1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Radiografías de la “recuperación”

1. El empleo. Ideas para acabar con la precariedad

Los puestos de trabajo que se crean son precarios y de bajos salarios, las desigualdades siguen aumentando y los sectores tractores del crecimiento vuelven a ser los de limitada productividad

Nacho Álvarez / Jorge Uxó 28/11/2017

JR MORA

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes. Puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.

España ha necesitado diez años para recuperar el PIB real que tuvo en 2007: ha sufrido una auténtica “década perdida” con elevados costes en términos de renta, empleo, desigualdad y pérdida de bienestar. En esta década nuestro país ha experimentado dos recesiones, la segunda de ellas (2011-2013) atribuible a las propias políticas de austeridad fiscal y devaluación salarial. Desde 2014, no obstante, España ha recuperado una senda positiva de crecimiento. Dedicaremos una serie de artículos a analizar los perfiles que caracterizan este cambio de ciclo, así como los retos de política económica actuales. Damos comienzo a la serie con un primer artículo centrado en el empleo.

Transformar el crecimiento, una necesidad

El discurso del Gobierno plantea que la recuperación económica en curso es una demostración del “éxito” de la políticas de austeridad fiscal y de la devaluación salarial que impulsó la reforma laboral de 2012, una especie de recompensa en diferido de los sacrificios que supusieron estas “inevitables” medidas de ajuste. Sin embargo, la evidencia no confirma en absoluto esta interpretación. No puede entenderse el crecimiento actual sin la influencia de factores completamente ajenos a estas políticas, como la actuación –tardía– del BCE, la reducción de los precios del petróleo, la relajación de las políticas de recortes del gasto público o el impacto del turismo. Tanto el FMI como el Banco de España han confirmado que al menos 2/3 del mayor crecimiento del PIB se explican por estos “vientos de cola” (lo que determina la propia fragilidad del crecimiento actual, y su dependencia de factores externos).

El crecimiento económico no sólo no se está produciendo por los motivos que señala el discurso oficial –el éxito de los ajustes y las “reformas estructurales”–, sino que además presenta perfiles preocupantes. El empleo que se crea es precario y de bajos salarios, las desigualdades se mantienen en niveles muy elevados y los sectores tractores del crecimiento vuelven a ser sectores de limitada productividad. Todo parece indicar que se está reproduciendo el viejo patrón de crecimiento, con similares problemas estructurales que ya vivimos en el pasado. 

Debemos, por el contrario, ser capaces de “transformar el crecimiento” para responder a los enormes retos que tenemos por delante. Destacan particularmente tres desafíos: el primero es restañar los profundos costes sociales que se han provocado en la última década; el segundo pasa por resolver los desequilibrios estructurales de nuestro patrón de crecimiento tradicional; finalmente, y en tercer lugar, nos enfrentamos a nuevos retos, como la digitalización y el cambio climático, que exigen pensar la política económica desde nuevas coordenadas.

El nuevo empleo tras la crisis y las reformas laborales

Si hay un elemento que identifica singularmente bien los costes de la década perdida es el de la destrucción de empleo. A pesar de que la cantidad de empleo que se ha creado en estos años es significativa, aún queda por recuperarse casi la mitad de los 3,8 millones de empleos perdidos entre 2008 y 2013. Más aún, si tenemos en cuenta no solo el desempleo (17% de la población activa), sino también las personas desanimadas que abandonan el mercado de trabajo y aquellas que se encuentran subempleadas (trabajo a tiempo parcial no deseado) la tasa real de infra-utilización del trabajo llega hasta el 28%.

Desde el punto de vista de las “cantidades”, por tanto, la situación del mercado de trabajo deja poco espacio para análisis triunfalistas. Pero aún es más preocupante el análisis de la “calidad”, porque la creación de empleo reciente está suponiendo la cronificación de la precariedad: no solo se mantiene una elevada temporalidad, sino que a esto hay que añadir que la duración de los contratos se reduce (hay una mayor rotación), y que se han generalizado nuevas formas de empleo atípico y en peores condiciones (tiempo parcial no deseado, contratos en prácticas y becas, falsos autónomos).

La “dualidad” entre quienes tienen contrato fijo o temporal era uno de los problemas que, supuestamente, iba a resolver la reforma laboral de 2012. Sin embargo, lo que estamos observando es que la mayor parte del aumento neto de empleo registrado en los últimos años es temporal: el 57% de los empleos creados entre el segundo trimestre de 2014 y el segundo trimestre de 2017. A pesar de que la temporalidad es un problema de nuestro mercado laboral desde hace décadas, esto cifra es mucho peor que la del anterior periodo expansivo (2002-2007), en el que el 74% de los nuevos empleos fueron con contratos indefinidos.

Más aún, una característica del actual proceso de creación de empleo es que a esta elevada temporalidad se le añade una duración menor de los contratos, agravando la situación de las personas que acaban “atrapadas” en una sucesión de contratos precarios.

En la primera mitad del año 2007, la duración media de los contratos era de 79 días, pero se ha reducido hasta los 50 días en 2017. Los contratos más frecuentes son los que duran menos de 15 días, y una cuarta parte del total tiene una duración inferior a 7 días. De hecho, estos son los únicos contratos cuyo número se incrementa respecto a 2007.

Si consideramos el número de contratos que son necesarios para que se cree un nuevo puesto de trabajo, el aumento de la rotación es muy evidente. En 2007 se firmaron en total 18,6 millones de contratos, y se crearon 522.000 puestos de trabajo nuevos (datos EPA): para crear un puesto de trabajo se firmaron casi 36 contratos. En cambio, en 2016 se firmaron más contratos (casi 20 millones) y se crearon menos empleos netos: un aumento de 414.000, con lo que han hecho falta 48 contratos por cada puesto de trabajo nuevo.

Esto se aprecia también si centramos la atención únicamente en los empleos temporales: si en 2007 cada temporal tuvo en promedio de 3 contratos al año, en 2016 este promedio se había elevado hasta 4,6 contratos al año. Respecto a la situación de antes de la crisis, se ha producido un notable incremento del número de personas que firman entre 3 y 5 contratos por año, mientras que el porcentaje de quienes tienen un único contrato nuevo ha disminuido en más de 10 puntos. En el caso de las personas más jóvenes, finalmente, también se constata que su acceso a un contrato indefinido requiere ahora más tiempo y un número mayor de contratos temporales (y de corta duración) previos. Sin olvidar que España es el país de la UE, junto con Malta, con una peor tasa de conversión de empleo temporal en empleo indefinido: apenas el 10% de los empleados temporales pasan a tener un contrato indefinido.

Incluso el gobierno parece ser consciente de los graves problemas que supone la creación de este tipo de empleo, y está anunciando algunas medidas con las que pretende abordarlos. Sin embargo, insiste en avanzar hacia la implantación de un “contrato único”, cuando lo que realmente se necesita es rectificar los pasos dados en el pasado, recuperar una estricta causalidad (contratos temporales sólo para tareas temporales) y penalizar con medidas efectivas el fraude generalizado que existe en su utilización (incrementando sustancialmente la indemnización al trabajador o trabajadora en caso de mal uso del contrato temporal). Esto y promover actividades productivas de mayor valor añadido que hagan inviable el modelo laboral de “usar y tirar” que se ha generalizado en nuestra cultura empresarial.

La crisis se instala en los salarios

Donde sí han tenido éxito los impulsores de la reforma laboral es en promover un intenso proceso de devaluación salarial. La pérdida de poder adquisitivo de los salarios entre 2008 y 2014 superó el 10%, según el índice de precios del trabajo elaborado por el INE, y afectó principalmente a los salarios más bajos, y a jóvenes, mujeres e inmigrantes.

Pero es que, lo que es aún más preocupante, el crecimiento económico registrado desde 2014 no ha corregido esta redistribución de la renta en contra de los salarios: éstos siguen estancados. En 2016, la remuneración por asalariado se mantuvo constante en el conjunto de la economía, y se redujo un 0,2% en el sector privado. Y en los dos primeros trimestres de 2017, el coste salarial por hora ha caído también un 0,2% respecto al mismo periodo del año anterior. Dado que la inflación se está acelerando y previsiblemente acabe el año en torno al 2%, todas estas cifras supondrán una fuerte pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios en 2017. 

Este proceso de devaluación salarial afecta a las personas que mantienen su puesto de trabajo (o sufren reducciones en el salario nominal, o éste crece muy por debajo de la inflación y ven reducido su salario real). Pero afecta con especial intensidad a quienes han perdido su empleo y se han recolocado en otros puestos de trabajo con menores salarios, así como a quienes se incorporan por primera vez al mercado de trabajo. En el caso de las mujeres jóvenes que se emplean por primera vez, por ejemplo, su salario de entrada al mercado de trabajo es un 24% inferior al que podrían cobrar antes de la crisis y, lo que es peor, esta reducción salarial no se corrige a lo largo del tiempo.

Es importante destacar esta idea. Desde 2014, la recuperación del empleo perdido durante la recesión se está produciendo asociado a unas condiciones laborales mucho peores: se paga menos que antes de la crisis por el mismo trabajo.

Por ejemplo, Daniel Fernández Kranz, profesor del IE Business School,  analiza la Muestra Continua de Vidas Laborales y constata que los que pierden su empleo después de 2008 se ven obligados a firmar contratos con menores salarios en sus nuevos puestos de trabajo. Y, además, esto no se debe en la mayoría de los casos a que se hayan desplazado hacia empleos con unas características objetivas peores (menor cualificación requerida, sectores tradicionalmente mal pagados), sino a que tienen que aceptar un salario diario más bajo por realizar un trabajo similar. 

Comparando los nuevos contratos firmados en 2008 con los nuevos contratos firmados en 2015, observamos cómo se ha producido una caída de un 12% en los ingresos por día trabajado. De esa caída, 10 puntos porcentuales (más del 80%) se explican porque los nuevos contratos firmados implican recibir salarios más bajos que los que se pagaban antes de la crisis en empleos con similares características; el segundo factor en importancia para explicar la merma salarial sería la mayor frecuencia de los empleos a tiempo parcial. Además, esto se produce dentro de las mismas empresas, y no porque se destruyan empleos en empresas que tradicionalmente paguen mejor y se cree por empresas que pagan relativamente peor. De este modo, aumenta de forma muy preocupante la brecha salarial entre quienes han mantenido su empleo y quienes, habiéndolo perdido durante la crisis, han vuelto a encontrar uno en peores condiciones. 

Si a esta reducción en el salario diario añadimos la menor duración de los contratos y el aumento de la rotación laboral, con periodos sin trabajo entre contratos, la caída de ingresos reales en términos anuales llega, para los trabajadores analizados, hasta el 23% en promedio.

Empleo y crecimiento económico

El discurso oficial plantea que el tremendo ajuste salarial descrito era el “coste necesario” para posibilitar la vuelta del crecimiento económico a nuestro país. Sin embargo, esta devaluación salarial no ha contribuido a acelerar el crecimiento del empleo –sino lo contrario–, debilita la continuidad del actual crecimiento económico, y ha roto el vínculo entre la creación de empleo y la reducción de la desigualdad (un 15% de las personas con empleo siguen en riesgo de pobreza).

Contrariamente a lo que suele afirmarse, no es cierto que la reforma laboral y el recorte de los salarios haya aumentado la relación entre crecimiento del PIB y crecimiento del empleo: entre 1995 y 2007, la elasticidad del empleo al crecimiento fue igual a 1 (por cada punto de crecimiento del PIB, el empleo creció un 1%) mientras que entre 2014 y 2017 esta relación es de 0,8. Tampoco es cierto que la contracción salarial haya estimulado el crecimiento del PIB: toda la evidencia empírica es muy concluyente en el sentido de que ha tenido un impacto negativo sobre la demanda interna (la reducción de la renta disponible de los hogares fue un factor decisivo en la caída del consumo asociada a la segunda recesión), y un impacto muy débil sobre la demanda externa (las bajadas salariales se han trasladado sobre todo a mayores márgenes de beneficios, no a ganancias de competitividad-precio). En todo caso, aunque las exportaciones han tenido un buen comportamiento durante estos años, su crecimiento desde 2014 (4,5% anual) no es superior al que se registró antes de la crisis (4,8%), por lo que difícilmente podemos hablar de un “boom” de las exportaciones asociado a la devaluación salarial.

En España, el “problema de los salarios” es su bajo crecimiento, y es necesario elevarlo para garantizar un crecimiento inclusivo, pero también sostenible en el tiempo. Incluso organizaciones internacionales como el BCE o la OCDE, que han recomendado las reformas laborales que han provocado estos recortes salariales, son conscientes ya de este problema.  También el Gobierno –aunque con alguna división interna entre sus ministros– ha manifestado que “es el momento de que los salarios suban” (nunca fue el momento de la devaluación salarial, insistimos nosotros). La cuestión es que no basta con manifestar preocupaciones en el vacío, sino que es necesario adoptar las medidas necesarias para que este crecimiento ocurra.

Evidentemente esto pasa, en primer lugar, por medidas como la elevación del salario mínimo o el fortalecimiento de la negociación colectiva, con el fin de lograr una distribución más justa entre salarios y beneficios, y propiciar que el crecimiento de los salarios vuelva a acompasarse al de la productividad (desde 1995, los salarios reales han crecido sustancialmente por debajo de la productividad real). Pero también es necesario impulsar un cambio en el modelo de crecimiento hacia sectores en los que, además, ese incremento de la productividad sea más alto.

En realidad, esta relación entre crecimiento de la productividad y crecimiento de los salarios se produce en las dos direcciones. La posibilidad de pagar bajos salarios y hacer contratos precarios reduce la presión a las empresas menos eficientes para que mejoren su productividad, al poder eludir la presión de la competencia bajando los costes de la peor manera posible.

Lamentablemente, sin embargo, la mayor parte del empleo creado desde 2014 se ha concentrado en el sector servicios y en actividades de baja productividad, sin que se haya recuperado la pérdida de empleo industrial. Un reciente estudio del FMI ha señalado que un 25% de la creación de empleo neto se produce en nuestro país en las actividades relacionadas con el turismo, y en cualificaciones inferiores a las que la formación actual de la mano de obra española permitiría. 

A pesar de lo que tantas veces ha anunciado el gobierno, las “reformas estructurales” no están promoviendo, como anticipábamos, ni un mayor crecimiento diferencial, ni la creación de empleo de calidad ni la necesaria transformación de nuestro modelo productivo.

---------------------------

Nacho Álvarez es secretario de Economía de Podemos y profesor de la UAM.

Jorge Uxo es miembro de la  secretaría de Economía de Podemos y profesor de la UCLM.

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito durante un mes.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Autor >

Autor >

Jorge Uxó

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. juan

    Este artículo es descriptivo de la situación pero ideas da pocas a no ser que la única idea es que se vuelva al marco laboral pre-reformas. En el marco laboral pre-reformas estaban muy de moda los prejubileos a partir de los 52 a costa de sustituir al personal por jóvenes con más idiomas y estudios y con total movilidad geográfica por menos de la mitad del salario del que se prejubilaba. Cobrar 2000 € al mes por unas vacaciones de 13 años previas a la jubilación y que tu puesto lo ocupe alguien por 900 €....eso mismo que critica el artículo, y además con el aplauso sindical que de estas negociaciones saca tajada. Si queremos mejorar el empleo habrá que crear sectores nuevos, tecnología, sueldos mucho más altos y no deslocalizables y que vía consumo permitan elevar los salarios de los sectores tradicionales. ¿Quién va a invertir en nuevos sectores? Nadie mientras no se fomenten sectores como el venture capital y por contra se siga permitiendo ganar dinero con la especulación inmobiliario y rentismos varios vía BOE.

    Hace 6 años 11 meses

  2. tomas

    Es un ESCANDALO que con 4 milllones de parados tengamos 5 millones de inmigrantes y que desde 2008 se haya dado la nacionalidad a un millon mientras 1,7 millones de españoles hemos tenido que emigrar. Gestion inmigratoria DESASTROSA

    Hace 6 años 11 meses

  3. jftamames

    No veo ni una sola medida para crear empleo. Esto no es más que sentarse a comer pipas y ver que es lo que hace el resto.

    Hace 6 años 11 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí