ANÁLISIS
Noticia electoral sobre Vox para la izquierda
Los datos revelan que el voto a la ultraderecha depende ante todo de la identidad nacional y, en menor medida, de la inmigración. La ideología explica más bien poco
Ignacio Sánchez-Cuenca 12/11/2019
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Tras las elecciones del 28 de abril de 2019, publiqué en CTXT un artículo en el que intentaba mostrar cómo la identidad nacional se había ido acoplando a las posiciones ideológicas. Los partidos de izquierda obtenían mejores resultados en aquellas comunidades autónomas en las que la identidad nacional española era más débil; cuanto más fuerte era la media españolista de la comunidad autónoma, menor era la ventaja que obtenía la izquierda sobre la derecha. Los resultados del 10 de noviembre confirman la hipótesis de que la identidad nacional es hoy uno de los principales determinantes del voto.
La gran novedad de estas elecciones ha sido el gran crecimiento de Vox. En su día defendí en estas páginas que el principal detonante del crecimiento de Vox era la sensación de ofensa de muchos españoles ante la crisis catalana. Dicha crisis contribuyó en buena medida a sacar a la superficie un nacionalismo español excluyente e intolerante que venía creciendo desde hace años. Con los resultados de las elecciones del domingo pasado es fácil mostrarlo.
He analizado los resultados provinciales de Vox el 10-N. Hay, por tanto, 50 observaciones, una por provincia. Para tener un indicador de la intensidad españolista he tomado los datos de la llamada “escala Linz-Moreno” en la que se pregunta al entrevistado si se siente sólo español, más español que de su región, tan de su región como español, más de su región que español o sólo de su región. En concreto, he calculado el porcentaje de personas que en cada provincia dicen sentirse sólo de su región o más de su región que español. La información procede de la encuesta 3253 del CIS (la postelectoral de las elecciones autonómicas, municipales y europeas de mayo de 2019). Lo lógico habría sido poder hacerlo con la encuesta pre-electoral de septiembre, realizada con una gran muestra, pero, en una de sus decisiones erráticas, el CIS optó por no incluir la pregunta. Asimismo, he calculado, en la misma encuesta, la media ideológica provincial, siendo 1 la extrema izquierda y 10 la extrema derecha en la misma encuesta.
En el siguiente gráfico se muestra la correlación por provincia entre la media ideológica y el voto a Vox:
Gráfico 1. Voto a Vox e ideología
Aunque puede apreciarse claramente que cuanto más derechista es la ciudadanía de la provincia, mayor es el porcentaje de voto a Vox, cabe constatar también que hay muchas provincias en la parte central del gráfico y que en valores moderados de la ideología, entre el 4,5 y el 5,5, se producen grandes variaciones en el voto a Vox, lo que nos indica que la ideología es un predictor modesto (por ejemplo, Lugo y Murcia tienen una media ideológica muy parecida, pero en Lugo Vox sólo obtiene el 8,1% y en Murcia el 28%).
Por lo demás, es fácil darse cuenta en el Gráfico 1 de que las provincias con una media ideológica más izquierdista son, principalmente, las pertenecientes a País Vasco y Cataluña, las dos regiones con mayor conciencia nacional. Parece lógico entonces intentar explicar la variación provincial en el voto con la variación en la conciencia nacional. Así se hace en el Gráfico 2.
Para mayor claridad, he calculado el porcentaje inverso al de la identidad española, es decir, el porcentaje de ciudadanos en cada provincia que declaran sentirse sólo de su región o más de su región que de España. La hipótesis es que cuanto más alto sea dicho porcentaje (cuanto menos españolismo), menor será el apoyo a Vox.
Gráfico 2. Voto a Vox e identidad nacional
Claramente, la capacidad explicativa de la identidad nacional es mayor que la de la identidad ideológica. Allí donde más débil es la identidad nacional española, menor es el voto a Vox. Las dos excepciones son Murcia y Almería, dos provincias costeras y limítrofes, con fuerte base agrícola, en las que el apoyo a Vox tiene que ver fundamentalmente con actitudes xenófobas.
¿Podría ser que la xenofobia explique mejor el voto a Vox que la identidad nacional? Según puede verse en el siguiente gráfico, la respuesta es negativa. He tomado los datos de población extranjera del INE en cada provincia y el resultado aparece en el siguiente gráfico:
Gráfico 3. Voto a Vox y porcentaje de población extranjera
El resultado indica que no hay una relación entre el voto a Vox y el porcentaje de población extranjera. Esto no significa que la inmigración sea del todo irrelevante, pero, probablemente, el efecto sólo se produzca si se combina una fuerte presencia de extranjeros con una identidad nacional española fuerte.
En el siguiente análisis de regresión se intenta explicar el voto a Vox en función de la ideología media de la provincia, la fuerza de la identidad no española y el porcentaje de inmigración.
Tabla 1. Voto a Vox en función de ideología, identidad nacional e inmigración
Así como la ideología no parece tener ningún efecto una vez que se controla por identidad nacional, la inmigración sí resulta significativa, aunque débilmente, cuando se combina con la identidad nacional (por sí misma, sin identidad nacional, no funciona).
En resumen, los datos revelan que el voto a Vox depende ante todo de la identidad nacional y, en menor medida, de la inmigración. La ideología explica más bien poco.
¿Qué consecuencias políticas se siguen de aquí? Si la identidad nacional se ha transformado en un factor fundamental de la competición política en España, la izquierda no puede quitarse de en medio diciendo que el debate territorial o identitario le perjudica. Cuanto menos habla la izquierda de la cuestión nacional, más espacio discursivo y electoral conquista la derecha, es decir, con mayor fuerza se impone la identidad española excluyente. Y, por supuesto, si la izquierda habla de la cuestión nacional en los términos en los que lo hace la derecha, pierde toda esperanza.
Tratar de hablar de los temas clásicos (redistribución, igualdad, derechos laborales, feminismo, ecología) no va a borrar de un plumazo el efecto del nacionalismo sobre la política española. Esos temas, sin duda, deben continuar siendo el cuerpo central de lo que parece será el nuevo gobierno de izquierdas. Pero si se quiere cortar el crecimiento de Vox, de tal manera que se frene la atracción que ejerce en estos momentos el nacionalismo conservador, la izquierda hará bien en perder su temor ante este asunto. Debe defender y ofrecer una forma de vivir la identidad nacional que sea coherente con su ideario. No puede escudarse en lugares comunes (“el nacionalismo es burgués”, “las fronteras son un anacronismo”, “el futuro pasa por Europa”, “las banderas son excluyentes”), sino que debe invitar a la ciudadanía a experimentar una identidad española alternativa a la del nacionalismo excluyente que está absorbiendo la política española como si fuera una bomba de succión.
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Ignacio Sánchez-Cuenca
Es profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros, La desfachatez intelectual (Catarata 2016), La impotencia democrática (Catarata, 2014) y La izquierda, fin de un ciclo (2019).
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