¡SEÑORÍAS, PAR FAVAR!
España sigue sin romperse
Tras los indultos, el Gobierno de Sánchez espera que Gabriel Rufián sea “un puente” y que “calme a Junts”. Mientras, las derechas miran noqueadas cómo, finalmente, el país no se ha desmembrado
Marina Lobo Madrid , 23/06/2021
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Me he pasado todo el camino hacia el Congreso mirando al suelo mientras pasaba de baldosa en baldosa, pero no he hallado ninguna pista. Ni una grieta gigante, ni un derrumbamiento atroz, ni un puente colgante encima de un acantilado infinito. Alguna baldosa rota había, de esas que te juegan malos tropezones y que te salpican de agua hasta el cuello cuando llueve, pero nada más. Nada que parezca indicar que se haya roto España. Para ser sincera, estaba convencida de que el tsunami de los indultos me iba a pillar ya de vacaciones, y he de confesar que me atraía la idea de que el juicio final de nuestro país me sorprendiera en la playa bebiéndome un mojito, pero es lo que hay.
Los miembros del PSOE han recibido a Pedro Sánchez con aplausos y ovaciones por sacar de la cárcel a los políticos independentistas. Hace cuatro años esta imagen habría sido impensable, todos los tertulianos y tertulianas cercanos a los postulados socialistas se habrían rasgado las vestiduras. Y, sin embargo, aquí estamos, escuchando cómo hasta a José Bono le parece bien, como si no tuviéramos memoria. “Aplauden ustedes un día aciago para la historia democrática de España. Ayer cruzó el Rubicón, señor Sánchez”. A veces hace eso Pablo Casado. De repente le da por utilizar palabras y expresiones inesperadas para una persona que se supone vino a rejuvenecer la derecha. Cuando le nombraron sucesor de Mariano Rajoy ni siquiera tenía 40 años. Por su forma de hablar ya debe de tener 180.
Sánchez, ante una derecha que se enfada y pide su dimisión, se ríe. El presidente se crece en situaciones en las que se sabe ganador. Y frente a un Casado que se remonta a la terminología de la Antigua Roma, Sánchez se ha dado su desfile de la victoria. El líder de los populares se ha quedado mirando como si fuera un mero espectador.
El PSOE sabe lo que viene ahora y le ha lanzado la pelota a ERC. Gabriel Rufián le ha preguntado al presidente qué planes tiene el Gobierno tras los indultos y Sánchez le ha contestado, repreguntando, qué planes tiene ERC. Los socialistas saben que Esquerra juega un papel complicado, moviéndose entre un Junts hiperventilado y un PSOE que rechaza la amnistía. Fuentes consultadas del Ejecutivo lo dejan claro: “ERC siempre ha dicho que lo de los presos en la cárcel era un obstáculo, pues ya lo tienen quitado, ahora lo que tienen que hacer es contener a Junts”. Ese es exactamente el rol que esperan del partido independentista. Incluso piensan que ERC podría llegar a prescindir de la presencia de Junqueras en la mesa de diálogo: “Yo si fuera ERC mediría para que no me quiten protagonismo”, afirma un miembro cercano al Ejecutivo.
En medio de esta especie de calma tensa, con unos indultos que ya se han llevado a cabo y unos políticos que ya están en la calle pero cuyas proclamas políticas siguen vibrando con fuerza, desde el gobierno de Sánchez sostienen que Gabriel Rufián “tiene que ser un puente” y pronostican que, aunque se sienten a la mesa de diálogo, seguramente habrá problemas muy serios. “El independentismo está madurando una nueva realidad y no siempre es fácil”, señala un alto cargo del Gobierno.
El Gobierno lo ha atado bien. Ha aprobado los indultos –las medidas de gracia estarán condicionadas a que los absueltos no vuelvan a cometer delitos dolosos en un periodo de tiempo determinado– y lo ha hecho año y medio después del estallido de la pandemia, cuando el soufflé del independentismo ha bajado y asuntos como la salud o las ayudas sociales han cobrado más importancia. Preguntados por si creían posible que el independentismo volviera a optar por la vía unilateral en un futuro próximo, desde el Ejecutivo responden tajantes: “Ya te digo yo que no”. Mientras tanto, ERC sigue manteniendo su posición y Rufián ha dedicado buenas palabras a Sánchez, aunque también ha puesto en duda si el acto de indultar a los presos ha sido valentía o necesidad.
Por el momento, esta batalla la ha ganado la izquierda, aunque en las próximas semanas asistiremos a un tira y afloja entre distintas facciones e intereses. Las derechas, por su parte, están completamente noqueadas. Pablo Casado ni siquiera ha respondido cuando Rufián le ha dicho “esto es lo que pasa cuando a uno le regalan el máster”. Ciudadanos directamente ha desaparecido del tablero político por su posicionamiento respecto a Cataluña y con Vox da la sensación de que su momento ya ha pasado. Su argumento de proteger el país para que no se rompa en mil pedazos se ha empezado a desvanecer. A estas alturas la mayoría de ciudadanos y ciudadanas han visto cómo los indultos no han alterado sus vidas y han mirado hacia sus pies suspirando aliviados porque España no se ha roto. Pero no se preocupen, la ultraderecha seguirá dando la matraca con eso, encerrada como está en su propio argumentario, mientras el resto de la población observa a la extrema derecha gritar y repite para sí esas palabras que decía la gran y recientemente fallecida Mila Ximénez: “No para, no para, no para”.
Me he pasado todo el camino hacia el Congreso mirando al suelo mientras pasaba de baldosa en baldosa, pero no he hallado ninguna pista. Ni una grieta gigante, ni un derrumbamiento atroz, ni un puente colgante encima de un acantilado infinito. Alguna baldosa rota había, de esas que te juegan malos tropezones y que...
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Marina Lobo
Periodista, aunque en mi casa siempre me han dicho que soy un poco payasina. Soy de León, escucho trap y dicen que soy guapa para no ser votante de Ciudadanos.
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