1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

TRIBUNA

Republicanismo frente a populismo en el debate de la izquierda

La ‘idea socialista’ es la que puede permitir un republicanismo en el que la radicalización de la democracia, sin la confusión de las derivas populistas, sea real

José Antonio Pérez Tapias 22/08/2018

JOHNHAIN

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT es un medio financiado, en gran parte, por sus lectores. Puedes colaborar con tu aportación aquí.

Hace ya algunas décadas, Habermas, ante el desmoronamiento del muro de Berlín, con todas las consecuencias que arrastró, habló de la “necesaria revisión de la izquierda”. Él mismo se aplicó a ello invitando a repensar el socialismo como “radicalización de la democracia”. El proyecto que realizaron los regímenes comunistas había fracasado, por ineficacia económica, por penurias sociales y por atasco en situaciones antidemocráticas –totalitarismo extremo en el caso del stalinismo. La socialdemocracia, por su parte, que tuvo su edad dorada en la época en que, tras la II Guerra Mundial, cuando en determinados países del centro y norte de Europa, pudo llevar a cabo con éxito la construcción de un Estado de bienestar, también se vio afectada por los “cascotes del muro de Berlín” que cayeron sobre ella. Con imagen tan expresiva describió Habermas la situación de crisis en la que entró, no porque fuera responsable de las miserias de los regímenes comunistas, sino porque la caída de éstos la dejaba en mala situación ante el empuje neoliberal, acentuado en la Europa del este al calor de las “revoluciones conservadoras”. La adaptación al nuevo contexto supuso una claudicación en toda regla por cuanto la socialdemocracia se doblegó al paradigma que el neoliberalismo impuso como dominante. La ‘tercera vía’ de Blair fue claro ejemplo de ello. La socialdemocracia quiso mantener políticas redistributivas, renunciando a una política económica propia. No pudo generar nuevas propuestas una vez que se perdieron las condiciones en las que pudo llevar a cabo su proyecto social, entre otras, la capacidad de incidir políticamente en un mercado nacional –luego rebasado– y la imposibilidad de articular políticas públicas desde un sólido pacto social. La globalización del mercado capitalista internacional dejó descolocada a la “socialdemocracia clásica”.

Las izquierdas vinculadas de una forma u otra a la tradición socialista intentaron reconstruir su proyecto político en el nuevo contexto dado por el proceso de globalización. El movimiento altermundialista retaba a ello y añadía nuevas exigencias a las planteadas por los movimientos sociales que propugnaban una nueva política: pacifista, ecologista, feminista, indigenista… –muchos de ellos herederos de los acontecimientos del 68. Las respuestas más incisivas se dieron en Latinoamérica, pretendiendo lo que incluso se presentó como “socialismo del siglo XXI”. Explícita en ese sentido fue la “revolución bolivariana” en Venezuela, como la construcción de un nuevo Estado plurinacional en Bolivia, a lo que se añadía la nueva política de Correa en Ecuador o el exitoso recorrido del Partido de los Trabajadores en Brasil, con Lula en la presidencia. Todas esas realizaciones incorporaban elementos nuevos en su teoría y en sus prácticas, alejándose del modelo cubano y tomando en cambio como modelo “remoto” la revolución democrática que se pretendió en Chile por la Unidad Popular de Allende. El contexto de globalización –totalmente distinto del que implicaba el conflicto de bloques en la Guerra Fría– y sujetos políticos recién emergidos –comunidades de “pueblos originarios”, por ejemplo– obligaron a nuevos enfoques. Aun con todo, en muchos de esos casos, una “antirrevolución” generada desde dentro –a diferencia de las contrarrevoluciones que hay que enfrentar– ha conducido a algunos de esos procesos a un callejón sin salida. En otros casos, la presión neoliberal y conservadora, activando nuevas modalidades de “golpes”, ha desalojado del poder a las fuerzas con pretensiones transformadoras –caso de Brasil.

En Europa, por otro lado, la crisis de la socialdemocracia no se ha remontado. Nuevos movimientos sociales han dado lugar a importantes cambios políticos, como el 15M en España, pero con dificultades para cuajar en alternativas consolidadas. Por el contrario, ante unas izquierdas divididas y con escasa capacidad de respuesta, los nacionalismos xenófobos y excluyentes ganan terreno y crecen en apoyo electoral, con lo que supone de serias amenazas a la democracia.

Es en ese panorama complejo y heterogéneo en el que han resurgido con fuerza las políticas populistas. En torno a ellas hay que recoger varias observaciones que pueden estar en la mente de todos. La palabra “populismo” sirve constantemente como término para descalificar a adversarios políticos, usándose en múltiples direcciones. En tanto se usa así, el término queda neutralizado como descriptor efectivo, pero eso es lo de menos, pues lo de más es que tal intercambio de acusaciones precisamente confirma el populismo de muchos, contribuyendo a ello el que la misma palabra se vea vaciada de contenido para ser utilizada con el máximo de carga emotiva, convirtiéndose en compañera de viaje de la “posverdad”. No obstante, no resulta ser del todo un “significante vacío”, pues lo que sigue siendo anclaje de ese mismo uso es que se señala populismo donde hay un discurso demagógico que apela a emociones más allá de razones y busca eco socialmente transversal interpelando a una sociedad a la que invita a verse como pueblo –lo que no deja de alentar reacciones ultranacionalistas. La divisoria de la fractura señalada puede ser la que se traza entre el pueblo y “la casta” (oligarquía política, por ejemplo), o entre nosotros y “los otros” –inmigrantes, como estamos viendo desde Trump en EE.UU. a Orbán en Hungría o a Salvini en Italia.

Ocurre, sin embargo, que más allá de ese arrojarse el populismo entre quienes ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, resulta que el populismo se rescata no sólo como objeto de análisis, sino como propuesta de acción política. Esto último obliga a quienes así proceden –destaca Carlos Fernández Liria con su libro En defensa del populismo– a tratar de diferenciar claramente entre un populismo de derechas y un populismo de izquierda, aunque ello se haga a la vez incurriendo en contradicción al decir que el eje derecha-izquierda ha perdido relevancia. Es de cara a tal demarcación que resulta de singular relevancia la obra de Ernesto Laclau, cuyo libro La razón populista es una obra de referencia. Sus méritos para ello son sobrados, pues su autor hace un análisis exhaustivo de lo que llama la “lógica populista” como dinámica que no sólo funciona en determinados contextos –muy en especial cuando se da fuerte crisis de la representación política con la consiguiente erosión de las instituciones democráticas–, sino como lógica constituyente de lo político. Dicha lógica apunta a la conformación de un “pueblo” como sujeto político, a partir de la plebs o masa plebeya que no ve satisfechas sus “demandas democráticas” y, de la mano de un liderazgo fuerte con una potente capacidad retórica que moviliza emociones, pasa a sostener una “demanda popular” capaz de aglutinar en torno a ella las expectativas de reordenación política de la realidad social. El paso necesario es ganar la suficiente hegemonía utilizando los significantes (“vacíos”) adecuados para galvanizar a la mayoría social que se opone a la minoría hasta el momento dominante y con dicha hegemonía, articulando demandas y sectores sociales diversos, dar solidez al proyecto político que se presenta.

Con todo, Laclau –que explicita que es la realidad del peronismo desde la que piensa el populismo–, al acierto en el análisis de procesos en los que el populismo cuaja, añade el asumirlo y presentarlo como contenido programático. Es de ese lado por donde surgen interrogantes que exigen respuestas pasadas por el tamiz de la crítica, máxime cuando no sólo se plantean desde la reflexión teórica, sino también desde las realizaciones prácticas.  Así, aun concediendo que el pueblo es una realidad ausente en tanto que está siendo construida –y nunca deja de serlo–, de manera tal que desde una parte de la sociedad se apunta a ella como totalidad –Rancière la piensa como la parte que estaba aparte y de ahí su legitimidad para construir democracia como espacio de resolución de conflictos–, ¿cómo se asegura que ese pueblo se configura como demos, es decir, como conjunto de ciudadanos y ciudadanas, sujetos de derechos, que no se ven disueltos en una “masa orgánica” o absorbidos en un etnos excluyente? ¿Cómo nos aseguramos de que el necesario componente deliberativo de la democracia no queda sacrificado por el abuso de procedimientos plebiscitarios? ¿Cómo mantenemos viva una opinión pública en la que sea posible la argumentación racional sin verse barrida por la visceralidad emocional? ¿Cómo abordamos la desigualdad social –también entre clases– sin que se vea desdibujada por la transversalidad? ¿Cómo alentar la imprescindible intención utópico-crítica sin dejar todo a expensas de mitificaciones consagradas como necesarias por imprescindibles? ¿Cómo salvar el pluralismo en tanto valor democrático aparejado a la libertad?  ¿Cómo resistir en las mismas organizaciones políticas a las tentaciones caudillistas del hiperliderazgo?

Esas y otras cuestiones requieren respuestas ineludibles. Buena parte de ellas se pueden articular desde un republicanismo puesto al día, el cual, además de contemplar la república como la forma de Estado consonante con la democracia, pone en primer plano, como subraya José Luis Villacañas en su ensayo sobre populismo, el concepto de ciudadanía y la idea de democracia que vienen alentados desde la tradición republicana –sin desdeñar las aportaciones del liberalismo político. Esos ingredientes obligan a pensar una noción de soberanía que ha de ser radicalmente replanteada para que sea coherente con la democracia radicalizada, participativa, que cabe pretender, cuestión que el populismo eleva a mito eludiendo entrar a fondo en un debate argumentativo sobre la misma.

Una aportación interesante a la problemática que nos ocupa es la del filósofo alemán Axel Honneth, condensada en su libro La idea del socialismo, donde ofrece propuestas para reconstruir socialismo sin derivas populistas, pero advirtiendo claramente de puntos clave que una propuesta de reconstrucción en tal sentido ha de acometer. Un proyecto socialista no puede enmarcarse en una visión de la historia en algún modo determinista. No hay garantía alguna de futuro asegurado. Eso requiere, puestos a seguir pensando dialécticamente, una dialéctica abierta –donde en todo caso quepa el postulado del progreso al modo en que lo propuso Apel–, y donde los individuos no se vean expuestos a verse ni subsumidos en sujetos colectivos establecidos a priori ni, menos aún, sacrificados a objetivos ajenos a su participación política. Es por eso mismo que la teoría y praxis socialista, como emancipatorias, no pueden gravitar sólo sobre las transformaciones que se pretendan en el nivel económico de la realidad social. Han de articularse las diversas demandas existentes teniendo en cuenta las legítimas diferencias –culturales, por ejemplo–, o las reivindicaciones de reconocimiento a las que es de justicia responder –de manera inexcusable las que plantean los feminismos. Y si es un enfoque republicano de la política, alternativo al populista, el que puede favorecer la conjugación de reconocimiento y emancipación de un proyecto socialista reconstruido, es, a su vez, la “idea socialista” la que puede permitir un republicanismo en el que la radicalización de la democracia, sin la confusión de las derivas populistas, sea real.   

CTXT es un medio financiado, en gran parte, por sus lectores. Puedes colaborar con tu aportación aquí.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

José Antonio Pérez Tapias

Es catedrático en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada. Es autor de 'Invitación al federalismo. España y las razones para un Estado plurinacional'(Madrid, Trotta, 2013).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

6 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Mark

    El republicanismo que trasciende las trampas termidorianas ni los regalos al enemigo que las engordan no lo quieren ver quieren ver los ex-peceros reciclados… ni la izquierda del PSOE. http://www.sinpermiso.info/textos/la-concepcion-historica-de-la-libertad-republicana-para-entender-el-mundo-actual-y-una-propuesta http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161252

    Hace 6 años 2 meses

  2. Mark

    «sin desdeñar las aportaciones del liberalismo político» Qué perdido, en serio , cuánto se echa de menos a Toni Doménech. El liberalismo político es producto de la reacción ante el republicanismo democrático y , de hecho, ante la idea misma de democracia, con lucha despiadada primero y luego intento de apropiación nominal. El republicanismo "liberal" del PSOE, esclavo de sus cegueras hasta en sus versiones más sinceras. Un dolor.

    Hace 6 años 2 meses

  3. cayetano

    Realiza una interesante reflexión sobre la historia de las ideas, pero quizás por ello sea incompleta, al enfocarse demasiado desde el mundo de las ideas, aunque algunas de ellas sean materialistas. Al abordar la realidad de la URSS y su caída, sobre el conjunto de la izquierda no llegamos a alcanzar la radicalidad de dicho fracaso. Dicha radicalidad se encuentra en el hecho de que sus infraestructuras productivas no se diferenciaban suficientemente de la capitalista. Es decir, requerían de la concentración de poder en la toma de decisiones (al igual que en el capitalismo), aunque llegaran más lejos abarcando casi toda actividad. Con ello, nació un nuevo propietario de la capacidad de decisión, la nomenclatura. A lo que nos trae al asunto, no es la falla soviética por…, sino como la poca diferencia sistémica (aparentemente insalvable), hizo que sin grandes revoluciones, ni explosiones sociales, se pasara del socialismo soviético al capitalismo en un abrir y cerrar de ojos (sobre los mismo medios de producción y en muchos casos, con los mismos propietarios de las decisiones). Lo que nos devuelve a los límites de la voluntad e idea humana, que ni son estáticos, ni universales, ni naturales, ni absolutos, no ya por evolución biológica, sino por la evolución social, cultural y tecnológica, aunque existen en cada tiempo. A esta cuestión hemos de darle respuesta, cómo democratizar la capacidad de decisión con unos medios de producción que infieran no la concentración sino la horizontalidad del conjunto: redes energéticas horizontales en renovables; fabricación 3-D con acceso a software y materias primas como bienes públicos…; impresoras 3-D comunales como otrora existían tierras o bosques… Desde dicha perspectiva también se nos introduce en un debate sobre Republicanismo o Populismo cuyos elementos son todos de importante reflexión. Pero que al hundirse en el mundo de las ideas, esta carente de una de las reflexiones fundamentales. ¿Por qué aparece hoy el discurso transversal? Lo innovador no son las fórmulas y contextos requeridos para la conformación de un pueblo, sujeto social o comunidad. Sean los proletarios, obreros y campesinos, clases populares, precariado, trabajadores de mono azul y bata blanca (y todo ello excluyendo de la relación los rasgos no económicos o materiales). Lo que la izquierda no acaba de entender es el proceso de mengua de las clases medias y recorte de sus condiciones de vida, así como de su perspectiva de reproducir su condición de clase en su descendencia. Y ello fundamentalmente operado por un cambio tectónico en las infraestructuras, medios y modos de producción, en un marco capitalista que no atiende al fenómeno, y que continúa en su competitividad sea proteccionista o neoliberal. Este proceso que viven las clases medias, muy numerosas en nuestras sociedades desarrolladas (siendo su número un indicador de su desarrollo), significa sólo la visión de la superficie del iceberg, que también afecta al resto de clases populares. Y en él se fundan los discursos transversales, sean de derechas o izquierdas, la ideología neoliberal sufre una quiebra, y cómo ocurriera con la crisis para la que recetaron más madera (aunque la salvarán por la acción de los bancos centrales y Estados, socialismo de las pérdidas), ideológicamente también piden más madera los idearios populistas, aumentando no sólo el racismo, sino también la división entre las propias clases populares, buscando la confrontación entre empleados públicos, trabajadores, pensionistas y emigrantes en un fuego cruzado entre todos ellos; todo ello con un discurso cínico antioligárquico de multimillonario como Trump, u otros grandes empresarios. La izquierda debe ser consciente de este proceso de catarsis abierto en las clases medias, su realidad y perspectivas, para poder contrarrestar la división con unión desde las condiciones de vida materiales. El populismo, también el de izquierda puede provocar culto a la personalidad e hiperliderazgo, junto a otros fenómenos negativos, pero no son la centralidad, ni el origen de la puerta abierta a la transversalidad. No es casualidad que sean actores nuevos, quiénes den alternativas a fenómenos nuevos, más ininteligibles para quienes nos hemos criado con otros paradigmas sociales, como son la RBU, o el TSG, o la nueva política monetaria. Estamos realmente viviendo la transición de un modelo de producción que afecta al intercambio radicalmente, es decir, a la relación y organización humana de cada Sociedad. No es sólo la implosión de la URSS y el “socialismo real”; no es sólo el neoliberalismo o proteccionismo; la unipolaridad de una gran superpotencia sobre el resto; la deflación continuada de Japón; la irrupción de China como gran potencia; la emergencia y decaimiento de las “emergentes”; el surgimiento del populismo racista; la llegada de Trump al poder; la ruptura del estatus quo internacional. Todos son partes, capas que intervienen y moldean e interactúan creando un relieve sustentado sobre las inercias o energías de un sistema, al que podríamos llamar de fallas (modos y medios de producción, que son el primer acto de intercambio y relación, muy determinado por su realidad material, su infraestructura y las dinámicas del propio sistema capitalista o de “falla”) ¿Qué hacer desde la izquierda? Reconocer la realidad de nuestro tiempo, tener un programa para el momento y con perspectiva. Sobre todo, buscar los puntos de encuentro, respetando la diversidad, respetar la diversidad para ser coherentes con el discurso de un sujeto social diverso, transversal, aunado sobre condiciones de vida y aspiraciones comunes. Construir hoy, resolver cada día el pan y la libertad de mañana.

    Hace 6 años 2 meses

  4. Jose

    Bueno, todo muy intelectual y pretendidamente culto pero .... Apoya usted o no la República en nuestro país?

    Hace 6 años 2 meses

  5. Mark

    1. Javier RP La realidad actual de los populismos -especialmente en Latinoamérica- y en Grecia convierte toda la ignorancia vestida de atrevimiento en un chiste macabro y ya se ve a qué tipo de fanboyismo barato está llevando . El rescate de la tradición repúblicana –en un sentido amplio pero bien concreto: la que viene de la Ilustración, de la Revolución francesa, de las mas honrosas luchas emancipadoras y los mejores pensadores (incluído Marx)– es imprescindible. El juego de los eurocomunistas mal digeridos que le regalaron la democracia a los liberales y que nunca pasaron del catecismo para inventar patrañas acaba en lo que acabó Tsipras y está acabando el peor Podemos (alguno bueno queda, y durará poco). Y eso sí que es quincalla de colegio mayor. Y con suerte, quincalla de chupar de rodillas memorandum y chupar régimen. Ese republicanismo impregnaba el manifiesto fundacional de Podemos y las esperanzas de muchos. Cuanto se echa de menos. Y en qué mal momento se nos ha ido Toni Doménech, por cierto.

    Hace 6 años 2 meses

  6. Javier RP

    De la misma forma que en los años 70 del SXX se consolidó una corriente científica -la EBM, medicina basada en la evidencia, por sus siglas en inglés- sería bueno esforzarse en construir un corpus de conocimiento político y económico basado en las pruebas empíricas. Las teorizaciones potentes -de las cuales el artículo del Sr. Sánchez Tapias es un ejemplo- tiene una utilidad limitada o bien al ámbito académico o a la bizantina discusión de intelectuales en revistas del gremio. La realidad de los populismos -especialmente en Latinoamérica- convierte todo ese trabajoso corpus teórico en quincalla para biblioteca de colegio mayor con pretensiones.

    Hace 6 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí