ANÁLISIS
Brasil, una elección para los equilibrios del mundo
Siendo tendencia general, la multipolaridad está bien lejos de ser un camino inexorable
Rafael Poch 3/10/2018
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Las elecciones de Brasil (el domingo 7 de octubre la primera vuelta, el 28 la segunda) son importantes por dos motivos. La elección enfrentará al candidato de la extrema derecha, Jair Bolsonaro, con el de la izquierda laborista representada por Fernando Haddad. Con Lula en la cárcel, está en juego un veredicto sobre el golpe de estado mediático-judicial con el que la oligarquía local ha restablecido su dominio tradicional en el país, anulando el proyecto que Lula encarnó en la primera década del siglo. Pero hay más.
El liderazgo de este país-mundo de más de 200 millones de habitantes, el mayor de América Latina, puede ser decisivo para dar el tono a un continente en plena fase de reacción. Los avances de América Latina, sacudiéndose gran parte del tradicional tutelaje del vecino del norte, han conocido inquietantes reacciones, tanto en Brasil como en Argentina y Ecuador, por no hablar de la caótica Venezuela chavista que paga por innumerables defectos, pero ninguno tan decisivo como el imperdonable delito de haber repartido entre los pobres renta petrolera. La victoria de López Obrador en México, el pasado julio, no parece suficiente para cambiar ese vector continental.
El nuevo presidente mexicano goza de una mayoría holgada en cámaras representativas, estados y municipios. Esa mayoría no abarca, por supuesto, el control sobre los poderes fácticos, económicos y financieros, de las fuerzas de seguridad y del narcotráfico, de la dependencia hacia Estados Unidos y demás. Con eso le sobran al presidente grandes trabajos y dificultades. No parece que López Obrador tenga propósitos de encabezar un liderazgo hacia la soberanía continental semejante a los de Lula y Chávez durante la década anterior.
Aunque la victoria de Lula en Brasil fue mucho menos completa desde el punto de vista institucional que la de López Obrador, y aunque sus reformas tuvieron poco impacto social-transformador, más allá del progreso material de millones de brasileños de clase baja incorporados al consumismo, sí había esa ambición. Y aquello tuvo grandes consecuencias para la emancipación continental y la construcción del mundo multipolar: América Latina, con su enorme fuerza y vitalidad humana, maduraba como actor internacional en el mundo, con sus nuevas instituciones y acuerdos supranacionales. Una victoria del candidato de la izquierda en Brasil, ¿dará nuevos impulsos a todo aquello? El interrogante es aún más amplio.
Siendo tendencia general en el mundo de hoy, la multipolaridad, la configuración de un orden con diversos polos de poder, está bien lejos de ser un camino inexorable. El avance de los presuntos aspirantes a configurarla, rellenando los vacíos dejados por Estados Unidos, es todo menos claro. En América Latina tenemos el descrito parón. Bajo el torpe dominio de la derecha alemana, la Unión Europea a la que se daba como seguro poder ascendente, está sumida en una seria y paralizante crisis desintegradora. Rusia registra innegables avances con Putin desde el punto de vista de su papel mundial (y esa es la razón de su intensa demonización), pero más allá de lo militar su fragilidad interna es grande, y está asumiendo riesgos considerables en el exterior. Oriente Medio está más desorganizado y tenso que nunca con la novedad de que ninguna potencia externa –y desde luego tampoco Estados Unidos, gran factor de caos allá– es capaz de intervenir con eficacia determinando el curso de los acontecimientos. Así, al lado del hecho del declive de Estados Unidos (50% de la economía mundial en 1945, 25% en los años setenta y alrededor del 15% actualmente, es decir un declive relativo porque viene de lejos y no impide su preponderancia), solo queda China.
Con ese ambiguo mosaico, el resultado puede ser no una verdadera multipolaridad, un nuevo orden mundial con pluralidad de actores en equilibrio o tensión, sino algo mucho menos estable y equilibrado de lo que se suele darse por supuesto cuando miramos hacia el futuro. Veremos a qué contribuye la elección brasileña de este mes.
Las elecciones de Brasil (el domingo 7 de octubre la primera vuelta, el 28 la segunda) son importantes por dos motivos. La elección enfrentará al candidato de la extrema derecha, Jair Bolsonaro, con el de la izquierda laborista representada por Fernando Haddad. Con Lula en la cárcel, está en juego un...
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Rafael Poch
Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.
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