras correctas --sobre los Gal-- o Emilia, de la lucha de Emilia Pardo Bazán.
La nueva apuesta del Barrio trata, en palabras de su creador --“desde 2012 estoy haciendo teatro que escribo, dirijo e interpreto, y es de lo que vivo”--, de reflexionar sobre los actuales núcleos de poderes económicos en España. “Desde cuándo lo son, quiénes tienen el poder económico, por qué y cómo influye eso en nuestras vidas... y cómo ha ido influyendo a lo largo de los distintos ciclos políticos que hemos vivido: en la República, en la Dictadura, en la Transición, en la democracia posterior…”.
Soy actor y él empleado de banca, pero cuando hago una película trabajo para un banco o para un gran grupo de comunicación, que en gran parte es propiedad de un banco
San Juan y Calvó son en esta ficción un matrimonio acomodado pre crisis que empieza a sufrir el austericidio, de cliché hasta en sus ropas, que se presentan así en un programa de televisión: “Somos una pareja de clase media --baja, dice él; alta, replica ella--, vivimos en una zona residencial... tenemos dos hijos... trabajamos en el sector financiero. Ahora casi da un poco de vergüenza decir que trabajas en un banco...”. Sus vidas se entremezclan en la obra con personajes históricos y coetáneos que ellos mismos interpretan. Todo empieza antes de la II República, cuando se crean las principales empresas: bancos, eléctricas y constructoras. Así aparecen Aznar y Botella, Emilio Botín padre, Indalecio Prieto, Franco, José María Escrivá de Balaguer, las hermanas Koplowitz... Hay hueco incluso para un un homenaje a Carmen de Burgos, la primera mujer periodista en España, feminista y republicana.
Cuando se le pregunta a San Juan por qué elige a una pareja que trabaja --trabajaba, ella lleva un año en paro aunque nadie de su familia lo sabe-- en bancos responde que se identifica bastante con ellos. “Esa pareja de clase media podría ser yo mismo. Soy actor y él empleado de banca, pero cuando hago una película, si no es una producción underground, finalmente trabajo para un banco o para un gran grupo de comunicación, que en gran parte es propiedad de un banco”.
“El lugar donde vive esa pareja --prosigue-- es el lugar donde vivo yo, que es esa extensión de la ciudad que son esos edificios de ladrillo absolutamente impersonales, con manzanas cerradas, piscina, pista de tenis…”. El actor echa la vista atrás y concluye: “A lo largo de mi vida he estado muy condicionado por la idea del triunfo, del fracaso, de la posición social y del patrimonio material, mucho. De definir mi ser en función de mi tener. Trato de encarnar a ese individuo en primera persona”.
La pareja de ficción interpreta sin solución de continuidad a distintos personajes representativos de casi un siglo de la historia de España. “Siempre es una aproximación; nunca sería un ‘aquí tenemos al fin la verdad, tómala’”, dice el director, que confiesa una doble preocupación. “Una es aburrir, y otra que alguien pueda tener la sensación de que yo le estoy diciendo cómo son las cosas. Yo no sé cómo son, pero creo que es necesario pensar en ello”.
Tras pensar durante mucho tiempo en y para Masacre, San Juan hace una reflexión: “Por algún motivo, nuestros distintos ciclos políticos siempre acaban construyendo un modelo que está al servicio de esa minoría que tiene el poder económico. Los ciclos de luchas sociales que plantean caminos económicos alternativos, que pasan por la idea de la propiedad colectiva y del bien común y de la solidaridad, cosa que sucede en la Segunda República --no precisamente por parte del Gobierno Republicano, pero sí por parte de un sector muy importante de la sociedad organizada en los sindicatos--, terminan en un nuevo ciclo en el que siempre desaparece la idea del bien común y siempre se apuesta por el beneficio privado como principio supremo”.
“El ciclo político de la democracia posfranquista --continúa-- también terminó sirviendo al poder económico. Desde la movilización ciudadana que hizo posible el fin de la dictadura se planteaban alternativas al modelo capitalista, que pasaban por la propiedad colectiva y la autogestión. Pero el consenso institucional terminó con la posibilidad de construir un modelo económico alternativo. Ahora estamos en un nuevo cambio de ciclo. Tenemos que decidir a quién ha de servir. Y luchar por ello. Hay un discurso dominante que dice que no hay alternativa, porque el único modelo es el capitalismo, que se puede suavizar un poco. Pero también hay una corriente casi subterránea que es la economía social y solidaria de las cooperativas de consumo, que va construyéndose al margen del Ibex 35 y de las multinacionales”.
Aquí la entrevista se interrumpe. Llegan amigos de San Juan --más amigos-- al bar del teatro: “Feliz Navidad”. La cantina está decorada con banderines que, como todo allí, son rojos, negros y blancos. Colores y tipografías que recuerdan a los de Animalario, el grupo en el que empezó el actor, su escuela, con la que ha trabajado de forma ininterrumpida más de 15 años. Aquella tarde noche, después de Masacre, se celebraba una jornada de la Universidad del Barrio. La universidad es otra de las patas de este proyecto coral que nació en la estela del 15M, como un colectivo más para sumarse al debate.
Creo en una sociedad sin partidos, en una sociedad donde se creen mecanismos que permitan la participación política de la ciudadanía de forma cotidiana
La conversación se retoma en las alternativas a ese modelo único, y San Juan cita a Pablo Iglesias. “No quiero hacer propaganda de él, no soy en absoluto fan de los partidos políticos, no me gustan los partidos, me parecen una forma de organizarse políticamente que está caduca y que no vale hoy… Pero Iglesias dijo que la forma de cambiar el modelo es legislar, y tiene razón”. “Me gustaría --añade-- una democracia donde no existiera la política profesional, pero en la que se reconociera la naturaleza política de toda persona. Una representación política rotatoria, como ser presidente del AMPA en el colegio. Fantaseando, creo en una sociedad sin partidos, en una sociedad donde se creen mecanismos que permitan la participación política de la ciudadanía de forma cotidiana”.
En el pensamiento de San Juan hay un punto de inflexión que él data en 2012. “Cuando hay algo muy fuerte, empiezo a leer cosas que no son novelas”, cuenta. “Prensa siempre había leído, pero entonces busco ensayos, y, sobre todo, libros de historia”. La crisis económica, recuerda, despierta en él una obsesión. “Quiero dejar de ser un ignorante”, dice, “y cuanto más leo más ignorante me siento, porque más complejo me parece todo. Aspiro a ir rebajando un poquito mi ignorancia, siendo consciente de que siempre seré un ignorante. Para mí leer sobre economía es horrible, porque soy un analfabeto en economía. Leer Fin de ciclo, de Emmanuel Rodríguez e Isidro López, que cuenta la evolución económica española desde los cincuenta hasta hoy, fue un esfuerzo sobrehumano”.
San Juan sonríe. Casi todo el tiempo. Ha tenido un verano largo y se le nota. “He trabajado muchísimo, pero en los últimos cinco años prácticamente todo en teatro. El teatro me da de vivir, y disfruto muchísimo haciéndolo. Echo de menos el cine, pero no quiero trabajar en cualquier película o en cualquier serie. Hace poco hice una prueba para una película en la que no me cogieron, y la hubiera hecho encantado porque me parecía un guión brutal sobre la corrupción…”.
Los miércoles, el actor hace doblete en el Teatro. Después de Masacre interpreta España ingobernable, un relato de los principales ciclos de movilización ciudadana desde la Segunda República hasta hoy. En la historia se intercalan textos propios con poemas, canciones, noticias de prensa, discursos… todo acompañado por el guitarrista Fernando Egozcue. Entretanto, está documentándose para escribir la siguiente obra: Mundo obrero, una historia de la clase trabajadora. “Ahí me estoy divirtiendo mucho”, reconoce. Las giras completan su calendario. El Teatro del Barrio pasea las producciones propias por ciudades y pueblos de España.
Los fantasmas de San Juan se fueron hace unos años, más o menos cuando cumplió los 40. “En mi vida hubo un cambio fuerte”, dice. “Yo fui una persona miedosa y angustiada, lo que no quiere decir que no disfrutara. Siempre he disfrutado, pero también he sufrido mucho absurdamente por torturas psicológicas”.
Los miedos, el miedo, el suyo, “que es un elemento muy importante en mi vida, vivir como si hubiera un león en la habitación”, ya no está. Sí están su voz y su mirada. Intactas.
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Willy Veleta, periodista de CTXT, estuvo en el ensayo de Masacre. Una historia del capitalismo español. Habló con Alberto San Juan y Marta Calvó. A continuación un vídeo con escenas de la obra.
Autor >
Vanesa Jiménez
Periodista desde hace casi 25 años, cinturón negro de Tan-Gue (arte marcial gaditano) y experta en bricolajes varios. Es directora adjunta de CTXT. Antes, en El Mundo, El País y lainformacion.com.
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