En el momento en el que más contestado se encuentra, en el que más opiniones críticas recibe, cuando hasta algunos seguidores del mismo equipo dudan de los beneficios de su continuidad, no hay nada mejor que recurrir al peso de los números como contrapunto. Porque, por encima de las sensaciones y de las opiniones de cada cual, está la realidad que reflejan las estadísticas de sus casi ocho años en el banquillo rojiblanco. Que desvelan, para sorpresa y hasta enfado de muchos, especialmente de aquellos que desprecian cualquier estilo de fútbol que no sea el que les gusta a ellos, que Diego Pablo Simeone, el amarrategui, el anti fútbol, el que aburre a las ovejas, tiene mejor balance de victorias en la Liga que el gran y admirado Johan Cruyff, adalid del juego ofensivo.

Resulta que haciendo la comparativa entre ambos técnicos después de 300 partidos de Liga, una cifra que no es ni mucho menos pequeña, se descubre que el Cholo ha ganado 185 de ellos mientras que el holandés se quedó en 179 durante su etapa en el FC Barcelona. Y que durante todos estos años, el Cholo sólo ha perdido 47 por los 53 de su colega. Unos datos que nos dejan dos conclusiones evidentes. La primera es que el argentino no es tan conservador en sus planteamientos como muchos quieren hacer ver. Si no es imposible ganar tantos partidos. Y la segunda es que para llegar a un objetivo hay más de un camino. Más o menos vistosos, pero tan válidos unos como otros. Habrá quien diga que esos números le sirvieron a Cruyff para ganar cuatro Ligas mientras que Simeone sólo se ha hecho con una. Cierto. Tanto como que varias de las puntuaciones que ha logrado en estos años con el Atleti, le habrían valido al argentino para poder levantar algún campeonato más de la regularidad en esa época de finales de los 80 y la década de los 90. El hecho de haber coincidido con el Barça de Messi y el Real Madrid de Cristiano, que han llegado a elevar la cifra para proclamarse campeones hasta los 100 puntos, ha hecho casi imposible para cualquier otro equipo aspirar al título. 

Si ganarle una comparativa a un referente en la historia del fútbol, como es Cruyff, debería ser mérito suficiente para poner en valor el trabajo del entrenador colchonero, hay otra estadística que, aprovechando ese número redondo de partidos ligueros, nos da más elementos de juicio. Simeone ha cosechado 186 triunfos en 301 encuentros (sumado el último que logró frente al Espanyol), es decir, un 61,8% de victorias. Si hacemos la comparación con los 301 jugados por el Atleti previos a su llegada, encontramos que sus antecesores sólo pudieron ganar 123, un 40,9%. Si antes hemos dicho que desde que dirige al equipo sólo perdió 47 partidos en Liga, en los 300 anteriores los rojiblancos cayeron en 103.

‘¿Y qué ha ganado?’, suelen preguntar con inquina sus censores más acérrimos. ‘¿Sólo una Liga?’ Bueno, una Liga y seis títulos más: una Copa del Rey, una Supercopa de España, dos Europas Leagues y dos Supercopas de Europa. ‘Pero eso no cuenta, son triunfos menores’, contestan con prepotencia los que solo dan valor a la Champions, en un nuevo intento por restar méritos a alguien que en menos de ocho años, se ha convertido en el técnico que más títulos ha aportado al palmarés atlético en su historia, en concreto el 23,3% de todos los que ostenta el club.

Que a los de fuera no les valga nada de eso, se puede llegar a entender, pero que haya seguidores colchoneros que estén por la labor de acabar con su etapa en el club resulta sorprendente. Ante opiniones como que “el salto de calidad que necesita el equipo es imposible con este entrenador” expresadas por los críticos a su labor, cabe contestar, ¿qué es dar un salto de calidad? ¿Tener un 10% más de posesión, dar cuatro pases más para llegar al área, hacer dos paredes? Salto de calidad es lo que ha hecho Simeone con el club entero desde que llegó. Es llevarlo del puesto 23 del ranking UEFA al segundo; es conseguir aumentar casi un 400% su presupuesto gracias a la trayectoria del equipo; es lograr que la masa social afiliada crezca como nunca antes…  ‘Es que no entretiene al espectador’ se le echa en cara como una enmienda a la totalidad de su trabajo, como si el envoltorio fuera más importante que todo lo que hay detrás. ‘Por los 24 millones que gana hay que exigirle más’, rebaten algunos. Sinceramente, después de haber elevado al club a estos niveles, ¿creen que es mucho que al club le cueste, impuestos incluidos, menos del 10% de su presupuesto (48 de 515 millones)?

Tener un buen año al frente de un equipo no es tan difícil. Lo complicado es mantenerlo a un nivel alto tanto tiempo. Un ejemplo es el entrenador argentino Mauricio Pochettino. Después de llevar hace tan sólo unos meses al Tottenham londinense a donde no había llegado nunca antes, la final de la Liga de Campeones, ha sido destituido al protagonizar un mal inicio de temporada. Simeone no ha tenido todavía un año que se pueda calificar como negro desde su llegada, no se le ha caído el equipo en ningún momento a pesar de todas las piezas que ha ido perdiendo en la plantilla. Habrá habido momentos más o menos brillantes, pero ha hecho de la regularidad positiva una costumbre que debería ser más apreciada. Sin embargo, parece que a algunos la estabilidad les aburre y que echan de menos el carrusel que vivía el banquillo rojiblanco en épocas pretéritas. Hasta nueve técnicos pasaron por él en los ocho años previos a la llegada del argentino.

No se trata de querer crear una imagen infalible de Simeone. Claro que se equivoca, como todo el mundo. Y es cierto que ha habido partidos donde se esperaba más del equipo. Pero eso no significa que su proyecto esté agotado y que un cambio en el banquillo vaya  a ser positivo. Cuesta pensar que cualquier sustituto vaya a ser más exigente y ambicioso que el Cholo, que desde el principio se propuso plantar cara a los mejores del mundo teniendo peores mimbres que ellos. A algunos se les olvida, por cierto, que la plantilla está en medio de un proceso de renovación, que en muy poco tiempo ha perdido a jugadores que eran santo y seña y que engrasar de nuevo la maquinaria lleva su tiempo. Además, en un plantel que ya inició el curso justo de efectivos por aquello de no sobrepasar el límite salarial, las lesiones han mermado su potencial.

El debate siempre enriquece y la crítica es necesaria. Para gustos están los colores. Pero hay algo por encima de opiniones y resultados puntuales. Y son los hechos, los números. Ningún sistema defensivo empleado por Simeone a lo largo de su carrera habrá hecho mejor su trabajo que ellos. Son su verdadero muro de contención.