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TRIBUNA

Avanzando en los retos de la Economía Social y Solidaria

El emprendimiento individual convencional reproduce las lógicas capitalistas, no plantea ningún nuevo paradigma transformador, sino que genera mucha más precariedad, exclusión e individualismo

Elena Novillo y Romina Vinocur (Economistas sin Fronteras) 15/11/2018

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Ya han pasado siete años del 15M, movimiento considerado génesis o fortalecimiento del pensamiento crítico de un amplio colectivo de personas, movimientos, luchas y organizaciones, algunas de las cuales ya existían. Desde entonces, muchas de ellas no han dejado de avanzar en sus postulados dando lugar, en ocasiones, a movimientos articulados. Un ejemplo de ello es la Economía Social y Solidaria (ESS en adelante). Este sistema económico no es simplemente un planteamiento teórico, también es una práctica que se alimenta de otras economías heterodoxas, como son la economía feminista, la economía ecológica, la economía del bien común, economía marxista, etc. La ESS se considera un laboratorio de innovación ciudadana en el que aprendemos (y desaprendemos al mismo tiempo) a hacer economía desde lógicas rupturistas con el sistema convencional y aplicando la ética en todos los procesos. Un conjunto de iniciativas y personas que se caracterizan por poner la vida en el centro y que trabajan bajo parámetros de solidaridad, desarrollo local, apoyo mutuo y democracia interna.

Las diferentes iniciativas y empresas de la ESS en la actualidad se articulan a nivel estatal en 18 redes (14 territoriales y 4 sectoriales) que, a su vez, se coordinan a través de REAS Red de Redes e internacionalmente en RIPESS. Esta última es una red internacional que tiene por objetivo la promoción de la ESS, incentivar la cooperación internacional y la incidencia política a favor de la ESS a diferentes niveles.

REAS, a lo largo de su andadura y especialmente en los últimos años, se ha centrado en una estrategia de expansión del movimiento de la Economía Social y Solidaria en muchas direcciones y diferentes sectores, dedicándose fundamentalmente a apoyar y afianzar iniciativas de emprendimiento colectivo y estructuras de apoyo mutuo entre entidades de la ESS, como por ejemplo los Mercados Sociales o las ferias de ESS.

Pero el crecimiento es un concepto que incomoda en el sector de la ESS, por identificarse con las lógicas de funcionamiento capitalista de acumulación en exceso, sin prestar atención a los límites planetarios. Por ello, una de las principales reflexiones colectivas dentro del entorno de REAS ha girado en torno a la cuestión de cómo llegar a materializar dicho crecimiento. En este texto se presentarán las tres posibilidades de expansión desde el punto de vista del tejido productivo: 1) la creación de nuevas empresas; 2) el acercamiento a empresas convencionales y su transformación; y 3) la formalización y colectivización de sectores que trabajan desde la precariedad e informalidad. Por último, mencionaremos algunos de los retos a los que nos enfrentamos, como la financiación de proyectos de ESS respetando los principios de la misma, y el apoyo desde las instituciones, pero manteniendo la independencia y el poder de generación de cambio. Pero para que todo esto tenga sentido, es necesaria la coordinación en diferentes sentidos: entre recursos, entre redes y con la Administración Pública. Es decir, trabajar desde la intercooperación real.

Si tenemos el objetivo de crear nuevas empresas, éste nos lleva a repensar el concepto de emprendimiento. En los últimos años hemos asistido a una campaña institucional y mediática de promoción del emprendimiento como opción laboral frente al desempleo consecuencia de la crisis económica. Esto no significa que dicho concepto no existiera de manera previa a esa coyuntura o que no tuviera otros nombres (como autoempleo, trabajo por cuenta propia, autónoma/autónomo...). Fruto de esta estrategia, pareciera que anteponiendo la palabra emprendimiento para hacer referencia a la gestación de un nuevo proyecto empresarial, éste tomara más fuerza, fuera más glamuroso, seguro y novedoso. Pero la realidad es otra: el emprendimiento individual convencional reproduce las lógicas capitalistas, no plantea ningún nuevo paradigma transformador, sino que genera mucha más precariedad, exclusión e individualismo.

En 2017 se batió el récord de cierre de sociedades, 28.754, según las cifras del Colegio de Registradores, y la tasa de supervivencia de las empresas españolas es de las más bajasde la OCDE. Estos datos no incluyen los emprendimientos informales o bajo la figura de autónomo. Si se tuvieran en cuenta, estas cifras aumentarían.

En este contexto la promoción de la ESS puede plantearse como alternativa para la generación de nuevas empresas colectivas (emprendimiento colectivo). Se presenta como una opción más realista y sólida que la opción del emprendimiento individual, al estar basada en el apoyo mutuo entre varias personas que comparten unos mismos principios.

Si tomamos el número de cooperativas constituidas en España hasta la actualidad, según CEPES la cifra asciende a un total de 20.958 organizaciones, cifra que se ha incrementado paulatinamente a lo largo del período de crisis económica. A su vez, en los últimos 8 años en estas empresas se ha destruido un 6,5% menos de empleo que en el resto de las empresas, también según CEPES, y se han generado 190.000 nuevos puestos de trabajo y 29.000 nuevas empresas.

Además, no olvidemos que desde la ESS no sólo estamos creando iniciativas que presentan elementos de sostenibilidad y democracia interna, sino que también estamos trabajando en la creación de un sistema complejo en el que se integran estas iniciativas, generando espacios alternativos al convencional de producción, distribución financiación y consumo. Así, por ejemplo, podemos encontrar los Mercados Sociales, como espacios virtuales comunes de confluencia y herramienta política que planta cara de forma colectiva a la economía convencional.

Además de a través de la creación de nuevos proyectos, la ESS puede crecer también por medio del acercamiento a proyectos que no se identifican con la ESS porque probablemente la desconozcan, pero cuya inquietud y responsabilidad social es patente.

La ESS quiere abrirse y acercarse a redes afines y seguir vinculada a los movimientos sociales, pero a la vez tiene miedo de que la intención transformadora de la ESS quede diluida por el sistema capitalista. Según afirma Ricardo Antón Troyas, socio de Colabora Bora S COOP y miembro de la Junta Directiva de Reas Euskadi, “nos preocupa que se apropie de nuestro relato, lo instrumentalice y vacíe de significado”.

Siendo una economía responsable, y pendiente de la realidad social en la que se desarrolla, debemos atender a las demandas sociales. Por ello, frente a un escenario de empresas en crisis, como sector, en lugar de crear nuevas empresas desde cero, el “crecimiento” se puede encontrar en constituir entidades de la ESS a través de la transformación de empresas que vayan a cerrar, debido a motivos como la jubilación del empresario, las pérdidas o la mala gestión, etc. En todo caso, habría que diagnosticar si es factible este acercamiento bien vía recuperación por los propios trabajadores, o bien adquisición de un traspaso o transformación por otro grupo promotor.

Otras de las realidades sociales a la que no podemos estar ajenas es la existencia de varios colectivos trabajando desde la precariedad (manteros, cuidadoras, limpiadoras, mensajeros ciclistas…), sectores que dada la gran informalidad que existe o las condiciones legales (o alegales, que no deslegítimas) obligan a las personas que trabajan en ellos a renunciar a prácticamente todos sus derechos como personas trabajadoras. En este contexto, ¿es la fórmula cooperativa adecuada para este tipo de proyectos? Aunque la propia filosofía cooperativa ya nos da elementos de por sí para afirmar que es un formato empoderador –permite la gestión colectiva y democrática del trabajo y trata a las personas que forman parte como protagonistas activas, poniéndolas en el centro–, ante el contexto de trabajos muy precarizados hace falta un análisis más profundo.

Los colectivos que trabajan desde la precariedad y que se acercan al formato cooperativo, se alejan del asistencialismo gracias a la naturaleza horizontal de esta fórmula. Por otra parte, el propio empoderamiento que proporciona esta fórmula consigue superar la invisibilidad y, por lo tanto, se logra el reconocimiento como persona trabajadora, permitiendo la regulación en el caso de personas migradas, el acceso al mercado de trabajo formal bajo, a priori, condiciones dignas y el consecuente acceso al Régimen General de la Seguridad Social, según afirma Patricia Polo en el último número de Dossieres EsF.

Por otro lado, algunas voces alertan de la necesaria sostenibilidad económica de los proyectos. La precariedad de las condiciones de trabajo y los bajos precios de algunos sectores complican la generación de proyectos sostenibles. La ESS no es la solución a todos los problemas de dichos colectivos, siendo simplemente una vía de mutualidad, apoyo mutuo entre personas. No obstante, se podrían combinar otras estrategias de mutualismo social que visibilicen el problema y lo convierta en un problema social compartido por la ciudadanía, además de otorgarle importancia en los espacios comunes de debate público. Muchas veces uno de los principales problemas es la invisibilidad de algunas situaciones.

Otra forma de crecer como sector pasaría por la consolidación de los proyectos ya insertos en la ESS. Para conseguir asentar y fortalecer los proyectos ya existentes, se están desarrollando programas formativos específicos en materias como la gestión económica, la financiación, el diseño estratégico y la facilitación de espacios de encuentro sectoriales de apoyo. Además, nacen las figuras de las personas dinamizadoras y de las asesoras técnicas de la ESS. El principal objetivo de las primeras es dar a conocer la ESS en sus diferentes ámbitos (consumo, producción, empleo, etc), para crear lazos y fortalecer agentes clave en la escalabilidad de la ESS, identificando iniciativas de ESS y creando sinergias entre éstas. Las segundas son las encargadas de acompañar a las iniciativas empresariales y asociativas incipientes en su creación, así como el fortalecimiento de las ya existentes.

Como se dijo anteriormente, uno de los retos para este fortalecimiento de proyectos es la financiación de los mismos. Para no caer en la lógica capitalista necesitamos, por un lado, acudir a las herramientas de financiación que ya están disponibles desde las propias entidades financieras de la ESS, y por otro, la creación de nuevos productos adecuados y flexibles para estos proyectos que formamos parte de la ESS. Proyectos, recordamos, que se basan en los principios de la ESS y que por tanto parten de una democracia interna entre las personas socias que puede romperse si se acude a la financiación a través de la entrada de socios puramente capitalistas. En este ámbito, la inteligencia colectiva del sector nos debería llevar a investigar, testar y lanzar nuevas fórmulas de financiación flexibles y que tengan en cuenta esta característica tan importante: la democracia interna de los proyectos.

En cuanto al marco institucional, la ESS ha existido y se ha desarrollado sin poseer uno favorecedor, por lo que la ESS demuestra su independencia y capacidad de autogestión con respecto a las Administraciones Públicas. Sin embargo, no podemos negar que unas políticas públicas favorables podrían otorgar el impulso necesario para una expansión más generalizada sin caer en la dependencia. Centrándonos en las políticas a nivel municipal, algunos gobiernos han incluido en sus programas acciones de incentivo y programas de apoyo: puntos de atención, asesoramiento para la puesta en marcha y consolidación empresarial, proyectos de desarrollo empresarial sectorial, laboratorios ciudadanos, además de la inclusión de elementos de contratación pública responsable en los pliegos administrativos. En este sentido, según afirma Guernica Facundo Vericat, socia de LabCoop, trabajar el desarrollo local desde la perspectiva de la ESS supone identificar y potenciar aquello que ya existe, hacer emerger nuevas realidades de ESS y ampliar sus lazos con las formas de economía hegemónica que se den en el territorio.

Para que todo lo anterior tenga éxito, es prioritario tener claro cuáles son nuestros objetivos compartidos como sector para saber hacia dónde vamos y, en consecuencia, orientar estos programas públicos en la dirección correcta. Además, debemos introducir elementos para poder medir los resultados reales de todo este esfuerzo y poder seguir trabajando en un sentido o en otro. Crear nuestros propios indicadores como sector nos va a permitir evitar duplicidades y sobreesfuerzos en el futuro, y que estén alineados con los objetivos de las diferentes estrategias de la Administración Pública. Para ello es necesario entablar un diálogo constante entre el sector y las Administraciones Públicas.

Todos estos debates e interrogantes formaron parte de los contenidos tratados en los últimos dos Congresos de Economía Solidaria, que sumados a los Encuentros C2C de intercambio entre profesionales, activistas y organizaciones que desarrollan actividades de promoción y acompañamiento de iniciativas de Economía Social y Solidaria, nos ha permitido ir asentando una reflexión necesaria sobre el impacto buscado y el alcance de los recursos que gestionamos. Parte de estos procesos, además, han sido sistematizados y recogidos con mayor profundidad en el número 31 de los Dossieres EsF, que lleva por título genérico “Prácticas y herramientas para impulsar la ESS. Una reflexión compartida”, editado por Economistas sin Fronteras, documento del que partiremos en futuros encuentros de la ESS para proseguir en nuestra puesta en común y co-creación colectiva.

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Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión de las autoras y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colaboran.

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Autora >

Elena Novillo y Romina Vinocur (Economistas sin Fronteras)

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