En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Aún queda por ahí suelto mucho espécimen del tipo No Soy Homófobo Pero. Los No Soy Homófobo Pero, ese eslabón dañado de la evolución humana, suele ser avistado por estas fechas en amplias y alocadas manadas. Cuando llega finales de junio y el Orgullo de no tener que pedir perdón se muestra abiertamente a los ojos del mundo, los NSHP salen de sus armarios atufando naftalina para recordarnos que la desviación sigue por ahí circulando. El movimiento NSHP, eso sí, no está en su mejor momento que digamos. En España, en estos últimos tiempos, los guardianes del Pero no han tenido más remedio que recular kilómetros y kilómetros, que reducir su parcela y aceptar a regañadientes unos Peros infinitamente menores que en otra época, pero igual de ridículos que siempre. Si hace 20 años uno no era homófobo, pero que disimulen por la calle; si hace diez uno no era homófobo, pero que no lo llamen matrimonio, a día de hoy a los pobres NSHP poco más les queda ya que quejarse por nimiedades. Nimiedades buenísimas para echarse unas risas, a propósito. No soy homófobo, pero ¿cuánto ha costado iluminar esa fuente con los colores gais? No ha costado nada, era darle a un botón y cambiar las luces, caballero. ¿Y no hubiera sido mejor darle al botón de las luces de España que nos representan a todos? ¡Y la de trabajo importante que tendrá ese funcionario obligado a ir a darle al botón, qué! La cabalgata de los desviados es una fiesta llena de fantasía.
En tiempos de pandemia, sin carrozas del Orgullo en las que desfilar en libertad por las grandes avenidas y sin los carrozas de siempre quejándose por los cortes del tráfico –si no es por la Semana Santa, el desfile militar o el fútbol, a esto no hay derecho–, un gesto en el mundo digital ha pasado a la historia este fin de semana. La cuenta oficial de la Guardia Civil en redes sociales se ha vestido de color arcoíris para visibilizar el derecho de la ciudadanía LGTBI a ser libre sin miedo. Por la escuadra y de tacón. Tacón de aguja a ser posible, que es fecha de excesos. El gesto tiene el valor que la historia le otorga. Sólo hay que pensar que hace no demasiado tiempo, esa misma Guardia Civil que hoy se une a la celebración del Orgullo LGTBI se dedicaba a perseguirlos y encarcelarlos. Quienes asumen con naturalidad aquella persecución, hoy se llevan las manos a la cabeza tras el duro golpe que supone esa foto de perfil llena de colores. A falta de cabalgata del Orgullo que este año nos llene los ojos de fiesta y color, qué mejor remedio y mapa de situación que dar un paseo digital por la cabalgata de los desviados que llenó de fantasía las redes de la Guardia Civil.
“Ayer era el día de las víctimas del terrorismo, podían haber esperado para poner la bandera LGTB un día más digo yo”, declaró José Antonio –buen naming–. José Antonio, doctorado en gestión de homenajes por la Universidad de la Vida, no es homófobo, pero no considera como dato reseñable que la violencia contra los homosexuales haya dejado, sólo en Latinoamérica y sólo en los últimos 5 años, más víctimas mortales de las que dejó ETA en toda su historia. Leticia tampoco es homófoba, pero tras descubrir el logo de la benemérita pintado color arcoíris, le pedía a la Guardia Civil “que fuese neutral”. Es decir, exigía Leticia que quienes llevan las armas en nombre del Estado, no se posicionen ni a favor ni en contra del derecho a vivir sin miedo de una parte de la sociedad. Ni homófoba ni no homófoba: simplemente Leticia. Por su parte, un tal Mago –quién sabe si es su nombre real en medio de tal derroche de fantasía– era más directo y enérgico en su pero: “¿Pero qué coño hacéis? El prestigio se tarda mucho en ganarse (sic) y muy poco en perderlo (sic)”. Relacionaba así Mago los colores LGTBI con cierto desprestigio, quién sabe si con un mechero en la mano, una camiseta con el logo de la benemérita en la otra, y sentidas lágrimas de decepción recorriendo su rostro lleno de prestigio. Nacho Hernández, que tampoco es homófobo, pero está preocupado por la democracia, también se unió a la cabalgata de los desviados con esta impagable afirmación en respuesta al tuit de la Guardia Civil: “Suena a dictadura. Si la Guardia Civil se presta a esto, estamos asistiendo al principio del fin de este cuerpo”. Ovación cerrada, Nacho, impecable. Y para acabar, mi carroza preferida, una de las que cerró esta cabalgata: “Soy hija de guardia civil, me crié en un cuartel y me parece una vergüenza”, declaró una tal Mar, a lo que alguien que pasaba por allí respondió: “No es una vergüenza criarse en un cuartel de la Guardia Civil, sencillamente es algo que pasó”. Feliz cabalgata de los desviados y, sobre todo, feliz orgullo LGTBI.
Aún queda por ahí suelto mucho espécimen del tipo No Soy Homófobo Pero. Los No Soy Homófobo Pero, ese eslabón dañado de la evolución humana, suele ser avistado por estas fechas en amplias y alocadas manadas. Cuando llega finales de junio y el Orgullo de no tener que pedir perdón se muestra abiertamente...
Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí