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Diego Pablo Simeone está ante uno de los retos más complejos a los que se ha enfrentado desde que es el entrenador del Atlético de Madrid. Los tiempos convulsos en los que llegó al club se han superado y el argentino ha colocado una nave a la deriva entre los transatlánticos europeos, ha elevado el presupuesto anual a los cerca de 500 millones de euros, y ha expandido la imagen internacional de la entidad gracias a su buen hacer deportivo.

Todo ello aumenta la complejidad del nuevo reto al que se enfrenta cerca de ocho años después de su aterrizaje de emergencia en el Manzanares. La afición rojiblanca exige ganar, estar cerca de los grandes de Europa. Ha probado el sabor del caviar de beluga y no quiere menos. Sin embargo, la realidad es que el club perdió en los veranos de 2018 y 2019 a la columna vertebral sobre la que se suponía que iba a levantar su futuro. Gabi, Godín, Griezmann, Lucas, Juanfran, Filipe Luis y Fernando Torres ya no forman parte del núcleo duro del vestuario, y el cambio de rumbo ha afectado a los planes de Simeone.

Renovado en el mes de febrero, la dificultad nunca ha sido problema para el Cholo. Sin embargo, los escollos a superar son múltiples y no afectan únicamente al modelo de juego, a fortalecer el doble pivote, jugar con doble punta, buscar un extremo, variar la posición de los centros o colocar a Lemar por delante de Vitolo en el once o viceversa. El problema es renovar un mensaje netamente ganador en un ambiente extraño.

La gran virtud de Simeone cuando tomó posesión del cargo de entrenador fue instaurar una mentalidad con un mensaje claro. El Atlético de Madrid es un club molesto, que debe estar cerca de los dos grandes e insistir con esfuerzo y trabajo cada día para conseguir los éxitos que ha cosechado. Pero eso ya no basta a un sector de la afición, que le ha cuestionado en momentos puntuales, aunque sin llegar a tener demasiada fuerza dentro de la opinión pública colchonera.

Además de renovar la fuerza del mensaje para mantener la unión en la grada, y de paso mantener intactos los pilares del ‘cholismo’, Simeone tiene que construir un equipo convencido por su método. El nuevo núcleo duro parece definirse, con Koke, Saúl, Giménez, Diego Costa y Oblak como los pesos pesados del vestuario, por su hoja de servicios bajo el mando de Simeone y por su ascendencia sobre la grada del Metropolitano. 

Pero a este núcleo duro hay que unirle los que ya estaban, véanse Thomas, Savic, Arias, Vitolo, Lemar, Correa, Adán; y los que han ido llegando desde enero, caso de Morata, Felipe Monteiro, Héctor Herrera, Trippier, Renan Lodi, Mario Hermoso, Marcos Llorente, João Félix e Ivan Saponjic.

Los pasos para la “refundación” de la idea de Simeone parecen claros. El proyecto se cuece a fuego lento entre la exigencia a la que se enfrenta, algún resultado que ha dejado dudas, el no haber dado un paso adelante en el mercado de fichajes con la llegada de un futbolista de ataque consagrado, las ausencias por sanciones, los problemas físicos y la falta de profundidad de una plantilla que, si bien todos sus miembros han tenido minutos en la temporada menos Saponjic y el croata Vrsaljko por lesión, parece corta con tan sólo 20 efectivos útiles hasta la fecha para el técnico argentino.

En estos ocho partidos oficiales, el proceso de construcción del Atlético de Madrid está siendo más lento de lo que gustaría a Simeone por el juego, pero no por la competitividad del grupo, que se mantiene intacto de espíritu a pesar de los profundos cambios iniciados este verano. La apuesta por dos laterales que ganen mucha altura por sorpresa u ocupando el carril débil del rival para bombardear el área con centros, la acumulación de futbolistas por dentro para llegar al área y dominar la segunda jugada, y una doble punta poderosa físicamente con Morata y Diego Costa para terminar las jugadas en gol son los esbozos de lo que barrunta la mente del técnico rojiblanco.

Sin embargo, la evolución y construcción del equipo en un futuro a corto plazo dependerá de cómo considere el Cholo que debe resolver las incógnitas. Savic y Giménez parecen ganar la partida a Felipe Monteiro y Mario Hermoso como centrales, aunque no se muestran todo lo sólidos que pueden. La pareja de mediocentros del Atleti ha sufrido bastantes variaciones, según lo que requiriese el partido y ninguno de los cinco parece asentado aunque Thomas ha tomado la delantera tras su gran actuación en el derbi. Quién ocupe las bandas y cómo se relacionen la pareja de mediocentros con los teóricos interiores y los puntas determinará en mucho los minutos y el rendimiento de cada jugador colchonero.

El Atlético de Madrid ya ha afrontado dos tests serios contra la Juventus y el Real Madrid para medir su nivel en este inicio de campaña. Y si bien es cierto que el grupo ha mostrado un sentido innato de la competitividad, no se puede ocultar que este es un equipo en construcción que ha mostrado carencias tanto con balón como sin él. Hay mucho que ensamblar y mejorar para optimizar el rendimiento de la máquina, aún es pronto, pero el aficionado rojiblanco necesita ver que las ideas se van aclarando y el equipo sigue funcionando al nivel de campañas anteriores.