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Combatiendo el acoso al feminismo en las redes

Las agresiones verbales, los comentarios despectivos, los insultos machistas e incluso las amenazas de muerte en internet son una rutina para muchas mujeres

Eva Ferreras 24/07/2018

Pedripol

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“No hay q ser como las feminazis y la opinión pública. Pero esta bien que tengamos esto para presionarlas y que dejen en paz a los jueces. Ahora depende de ellas a ver cuanto les importa la chabala, que ya te digo yo que nada pero bueno”.

Este comentario ha sido extraído literalmente de Forocoches. Se refiere a la víctima de la violación de la Manada y en el mismo hilo se le insulta. El pasado 2 de mayo, en el contexto de las manifestaciones feministas que se desencadenaron tras la sentencia, usuarios de este foro publicaron datos personales de la chica que consiguieron tras cruzar en internet la información que medios de comunicación habían sacado sobre ella en estos dos años. El periodista Pepo Jiménez opina que el rastreo de estos datos buscaba poner en evidencia a la víctima como forma de venganza anónima por parte de un foro que tiene sobrada capacidad de movilización para orquestar acciones de linchamiento coordinadas.

Hizo que para volver a jugar me ponga un nick neutro o masculino para que no me den la tabarra

Ocurrió también en julio de 2017 con la periodista Marina Amores y el evento Gaming Ladies, un acto no mixto para que jugadoras pudieran exponer y compartir experiencias sin temer el rechazo y acoso sistemático que reciben las mujeres en el mundo de los videojuegos. Ejemplos como este podemos encontrar también en A fregar, una web creada por esa misma periodista para recopilar este tipo de experiencias machistas:

“Cuando ya llevaba bastante jugando y había hecho varios amigos en una alianza algunos jugadores se obsesionaron conmigo (...). Lo peor eran los foros, gente con la que no había hablado nunca me insultaba a diario (...) e incluso me amenazaron con venir a darme una paliza a mi casa (...) Hizo que para volver a jugar me ponga un nick neutro o masculino para que no me den la tabarra”

El evento, sin embargo, tuvo que ser cancelado por la empresa que prestaba la sala, King Barcelona, después de que usuarios de Forocoches se organizaran para boicotearlo: en un despliegue de machismo y transfobia, planearon vestirse de mujeres para poder entrar y “desatar la furia forocochera”, en palabras de uno de ellos. Amores tuvo que hacer privada su cuenta de Twitter poco después, dada la avalancha de acusaciones a la que fue sometida. Algo similar, aunque a mayor escala, ocurrió en Estados Unidos en 2014 con el escándalo Gamergate, que provocó ataques desproporcionados a Zoë Quinn, Brianna Wu y Anita Sarkeesian. Esta última tuvo que cambiarse de domicilio por la difusión de su dirección y la presión de las amenazas de muerte que recibía. El periodista John Tones, en un artículo en el que explica la cronología del escándalo, lo describe como una corriente organizada de ataques contra mujeres vinculadas a la industria del videojuego, un espacio tradicionalmente ocupado y dominado por hombres.

Más allá de las acciones organizadas, que suponen la manifestación extrema del fenómeno del acoso en internet, las agresiones verbales en la red se suceden día a día: comentarios despectivos, insultos e incluso amenazas de muerte suponen una rutina para muchas personas, tanto públicas como anónimas. El acoso no es un fenómeno exclusivo de internet, pero aquí tiene características específicas como la inmediatez, la rapidez de propagación y contagio, la posibilidad de agredir desde el anonimato o la distancia que los agresores pueden tomar con respecto a la víctima. Estas características están provocando que alcance dimensiones novedosas.

Según el informe La violencia en línea contra las mujeres en México, coordinado por el colectivo Luchadoras, las más vulnerables a este tipo de agresiones son las mujeres que tienen entre 20 y 29 años, las defensoras de los derechos humanos y las periodistas. Una investigación de Amnistía Internacional denunciaba que una de cada cinco españolas (19%) ha sufrido agresiones en internet, poniendo el foco en el impacto que estos insultos y amenazas tienen: estrés, ansiedad y ataques de pánico, entre otros. Mientras que una encuesta de la Federación Internacional de Periodistas refleja que el 44% de las encuestadas ha sufrido ciberacoso. “Debe chuparla de puta madre la muy puta y si le tiras una constitución a la cara aún más”, "tengo un puticlub y necesito una zorra como tú" o "¿Pero quién cojones va a violar a ese adefesio?" son ejemplos de insultos que han sufrido mujeres españolas en foros y redes sociales.

El éxito de las reivindicaciones feministas ha dado lugar a una ola reaccionaria que trata de frenar los avances conseguidos en el espacio público

Estas agresiones a mujeres, como revelan los datos, no son casuales. El éxito de las reivindicaciones feministas ha dado lugar a una ola reaccionaria, más o menos organizada, que trata de frenar los avances conseguidos en el espacio público. No se deben subestimar las repercusiones que estas respuestas machistas pueden tener y se tiene que tener respuestas para combatirlas tanto de forma individual como colectiva. El espacio virtual se está convirtiendo en un lugar de refugio para el machismo (y para otras formas de discriminación) ante las resistencias que, aunque con ritmo lento, empiezan a imponerse en otros ámbitos. La sociedad está cambiando, pero quienes no quieren que lo haga encuentran en internet un medio perfecto para expresar este deseo.

El antifeminismo como respuesta

Con la Primavera Árabe, el 15M o el movimiento Ocuppy Wall Street tomamos consciencia de que internet y las redes sociales estaban transformando la forma de hacer activismo político. Si bien la red no es un espacio utópico de democracia, su estructura descentralizada y desregularizada ha logrado derribar barreras muy potentes que han permitido que actores sociales hasta entonces marginales hayan podido convertirse en emisores de la información y se hayan organizado para luchar por sus intereses. Por este motivo, la declaración del II Encuentro Internacional Ciberfeminista: descolonizando internet celebrado el pasado marzo considera que las tecnologías digitales, con su diversidad de herramientas y dispositivos, oportunidades y riesgos, constituyen escenarios privilegiados para la acción política feminista (así como LGTBIQ y antiracista). Para las participantes, la lucha resulta necesaria para ocupar un lugar relevante en el espacio de disputa narrativa en el que se construye internet. Como recoge Lluch García, es necesario mantener un diálogo fluido entre las mujeres y las nuevas tecnologías para impedir que el sistema patriarcal monopolice el escenario virtual.

A pesar de la brecha digital de género, internet ha conseguido un aumento considerable de la participación de las mujeres en la vida pública, que han conseguido imponer sus reivindicaciones en los medios de comunicación. Lulú V. Barreras, fundadora de Luchadoras, concibe internet como un nuevo espacio público clave para determinar la agenda y para la transformación social: “Aunque algunas conversaciones suceden en espacios privativos (como Facebook o Twitter, que pertenecen a grandes corporaciones) tienen una dimensión pública que impacta políticamente en lo que sucede, y que nos está permitiendo interpelar a las autoridades de manera más eficaz”. Para Barreras, la potencialidad de estos espacios está consiguiendo cambios enormes con respecto a la igualdad de género: “El movimiento #MeToo ha sido un ejemplo muy claro de cómo las denuncias públicas en internet han sido cruciales para destapar situaciones que se mantenían ocultas y en silencio por parte del poder y de jerarquías sociales; esto ha permitido que otras mujeres que han vivido experiencias similares rompan el silencio y encuentren que existe un contexto para poder hacer estas denuncias y para organizarse, con lo que se han multiplicado las redes de solidaridad y de apoyo mutuo”.

El feminismo está causando un fuerte malestar a quienes tradicionalmente han detentado el poder

Esta visibilización sin precedentes de la lucha de las mujeres ha venido acompañada de una violenta respuesta en la red; Anita Botwin y Andrea Momoitio señalan que la virulencia de las respuestas machistas está siendo proporcional al éxito que está teniendo el movimiento feminista a la hora de utilizar las redes y de imponer una agenda propia. Barreras coincide con que la transformación del debate público que está consiguiendo el feminismo está causando un fuerte malestar a quienes tradicionalmente han detentado el poder, que también están utilizando las ventajas del espacio digital para posicionar sus discursos de odio y atacar, especialmente cuando se tocan temas sensibles como la interrupción legal del embarazo o la expresión de comunidades LGTBIQ.  Multitud de páginas web, blogs, noticias y perfiles en redes sociales se dedican a publicar contenidos misóginos para ridiculizar, humillar y silenciar a usuarias y plataformas que visibilizan problemas que afectan a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Paula Flores y Rodrigo Browne recogen las palabras de Acosta para explicar cómo, a través de la violencia simbólica, se consigue expulsar a las mujeres de las posiciones de autoridad y de credibilidad reduciendo sus reivindicaciones a “meros caprichos”.

La cultura y la sociedad patriarcal también se han incorporado al ciberespacio dando forma a la manosphere, un conjunto de webs antifeministas en las que los comportamientos machistas no solo pueden ser exhibidos sin encontrar la mínima crítica por parte de otros usuarios, sino que son celebrados y aplaudidos por el resto de la comunidad. Desde ellas se organizan acciones como las de denuncia masiva para tumbar webs feministas o, como nos indican desde Luchadoras, ataques orquestados de miles de solicitudes a un mismo servidor para colapsar el tráfico web.

Como apunta Verónica Engler, el clima ideológico propiciado por la “derecha alternativa” (racista, xenófoba y machista) alimenta la deriva de violencia online, el hostigamiento y abuso que se produce en la manosphere, proclamando que los hombres han sido oprimidos y desempoderados por culpa del feminismo. No conviene infravalorar este tipo de contenidos ni su capacidad para crear cultura; por ejemplo, Matt Lees destaca que las similitudes entre el Gamergate y el movimiento Alt-right son enormes. También el movimiento Incel se ha hecho fuerte en foros de la manosphere como Reddit: se trata de un grupo de hombres heterosexuales “involuntariamente célibes” (de ahí sus siglas) que reivindican el sexo como derecho y vuelcan auténtico odio contra las mujeres. Uno de sus integrantes perpetró el pasado abril una matanza en Canadá.

Esta respuesta de rechazo y la violencia con la que se lleva a cabo es, en realidad, un común denominador en cada avance que se ha llevado a cabo desde el movimiento feminista para conquistar nuevos espacios de libertad. Como sostiene Lina Gálvez en su artículo, el espacio público siempre ha sido un espacio de disciplinamiento de las mujeres, y en el ciberespacio este control queda a un solo click de distancia.

Sin embargo, muchas cosas se están haciendo para combatirlo.

Internet libre de violencia contra las mujeres

Esta guía es para cualquiera que tenga miedo de ser objetivo o que ya esté siendo atacado por expresar su opinión online, pero está especialmente diseñada para mujeres, personas de color, transgénero y queer, y cualquier otro grupo a quien el acoso online esté agravando las formas de opresión que tienen que vivir (...)

Es un fragmento de la guía online elaborada por Anita Sarkeesian tras el acoso al que fue sometida durante el Gamergate para que las víctimas tengan a su disposición recursos para defenderse. Otra de las agredidas, Zoe Quinn, creó junto con Alex Kifschitz el Crash Override Network, un grupo privado de expertos que brinda apoyo y asesoramiento gratuitos a quienes han sido hostigadas en línea. También en el ámbito de los videojuegos, encontramos el código de conducta de Todas Gamers donde se define el ciberacoso. Cualquier persona participante, indica el código, será responsable de conocer y obedecer estas reglas, y desde la web se reservan el derecho a expulsar a quienes no las cumplan.

Lo que podemos observar en todas estas estrategias es que las mujeres están optando por organizarse, cooperar y denunciar de forma conjunta el acoso machista del que son víctimas. Como nos indica Barreras, cuando una mujer que no forma parte de ninguna red de apoyo vive estos ataques por expresar su opinión, pueden sentirlos de manera mucho más cruda y tener menos capacidad para reaccionar. Una de estas iniciativas de cooperación, de la que forma parte Luchadoras, es InternetEsNuestra, una coalición de organizaciones que están involucradas en México en la defensa de los derechos digitales: “InternetEsNuestra surge porque empezamos a ver un aumento de los ataques en línea hacia las mujeres, pero también un aumento del interés público hacia este tema. Cuando estos temas son de interés público se tiende a legislar, y no siempre la forma de legislar es la adecuada. Pensar en regular internet es peligroso”. Para la fundadora de Luchadoras, una regulación indebida puede acarrear ejercicios de censura, o puede dotar a los gobiernos de herramientas para vigilar comunicaciones, creando un entorno hostil que atente contra las libertades en internet.

María Eugenia Rodríguez Palop, titular de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III, ve además un riesgo en que la defensa de las mujeres frente ataques en las redes se utilice como una moneda de cambio electoral: “Recurrir a la criminalización mientras se desatiende la formación en perspectiva de género o se recorta en cada uno de los nodos que las mujeres necesitamos para protegernos no solo es una estrategia electoralista burda y despreciable, sino que facilita una deriva securitaria que solo rentabiliza la extrema derecha”. La especialista es partidaria de realizar una interpretación muy restrictiva de los tipos penales que se aplican a los llamados “delitos de opinión”: “No se puede perseguir penalmente un discurso solo por ser ofensivo, ni siquiera cuando es genéricamente peligroso. Creo que solo deben perseguirse las expresiones susceptibles de fomentar la violencia contra las mujeres; es decir, aquellas en las que concurra un componente claro de incitación a cometer acciones ilegales concretas”. Para la experta, las mujeres podemos y debemos defendernos en red del habitual acoso, pero no considera que la vía penal sea la más adecuada para reprimir o evitar este tipo de conductas. “No tenemos que permanecer inermes, sino denunciarlo públicamente y actuar de manera conjunta”, explica Rodríguez Palop.

Existen numerosas iniciativas contra el acoso online, como pueden ser Dominemos la tecnología, GenderIT, Take Back the Tech,  On the line o el Observatorio contra el acoso a mujeres periodistas.  Aunque los métodos empleados varíen, el objetivo de conseguir un acceso a la web igualitario y libre de violencias es común para todas ellas, ya que, como indican Cyborgfeministas en su descripción, la tecnología no es neutral: a partir de relaciones desiguales e injustas de poder se diseñan los códigos que gobiernan nuestras vidas.  Como explica Eurídice Cabañes, la brecha digital de género es una de las cuestiones más candentes en torno a ciencia, tecnología y género, y los problemas que traen consigo no pueden entenderse como un mero alejamiento de las mujeres del ámbito tecnológico, ya que tienen serias implicaciones sociopolíticas. De este empoderamiento se preocupa Ciberseguras, una alianza a nivel latinoamericano que busca acercarse a las mujeres y ofrecerles espacios de encuentro donde puedan conocer más sobre la tecnología y sus herramientas para que puedan decidir cómo quieren utilizarlas para expresarse y protegerse. Barreras, que también forma parte de esta iniciativa, nos explica: “Cuando ocurre un ataque comienzan los enfoques proteccionistas, un ente externo (generalmente hombre especialista técnico) viene y te dice cómo tienes que arreglar las cosas. Esto es paternalista. Lo que queremos es que las mujeres seamos la fuente principal de nuestra protección desde el conocimiento tecnológico y no supeditemos nuestra seguridad a otros ni reproduzcamos este esquema machista de conocimiento”.

Colectividad y empoderamiento

Las reivindicaciones que durante tanto tiempo han sido rechazadas y sistemáticamente ignoradas han encontrado en internet una herramienta de amplificación sin precedentes. Gracias al espacio virtual nos hemos convertido en emisoras y hemos habitado nuestros relatos; gracias a la red hemos compartido nuestras experiencias y hemos creado espacios de comprensión y apoyo mutuo. Ejemplo de ello los encontramos en los movimientos Me Too, Vivas nos queremos, Yo Sí Te Creo o No sin mujeres, entre otros tantos, que se han hecho populares a través de las redes sociales.

Aunque los intentos de silenciar el discurso feminista hayan sido constantes en la historia, las especificidades de internet hacen necesaria una respuesta diferente; en este reportaje hemos apuntado hacia algunas soluciones que pasan por la colectividad y por el empoderamiento para no repetir viejos esquemas paternalistas de cesión de responsabilidades. Sea cual sea nuestra respuesta, también tendremos que luchar por no ser utilizadas como excusa para realizar cualquier tipo de regulación que repercuta en la libertad de expresión en internet, gracias a la cual hemos podido llegar hasta aquí.

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Eva Ferreras (@evatman) es periodista especializada en igualdad de género.

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4 comentario(s)

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  1. Andre Zumaya

    Por los comentarios anteriores sin duda alguna puedo decir que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ya que en ningún momento se menciona algún ataque u ofensa contra los hombres como sí lo hacen y han hecho ellos contras nosotras (y a sus miserables anchas como se ve claramete en ese tipo de aberrantes espacios virtuales, valiéndose suciamente de la libertad de expresión), más al contrario, actúan haciéndose las víctimas de un supuesto "feminismo excluyente".

    Hace 4 años

  2. Marcos Fernández

    Pues si, chao razón y chao verdadero feminismo. ¿Donde esta el concepto de igualdad en este feminismo desnortado? Os saluda un feminista convencido, eso que llamáis ahora machista. Decepcionado y asolado de este feminismo no igualitario, y excluyente.

    Hace 5 años 8 meses

  3. Mario Romero

    Decir que el "Gamergate" fue un caso de acoso en las redes al feminismo es omitir información y faltar a la verdad de una manera muy grave.

    Hace 5 años 8 meses

  4. c

    Los machistas crean sus propias pesadillas : si no habria machismo habria igualdad y por tanto no habria feminismo. pero luego se victimizan para no verlo ni evolucionar Destruyen incluso a otros hombres y se destruyen entre si Son peleles de los poderes facticos por que son sicopatas , esquizoides y violentos Solo saben destruir y se han apuntado a esto par ello , construyendose un discurso a medida Los poderes facticos nos esducan en el sado-maso mental en vez de en la empatia asertividad respeto escucha diplomacia comunicación etc etc y esto hace que las relaciones y/o los hijos peten, por que estos roles de sado-maso fluctuan en cada miembro de la relación .

    Hace 5 años 8 meses

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