Fuego, mentiras y plantaciones de eucalipto
Preguntas y respuestas sobre los incendios en Galicia: ¿Cuántos incendios hay?, ¿Quién o quiénes queman? ¿Por qué está ardiendo?
Xosé Manuel Pereiro A Coruña , 16/10/2017
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“Vamos a hacer las cosas bien. Y desde luego, tengo la esperanza de que Dios y Santiago nos van a ayudar”. El 21 de noviembre de 2002, en plena marea negra del Prestige, Manuel Fraga, presidente de Galicia, comparecía en público por primera vez, ocho días después de haberse producido. El actual Gobierno de la Xunta ―el presidente, Alberto Núñez Feijóo, fue entonces designado vicepresidente― tiene algo más de reflejos a la hora de comparecer, y quizá algo menos de confianza con las autoridades divinas, pero sigue dependiendo, como entonces, de que los cielos le resuelvan la papeleta. En este caso de los incendios que asolan Galicia en este mes de octubre, y sobre todo, el domingo negro, el día 15 y la madrugada del lunes. Cuatro personas muertas, cientos de viviendas desalojadas ―entre ellas aldeas enteras―, casas y granjas quemadas, miles de hectáreas arrasadas ―posiblemente nunca sepamos con certeza cuántas― y árboles centenarios carbonizados.
¿Cuántos incendios hay?
Depende no de cómo se mire, sino de cómo se cuenten. El domingo se llegaron a producir alrededor de centenar y medio. Toda cifra que se pueda dar ahora no valdría a la hora en que ustedes lo lean. Según la información oficial (tengan presente lo de oficial) de la Consellería de Medio Rural, a las 10,30 del lunes, había 32 incendios activos, 17 de ellos en “situación 2” (peligro para bienes y personas), 4 estabilizados, 11 controlados y 5 extinguidos. Pero solo se contabilizan los de más de 20 hectáreas, es decir, los que cercaron Vigo, o los que se produjeron en plena ciudad que obligaron a desalojar 400 viviendas ―según el Ayuntamiento, estaban activos por la mañana 6 focos― no aparecen en la estadística. Por si no tienen claro cuánto son 20 hectáreas, en vez de pasarlo a la medida campo de fútbol, quizá sea más útil saber que hay distritos (la circunscripción de gestión forestal en Galicia. Hay 19) en los que pueden pasar veranos sin que se produzca ninguno de esa extensión. Depende del tipo de cultivo y de la ordenación territorial.
¿No son raros incendios en octubre?
En cuatro meses en Galicia puede crecer de todo, y pese a lo verde que pueda parecer, la maleza que se ha acumulado desde la primavera no tiene la humedad necesaria, y la tierra tampoco. Los manantiales no se abastecen. Estos días se ha dado el fatídico factor 30: más de 30º de calor, vientos de más de 30 kilómetros por hora y humedad de menos del 30%. O se han rozado: en Baiona, la madrugada del sábado una tuitera se escandalizaba de estar a 24º. No es el primer “otoño caliente”, nunca peor dicho, y si éste lo está siendo no es precisamente por sorpresa.
¿Por qué arde Galicia?
La respuesta correcta es porque plantan fuego, pero eso intentaré contestárselo después. La pregunta tendría que ser también por qué arde/queman bosques en Portugal –de ahí importamos los incendios, según Alberto Núñez Feijóo― otras zonas de España, Italia, Grecia…
A. Demasiado combustible. Galicia arde porque la vegetación es omnipresente y hay una enorme masa forestal. El 48% del territorio son bosques, que aportan el 45% de la producción española. Pero sobre todo porque el monte está a monte, como aquí se dice. Es decir, dejado no se sabe si de la mano de dios, pero desde luego sí de las del hombre. La despoblación del rural, primero por la emigración a Europa y después a las ciudades, y más recientemente, por las directrices pactadas con la UE, hace que los jabalíes lleguen al entorno de las ciudades. Un terreno no habitado/cultivado arde más, porque vale menos y porque no hay gente para reducirlo en cuanto se produce. El hecho de que los cuatro fallecidos superasen los 70 años es revelador de quien queda en el campo, o en el entorno aldeano periurbano no residencial.
B. Los eucaliptos. Esta planta que trajo de Australia un benedictino de Tui en el XIX, con las mejores intenciones, es ahora el más abundante en los montes gallegos. Tanto que puebla el doble de la superficie que tenía en 1986, y no es que de cien hectáreas haya pasado a doscientas. Este árbol, un auténtico yonqui del agua, ocupa (recuerden el “ocupa”) 425.000 hectáreas de bosque. El Plan Forestal de Galicia, que data de 1992, establecía como previsión 245.000 hectáreas… para 2032. La responsable del área ha argumentado que era “una estimación”, no una obligación, y que la Xunta ya no promueve la plantación de eucaliptos desde hace dos décadas (hasta entonces, en algunos casos, desbrozaba el terreno y lo plantaba gratis et amore).
Desde 2012 (aquí viene el “ocupa”) la Ley de Montes sí prohíbe plantar eucaliptos en terreno agrícola, en los márgenes de los ríos, en la proximidad de las casas y limitaba su presencia en zonas de Red Natura y en áreas de especial interés paisajístico (un 10% del territorio). Pueden comprobar el cumplimiento de la ley en su propia casa, con Google Earth o incluso con Google Street.
Lo malo del eucalipto es que no depende del ser humano para expandirse ―o sí, pero no de forma legal―. Es un un árbol pirófito o pirófilo, los que se ven beneficiados de alguna forma por el fuego. Es muy combustible, las llamas contribuyen a expandirlo, y sobre todo, eliminan la competencia. Por esa razón, pese a que uno de cada dos incendios en España se producen en Galicia, las autoridades se ufanan en asegurar que la superficie arbolada crece. Se encargan de ello las llamas. El eucalipto, pese a Fray Rosendo Salvado, el monje de Tui, era un árbol residual en Galicia, más propio de jardines y ornato urbano, hasta que en 1957 se plantó ―en todas las acepciones― la planta de Ence en plena ría de Pontevedra. ENCE es un grupo español que es el segundo productor mundial de pasta de celulosa y primer propietario de plantaciones de eucalipto de Europa. En su consejo de Administración está una exministra de Medio Ambiente (Isabel Tocino) y un exconselleiro del ramo (Carlos del Álamo). La factoría, condenada por diversas infracciones medioambientales (y eso que el olor no es delito ni falta), y advertida de traslado por diversas administraciones finalizaba su concesión en 2017. El pontevedrés Mariano Rajoy utilizó discrecionalmente sus poderes de presidente en funciones para renovársela.
Para finalizar, a raíz de los incendios de Pedrogão, en los que murieron 64 personas al comienzo de este verano, el gobierno de Portugal estableció una moratoria en la plantación de eucaliptos. Inquirido al respecto sobre una medida similar, el presidente gallego, con su demostrada habilidad de soslayar el fondo de los asuntos, contestó que aquí no se podrían producir situaciones semejantes. Tomando buena nota, las celulosas portuguesas decidieron expandirse allende la frontera, Galicia y Zamora, sobre todo.
C. Lo demás. No solo arden eucaliptos, claro. También otras especies. Asimismo, el fuego ha sido un sistema de creación de pastos tradicional, pero ahora lo practican más los masáis que los gallegos. Otra causa puede ser para que salgan a la luz los marcos. No los que traían los emigrantes en Alemania, la mayoría volatilizados en la privatización de las cajas, sino las piedras que dividen las propiedades, ya difícilmente indistinguibles de por sí, y que ahora están cubiertas de maleza. Si tienes unas propiedades y los árboles no te dejan ver sus límites, el fuego lo resuelve. Agotado lo antropológico (sobre todo porque hasta comienzos de los 70, que era cuando el campo estaba habitado, no se producían apenas incendios), queda el sospechoso número uno: el urbanismo. Quizá en otras partes, el interés por construir en Ancares o Xurés es, desgraciadamente nulo. La nueva normativa prohíbe la recalificación de terrenos quemados, excepto que antes del fuego fuesen objeto de planeamiento, entre otras excepciones. Y no todo lo que se construye se hace precisamente de forma legal, claro. Es más, en el informe de la fiscalía superior de Galicia de 2006 (el único intento serio de la justicia por establecer las causas de incendios, y que coincidió con el bipartito PSdeG-BNG), no solamente se concluía que la intencionalidad era inferior a la que se creía (del 87% se bajaba al 60%) y tampoco se descubrió que obedeciese a motivaciones económicas como madereras o urbanísticas. El fiscal, Carlos Varela, matizaba que, sin embargo, “no se descartaba que en un futuro puedan aparecer indicios de lo que hoy se descarta”.
¿Quién o quiénes queman?
Esta mañana telefoneé a mi aldea, la sede del clan, para ver cómo estaba la cosa. “Bien, de momento no ardió nada, aunque no se respira con la ceniza”, me contestó un vecino, “pero como venga ‘o tolo’ estamos arreglados”. No se refería a un “loco” concreto, sino a cualquiera que prendiese fuego. Cuando, con la confianza que dan las redes sociales, escribir algún reportaje desplazado, o la de, en alguna ocasión, ser miembro del Gobierno, se critica la presunta omertà que reina en el campo, se olvida que una cosa es presumir, o incluso saber con certeza, quien prende, y otras tener pruebas para acusar a alguien con el que te cruzas a diario. Sin esa traba, en Vigo señalaron a los ocupantes de una moto negra, cuya matrícula se facilitó en redes. Los dos motoristas pasaron por comisaría, hasta que se determinó que no tenían ninguna relación con los incendios que asolaban la ciudad.
El informe del fiscal Varela establecía que la mayoría de los incendiarios eran gente mayor, algunos con problemas de alcoholismo o inestabilidad mental. A mí me parece que esa sería la misma estadística que haría un león ―vamos, una leona― sobre las gacelas que caza: viejas, lisiadas… Es decir, es la estadística de aquellos a quien se pudo detener. Ancianos que no sopesaron el peligro a la hora de quemar rastrojos, o sus fuerzas para controlar el fuego (hay bastantes casos de muertes en ese momento), borrachos con el mechero alegre… Es más difícil detener a alguien que va plantando velas o artefactos incendiarios con retardo (basta con un cigarrillo, cerillas y cinta aislante) que no provocarán el fuego hasta que esté en su casa o en la taberna comentando la jugada.
Lo que parece claro es que, pirómanos y amantes del espectáculo de la extinción ―que los hay, y la difusión de imágenes los motiva―, lo lógico es que quien planta fuego lo haga por un beneficio económico, sea para sí o por encargo. La teoría del brigadista es la más extendida: lo importante es que no falte trabajo. Y en este sentido, hay fanboys de la autoridad que señalan a los cerca de 500 trabajadores antiincendios no renovados como los culpables de la proliferación (en este año, en todo caso, claro). Pero un brigadista cobra tanto si está en su casa como si está arriesgando el pellejo en un incendio. Y el contingente de trabajadores se fija en el plan anual, no depende de si arde más o menos (lo que no deja de tener su aquel, la verdad). Lo que sí es cierto es que han sido detenidos miembros de dispositivos antiincendios (uno este mes y algún otro en veranos anteriores).
No se saben (no se han dado a conocer), sin embargo, los motivos por lo que los incendiarios plantan fuego. Y hay testimonios de personas ―incluso en programas de televisión― a las que les han ofrecido dinero por prender lumbre. En el caso que me contaron, remuneración según resultados.
Quizá no sean precisamente los brigadistas los que más dependan de que haya fuego. Según contaban un agente forestal Xosé Arca y un miembro de una brigada helitransportada, David Iglesias a la web Quinteiro do Umia, hace años los trabajadores antiincendios estaban contratados por la Xunta, fijos que fuera de la temporada de fuegos, hacían trabajos de desbroce y limpieza, y otros discontinuos que reforzaban en la temporada de incendios. Cuando el bipartito, en 2005, adjudicó esos trabajos a Seaga. La vuelta del PP al poder supuso que los trabajos de prevención y extinción se fueran privatizando. “Yo tengo compañeros que antes tenían 40 obras [de limpieza y desbroce] en una comarca. Ahora no está abierta ninguna”, decía Arca. También que fuesen los ayuntamientos los que contratasen trabajadores, cada uno con los criterios que quiera, una fuente obvia de clientelismo en lugares donde las principales aportaciones del PIB son las pensiones de los viejos.
La parte del león del gasto no la llevan los hombres que combaten las llamas con apagafuegos. Los servicios aéreos también han sido progresivamente externalizados. El dispositivo de este año cuenta con 25 helicópteros (sobre 6.000 euros la hora). Y después está el aprovechamiento de lo ardido: la madera quemada tiene menos valor, pero lo tiene, y si está quemada, tiene que venderse sí o sí, con lo que una razón para incendiar también es remover el apalancamiento de los propietarios de bosques. O vendes o vendes (por menos).
Motivaciones las hay múltiples. Lo que parece más raro es que haya tramas organizadas (excepto que, además de estar muy bien organizadas, sean lo suficientemente extensas como para quemar Portugal, Galicia y Asturias, por no salir de la costa atlántica de la Península). Lo de “los terroristas” lo dejamos para la parte política.
¿Gestión, politización?
El domingo a media tarde, Twitter se llenaba de impotencia. Cientos de personas, sociedades, empresas, alertaban de incendios y pedían medios. El dispositivo que siempre se anuncia bombo y platillo al comienzo del verano resultó ser insuficiente. O ineficiente. “Los trabajos de prevención programados para el año 2017 todavía sin hacer, la mayoría de las casetas de vigilancia de incendios cerradas, las brigadas de extinción en casa o bajo mínimos, distritos con la mitad de los agentes forestales que había hace diez años...174 millones de euros en 2017 convierten a Galicia en el territorio de Europa que más dinero invierte en la extinción de incendios. ¿Dónde está la prevención? ¿Dónde el cuidado de nuestros montes? ¿Dónde entierran el dinero? Aviones, helicópteros, asistencias técnicas, el ejército, técnicos que hacen de emisoristas, aviones no tripulados, guardia civil a caballo, policía montada, multitud de cargos de libre designación con la administración forestal más politizada de la Unión Europea…” Este panorama lo pinta desde su whatsapp, desde Ourense, un trabajador forestal Xosé Santos Otero. Todas las fuentes sindicales del sector lamentan la inexistencia de un mando único, que produce una enorme descoordinación. “Una vez le pedimos agua para la motobomba a un camión cisterna de la UME [Unidad Militar de Emergencia]. Se lo tenían que consultar a un mando, y este a otro… Acabábamos antes yendo a cargar al río”, contaba el agente Xosé Arca. La situación de descontrol, y no solo por la gente luchando con sus propios medios, recuerda enormemente a otro fiasco del Estado: el Prestige.
Lo recuerda porque, además de la gestión, la información es otro caballo de batalla. La innovación comunicativa de Feijóo fue sustituir la información en tiempo real de todos los fuegos activos por la difusión, intermitente, de los incendios que únicamente superasen las 20 hectáreas. Así el ciudadano no se sobresalta sin necesidad. Sin embargo, cuando pasa lo del domingo, el ciudadano pasa a ser advertido por todos los medios públicos y concertados de que “Galicia sufre un ataque mortal de los terroristas que queman el monte”. En esas informaciones, que una de las dos autovías de acceso a Galicia tuviese que ser cortada, con vehículos atrapados en túneles, tenía la misma relevancia tipográfica o de tiempo que la polémica por dos desafortunados tuits de Pablo Echenique y Albano Dante Fachin.
Menos mal que están las hemerotecas. “Es indigno culpar de los fuegos a la sociedad civil” y “Con nosotros no moría gente en los incendios, y con ellos, cuatro personas”. Lo decía Alberto Núñez Feijóo, jefe de la oposición, en 2006.
Autor >
Xosé Manuel Pereiro
Es periodista y codirector de 'Luzes'. Tiene una banda de rock y ha publicado los libros 'Si, home si', 'Prestige. Tal como fuimos' y 'Diario de un repugnante'. Favores por los que se anticipan gracias
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19 comentario(s)
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alvaro
A culpa e do bipartito
Hace 7 años 1 mes
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GalegoGZ
Quizás el negocio de la extinción, tenga mucha más relevancia en todo esto, como menciona este otro interesantísimo artículo, repleto de estudios y referencias. http://oirveryrayar.tumblr.com/post/166549779174/haberaqueprenderlle
Hace 7 años 1 mes
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PEPETE
Para JOSE de Valencia. Yo también fui brigadista. En GALICIA hay dos tipos de brigadistas: los que se quedan todos el año (que son un puñado que han aprobado una oposición), que apenas pueden hacer prevención en invierno... y los temporales (que son los fijos discontínuos que suelen empezar a contratarlos por semana santa y los de la campaña de verano que van contratando según las necesidades del servicio). Normalmente el grueso de efectivos están entre Junio- Julio y el 30 de Septiembre. El 30 de septiembre se echa a todo el mundo a la calle, menos a los fijos de todo el año. Así esté el campo más seco que nunca y no haya llovido en meses. Las opciones de esta gente una vez que el 30 de septiembre los han echado es irse a cobrar el paro si tienen derecho o quedarse en casa "a velas vir" como decimos por aquí. En verano sí, es cierto si no trabajas cobras igual. Tienes las horas extra pagadas. Pero si te despiden, se te acaba el contrato te vas para casa y no cobras nada. Se acabó la campaña. Esta forma de contratación está basada en la ley de la oferta y la demanda. Si arde mucho se contrata y si no arde pues se echa a la calle. No es la primera vez que llueve en septiembre y a 15 de septiembre se echa a todo cristo a la calle para ahorrar pasta.
Hace 7 años 1 mes
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jose maria
En todo el país hace falta una conciencia ecológica, incluso como asignatura en las escuelas, deberíamos intentar que este país tan castigado fuera un país verde. Evidentemente nos e quienes han sido los causante, pero las sospechas van a los brigadistas, pues fue quitar contratos y salir fuego, las empresas de extinción necesitan trabajo, una forma de evitarlo es ampliar el parque de bomberos notablemente que cobren todo el año lo mismo si apagan que si no.
Hace 7 años 1 mes
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francisco
http://www.farodevigo.es/multimedia/videos/gran-vigo/2017-10-17-130800-fueron-eucaliptos-responsables-oleada-incendios-vigo.html
Hace 7 años 1 mes
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Jose
Para pepete,. No sé en Galicia,pero en Valencia un brigadista gana lo mismo apagando fuego que quedándose en casa. SI. Estuve 11 años en brigadas antiincendios de refuerzo de verano. Y aparte del sueldo normal del mes,ya se pagaban horas extras,que se cobraban tanto si las hacías como si no las hacías. ¿¿¿Entonces qué me interesa??? Cobrarlas sin tener que hacerlas,lógicamente.
Hace 7 años 1 mes
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Silvia
A ver, un momentiño, como que os brigadistas gañan o mesmo na casa que apagando lumes? Logo non sei que pintaron tanto tempo acampados diante de San Caetano. Hai que puntualizar: gañan o mesmo mentres teñen contrato. Pero que casualidade que acabaran de despedir a uns centos deles. E, se non hai relación, por que a xente o primeiro que cuestiona ante esta vaga de lumes son precisamente os despedimentos? Síntoo, pero a verdade é que soa todo a extorsión mafiosa: soldos a cambio de protección. E, por suposto, non xeralizo a todo o colectivo.
Hace 7 años 1 mes
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Xosé Manuel Pereiro
Efectivamente, Maquila. Se me pasó lo de los montes en man común (la propiedad colectiva-no privada de los montes, que son la mayoría en Galicia) es un ítem fundamental. Y también la inmediata Ley de Predación, como se le llama, pueda ser decisiva. Por lo demás, si un problema complejo tiene una solución fácil o el problema no es complejo, o más habitualmente la solución es falsa. Gracias!
Hace 7 años 1 mes
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pepete
La teoría del brigadista también tiene sentido. Al brigadista le interesa que haya fuego, sino se queda sin trabajo. Es como decir que un mecánico de coches gana lo mismo sin arreglar un coche que metiéndole mano a 20 coches. Un brigadista no cobra lo mismo estando en casa que apagando fuego. Desde junio a septiembre se contratan nuevas brigadas, ayuntamientos reciben subvenciones para montar sus propias brigadas. Hay gente que espera como agua de mayo la llegada del verano para que lo contraten. Si ves que a 30 de septiembre te echan a la calle, que hace un calor de la leche y que puede arder o te vas a cobrar el paro (si lo tienes) o si no coges un mechero y te tiras al monte. Es la ley de la oferta y la demanda. Si arde tengo trabajo y si no arde no lo tengo y no cobro. La teoría del brigadista se sustenta en la ley del silencio. Todo el mundo sabe quién es el que planta el fuego, pero callan. Por amistad, por compañerismo o por lo que sea. El problema es la política de contratación de la Xunta desde siempre. Intentaron arreglarlo con las oposiciones y tampoco arreglaron nada. No llega el personal que tienen en invierno para hacer las labores de prevención que toca. Si la mayor parte de los equipos de extinción que tienen en verano (no digo el 100%, digamos el 50 %), se quedase en invierno el tareas de prevención, de limpieza de masa forestal, el monte estaría más limpio y la gente no tendría que andar con estas tonterías.
Hace 7 años 1 mes
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Miguel
En la Mariña lucense llovió unos 100 litros por metro cuadrado en septiembre y, usualmente, tiene temperaturas mucho más suaves que el sur de Galicia. Por otra parte, allí la masa forestal de eucalipto no coexiste con otras especies... Pero en el sur de Galicia, con lluvias mínimas en los últimos meses, los eucaliptos consumen tres o cuatro veces el agua que consume una especie de crecimiento lento -precisamente porque crece muy rápido, no porque haga un uso ineficiente del agua. Lo que significa que el eucalipto reseca el terreno en que se asienta, amén de ser una especie pirófita. Con menos lluvias, más espaciadas, temperaturas más altas... tenemos que plantearnos en serio que queremos en nuestros bosques. El que multipliquemos por 2 la presencia de eucalipto prevista para 2032 da que pensar.
Hace 7 años 1 mes
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maquila
He leído con atención todo el artículo y me gustaría incidir en un punto, más importante a mi entender que el urbanismo y la externalización de los servicios, que se aborda someramente en el apartado C. El nuevo decreto de montes vecinales en mán común, una figura jurídica de gran arraigo en Galicia (también en el Norte de Portugal y Asturias) prioriza las delimitaciones de los terrenos afectos en la elaboración de los planes de ordenación que permitan a los comuneros gestionar los recursos forestales de su propiedad, además de optar a cualquier tipo de ayudas y subvenciones. Ante la gravedad de los hechos del pasado fin de semana es necesario que cada uno de los actores asuma con honestidad brutal su parte de responsabilidad en la búsqueda de soluciones. https://topografiarural.wordpress.com/2016/04/19/nuevo-decreto-montes-vecinales-problemas-lindes/
Hace 7 años 1 mes
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Andrés
Achacar al eucalipto todos los males y no hablar de la mariña lucense, la zona con mayor masa forestal de eucalipto y con menos incendios... no sé.
Hace 7 años 1 mes
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kukute
Está bien, pero mendigo lo explica mejor y más detallado: http://incendios-forestales.blogspot.com.es
Hace 7 años 1 mes
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andres
Todo lo que dices tiene sentido pero estamos hablando de 176 incendios en un fin de semana , el 90 % han sido provocados ha habido incendios en el centro de ciudades(plaza de españa vigo)(Parque Eiris Coruña) y en zonas muy concretas y elegidas . En mi opinion EN ESTE FIN DE SEMANA no son quema de rastrojos ni son especulaciones inmobiliarias ni ventas de la madera , es una protesta de un pequeño grupo . Con ganas de venganza.
Hace 7 años 1 mes
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Xavier
¡Vigorro, qué fácil es hablar sin saber! Baltasar Gallego, ¿Qué pasa con FINSA? ¿Para que quiere FINSA madera quemada?
Hace 7 años 1 mes
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Marta
A mi tampoco me ha ayudado mucho el artículo. Todo vuelve a quedarse en tierra de nadie muy propio de los gallegos. Nadie señala por evitar ser señalado....a esperar las lluvias a que lo arreglen. O los gallegos se lo toman muy en serio y se unen para resolver el problema o acabarán en un desierto de aldeas. Un día muy triste para los que amamos esa tierra mágica.
Hace 7 años 1 mes
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Vigorro
Aparte de los nombrados (politicos, empresas, piromanos, constructores, etc.) se le ha olvidado uno bien importante: los habitantes del medio rural, o sea ganaderos que no quieren arboles y si pastos, y agricultores que no quieren brozas en sus terrenos... tambien, en menor medida, peleas por lindes, fuegos simplemente para despejar y ver dichas lindes, venganzas entre familias... y todo esto viene dado por la cultura del minifundio, que hace que haya miles de fincas que nadie sabe ni de quien son y que estan descuidadas a mas no poder...
Hace 7 años 1 mes
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Baltasar Gallego
Aparte de la mega-factoría de celulosa ¿nadie se ha fijado en Fimsa? Es sorprendente el contraste entre lo que se cuchichea en Galicia y la aparente inexistencia de esa empresa en los medios.
Hace 7 años 1 mes
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Torquemado
No me ha ayudado nada. Lo digo "sin acritú".
Hace 7 años 1 mes
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